Capítulo2
Elowen dejó los cubiertos sobre la mesa y se levantó; ya no quería seguir escuchando ese manojo de patrañas.

Al verla levantarse, Joseph también se apuró a ponerse de pie y, con señas, le preguntó qué era lo que pasaba.

Elowen dijo en voz baja:

—Solo es que estoy cansada, quiero ir a descansar a casa.

Sin esperar una respuesta, salió del salón privado.

Al llegar a la acera, Elowen miró hacia arriba y vio en la pantalla del edificio de oficinas frente a ella el video de la propuesta de matrimonio, que se repetía una y otra vez.

—¡Elowen, cásate conmigo! —decían en letras grandes en el centro de la pantalla.

Algunos que iban pasando, al ver el mensaje, suspiraron con envidia.

—¡Dios mío! Dicen que la novia del señor Viveiros no puede oír, por eso él alquiló toda la pantalla del edificio más alto de la ciudad para que ella pudiera ver claramente el "cásate conmigo". Después de que ella aceptara, incluso dejó que el video de la propuesta se repitiera todo un mes para que todos los felicitaran.

—El Sr. Viveiros debe amar mucho a su novia, seguro que será un buen esposo.

Pero Elowen, la protagonista de la historia, solo pudo sonreír con sarcasmo.

Una semana atrás, habría reaccionado igual que aquellos que vieron el mensaje. Creía ciegamente en el amor de Joseph, pensaba que sería un buen esposo.

Ella creció en un orfanato y, a los nueve años, perdió la capacidad de escucha por una fiebre alta que no le trataron a tiempo.

Desde entonces, fue objeto de burlas y abusos en el orfanato y en la escuela.

Ante tanta maldad, levantó una muralla invisible para proteger su corazón, cerrándose completamente al mundo exterior.

Fue entonces cuando apareció Joseph. Se enamoró de ella a primera vista y empezó a ligar con ella, insistiendo sin rendirse.

Pero ella ya había sido víctima de ese tipo de bromas antes, así que siempre lo evitaba.

Él le confesó su amor noventa y nueve veces, y ella lo rechazó todas esas veces.

Hasta que un día hubo un terremoto. Joseph, sin pensarlo, la cubrió con su cuerpo. Incluso con una varilla de acero atravesando su omoplato, se quedó protegiéndola todo el tiempo.

Cuando despertó en el hospital, aún débil, lo primero que hizo al verla fue hablarle con señas: "Mientras tú estés bien, todo lo demás está bien."

Fue en ese momento cuando ella supo que él había estado aprendiendo lenguaje de señas por tres meses solo para poder comunicarse mejor con ella.

En ese instante, la muralla de su corazón colapsó.

La cicatriz que dejó la varilla de acero nunca sanó por completo, quedó como una marca redonda y marrón para siempre.

Cada vez que veía esa cicatriz, su corazón latía con fuerza.

Durante los cinco años que estuvieron juntos, él siempre fue bueno con ella, demostrando su sinceridad todo el tiempo.

Aunque la familia Viveiros se oponía mucho a su relación, él resistió la presión y le pidió matrimonio.

Para poder escuchar de sus propios oídos el "sí, quiero" de Joseph en la boda, y no separarlo de ella ni de su familia, Elowen se arriesgó a morir en la mesa de operaciones y voló al extranjero para someterse a una cirugía que le permitiese recuperar la capacidad de escucha.

Quizá el destino estaba de su lado, porque la operación fue un éxito.

Ella quería sorprender a Joseph el día de la boda, así que decidió mantener en secreto su recuperación auditiva.

Se imaginó muchas veces la cara de sorpresa y alegría de Joseph al descubrir que podía oír de nuevo.

Pero no esperaba que, justo el día que regresó del extranjero, escuchara a Joseph hablar por celular con su asistenta personal, coqueteando descaradamente con ella.

Ahí fue cuando se dio cuenta de que él ya llevaba más de un año con su asistenta... ¡y ella no sabía nada!

Un dolor punzante atravesó el pecho, haciéndola agacharse y abrazarse fuerte.

Las palabras que Joseph había dicho en el salón a sus amigos seguían repitiéndose en su mente.

Aunque estaba a punto de casarse con ella, no tenía la mínima intención de terminar esa relación.

¿Era porque pensaba que ella nunca lo oiría, que estaba seguro de poder ocultárselo para siempre?

El sereno de la noche le helaba los huesos. Pero en su mente, todo ya estaba claro.

Le demostraría a Joseph con hechos que las mentiras, tarde o temprano, salen a la luz.

Y ella... nunca más toleraría una traición.
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