George
Mi padre repetía que sin presión, no se obtendría el éxito en la vida, así que vivió respirándonos la nuca a mi hermana, Marie y a mí, hasta que nos volvimos como él, solo que con nuestros negocios familiares, aun no teníamos a nuestros propios hijos para que nos odiaran como nosotros lo hicimos años atrás con él.
— ¿Sigues con el diseño? —Marie entró a mi taller privado que tenía en mi casa, su largo cabello rubio montado en lo alto de su cabeza, se movió de un lado a otro conforme daba un paso hacia a mí. Me enderecé y me retiré mis lentes para mirarla sentarse del otro lado de la mesa donde estaba trabajando.
— ¿Qué es lo que quieres, Marie? —ella presionó sus labios, pero no dijo nada por un momento, entrecerré mis ojos y la contemplé hasta que decidió finalmente hablar.
—Bryan está en camino. —arqueé una ceja, Bryan era el novio de Marie y era de familia importante, hombre de negocios pero de los rebeldes, de los que nadie podía reclamar sobre sus pensamientos, no se callaba absolutamente nada y siempre replicaba en temas que sabía que eran críticas injustas. Por eso Marie se había enamorado de él: Un rebelde reconocía a otro…rebelde.
— ¿Y? —bajé la mirada al diseño, levanté la mirada al ver que no respondió a mi pregunta.
—Solo quería que salieras con nosotros, te divirtieras, siempre estás metido en el taller y diseñando, o en el Group, ¿Qué opinas?
—Opino que tengo que entregar un diseño mañana a primera hora y no quiero distraerme. —ella presionó sus labios y ladeó su rostro.
—Eres un hombre que lo tiene todo, podrías vivir sin preocupaciones por el dinero junto con las siguientes generaciones, ¿Por qué no disfrutas un poco más de la vida? —me tensé, tomé aire y lo solté entre dientes, me volví a poner los lentes y retomé el diseño, se hizo un silencio incomodo, luego escuché su suspiro. —Bien, solo quería que salieras con nosotros, nos vemos pronto. —asentí sin mirarla, intentando concentrarme en el dibujo frente a mis ojos, sus tacones contra la duela y luego el golpe de la puerta al cerrarse me hizo confirmar que finalmente estaba solo. Un par de horas después, tocaron, solté una maldición entre dientes.
— ¿Y ahora? —murmuré entre dientes—Marie, espero que la interrupción sea importante. —solté en voz alta, la puerta se abrió y apareció el medio cuerpo de Bryan, agitó su pañuelo blanco y sonrió.
—George, ¿Cómo estás? ¿Puedo pasar? —alcé una ceja.
— ¿Y tu novia? —hizo un mohín.
—Se ha quedado a una videollamada del Group y creo que eso tardará.
—Pasa—le invité, sabía que Marie estaba hablando con mi padre, y tardaría de verdad en prestar atención de nuevo en Bryan. Él entró cauteloso, con una sonrisa a medias, quizás marcada de preocupación o de imaginar que tema sacaría para hablar conmigo. —Toma asiento—le señalé uno de los sillones— ¿Quieres algo de beber?
—Gracias, estoy bien. —me senté cerca de mi escritorio que estaba cerca de la sala donde se estaba sentando. Al hacerlo, suspiró. — ¿Tienes mucho trabajo?
—Lo de siempre. —respondí educado.
—Entonces debes de estar muy ocupado y yo aquí distrayéndote.
—Está bien, necesitaba descansar un poco. —él asintió, luego su ceño se arrugó, quedándose pensativo.
—Marie me contó que hace poco se encontró con tu ex esposa en un mall. —me tensé al escuchar esas palabras. Me removí incomodo en mi lugar, comencé a caminar poco a poco por la habitación intentando distraerme pero fue imposible. Me detuve frente al gran librero, estaba dando la espalda a Bryan.
— ¿Ah, sí? ¿Y qué te contó? ¿Hablaron ellas? —una parte de mí quería saber, pero otra, me ordenaba hacer oídos sordos.
—Casi no hablaron, solo coincidieron por un par de segundos, se saludaron y cada quien siguió su camino. —mi corazón latió a toda prisa, casi a punto de salirse de mi pecho. Marie había visto a Vicky. —Sé por ella que su matrimonio fue muy intenso. —asentí sin girarme a él, sin duda sabía la historia de mi pasado por mi hermana.
