Parte 4. Capítulo 23. El designio de los oráculos

—No puedo creer todo esto que me cuentan —expresó Rebeca con enfadado y controlando las lágrimas de pena y frustración que se aglomeraban en sus ojos, al tiempo que buscaba en su agenda telefónica el número de la antigua pediatra de su hijo.

—Te cegaste por el miedo de una posible enfermedad de Máximo, por eso fuiste incapaz de ver las señales que se iluminaban como luces de neón a tu alrededor —recriminó Jesenia sentándose junto al niño que jugueteaba en el suelo, ajeno a la charla de ellas.

Ignoró el reclamo de Isabel, que la miró con severidad aconsejándole que no la tratara de manera tan ruda, ya que la chica vivía nerviosa desde los últimos acontecimientos en La Costa.

—Todo fue mi culpa —expresó Rebeca en susurros resultándole difícil encontrar el registro, ya que sus manos temblaban por la rabia y el dolor del arrepentimiento.

Isabel suspiró con agobio y le quitó la agenda para hacer ella la búsqueda.

—Cálmate. No estás sola. Lo sabes.

—Lo que tienes que hacer es dejar de ser i
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo