A pesar del dolor que le había causado su traición, Rebeca, vio que estaba verdaderamente arrepentido, además, en ese momento pensó en su hija Esperanza, ella no tenía culpa de lo que había pasado, era injusto quitarle la posibilidad de tener un hogar con sus dos padres. Y en cierto modo, el no estar cerca de su padre, era la razón por la que se había enfermado. Y por último y no menos importante, ella amaba a Diego con toda su alma y no quería perderlo. Rebeca no pudo evitar romper en llanto, era la primera vez que un hombre se ponía a sus pies para pedirle perdón. Si había perdonado a Iván con todo el daño que le hizo, ¿Cómo no iba a perdonar a Diego? —Por favor, no es necesario que sigas haciendo esto. Levántate de allí, mira que todo el mundo nos está viendo. —decía Rebeca secándose las lágrimas. —No me importa lo que diga la gente, yo solo quiero pedirte perdón desde el fondo de mi alma porque sé que te hice mucho daño. Solo te pido que me des una oportunidad para que podam
Habían pasado los meses, la relación de Rebeca y Diego, se consolidaba cada vez más. Atrás habían quedado todos los rencores y momentos dolorosos. Rebeca con su buen corazón, había perdonado todo y su vida ahora se había convertido en felicidad. Una felicidad que se merecía después de tanto dolor que vivió durante años. Pero ahora la vida le tenía una nueva prueba que iba a cambiar su vida por completo. Era algo inesperado que no estaba en sus planes, pero que podía darle más felicidad o por el contrario, podía ser una carga para ella. Todo iba a depender de como lo tomara. Y lo más importante, si estaba dispuesta a aceptarlo. Rosana había tenido un hermoso varón, por orden de Rebeca y Diego, la clínica había cubierto todos los gastos médicos, ella no tenía un seguro y el padre del niño se había desaparecido sin dejar rastro. Rosana solo dependía de su trabajo, sin embargo, no ganaba lo suficiente para costear la cesárea, que fue necesaria en vista de que su embarazo se había compl
EpílogoPasaron los años, y la vida de Rebeca y Diego se transformó en un hermoso relato lleno de amor, risas y momentos inolvidables. Con el tiempo, el pequeño Dieguito creció rodeado del cariño incondicional de sus padres al lado de su hermana mayor, Esperanza. La familia se convirtió en un refugio de alegría, donde cada día era una nueva aventura.Un día, después de muchas reflexiones sobre el futuro, Rebeca y Diego tomaron una decisión importante: vender la clínica donde habían trabajado tan arduamente y mudarse a Canadá en busca de nuevas oportunidades. El cambio fue un nuevo comienzo, pero su prioridad era dar a sus dos hijos, una vida de calidad, donde pudieran convertirse en grandes profesionales.Diego fundó una clínica moderna que rápidamente se convirtió en un referente en la comunidad. Su dedicación y pasión por la medicina brillaron en este nuevo capítulo de su vida.Rebeca, siempre a su lado, se convirtió en el pilar de la clínica, gestionando las operaciones y asegurán
Rebeca Bencomo es una mujer de 25 años de edad, tiene una hermosa niña de 9 años y ocupa su tiempo desempeñándose como vendedora en una boutique de damas muy exclusiva de la ciudad. Su vida familiar es complicada, puesto que ella es la encargada de sostener su hogar, además de tener a cargo toda la educación de su pequeña hija. Está casada desde hace varios años con un hombre machista que la maltrata y la rechaza por sus problemas de obesidad. A pesar de que ella se siente acomplejada con su aspecto, es la que está al frente de todo y, de no ser por ella, ni su esposo ni su hija pudieran sobrevivir.Era un día de semana en Nueva York y Rebeca tenía que ir a trabajar. Desde muy temprano había comenzado a arreglarse y dejar listo todo en su hogar, mientras que su marido, que además era desempleado, seguía durmiendo plácidamente.Rebeca, molesta y obstinada al ver a su esposo holgazán, se acercó a la cama y le dijo con voz fuerte:— Iván, por favor, levántate de la cama. ¿Acaso no te has