—Me había enamorado como nunca en mi vida. Mi familia estaba decidida a no aceptarla nunca. Para ellos, los negocios eran lo primero y el estatus, el amor solo me distraería y me haría cometer errores, y así fue, -sonreí nostálgico- Éramos jóvenes, llenos de vida, teníamos muchos planes...
—Planes que tu propia familia destruyó. —me giré aun con mis manos dentro de mis bolsillos del pantalón, solté un largo suspiro.—La familia es primero, Bryan. —él hizo un gesto de disgusto.
—A veces la familia se equivoca. —replicó a mis palabras.
—No la mía. —le lancé una mirada. —Si no me hubieran encaminado de nuevo, no sería lo que soy ahora, generaciones en nuestra familia se siguen manteniendo en el más alto de la montaña. —se hizo un silencio, Bryan hizo un gesto de decepción, pero lo supo ocultar, desvió su mirada hacia a mí, me había recargado en la orilla de mi escritorio. Me crucé de brazos y acomodé mi pie contra el otro.
— ¿Y no te ha dado curiosidad por saber qué es lo que hace? ¿Si después de su divorcio exprés, ella ha hecho su vida?—bajé la mirada a mis zapatos de marca por unos breves momentos, al levantarla, Bryan esperaba una respuesta de mi parte.
—Entre menos estemos enterados de nuestras vidas y de lo que hemos hecho, créeme, será mejor. —él arqueó una ceja.
— ¿Para quién? ¿Para ella o para ti? —sus palabras me dejaron callado y sin una respuesta pronta.
—Bueno, debe de ser para ambos. Ambos nos lastimamos al terminar. —Bryan arrugó su ceño.
—Por la versión de Marie, tú fuiste el único que la lastimó.
—Eran muchos factores. —repliqué.
—Pero…—se levantó de su lugar. — Si no lo amabas lo suficiente como para luchar por ella, ¿Por qué llegar a un matrimonio? —la ira salió de algún lugar que no reconocí.
— ¿Quién dijo que no la amaba lo suficiente? —Bryan se dio cuenta de mi reacción. —Nos amábamos.
—Pero es evidente que tú no. El pretexto de que eran jóvenes y que el estatus de la familia, es inmaduro y ridículo, si realmente la hubieras amado como dices, no hubieras permitido que tu propia familia cuestionara tus propias decisiones. ¿Pesaba más el estatus que el amor? Ahora después de diez años, ¿Valió la pena?
— ¿Cómo te atreves? —no podía creer lo que acababa de escuchar.
—Lo siento, George. —dijo en un tono neutral. —Yo y mi boca. No puedo evitarlo. Lo bueno, que cada quien siguió su vida, ella casada, tiene una hermosa familia y negocios prósperos, mientras que tu…sigues el mismo camino de hace diez años. —Hizo una pausa, ¿Cómo era que sabía de ella? ¿Qué a acaso se ha atrevido a investigarla? —Hasta te pones a pensar que quizás para ella, fue lo mejor que le pudo haber pasado, ya sabes, el pedir el divorcio. El avanzar…—una de mis manos, se volvió puño y mi mandíbula se tensó.
—Marie no tarda en desocuparse, ¿Por qué no la esperas en otro lugar de la casa? —él arqueó una ceja sorprendido a mis palabras, pero sé que entendió.
—Oh, Marie. Bueno…—Esto último lo murmuró al girarse a la salida. —Sería bueno que salgas de tu torre de marfil y veas el mundo actual. —Abrió la puerta y se giró de medio perfil—…te sorprenderías con lo que te podrías encontrar… —luego salió de mi taller con una sonrisa, pero en mi dejó una gran molestia, hace mucho no me provocaban de esta manera.
— ¿Con que "felizmente casada, con familia y negocios prósperos"? —murmuré mientras me dirigí de inmediato al escritorio y encendí mi laptop, al encender por completo, entré a mi correo y busqué la carpeta, al abrirla pude leer las letras del título: “Investigación completa Victoria Elizabeth Ward Bell” con mi dedo índice acaricié el nombre de ella sobre la pantalla, tomé aire bruscamente y lo solté entre los dientes. — ¿Por qué abrirlo hoy? ¿Por qué no lo hice hace años atrás? ¿Por qué Bryan tiene información privada de la mujer que amé? —el solo pensarlo, me hizo enfurecer más de lo que estaba con su conversación de momentos atrás. —Si no lo hiciste años atrás, no lo harás hoy, Western.
