Rebeca Bencomo es una mujer de 25 años de edad, tiene una hermosa niña de 9 años y ocupa su tiempo desempeñándose como vendedora en una boutique de damas muy exclusiva de la ciudad. Su vida familiar es complicada, puesto que ella es la encargada de sostener su hogar, además de tener a cargo toda la educación de su pequeña hija. Está casada desde hace varios años con un hombre machista que la maltrata y la rechaza por sus problemas de obesidad. A pesar de que ella se siente acomplejada con su aspecto, es la que está al frente de todo y, de no ser por ella, ni su esposo ni su hija pudieran sobrevivir.
Era un día de semana en Nueva York y Rebeca tenía que ir a trabajar. Desde muy temprano había comenzado a arreglarse y dejar listo todo en su hogar, mientras que su marido, que además era desempleado, seguía durmiendo plácidamente. Rebeca, molesta y obstinada al ver a su esposo holgazán, se acercó a la cama y le dijo con voz fuerte: — Iván, por favor, levántate de la cama. ¿Acaso no te has dado cuenta de la hora que es? Son las 6 de la mañana y tengo que ir a trabajar. Además, se me ha hecho tarde preparando el desayuno y hay que llevar a Ivana al colegio. Mientras trataba de despertarlo, comenzó a quitarle las sábanas y abrió las ventanas para que entrara la luz del sol. — Pero ya levántate, por favor. ¿Acaso no me estás escuchando? Tengo que terminar de arreglarme para ir a trabajar y no me va a dar tiempo de llevar a Ivana al colegio. Por favor, levántate y vete tú a llevarla, al menos por tu hija, haz algo. Iván, molesto, le contestó mientras se tapaba con las sábanas: — Estás completamente loca si piensas que me voy a levantar a esta hora después de llegar tan tarde del bar. No he dormido nada y necesito recuperarme, así que déjame en paz. Esto desató la furia de Rebeca, quien le arrancó las sábanas de un solo jalón y las tiró al piso. Luego se acercó a él histérica: — ¿Es en serio? Por favor, ¿tú trabajando? ¿Cómo le puedes llamar trabajo a eso que haces en el bar? No sabía que beber con los amigos hasta altas horas de la noche era un trabajo. Llegaste al amanecer totalmente borracho y has impregnado toda la habitación a alcohol. Gracias a eso, no fuiste a buscar a Ivana al colegio. De no haber sido por la maestra Betty que me avisó en el trabajo, la niña hubiera quedado todo el día en el colegio. Ni siquiera te dignaste a llamar para saber si aquí todo estaba bien. ¿Es que no te importa nada, ni siquiera tu hija? Iván, molesto, se sentó en la cama mientras se quitaba las lagañas de los ojos: — Todo el tiempo es el mismo cantar. Me vienes con tus reproches insoportables que me tienen cansado. Deberías sentirte orgullosa de que un hombre como yo se haya fijado en una ballena espantosa y sin chiste como tú. ¿Tienes idea de lo que significa eso para mí cuando mis amigos te ven y se burlan de mí por estar con una mujer tan horrible y descuidada como tú? Rebeca sentía un gran dolor al escuchar a su marido hablarle de forma tan humillante, lo que la hacía sentir cada vez más insegura. Le contestó con lágrimas en los ojos: — Creo que no tienes necesidad de humillarme de esa forma, Iván. Tus palabras me hacen daño. No veo que sea necesario que me ofendas todo el tiempo. Deberías sentir un poco de respeto porque, te guste o no, soy tu esposa. A pesar de las constantes ofensas, Rebeca se sentía atrapada en su amor por Iván y temía perderlo. En lugar de defenderse, se acercó de forma sumisa y le dijo: — No me gusta que me trates así, Iván. Me duele que discutamos. ¿No te das cuenta de que yo te amo infinitamente? Eres el padre de mi hija y el único hombre que he amado toda mi vida. Mientras le decía estas palabras, acariciaba la punta de sus cabellos, pero para Iván resultaba una tortura que ella se acercara, aunque fuera sutilmente. — Por favor, Rebeca, no me toques. No vayas a empezar con tu zalamería. Me enferma el solo hecho de tenerte cerca de mí. Con esa gordura no provocas ni un mal pensamiento. Todavía me cuesta creer que tengamos una hija en común. Aunque analizando mejor las cosas, eso fue posible porque aquella noche, después de aquel loco concierto de rock, me había metido unos cuantos porros de marihuana y estoy seguro de que esa fue la razón por la que te vi hermosa. Pero cuando se me pasó el efecto, te