Rebeca había llegado media hora tarde a la boutique, Sandra la miró con una cara un poco disgustada puesto que se imaginaba la razón que la había retrasado para llegar.
— Discúlpame Sandra, entre una cosa y otra no me di cuenta y se me hizo demasiado tarde, es que ni siquiera me dio chance de llevar a la niña al colegio y tuve que pedirle el favor a Iván para que se encargara de llevarla. — Rebeca, por favor ya llevas varios retrasos en menos de dos semanas, sabes perfectamente que el dueño de la boutique monitorea a través de las cámaras si estamos cumpliendo con el horario y si sigues llegando tarde, no voy a tener como justificarlo y lo sabes. Rebeca estaba totalmente apenada porque sabía que Sandra tenía razón, ella por ser su amiga siempre le tapaba las fallas para que no perdiera su trabajo porque sabía perfectamente que lo necesitaba especialmente por su hija, pero Rebeca no trataba de esforzarse un poco más en el cumplimiento de las normas de la empresa. — Tienes razón amiga, lo que pasa es que Iván no trata de colaborarme en nada y al final tengo yo que terminar haciendo todo, esta mañana me costó un mundo tratar de levantarlo de la cama para que me hiciera el favor de llevar a la niña al colegio. ¿Puedes creer eso? La expresión de Sandra era realmente de mucha molestia porque sabía perfectamente que la única culpable de que Iván se comportara de esa forma era Rebeca. — Por favor Rebeca, ¿Hasta cuándo vas a aguantar que Iván te trate como si fueras un objeto inanimado? Es que no comprendo porqué a estas alturas de la vida todavía continúas con él, no hace nada, no trabaja, no te aporta absolutamente ningún tipo de ayuda y encima lo sigues manteniendo, ¿Acaso no te das cuenta que te está exprimiendo y aparte de todo te maltrata? Por favor Rebeca despierta. A Rebeca se le llenaron los ojos de lágrimas, las palabras de su amiga Sandra le llegaron al corazón porque sabía que tenía toda la razón de lo que le estaba diciendo, pero ella se sentía demasiado poca cosa para Iván por el hecho de ser una mujer obesa y poco agraciada. — Sé que tienes razón amiga, ¿Pero qué puedo encontrar yo si llega a dejarme? Mírame soy una mujer totalmente fea, gorda, sabes perfectamente que ningún hombre se fijaría en mí viéndome en este aspecto. — Por favor Rebeca, ¿Pero cómo puedes tener la capacidad de maltratarte tú misma de esa forma tan horrible? Esto no se trata del físico, ni de que si eres bonita o no, o como te veas en realidad, aquí lo que está pasando es que estás con un hombre narcisista, misógino y encima aprovechador y te está quitando la posibilidad de ser feliz con alguien que sí te merezcas. En ese momento entró una clienta a la boutique y Sandra le dijo: — Acaba de entrar una clienta, por favor encárgate tú de atenderla porque Cristina está en el depósito y así te ganas esa comisión que bien te hace falta. Así que sécate esas lágrimas y sonríe, después hablaremos detenidamente tú y yo. Rebeca enseguida le hizo caso a Sandra y se fue a recibir a la clienta, la trató como siempre lo hacía con todos los clientes que entraban al negocio con mucha educación y cortesía: — Buenos días señora, ¿En qué puedo servirle? Se trataba de una mujer muy elegante, con una figura bastante estilizada que se le notaba que mantenía muy bien cuidado su cuerpo, cuando Rebeca le habló para atenderla, ésta la miró con desprecio, cosa que le hizo sentir mal en gran medida a Rebeca que además a pesar de estar acostumbrada a ese tipo de tratos por parte de algunas personas, a veces no se sentía con ganas de tolerar nada. — Estoy buscando un traje de baño de dos piezas, pero me gustaría que me atendiera alguien que sepa bien lo que estoy buscando. Rebeca con toda la paciencia respiró profundo y enseguida le contestó de la forma más amable posible: — Señora, yo soy la vendedora de la boutique, puedo ayudarla perfectamente a encontrar lo que busca. — ¿Pero qué vas a saber tú lo que es un traje de baño de dos piezas cuándo ni siquiera puedes usarlo con esa gordura que tienes? Considero que si vas a vender algo, deberías dar crédito a lo que estás vendiendo, ¿Cómo me vas a mostrar un traje de baño cuándo ni siquiera tienes idea de cómo se usa? Rebeca comenzaba a sentirse mal, estaba muy susceptible, enseguida se le salieron las lágrimas delante de aquella mujer, se sentía cansada de todo el maltrato que la gente le daba nada más por el hecho de ser una mujer obesa. Sandra enseguida se dio cuenta de lo que estaba pasando y Cristina decidió acercarse y quitarle la venta a Rebeca en vista de la situación tan incómoda que se había presentado con ella y que además no era la primera vez que ocurría. — Permiso, soy Cristina y también trabajo de vendedora aquí en la boutique, puedo atenderla también si usted lo desea señora. La clienta al ver