VictoriaCerré los ojos al sentir como el tibio té se deslizó por mi garganta, en este momento estaba disfrutando un poco de mi tiempo a solas antes de ir a recoger a Elizabeth de su práctica de soccer, al abrirlos, miré desde la isla el jardín trasero de la casa, eso me hizo recordar el pasado, soñaba con tener una casa y una hermosa familia. Y finalmente estaba aquí. Pero con una historia distinta.Entonces mi paz interior fue interrumpida por el sonido del correo electrónico, solté un largo suspiro, deslicé el dedo en la pantalla de mi IPad y entré, mis ojos se abrieron un poco más al darme cuenta de que era de Pipper, el titulo me tensó: “Información pendiente” hace días atrás me había encontrado con parte de mi pasado frente a frente, y esperaba que solo fuera con Marie. Solo nos saludamos por educación y cortesía, para que cada quien saliera por su camino sin girar la mirada hacia a atrás. Abrí finalmente el correo y leí que me habían investigado, pero no arrojaba con precisión
GeorgeEstaba arriba del auto releyendo el correo en mi celular, ese correo que no había abierto en años. Cuando lo había leído, me había quedado sin palabras, muchas cosas pasaron por mi cabeza, y a consecuencia de eso, hice unos destrozos en mi taller, había hecho un par de llamadas y aquí estaba. Victoria, la mujer que había amado tan profundamente hace más de diez años atrás… hoy era una total desconocida para mí. Entonces todo encajaba con el informe de investigación y las situaciones en ese momento. Un día se terminado nuestro matrimonio y al parecer ella se había refugiado en Ronald Jones, el asistente del rector de nuestra universidad el último año, debió de quedar embarazada de él y ahora, eran la familia feliz que tanto soñamos un día ella y yo. Levanté la mirada y desde mi asiento podía ver a Victoria mirando por la ventana de manera distraída, la niña era idéntica a ella, no le notaba ningún parecido con su actual esposo, entonces mi mente había jugado cruelmente conmigo,
VictoriaPerdí la fuerza de mis piernas al sentarme en mi lugar, Ron estaba furioso, lo sabía por su quijada tensa, imaginé que estaba como loco por dentro, George había aparecido después de diez de años, ¿Era una casualidad? ¿O nos había seguido? Sabía el alcance de su poder así como también el de su familia.—No quiero que te vuelvas a acercar a él. —dijo entre dientes, arrugué mi ceño y me volví a él.—Ron, yo no me acerqué, él apareció y…—La niña. —advirtió, nos recordó que teníamos a Elizabeth sentada en la parte de atrás.—No peleen, por favor. —el tono de la niña era de súplica. Rara vez Ron y yo discutíamos, muy raro, por eso habíamos congeniado durante diez años en nuestro matrimonio a pesar de los años de diferencia.—No estamos peleando, pequeña. —susurré en su dirección, mi corazón se encogió al ver la reacción de mi hija, era de preocupación y extrañes, me acomodé en mi asiento mirando hacia el frente, a los autos y las faroles de las calles, el rostro de George era de a
GeorgeSentado en las sombras de mi taller, repasé todo mi pasado con Vicky, como hace años no me torturaba. Recordé el diseño a punto de terminar y que tenía que entregar en unas horas más, y no tenía cabeza para ello con esto del tema. La mirada de ella sobre mí diciendo: “¿Perturbarme? Para hacerlo, deberías en primer lugar importarme, pero no lo es así desde hace diez años para ser exactos.” Diez años desde que pusimos un punto final a nuestra historia, cerré los ojos y la ira corrió por mis venas al recordar la fecha de boda de ella con Ronald, solo habían pasado dos semanas cuando me pidió el divorcio exprés.— ¿Por qué estás a oscuras? —no me había percatado que la puerta se había abierto, hasta que escuché a mi hermana hablar, encendió la luz y jadeó al ver el destrozo del lugar. — ¿Pero qué es lo que ha pasado aquí?—Quisiera estar a solas. —le anuncié sin siquiera mirarla.— ¿Qué es lo que pasa, George? —se acercó y se sentó sobre sus talones a mi lado. — ¿Por qué has destro