vi gorda como una ballena. ¡Soy un idiota! Y esa fue la razón por la que quedaste embarazada de Ivana. Iván jamás estuvo realmente enamorado de Rebeca. Ella, por el contrario, quedó flechada a primera vista cuando lo vio en aquel concierto de rock, al que fue por invitación de una amiga. Iván disfrutaba de la música rock y, esa noche, después del concierto y con unos tragos de más, pasaron la noche juntos, lo que trajo como consecuencia que Rebeca quedara embarazada. Para ella, fue su primera experiencia sexual, y quedó completamente enamorada de Iván, mientras que para él solo fue una mujer más.Rebeca había llegado media hora tarde a la boutique, Sandra la miró con una cara un poco disgustada puesto que se imaginaba la razón que la había retrasado para llegar.— Discúlpame Sandra, entre una cosa y otra no me di cuenta y se me hizo demasiado tarde, es que ni siquiera me dio chance de llevar a la niña al colegio y tuve que pedirle el favor a Iván para que se encargara de llevarla.— Rebeca, por favor ya llevas varios retrasos en menos de dos semanas, sabes perfectamente que el dueño de la boutique monitorea a través de las cámaras si estamos cumpliendo con el horario y si sigues llegando tarde, no voy a tener como justificarlo y lo sabes.Rebeca estaba totalmente apenada porque sabía que Sandra tenía razón, ella por ser su amiga siempre le tapaba las fallas para que no perdiera su trabajo porque sabía perfectamente que lo necesitaba especialmente por su hija, pero Rebeca no trataba de esforzarse un poco más en el cumplimiento de las normas de la empresa.— Tienes razón amiga,
Sandra estaba totalmente devastada porque no quería darle ese trago amargo a su amiga, además de que ella necesitaba su trabajo porque era el sustento de toda su casa.— Rebeca, necesito que hablemos un momento en mi oficina por favor.Rebeca se secó las lágrimas sin decir una sola palabra y siguió a Sandra hasta la pequeña oficina que estaba en la parte de arriba de la boutique, mientras que Cristina se había quedado atendiendo a la clienta.— Por favor Rebeca pasa y siéntate, toma un poco de agua para que te tranquilices.Rebeca intentó calmarse, estaba muy nerviosa, era inevitable sentirse devastada, estaba demasiado deprimida y con lo que acababa de pasarle hace un momento con la clienta, fue la gota que derramó la copa.— No era necesario que me trajeras hasta la oficina y dejaras la boutique sola con Cristina, total ya estoy acostumbrada a este tipo de maltratos.Sandra respiró profundo tratando de pensar de qué forma le decía que estaba despedida, luego se acercó a ella y la to
Iván se llevó las manos a la cabeza, bajó la mirada y frunció el ceño. Por supuesto tomó eso como la excusa perfecta para poder tener un acercamiento más profundo con la maestra, él tenía que mantener su papel de padre preocupado.— Dios mío no puede ser, lo que me está diciendo realmente me ha lastimado profundamente, no sabe cuanto sufro por todo esto. Es que siento que me duele hasta el pecho de la preocupación tan grande que esto me provoca.Dijo Iván mientras se tocaba el pecho y trataba de que sus ojos se humedecieran procurando de cualquier forma que le saliera aunque sea una sola lágrima para así poder impresionar a la maestra.— Por favor señor Iván trate de calmarse, no se ponga así, además estamos en el colegio, no sería bueno que Ivanita saliera del salón y lo viera en ese estado, pero lamentablemente tenía que contarle esta situación que a mi parecer es muy grave y hay que tomar cartas en el asunto.— ¿Cartas en el asunto? Pero no comprendo ¿y qué se puede hacer al respec
Rebeca había llegado a su casa hecha un mar de llanto, ya no soportaba el maltrato que durante toda su vida había tenido que aguantar de las personas que se encontraban a su alrededor, ahora para colmo de males también había perdido su empleo, cosa que la tenía demasiado preocupada porque ella era el sustento de su hogar y pensaba principalmente en su hija Ivanita que dependía totalmente de ella. Fue demasiado humillante que el dueño de la boutique tomara una decisión tan drástica despidiéndola de esa forma tan injusta, por el solo hecho de que no le agradaba su aspecto físico, ni a él ni a las clientas que visitaban la boutique.Al entrar al departamento y darse cuenta que Ivanita no se encontraba en casa, recordó que tenía que irla a buscar al colegio, porque en la mañana ella le había pedido a Iván que la llevara pero no recordaba si le había dicho que también la fuera a buscar, estaba tan atormentada con todo lo que acababa de pasarle que no recordaba nada de lo que había hablado