a Cristina, totalmente opuesta a Rebeca, una mujer delgada, muy atractiva y además se vestía a la moda, no dudó en decirle: — Pero por supuesto que prefiero que me atiendas tú, a simple vista se ve que sabes lo que necesito, es que deberían despedir a este tipo de personas que solo empañan la imagen de un negocio, pero bueno en fin, lo importante es que encuentre el traje de baño que necesito. Rebeca se quedó totalmente impactada con la forma tan despectiva como la mujer la había tratado, realmente había empezado el día con muy mal pie, primero soportar los insultos de Iván y luego completar el maltrato en su trabajo con una clienta que ni siquiera sabía quién era en realidad. El dueño de la boutique monitoreaba todo a través de las cámaras de seguridad y se enteraba de lo más mínimo que allí pasaba, así que se había comunicado con Sandra para notificarle que no podías seguir teniendo como vendedora a Rebeca: — Señor Felipe por favor, Rebeca es una buena empleada no puedo despedirla así nada más. — Pues no la quiero en mi tienda, además de llegar tarde todo el tiempo, está corriendo a los clientes con su aspecto físico, recuerda Sandra que yo la metí a trabajar en la boutique porque tú me la recomendaste, pero ya he recibido varias quejas de algunos clientes que les desagrada que ella sea la que los atienda, estoy viendo por las cámaras lo que acaba de pasar con esa señora que acaba de entrar a la boutique, y no pienso seguir soportando más este tipo de situaciones, así que la despides en este preciso momento o de lo contrario voy a ir personalmente hasta allá para hacerlo yo mismo. (…)Sandra estaba totalmente devastada porque no quería darle ese trago amargo a su amiga, además de que ella necesitaba su trabajo porque era el sustento de toda su casa.— Rebeca, necesito que hablemos un momento en mi oficina por favor.Rebeca se secó las lágrimas sin decir una sola palabra y siguió a Sandra hasta la pequeña oficina que estaba en la parte de arriba de la boutique, mientras que Cristina se había quedado atendiendo a la clienta.— Por favor Rebeca pasa y siéntate, toma un poco de agua para que te tranquilices.Rebeca intentó calmarse, estaba muy nerviosa, era inevitable sentirse devastada, estaba demasiado deprimida y con lo que acababa de pasarle hace un momento con la clienta, fue la gota que derramó la copa.— No era necesario que me trajeras hasta la oficina y dejaras la boutique sola con Cristina, total ya estoy acostumbrada a este tipo de maltratos.Sandra respiró profundo tratando de pensar de qué forma le decía que estaba despedida, luego se acercó a ella y la to
Iván se llevó las manos a la cabeza, bajó la mirada y frunció el ceño. Por supuesto tomó eso como la excusa perfecta para poder tener un acercamiento más profundo con la maestra, él tenía que mantener su papel de padre preocupado.— Dios mío no puede ser, lo que me está diciendo realmente me ha lastimado profundamente, no sabe cuanto sufro por todo esto. Es que siento que me duele hasta el pecho de la preocupación tan grande que esto me provoca.Dijo Iván mientras se tocaba el pecho y trataba de que sus ojos se humedecieran procurando de cualquier forma que le saliera aunque sea una sola lágrima para así poder impresionar a la maestra.— Por favor señor Iván trate de calmarse, no se ponga así, además estamos en el colegio, no sería bueno que Ivanita saliera del salón y lo viera en ese estado, pero lamentablemente tenía que contarle esta situación que a mi parecer es muy grave y hay que tomar cartas en el asunto.— ¿Cartas en el asunto? Pero no comprendo ¿y qué se puede hacer al respec
Rebeca había llegado a su casa hecha un mar de llanto, ya no soportaba el maltrato que durante toda su vida había tenido que aguantar de las personas que se encontraban a su alrededor, ahora para colmo de males también había perdido su empleo, cosa que la tenía demasiado preocupada porque ella era el sustento de su hogar y pensaba principalmente en su hija Ivanita que dependía totalmente de ella. Fue demasiado humillante que el dueño de la boutique tomara una decisión tan drástica despidiéndola de esa forma tan injusta, por el solo hecho de que no le agradaba su aspecto físico, ni a él ni a las clientas que visitaban la boutique.Al entrar al departamento y darse cuenta que Ivanita no se encontraba en casa, recordó que tenía que irla a buscar al colegio, porque en la mañana ella le había pedido a Iván que la llevara pero no recordaba si le había dicho que también la fuera a buscar, estaba tan atormentada con todo lo que acababa de pasarle que no recordaba nada de lo que había hablado
