Galilea estaba pálida. No pensó que Joseph descubriría todo esto, pero aún así, por instinto, lo negó todo.—Joseph, ¿qué estás diciendo? Yo no le he dicho nada a Elowen.Joseph se rio, apretando su menton con una mano.—¿Y sigues pues negándolo? Si no hubiera visto esos mensajes, ni siquiera habría imaginado que eres una doble cara. Te haces pasar por una mosquita muerta conmigo, pero con Elo eres una hiena carnicera.—Te he advertido mil veces que Elo es la única mujer que he amado en esta vida, ¡tú solo eres un juguete en mi vida carajos!—La muerte de Elo también es tu culpa, ¡te la voy a cobrar!Con esas palabras, su mano fue directo a su cuello, apretando cada vez más fuerte. Las venas de su brazo se marcaron. Parecía una escena de una película de terror.La desesperación de casi morir hizo que Galilea golpeara con ambas manos la mano de Joseph, pero él no mostró ninguna intención de soltarla.Galilea miraba esa cara que alguna vez había amado tanto, pero ahora no sentía más que
Los guardaespaldas llegaron rápido, empujaron la puerta y agarraron a Galilea temblando para llevarla al hospital, como les indicaron. Ella pataleaba con todas sus fuerzas, pero los guardaespaldas estaban bien entrenados, así que no le fue posible escapar.Mientras la arrastraban fuera de la habitación, Galilea gritó a viva voz: —Joseph, tú dices que solo amas a Elowen, pero hemos pasado tantas noches juntos, ¿en verdad no sientes nada por mí? ¡Tú también dijiste que me amabas!Joseph no mostró ninguna emoción y siguió dando órdenes a los guardaespaldas para que la llevaran a la clínica. Galilea continuó luchando durante todo el trayecto, tratando de pedir ayuda a los médicos y enfermeras. Pero aquella clínica pertenecía a Viveiros Capital, y todos los empleados conocían a Joseph. Por supuesto, solo hacían lo que él les decía.Galilea fue atada a la mesa de operaciones, y cuando le dieron la anestesia, comenzó a perder el conocimiento. Cuando despertó, sintió un dolor punzante en el
En las calles del Reino Unido.Natalia Bellini, ni mucho menos, ahora debería llamarse Natalia Ross, miraba con asombro una tremenda casona frente a sí misma, todavía algo confundida.Jamás imaginó que un simple viaje al extranjero terminaría llevándola a encontrar a quienes eran sus verdaderos padres. En el avión, una dama elegantemente ataviada que iba sentada a su lado la miró varias veces con curiosidad.Por cortesía, Natalia le dirigió la palabra.A partir de ahí comenzaron a charlar.La dama le contó que ella vivía en el Reino Unido hace mucho tiempo y que había vuelto a su país natal para seguir buscando a su hija perdida.Ella y su esposo habían vivido fuera muchos años, haciendo negocios fuera del país. Su hija menor nació durante una visita de Año Nuevo a su país, así que decidieron quedarse un mes más, hasta después del primer mes de vida de la niña. Pero justo el día antes de regresar, la pequeña desapareció.Reportaron el caso a la policía, pidieron ayuda a sus amigos, r
Paloma, la mamá de Joseph, miraba con el corazón apretado el semblante demacrado de su hijo.—Joseph, ¿puedes por favor tan siquiera levantarte y comer un poco?Pero Joseph parecía no escuchar nada, estaba completamente ensimismado.Desde el principio, Paloma nunca estuvo conforme con que su nuera fuera Elowen, una muchacha sorda.Sin embargo, ante el cariño incondicional que su hijo mostraba por ella, no tuvo más remedio que aceptar a regañadientes el deseo de su hijo.Ella por supuesto que no deseaba convertirse en la burla de sus amigas por tener una nuera sorda. Por eso fue que ella y el padre de Joseph, Dylan Viveiros, pusieron como excusa un viaje de negocios y ni siquiera asistieron a la boda.Pero jamás imaginaron que, tan solo dos días después de irse, todo en la familia se desmoronaría.El supuesto suicidio de Elowen, el macabro ataúd que apareció en plena ceremonia de boda, la noticia del engaño de su hijo que se volvió pública, la caída en la bolsa de la empresa, y ahora su
Natalia mantenía una expresión de completa resignación.Chiara aún le sostenía la mano con insistencia mientras seguía tratando de convencerla.—Natalia, mami te promete que en serio es una buena persona. Solo ve a conocerlo. Si no te gusta, buscaré una forma de cancelarlo, ¿sí?Natalia no se imaginaba que el primer problema al volver a casa sería... ¡Lidiar con un compromiso que se había sellado en su infancia!La cosa sucedió así: cuando Chiara y su mejor amiga quedaron al mismo tiempo embarazadas, ambas bromearon diciendo que, si una tenía un niño y la otra una niña, los comprometerían desde pequeños. Y si eran del mismo sexo, los criarían entonces como hermanos.Cuando se enteraron de que una había tenido un niño y la otra una niña, estuvieron tan contentas que no se cambiaban de la dicha, creyendo que pasarían de ser amigas a convertirse en consuegras.Pero poco tiempo después, Natalia fue raptada, y el compromiso quedó en veremos. Pero hacía solo unos días, al confirmar que Nata
Después de ver esa figurita tan familiar en las noticias, Joseph movilizó toda su red de contactos para averiguar de quién se trataba exactamente.Como la familia Ross residía fuera del país, a Joseph le llevó medio mes encontrar el nombre de Natalia Ross.Pero en cuanto vio las fotos del banquete de reconocimiento, la reconoció de inmediato: ella era la misma Elowen.Aunque ahora llevaba otro nombre, él no tenía dudas. Esa era la mujer que había estado buscando.No tardó en investigar la dirección de los Ross, y tan pronto la tuvo, se subió al primer vuelo disponible hacia el Reino Unido.Durante el viaje, imaginó una y mil veces cómo sería volver a verla.Pensó que lo más probable era que ella aún estuviera enfadada y no quisiera hablar con él.Pero no importaba. Mientras pudiera verla con vida, ya con eso sería más que suficiente.Desde el día en que creyó haberla perdido, comprendió lo indispensable que era Elowen en su vida.Le pediría perdón con toda sinceridad. Juraría no volver
Aquellas palabras bastaron para que Joseph se desmoronara.No lo entendía. Durante los últimos cinco años se habían amado, habían sido tan felices juntos.¿Entonces Ppor qué ella entonces ahora decía que se arrepentía?¿Decir que lo había amado significaba entonces que ya no lo amaba?Tan solo imaginar esa posibilidad le provocaba un dolor agudo.¡No! ¡Eso sí que no podía ser!Solo había pasado un mes… ¿cómo podía Elo haber dejado de amarlo tan rápido?Debía estar enojada. Si segurito era solo eso. Aún no lo había perdonado.Joseph dio un paso adelante, intentando tomar su mano para explicarse. Pero antes de tocarla, Natalia retrocedió, marcando distancia entre ellos.Al ver ese gesto, Joseph se sintió herido, pero se apresuró a explicar:—Nati, te aseguro que no tengo malas intenciones, solo quiero hablar contigo, explicarte todo.—Créeme por favor, siempre te he amado solo a ti. A Galilea nunca la amé de verdad.—¿Podrías perdonarme por lo que más quieras y volver conmigo? Te lo juro
La voz de Joseph temblaba ligeramente.—Elo, ¿en serio no me vas a perdonar?Natalia asintió sin vacilar.—Lo has dicho muy bien, no te voy a perdonar.Después de decir esto, Natalia no prestó atención a la reacción de Joseph y se dio la vuelta para entrar a la casa.Al día siguiente, Natalia y Hudson habían quedado para ir a un concierto.Desde que Natalia recuperó la audición, comenzó a disfrutar mucho de los sonidos del mundo: los sonidos de la naturaleza, de los instrumentos, las voces de las personas…Justo en ese momento, Hudson era un asiduo fanático de la música clásica, y cada vez que iba con él a un concierto, aprendía algo nuevo.Joseph pasó toda la noche de pie afuera de la casona.Las palabras de Natalia seguían resonando en su cabeza.El alivio que sintió cuando comenzó su relación con Galilea se había convertido en un boomerang que ahora lo golpeaba a él.Pero aún quería intentarlo. No creía que Natalia pudiera dejar ir por completo cinco años de relación.Después de rec