Rebeca había llegado media hora tarde a la boutique, Sandra la miró con una cara un poco disgustada puesto que se imaginaba la razón que la había retrasado para llegar.— Discúlpame Sandra, entre una cosa y otra no me di cuenta y se me hizo demasiado tarde, es que ni siquiera me dio chance de llevar a la niña al colegio y tuve que pedirle el favor a Iván para que se encargara de llevarla.— Rebeca, por favor ya llevas varios retrasos en menos de dos semanas, sabes perfectamente que el dueño de la boutique monitorea a través de las cámaras si estamos cumpliendo con el horario y si sigues llegando tarde, no voy a tener como justificarlo y lo sabes.Rebeca estaba totalmente apenada porque sabía que Sandra tenía razón, ella por ser su amiga siempre le tapaba las fallas para que no perdiera su trabajo porque sabía perfectamente que lo necesitaba especialmente por su hija, pero Rebeca no trataba de esforzarse un poco más en el cumplimiento de las normas de la empresa.— Tienes razón amiga,
Sandra estaba totalmente devastada porque no quería darle ese trago amargo a su amiga, además de que ella necesitaba su trabajo porque era el sustento de toda su casa.— Rebeca, necesito que hablemos un momento en mi oficina por favor.Rebeca se secó las lágrimas sin decir una sola palabra y siguió a Sandra hasta la pequeña oficina que estaba en la parte de arriba de la boutique, mientras que Cristina se había quedado atendiendo a la clienta.— Por favor Rebeca pasa y siéntate, toma un poco de agua para que te tranquilices.Rebeca intentó calmarse, estaba muy nerviosa, era inevitable sentirse devastada, estaba demasiado deprimida y con lo que acababa de pasarle hace un momento con la clienta, fue la gota que derramó la copa.— No era necesario que me trajeras hasta la oficina y dejaras la boutique sola con Cristina, total ya estoy acostumbrada a este tipo de maltratos.Sandra respiró profundo tratando de pensar de qué forma le decía que estaba despedida, luego se acercó a ella y la to
Iván se llevó las manos a la cabeza, bajó la mirada y frunció el ceño. Por supuesto tomó eso como la excusa perfecta para poder tener un acercamiento más profundo con la maestra, él tenía que mantener su papel de padre preocupado.— Dios mío no puede ser, lo que me está diciendo realmente me ha lastimado profundamente, no sabe cuanto sufro por todo esto. Es que siento que me duele hasta el pecho de la preocupación tan grande que esto me provoca.Dijo Iván mientras se tocaba el pecho y trataba de que sus ojos se humedecieran procurando de cualquier forma que le saliera aunque sea una sola lágrima para así poder impresionar a la maestra.— Por favor señor Iván trate de calmarse, no se ponga así, además estamos en el colegio, no sería bueno que Ivanita saliera del salón y lo viera en ese estado, pero lamentablemente tenía que contarle esta situación que a mi parecer es muy grave y hay que tomar cartas en el asunto.— ¿Cartas en el asunto? Pero no comprendo ¿y qué se puede hacer al respec
Rebeca había llegado a su casa hecha un mar de llanto, ya no soportaba el maltrato que durante toda su vida había tenido que aguantar de las personas que se encontraban a su alrededor, ahora para colmo de males también había perdido su empleo, cosa que la tenía demasiado preocupada porque ella era el sustento de su hogar y pensaba principalmente en su hija Ivanita que dependía totalmente de ella. Fue demasiado humillante que el dueño de la boutique tomara una decisión tan drástica despidiéndola de esa forma tan injusta, por el solo hecho de que no le agradaba su aspecto físico, ni a él ni a las clientas que visitaban la boutique.Al entrar al departamento y darse cuenta que Ivanita no se encontraba en casa, recordó que tenía que irla a buscar al colegio, porque en la mañana ella le había pedido a Iván que la llevara pero no recordaba si le había dicho que también la fuera a buscar, estaba tan atormentada con todo lo que acababa de pasarle que no recordaba nada de lo que había hablado