Espero que hayan disfrutado de los 3 capítulos porque eso estuvo tenso para estos dos. Leo sus comentarios. ♡♡♡
Risas, conversaciones de todos los estilos y encuentros con diferentes temas se daban en las citas preparadas para esa ocasión. El sitio, además de las paredes insonoras, estaba dividido por enormes telones que se desplegaban delicadamente para formar lugares íntimos, en los que inevitablemente el silencio era una oportunidad o una incomodidad. Algunos reían al conocer a las chicas que habían adquirido, otros compartían sus gustos y unos cuántos disfrutaban de sus esposas, complacidos con saber que nadie más que ellos podrían tenerlas. En algunos el desagrado por haber sido “comprada” se le notaba, aún cuándo quisiera mostrar sus modales. Pero, para su compañía, lidiar con ese tipo de comportamientos tenía un sólo fin. Aprender y enseñar. Y esa era la especialidad que con una mirada bastaba mostrar. En casos distintos, la comida no era un incentivo real, pero sí una excusa aceptable. Harper veía el plato ante ella, mientras Mateo comía tan campante, como si esa fuera una más de
La lengua del mafioso envolvió sus senos y ella suspiró, dejando de temblar al sentir como este comenzó a mordisquear la piel alrededor. Su mente sucumbió y su cuerpo se estremeció al tener las manos deslizándose por sus piernas. Su centro pulsó. Sus manos se sostuvieron y sus ojos lagrimearon en el momento que su humedad se desbordaba gota a gota. Mateo apenas estaba haciendo lo mínimo, y ella estaba totalmente preparada para aceptar todo. Estuvo tentada a detener la mano que ingresaba entre sus piernas, pero en cuánto las yemas de los dedos del mafioso tocaron la tela de sus bragas, todo se nubló. Su respiración tambaleó. Sus párpados temblaron y sus propias uñas rompieron sus guantes al dejarlas clavadas en la mesa. —Estás chorreando, —su corazón se detuvo cuándo Mateo se alejó para ver por sí mismo lo que estaba palpando. Harper jamás creyó que ver algo así sería tan gratificante, y aunque no entendía el motivo de que le gustara tanto, lo disfrutaba. Separó las piernas aún
El desayuno ante las hermanas Visconde estaba a punto de esfumarse del plato y ninguna había mencionado una sola palabra. Winifred las veía a cada nada al darse cuenta que ni siquiera para verse lo hicieron. Aunque parecía totalmente tranquilas y sus rostros permanecían controlados cómo siempre, ninguna de las dos quería siquiera verse. —¿Y cómo estuvo la fiesta? —preguntó, en su intento por escucharlas. —Normal. —Abundante de ordinariez y sueños insultantes —Delphine limpió sus comisuras. —Con permiso. Debo presentarme en el aeropuerto en cuarenta minutos. Harper llevó la taza de café a sus labios y sonrió hacia su nana. —¿Qué tal tu bingo?— su deseo por escucharla fue más grande que discutir sobre la pérdida de modales de su hermana. No le importaba en realidad. Su mundo incluía solamente a su nana y a ella, por ello la escuchó durante cuarenta minutos relatar el grupo de señoras y señores que resultaron más intranquilos de lo que pensó. Para Harper verla acoplarse tan r
Muy temprano por la mañana, Harper pidió una cita con el especialista con quién pasó un par de horas antes de tomar un tiempo que usó para ponerse de acuerdo con el próximo comprador. Ken, ya había regresado a la ciudad, por lo que podía continuar con las negociaciones de lo que faltaba. Al llegar la hora indicada se abocó a la casa del tipo que envió un vehículo para recogerla. Aunque su pensamiento se fue inmediatamente a que tendría que ver al tigre o al rottweiler, de nuevo. Caminó con cautela, hasta cruzar la sala, encontrándose sola en un sitio, que a su parecer, era demasiado inseguro. Pasó las manos por sus rodillas, intentando no dejar al descubierto que imaginaba los colmillos de alguno de esos animales contra ella. Sabía cómo dolían. Podía escuchar los ladridos en sus orejas, su cuello se sintió presionado. Las pisadas ligeras la hicieron ver hacia el animal que corría, haciendo que se incorporara de golpe al verlo aproximándose. Las pisadas en el fondo no le fueron de
