Capítulo6
Elowen quiso dar media vuelta por instinto, pero recordó que todavía no había recuperado bien su capacidad de escucha, así que se detuvo.

Joseph en pánico, corrió hacia ella.

—Elo, ¿te vas a ir? ¡Ya casi que es la boda, ¿adónde vas?!

Al ver que ella no respondía, Joseph finalmente entendió y empezó a hacer gestos con las manos para repetir lo que había dicho.

Elowen seguía tranquila.

—Es que un amigo mío se va.

Joseph la miró atentamente, notando que su calma no parecía falsa, y suspiró aliviado.

—Pues qué bien... Elo, ¿sabes? Justo ahora casi me muero del susto, no puedo imaginarme cómo sería mi vida sin ti.

Joseph la abrazó con fuerza, con miedo en sus ojos.

Al escuchar esas palabras tan emotivas, Elowen no sintió nada en su corazón.

Si él estaba tan asustado de que ella se fuera, ¿por qué la había traicionado?

¿Acaso pensaba que ella no podía oír, por eso se sentía seguro?

Mucha lástima que le fallaría.

El miedo de Joseph no se iba, y la abrazó aún más fuerte, listo para irse.

—Elo, vámonos a casa, ahora no quiero que salgas de mi vista ni un segundo.

—¿Y tú asistente, qué pasa con ella?

—Está un poco indispuesta, así que ya se fue a casa.

Elowen escuchó la mentira, con una sonrisa sarcástica escondida tras su cara indiferente.

Al llegar al estacionamiento, Elowen vio a Galilea luchando con un tipo.

El hombre tenía una mano sujeta a la muñeca de Galilea, impidiéndole irse, mientras con la otra mano trataba de tocar su cintura. Galilea se soltó con fuerza, zampándole una cachetada.

El tipo furioso levantó una botella de cerveza del suelo y se la tiró.

En ese momento, Elowen sintió que la mano que la abrazaba se soltaba de repente.

Joseph corrió rápidamente y se puso frente a Galilea para protegerla.

La botella de cerveza le dio en el hombro, se rompió y le cortó la piel, comenzando a manchar su camisa con sangre.

Joseph parecía como si fuera a explotar. Primero revisó a Galilea rápidamente, asegurándose de que estuviera bien, y luego levantó al tipo por el cuello de su camisa, golpeándolo en la cara una y otra vez.

—¿Tienes muchos huevos para tocar a mi mujer? ¡Te mereces un puñetazo!

Al ver la furia de Joseph, el tipo aterrorizado, empezó a suplicar, sin atreverse a defenderse.

Mientras tanto, Elowen sintió cómo los fragmentos de vidrio la cortaban en la mejilla, pero no reaccionó, se quedó quieta mirando al hombre furioso.

La escena frente a ella empezó a parecerse a un recuerdo, uno de hace cinco años, cuando ella y Joseph comenzaron a estar juntos. También fueron a una fiesta de negocios.

Era la primera vez que ella se presentaba en público como la novia de Joseph. En ese momento, la imagen de él como un hombre fiel aún no se había revelado ante los demás.

Cuando se enteraron de que ella no podía oír, Elowen vio claramente las burlas y el desprecio en los ojos de los otros.

Después de que Joseph fue llamado por un socio para hablar de negocios, algunos hombres con malas intenciones se acercaron a ella, creyendo que solo era una aventura pasajera de Joseph.

Aunque no podía oír lo que decían, Elowen veía claramente las sonrisas burlonas y las miradas pervertidas.

Quiso pedir ayuda, pero no quería que eso le causara problemas a Joseph, así que solo pudo advertirles una y otra vez, recibiendo más burlas como respuesta.

Justo cuando una mano iba a tocar su mejilla, Joseph llegó corriendo, pateó a uno de los hombres, lanzándolo varios metros atrás. Luego, con los ojos llenos de furia, lo derribó al suelo y le partió hasta la madre sin misericordia. Después, ordenó a su asistente que cortara cualquier convenio que tenían esos tipos con su empresa, Viveiros Capital, y les prohibiera hacer negocios con ellos en el futuro.

Desde ese momento, todos supieron que Elowen era un tabú para Joseph, y nadie se atrevería a tocarla.

Hoy, la misma escena se repetía, pero la persona que Joseph tenía entre sus brazos ya no era ella.
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