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Comienza la conquista

Media hora después….

Ya habían llegado al bar en donde tocaba y cantaba Iván una que otra noche a la semana, por supuesto todo el mundo lo conocía, se había convertido en una persona muy popular dentro de su ambiente y Betty al darse cuenta de eso, sentía que veía la imagen de Iván aún más atractiva para ella, eso la tenía muy encantada y solo quería conocer aún más de ese hombre tan interesante y galante, que el único defecto que le había visto hasta ahora, era que estaba casado y era el padre de una de sus alumnas, motivo por el cual estaba muy mortificada porque sabía las consecuencias si en el colegio llegaban a enterarse.

Iván por supuesto era todo un galán y actuaba con caballerosidad con las mujeres que en verdad le interesaban, enseguida le dijo:

— Maestra Betty por favor pasemos por acá y sentémonos en esa mesa, es la mejor en todo el bar porque está muy cerca de la tarima y para mí sería un honor que usted me escuchara tocar bien cerquita.

Ella estaba fascinada con todo lo que estaba pasando, enseguida le respondió:

— Por supuesto, claro que sí, me parece estupenda esta mesa, así podré disfrutar mejor el espectáculo. — lo dijo de forma muy pícara, haciendo que Iván se sintiera aún más atraído por ella.

Enseguida Iván se acercó a ella y le preguntó:

— Y dígame una cosa maestra Betty, ¿Qué le gustaría tomar? Aquí puede pedir lo que desee, solo tiene que decirme y sus deseos serán complacidos.

Ella le respondió con timidez:

— Bueno, en realidad yo no tomo nada de licor, creo que una soda para mí estaría bien.

Iván sorprendido enseguida le dijo:

— Pero por favor, ¿Se va a tomar solo una soda? Eso es como si no se tomara nada, es mejor que le traiga un whisky con un toque de limón, va a ver que le va a encantar.

— Por favor señor Iván, no se le ocurra pedirme un whisky, es que yo no acostumbro a beber, estoy segura que tan solo con el olor me embriagaría rápido. Además le recuerdo que solo estamos aquí para hablar de su hija Ivanita, por lo que no veo correcto que tengamos que beber alcohol.

Iván la miraba con picardía, porque en el fondo se estaba dando cuenta que Betty era una mujer muy fácil de manejar, ella con su carácter pasivo y además muy sumiso, era la presa fácil para que Iván la manejara a su antojo.

(…)

Dos horas después…

Betty no frecuentaba ese tipo de lugares donde se veía a gente muy ordinaria y vulgar, sin embargo, para Iván, era algo totalmente normal porque bastaba nada más con verlo para darse cuenta de que él se sentía como pez en el agua.

Betty era una mujer joven, se había graduado de licenciada en educación integral a muy temprana edad, era divorciada ya que se había casado cuando apenas tenía 21 años de edad, pero su matrimonio no duró mucho tiempo ya que había descubierto que su esposo le había sido infiel y encima era un hombre que la maltrataba tanto física como psicológicamente, al final tuvo que separarse de él para poder salvar su vida y comenzar prácticamente de cero, lastimosamente no le quedó ningún bien del matrimonio y tuvo que regresar a vivir a casa de sus padres, cosa que no había sido nada fácil para ella, porque eran unos padres muy controladores que la tenían sometida como si ella fuera una adolescente.

Tenía que soportar el tener que darles cuentas de todo lo que hacía ya que vivía bajo su mismo techo y ellos imponían sus reglas. Para Betty era un verdadero infierno, pero no tenía otro sitio a dónde ir y además con lo poco que ganaba en el colegio como maestra, a duras penas le alcanzaba para cubrir sus gastos.

Ella miraba todo a su alrededor algo horrorizada tratando de respirar profundo para no hacer sentir mal a Iván, el cual se veía realmente súper contento, enseguida se acercó a ella con más tragos.

— Bueno maestra Betty, este cóctel, está algo picoso sé que le va a gustar mucho.

— Ay no señor Iván, ya ha sido suficiente, ya he bebido demasiado. Es mejor que hablemos de Ivanita.

Iván suspiró y puso una expresión de fastidio, sin embargo, disimuló porque para poder lograr conquistar a la maestra Betty, él debía fingir que sí estaba preocupado por su hija.

— Sí, por supuesto que hablaremos de mi hija Ivanita, para eso estamos aquí, solo quiero que hagamos el ambiente más agradable. Además, ya somos adultos y usted se comporta como si fuera una adolescente.

Por supuesto Betty se sintió muy apenada porque en el fondo ella sabía que Iván tenía razón, era una mujer divorciada, con una experiencia bastante grande gracias a la pareja que tuvo, estaba graduada con una licenciatura, trabajaba todos los días durante casi todo el día, así que tenía derecho también de divertirse de vez en cuando. Así que lo pensó mejor y entonces le dijo a Iván:

— Bueno está bien señor Iván, no quiero ser tan aburrida, así que le voy a aceptar el cóctel, pero no voy a tomar nada más, no quiero tener problemas con mis padres, es que ellos son chapados a la antigua y como vivo en su casa, debo acatar sus reglas.

— Pero debería marcar su territorio y así evitar que se metan en su vida, yo en realidad con todo el respeto que usted se merece, pienso que es una mujer joven y bella con un futuro por delante, debería divertirse y no actuar como si fuera una jovencita menor de edad. ¿No le parece?

Betty se sonrojó, en el fondo quería divertirse, la compañía de Iván le agradaba.

— Sí, tiene razón, además no estamos haciendo nada malo. ¡Salud! —dijo alzando el coctel mirando fijamente a los ojos a Iván. Sentía que aquella mirada la desarmaba.

(…)

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