Capítulo4
Al llegar a casa, el sonido de una notificación en el celular rompió el silencio.

Elowen lo prendió y vio una foto.

En la imagen, Joseph estaba de espaldas, sin camiseta, mientras Galilea llevaba un vestido de novia sin tirantes y con cola de sirena. La falda, que llegaba hasta el suelo, estaba levantada hasta la cintura, y sus piernas blancas rodeaban la cintura de Joseph, en una postura bastante sugestiva.

Luego, llegó un video.

Galilea estaba sonrojada. Abrazando a Joseph por el cuello, habló con la voz entrecortada.

—Señor Viveiros... el vestido de novia que llegó hoy lo has destrozado —dijo ella.

Joseph se rio un poco y se acercó a Galilea, susurrando con voz ronca.

—¿No te quieres poner un vestido de novia para mí?

—Me aseguré de que el diseñador del vestido de novia de Elowen también te hiciera uno. ¿No es hora de que tú también me complazcas?

Galilea suspiró suavemente, y el video se cortó de golpe.

Como si eso no fuera suficiente, enviaron otro mensaje.

—Vaya, olvidé que Elowen no puede oír, qué lástima. La próxima vez pondré subtítulos en el video, ¡jajaja!

Elowen apretó el celular con mucha fuerza hasta que sus dedos dolieron, y las lágrimas comenzaron a caer sin control sobre el suelo.

Nunca imaginó que el corazón de una persona pudiera romperse de esa manera.

¿Hacer que el diseñador hiciera dos vestidos de novia para dos mujeres distintas? Joseph, ¿es eso lo que tú llamas amor?

Un amor así no se puede soportar, y ella no lo quería.

Luchó por controlar el dolor en su pecho, levantó la mano para secarse las lágrimas.

El anillo de compromiso en su dedo anular apareció en su vista.

Elowen miró el anillo y luego se lo quitó, tirándolo al cubo de la basura.

Este anillo lo diseñó Joseph después de aprender con un joyero, y cuando tuvo el diseño, él mismo supervisó su fabricación, martillando cada parte a mano. Todo el proceso lo hizo él.

Durante la propuesta, él le había dicho que solo un anillo diseñado y hecho por él tendría valor, para que siempre que lo tocara, sintiera su amor.

Pero ahora, su amor ya se había corrompido.

Y aquel anillo había ya perdido su significado original.

Hasta bien entrada la noche, Joseph por fin volvió.

Elowen sintió cómo la cama a su lado se hundía y un perfume, mezclado con un aroma a brezo, llegó a su nariz. La imagen de los dos tan pegados en el video apareció de inmediato en su mente, y tuvo que levantarse rápidamente para correr al baño y empezar a vomitar.

Al ver lo mal que se sentía, Joseph se alarmó y trató de llamar al médico de la familia.

—Elo, ¿te sientes mal por algo que comiste hoy? ¡Voy a llamar al médico ahora!

Elowen, con los ojos rojos, le sostuvo la mano para evitar eso.

—No estoy mal, solo... pensé en unas fotos que vi.

Joseph se agachó, acariciándole la espalda con cariño, lleno de preocupación.

—No mires esas cosas otra vez, ver cómo sufres me hace sufrir a mí también.

Joseph, con miedo de que el lenguaje de señas no pudiera expresar lo que sentía, tomó su mano y la puso sobre su pecho, para que pudiera sentir su corazón latiendo con fuerza.

Elowen miró hacia abajo por instinto y vio, bajo su camisa abierta, había varias marcas rojas evidentes.

No pudo evitar comenzar a vomitar de nuevo.

¿Qué tan fuerte tendría que ser el corazón de Joseph para presentarse frente a ella con marcas de otra mujer y aún tratar de mostrarle un supuesto amor profundo?

Joseph se puso más nervioso al ver esto.

—¿Necesito saber quién coño fue el que envió esas fotos y videos que hicieron que Elowen se sintiera así? ¡Cuando lo descubra, juro que le voy a hacer pagar!

Elowen sonrió con amargura.

Joseph, el que me hizo sentir así fuiste tú.

No quería seguir mirando esa cara falsa, así que lo empujó fuera de la habitación y cerró la puerta con llave.

—Esta noche quiero dormir sola.

Afuera, Joseph seguía llamándola preocupado, pero ella lo ignoró como si no lo hubiera escuchado, y se metió en la cama.

Las palabras burlonas de Joseph en el video seguían resonando en su mente.

Cuando estaba con Joseph, él decía que le daría un amor único en el mundo.

En ese momento, ella pensaba que él era su salvación.

Pero ahora veía claramente que era un demonio que la arrastraba más profundo al infierno.

Después de un amor desgarrador, le dio el golpe mortal.

Elowen cerró los ojos, y una lágrima resbaló por su mejilla.

Si pudiera retroceder en el tiempo, preferiría no haber conocido a Joseph.

A la mañana siguiente, cuando Elowen abrió la puerta, vio a Joseph, con una expresión algo culpable.

—Elo, ¿por qué me echaste a dormir afuera? ¿Te molestó que ayer te dejara en la tienda de vestidos de novia? Fue algo urgente, ¿me perdonas?

¿Urgente?

Si para él, "urgente" significaba ir a revolcarse con Galilea, entonces sí, era urgente.

Elowen no le desenmascaró la mentira. Quedaban solo ocho días para irse, y entonces él sabría que ella ya lo sabía todo.

—No estoy molesta, el trabajo es importante, lo entiendo.

El tono tan tranquilo de Elowen hizo que el corazón de Joseph se acelerara, y se apresuró a refutar.

—¡No! ¡Por supuesto que Elowen es lo más importante! ¡Nunca más te dejaré sola!

Después de hacer el gesto, la abrazó con fuerza, como si quisiera ser uno con ella y nunca separarse.

Elowen no respondió.

¿El futuro?

Ellos ya no tenían un futuro.
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