Cuando por fin llegaron al apartamento, Rebeca estaba muy agotada tanto física como mentalmente del duro día por el que había tenido que pasar, enseguida dijo:— Mi hijita hermosa, la verdad es que todavía no entiendo qué es lo que te pasa, me estás matando profundamente con ese silencio, ya no sé cómo explicarte que se me hizo tarde, no fue adrede. Pero de lo que sí puedes estar completamente segura, es de que esto no se va a volver a repetir. Te lo prometo mi amor. — le dijo Rebeca mientras le daba un beso en la frente con todo su amor.Ivana la miró y por fin se dignó a hablarle a Rebeca, diciéndole algo que no se esperaba:— Mamá, yo quiero que me lleve a la escuela mi papá o sino el camión del colegio que se encarga de recoger a todos los niños a tiempo y no los hacen esperar.Rebeca llena de angustia ante la petición de su hija Ivana, enseguida le respondió:— Por favor Ivana ¿Cómo me pides que te meta en el transporte del colegio? Es un gasto innecesario viviendo tan cerca de l
Media hora después….Ya habían llegado al bar en donde tocaba y cantaba Iván una que otra noche a la semana, por supuesto todo el mundo lo conocía, se había convertido en una persona muy popular dentro de su ambiente y Betty al darse cuenta de eso, sentía que veía la imagen de Iván aún más atractiva para ella, eso la tenía muy encantada y solo quería conocer aún más de ese hombre tan interesante y galante, que el único defecto que le había visto hasta ahora, era que estaba casado y era el padre de una de sus alumnas, motivo por el cual estaba muy mortificada porque sabía las consecuencias si en el colegio llegaban a enterarse.Iván por supuesto era todo un galán y actuaba con caballerosidad con las mujeres que en verdad le interesaban, enseguida le dijo:— Maestra Betty por favor pasemos por acá y sentémonos en esa mesa, es la mejor en todo el bar porque está muy cerca de la tarima y para mí sería un honor que usted me escuchara tocar bien cerquita.Ella estaba fascinada con todo lo q
Ambos conversaban divinamente, y Betty comenzó a hablarle de su vida, haciendo que Iván se interesara aún más en conquistarla.Iván solo estaba escuchando muy atento cada palabra que Betty le decía; definitivamente se estaba dando cuenta de que había encontrado en ella una posibilidad de liberarse de Rebeca y emprender un nuevo vuelo. Aunque un poco mojigata para su gusto, Betty le podía brindar la posibilidad de vivir como un rey. Solo bastaba conquistarla y convertirse en su obsesión. Tenía que hacer que ella se enamorara de él a como diera lugar y, después de tenerla bien segura, comenzaría a sacarle dinero. Entre Rebeca y Betty, prefería mil veces quedarse con la segunda: era una mujer hermosa, sus padres tenían una fortuna y ella era la única heredera. No podía pedirle nada más a la vida.En lo único que pensaba era en poder sacar a Rebeca de su vida; ya no soportaba verla ni a un metro de distancia. Le causaba mucha repulsión ver lo gorda que estaba y lo descuidada que se había
Betty estaba bastante incómoda; ella no quería estar en esa situación. No estaba acostumbrada a ser la tercera en discordia, ya había pasado por ese papel de esposa engañada y no estaba dispuesta a ser la amante de nadie. Estaba muy contrariada; solo se había dejado llevar por la misma situación de inconformidad que tenía en su vida, pero no estaba dispuesta a poner en riesgo su empleo y, encima, tener que soportar vivir a escondidas como si ella fuera una delincuente.Ella quería vivir, pero al mismo tiempo ser libre, y con Iván no iba a poder experimentar esa sensación; sino todo lo contrario, se estaba metiendo en medio de un matrimonio que ni ella misma sabía si estaba destruido o no, y en ese momento pensó que tampoco se iba a quedar a esperar para averiguarlo.Iván le insistió a Betty que no se fuera, pero la decisión de ella fue un rotundo no, y enseguida salió del bar y se subió a un taxi que la llevaría rumbo a su casa, donde la esperaba su triste realidad.Por supuesto, para
Al día siguiente….Rebeca había pasado la noche en vela sin poder dormir, tenía los ojos hinchados de tanto llorar, las palabras de Iván le habían terminado de romper el corazón en mil pedazos, ella estaba con el autoestima por el suelo, se sentía totalmente destruida, no podía aceptar que Iván estuviera a punto de dejarla.Salió de la habitación y lo primero que hizo fue ir a ver Ivanita, ya que había pasado la noche con mucha temperatura, al abrir la puerta de su cuarto se acercó a ella para tocarla y verificar si se le había quitado la fiebre.Rebeca le colocó la mano sobre su frente, pero se sorprendió al sentir que la niña estaba fría como el hielo, enseguida la movió pero esta no se despertaba, Rebeca angustiada comenzó a llamarla:— Ivanita, Ivanita mi amor despierta, por favor Ivanita no me hagas esto, despierta corazón que ya va a ser la hora de ir al colegio. — por más que Rebeca la llamaba, la pequeña niña no respondía, estaba completamente fría y su rostro estaba pálido, e