Cuando por fin llegaron al apartamento, Rebeca estaba muy agotada tanto física como mentalmente del duro día por el que había tenido que pasar, enseguida dijo:— Mi hijita hermosa, la verdad es que todavía no entiendo qué es lo que te pasa, me estás matando profundamente con ese silencio, ya no sé cómo explicarte que se me hizo tarde, no fue adrede. Pero de lo que sí puedes estar completamente segura, es de que esto no se va a volver a repetir. Te lo prometo mi amor. — le dijo Rebeca mientras le daba un beso en la frente con todo su amor.Ivana la miró y por fin se dignó a hablarle a Rebeca, diciéndole algo que no se esperaba:— Mamá, yo quiero que me lleve a la escuela mi papá o sino el camión del colegio que se encarga de recoger a todos los niños a tiempo y no los hacen esperar.Rebeca llena de angustia ante la petición de su hija Ivana, enseguida le respondió:— Por favor Ivana ¿Cómo me pides que te meta en el transporte del colegio? Es un gasto innecesario viviendo tan cerca de l
Media hora después….Ya habían llegado al bar en donde tocaba y cantaba Iván una que otra noche a la semana, por supuesto todo el mundo lo conocía, se había convertido en una persona muy popular dentro de su ambiente y Betty al darse cuenta de eso, sentía que veía la imagen de Iván aún más atractiva para ella, eso la tenía muy encantada y solo quería conocer aún más de ese hombre tan interesante y galante, que el único defecto que le había visto hasta ahora, era que estaba casado y era el padre de una de sus alumnas, motivo por el cual estaba muy mortificada porque sabía las consecuencias si en el colegio llegaban a enterarse.Iván por supuesto era todo un galán y actuaba con caballerosidad con las mujeres que en verdad le interesaban, enseguida le dijo:— Maestra Betty por favor pasemos por acá y sentémonos en esa mesa, es la mejor en todo el bar porque está muy cerca de la tarima y para mí sería un honor que usted me escuchara tocar bien cerquita.Ella estaba fascinada con todo lo q
Ambos conversaban divinamente, y Betty comenzó a hablarle de su vida, haciendo que Iván se interesara aún más en conquistarla.Iván solo estaba escuchando muy atento cada palabra que Betty le decía; definitivamente se estaba dando cuenta de que había encontrado en ella una posibilidad de liberarse de Rebeca y emprender un nuevo vuelo. Aunque un poco mojigata para su gusto, Betty le podía brindar la posibilidad de vivir como un rey. Solo bastaba conquistarla y convertirse en su obsesión. Tenía que hacer que ella se enamorara de él a como diera lugar y, después de tenerla bien segura, comenzaría a sacarle dinero. Entre Rebeca y Betty, prefería mil veces quedarse con la segunda: era una mujer hermosa, sus padres tenían una fortuna y ella era la única heredera. No podía pedirle nada más a la vida.En lo único que pensaba era en poder sacar a Rebeca de su vida; ya no soportaba verla ni a un metro de distancia. Le causaba mucha repulsión ver lo gorda que estaba y lo descuidada que se había
Betty estaba bastante incómoda; ella no quería estar en esa situación. No estaba acostumbrada a ser la tercera en discordia, ya había pasado por ese papel de esposa engañada y no estaba dispuesta a ser la amante de nadie. Estaba muy contrariada; solo se había dejado llevar por la misma situación de inconformidad que tenía en su vida, pero no estaba dispuesta a poner en riesgo su empleo y, encima, tener que soportar vivir a escondidas como si ella fuera una delincuente.Ella quería vivir, pero al mismo tiempo ser libre, y con Iván no iba a poder experimentar esa sensación; sino todo lo contrario, se estaba metiendo en medio de un matrimonio que ni ella misma sabía si estaba destruido o no, y en ese momento pensó que tampoco se iba a quedar a esperar para averiguarlo.Iván le insistió a Betty que no se fuera, pero la decisión de ella fue un rotundo no, y enseguida salió del bar y se subió a un taxi que la llevaría rumbo a su casa, donde la esperaba su triste realidad.Por supuesto, para