Le dio la orden a Hermes de llevar la información a ella, mientras sacaba a su tigre, dándole auténtica libertad, aún sabiendo lo peligroso que era. Lo dejó moverse por toda la casa junto, saliendo esa tarde hacia la mansión Crown con ambos animales, en donde Anthony ya esperaba por él. El tigre alertó a los perros que estaban en el lugar, pero este con un rugido saltó del vehículo, alzando la ceja del Ángel de la muerte en el proceso. —¿Andamos buscando riesgos? —avanzaron hacia el sitio de partida. Sabían que Lina no estaba disponible para correr, por lo que serían sólo los dos en esa ocasión. —La candidata está lista, —abrió el collar de Horus, manteniendo la mano en la cabeza de Scar para indicar que no se moviera. —Se adaptará. —Cuánta confianza en ella, ¿segura que podrá hacerlo? —No lo confirmé hasta esta tarde —soltó a Scar y éste avanzó. —Llamemos a los inversores, Anthony movió la cabeza saliendo al mismo paso detrás de los animales que ya sabían la ruta que debía
—Un elogio es lo que podría darle realismo a esto —le limpió la boca con una de las yemas de su dedo— o alguien más lo hará. —Que esposa tan hermosa la que tienes, sin intención de faltar el respeto, Crown —dijo el sujeto de camisa azul con una copa de brandy en sus manos. —Gracias por el cumplido, Zabeth —respondió Mateo tomándola de la cintura, con una sonrisa fría—. Pero te aconsejo que mantengas tus ojos y tus comentarios lejos de lo que me pertenece. No suelo compartir mis tesoros, menos cuando es el más valioso. Sus ojos se dispararon hacia la boca de su esposa. —Quién sabe lo majestuoso que es, no necesita elogios— la pegó más a su cuerpo. Ella ocultó exitosamente que no quería alejarlo. —Lo lamento, no quise que se malinterpretara —añadió el dueño de la franquicia más importante en la ciudad. —Mil disculpas. —No hay problema. Mi esposo es un poquito posesivo, entenderá que sea un poco tosco con sus respuestas —añadió Harper intentando con disimulo quitar la man
Cómo dos cuerpos creados para encajar a la perfección, Mateo y Harper se movían a un ritmo casi asesino, en el cuál, el objetivo era destruir las ansias por el otro que tenían. Un beso virulento, cargado de agresividad, arrebatado y con saña, casi cómo un castigo que no deseaban detener. Avivando mucho más la fiereza al tomar el otro para compenetrarse, tal cuál, piezas que quisieran desgastarse mutuamente. La humedad destilaba de la hendidura de la pelirroja, provocando que los dedos de Mateo la presionaran, logrando que ella le diera más acceso a ese lugar. Su polla presionó, necesitada, ansiosa por obtener la liberación, esta vez sobre la culpable de que todas las noches tuviera ese dolor tan exquisito. Mateo se deshizo de la camisa, dejando a la vista el torso trabajado y las incalculables cicatrices, lo cuál a Harper la hicieron perder más la cordura. Eso no debería ser atractivo para ella, pero le encendía las ganas de pasar su lengua por esa piel marcada por figuras irregular
El dolor aún estaba reflejado en esos ojos violeta que solo cobraban más intensidad con cada estocada. Harper podía notar cuánto se contenía el mafioso, pero también lo incitaba a seguir, ya que la carencia de dolor sólo creaba ese punto exacto de dolor que quería y le dejaba ver a través de sus ojos. Las muecas lo ponían peor. El dolor nunca antes supo tan bien cómo verlo reflejado en la pelirroja que jadeaba, presa entre la satisfacción y su brutalidad. Su furor no desaparecía, aumentaba al embestir a la inglesa que lo besaba, dándole su quejidos de esa forma. Sus piernas temblaban porque el tamaño la estaba torturando de distintas formas, ya que no era fácil que su entrepierna lo resistiera tanto tiempo, pero se las arreglaba para que la fricción desapareciera la molestia. Su labio fue mordido, en tanto Mateo se clavó más profundo, obligándola a verlo esta vez, sin contener la siguiente estocada cruel que la tensó por completo. Los ojos de la pelirroja se torcieron con la fuer