El Último Adiós
El Último Adiós
Por: León
Capítulo1
—Señora Benoit, ya preparamos un cuerpo que se parece mucho a usted, lo entregaremos en el lugar de la boda con el señor Viveiros dentro de diez días, respondió la persona al otro lado del auricular.

Al escuchar la respuesta, Elowen Benoit sintió un leve alivio después de tantos días de estar hecha un manojo de nervios.

—Ok, muchas gracias —respondió ella.

—No es nada, es lo que tenemos que hacer. Puede estar tranquila, aquel cuerpo no levantará ninguna sospecha —le aseguró.

Después de recibir dicha garantía, Elowen suspiró aliviada.

Confirmó por última vez los detalles sobre la entrega del cadáver el día de la boda, colgó y abrió la puerta del salón.

El lugar estaba lleno de ruido, pero quedó en completo silencio cuando ella entró.

Joseph Viveiros, sentado en el centro, se levantó rápidamente, tomó su mano, la miró preocupado, y se comunicó con ella en lenguaje de señas.

—Elo, ¿por qué estuviste tanto tiempo en el baño? ¿No te sientes bien? Si quieres, te llevo a casa para que descanses —le dijo, dispuesto a llevarla.

Viéndolo, con esos ojos rendidos ante ella, Elowen aguantó el dolor que sentía en su corazón.

—Yo me encuentro bien, ustedes sigan disfrutando —respondió ella.

Después de recibir su confirmación, Joseph la tomó de la mano y regresó a su asiento.

El ambiente en el salón volvió a animarse, hasta que alguien preguntó de repente.

—Joseph, ya casi te has compromtido en matrimonio con tu señora, ¿qué vas a hacer con esa asistente que tienes de amante?

Al escuchar estas palabras, Elowen apretó los dedos y se puso un poco pálida.

Alguien al lado de él empujó al que había hablado antes.

—Ella anda por aquí, ten cuidado con lo que dices —le susurró.

Entonces respondió con tono indiferente.

—¿Y qué entonces? Ella no puede oírnos, solo tengo curiosidad por saber qué hará Joseph con su tal mujercita.

Inmediatamente, las miradas se fijaron en Joseph.

—Yo seguiré con ella —respondió él, mientras tomaba un trozo de pescado y lo desmenuzaba cuidadosamente en el plato de Elowen antes de continuar.

—Esa vieja es solo una distracción que tengo, mas mi único amor es mi Elo.

—Pero Elo me dejaría si se entera, así que lo mantengo en secreto. Ni siquiera después de casarnos dejaré que ella lo descubra.

—Y ustedes, preocúpense más bien por sus propios asuntos. Si alguien le cuenta algo a Elo, ya saben que los pueden joder —advirtió Joseph con mirada amenazante.

Como todos los presentes eran parte del círculo de los ricos, ya estaban acostumbrados a este tipo de situaciones. Pero al escuchar la respuesta de Joseph, algunos soltaron un "¡caramba!" de sorpresa.

—Pobre Joseph, ni siquiera puede dejar que se descubra que tiene una amante. Mi esposa ya sabe todo lo que hago fuera.

—Pues no creas que Joseph es como tú, él es fiel, ¿no? —respondió otro.

...

A alguien una chispa se le iluminó y, con cara de morbo, preguntó.

—Joseph, y ya que la señora no puede oír, ¿tú y la asistente ya...?

No terminó la frase, pero dejó suficiente espacio para que todos lo imaginaran.

Joseph se rio un poco, giró el anillo de compromiso en su dedo y respondió con indiferencia.

—Pues claro. Y tengo que decir que lo hace... muy bien.

Todos se carcajearon.

—¡Eso si esta cañón! ¡Joseph sabe lo que es bueno!

—Y seguro que ya ha probado de todo, ¡qué envidia de la buena!

—Parece que casarse con la señora no le detendrá.

Los cumplidos seguían, pero nadie se dio cuenta de que Elowen apretaba su tenedor, y tenía sus nudillos completamente blancos.

Nadie sabía que ella ya había recuperado la audición.

Y mucho menos nadie sabía que ella ya había tomado una decisión: no se casaría con Joseph.

El día de la boda, lo único que él recibiría sería una muerta idéntica a ella.

Joseph notó de reojo que la persona a su lado no había tocado el pescado en su plato, así que rápidamente le hizo señas con las manos.

—Elo, ¿por qué no comes?

Elowen le miró, sus ojos estaban llenos de preocupación por ella, y con dificultad, sonrió.

—¿De qué estaban ustedes hablando tan entretenidos? —preguntó.

Joseph sonrió y le besó suavemente la mano.

—Tan solo tienen envidia de nuestra relación y dicen que seremos la pareja más amorosa del mundo entero —respondió él.

Luego hizo el gesto con las manos de "te amo".

Los presentes intercambiaron miradas, y Elowen vio claramente en sus ojos que se estaba burlando de ella.

Su corazón se hundió tal cual en agua helada.

Ellos estaban discutiendo sobre él y su amante, pero lo convirtieron en una mentira, diciendo que envidiaban su relación.

Joseph, de veras que nunca me imaginé que fueras tan bueno mintiendo.
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