VictoriaAl día siguiente del encuentro con George, no se volvió a tocar el tema con Ron. Seguimos nuestra rutina de todas las mañanas, un baño, desayuno con nuestra hija, ellos a la escuela, yo al taller. Mi empresa “Elizabeth Ward” se dedicaba a la confección de vestidos de noche, me apasionaba dibujar y crear diseños que podía hacer realidad, y gracias al arduo trabajo por años, me había posicionado entre los mejores diseños en el país.—Señora Jones, la producción ha empezado—Sarah sonrió, ya que sabía que al escuchar esas palabras me llenaba de felicidad, tenía que entregar vestidos de noche en la nueva sucursal de Miami, y dentro de una semana otros a Los Ángeles, ella se retiró dejándome a solas. Mi corazón revoloteaba ver cada día como la empresa crecía, miré mi IPad y pausé el diseño que tenía comenzado cuando tocaron a la puerta.—Adelante—contesté sin mirar.—Señora Jones, tiene un detalle, —levanté la mirada a una Sarah sonriente y al ver mi cara de confusión se hizo a un
GeorgeQuería saber por qué me afectaba a gran escala el que Victoria hiciera su vida, que tuviera todo lo que un día deseábamos. Ella había mencionado a Johanna Shaw, también Londres, ese último viaje que había hecho por la nueva sucursal de Diamond Western Group, había prometido ir a cambio de que aceptaran a Victoria como mi esposa, mis padres habían aceptado, pero al regresar, es vago el momento, solo que discutimos acaloradamente que no recuerdo que palabras dije antes de marcharme, después, llegó la documentación del divorcio. ¿Qué es lo que quiere saber, George?—Solo quiero respuestas…—murmuré entre dientes mi propia pregunta mental sin dejar de mirar el tráfico frente a mí. Al llegar a la cafetería al que la había citado, bajé y entré, revisé detenidamente el lugar y entonces la vi, ella miraba en un punto fijo de la superficie de la mesa rustica, imagino que debe de estar pensando en cuanto tiempo terminará este martirio de verme por última vez. Crucé un par de mesas y enton
Victoria La mirada de Ron me acuchilló como nunca antes lo hizo en estos años de matrimonio, pero lo entendía. —Dime que no lo hiciste. —pidió al mismo tiempo que me acerqué a él. —Tenía que hacerlo. —él miró más allá de mí, noté su mandíbula tensarse, cerré los ojos por un momento y al abrirlos, deduje que George había salido detrás de mí. —No lo hagas, Ron. Ya he hablado y déjame tener esta última palabra. —él dudó por un momento, cuando regresó su mirada hacia a mí, la suavizó, luego me tomó de la muñeca y tiró de mí para llevarme a mi auto, sin mirar atrás, lo seguí. Me quitó las llaves y él abrió, al subirme cerró la puerta y suspiró. —No sabes lo que estoy haciendo para controlarme y no partirle la cara. —negué rápidamente. —Por favor, cariño. Lo conversamos en casa, ¿Si? —él asintió. —Anda, sube a tu auto, quiero verte que te marchas junto conmigo y no te vas a detener a hacer una tontería. —presionó sus labios con irritación. —Bien, regresaré a hacer mis diligencias. —en
George— ¿George? —salí de mi ensoñación al escuchar a Marie, estaba a mi lado, tomando el desayuno conmigo.— ¿Sí? —pregunté algo confundido.—Que te pregunté que si fuiste al médico. —tardé un par de segundos para responder.—Oh, —hice un gesto con mi mano en el aire—Sí, tengo que recoger los resultados en un rato más.—Qué bueno, ya era hora que te revisaras, a la mejor las migrañas son por qué necesitas cambiar de lentes. Te la llevas dibujando bastante…—Puede ser, —no terminé mi desayuno, hice a un lado mi plato y Marie me miró en desaprobación.—Tienes que desayunar, el motor del día…—terminé la oración por ella.—Es el desayuno, lo sé, yo te lo repito cuando no quieres hacerlo, pero en mi caso, realmente no tengo apetito. —arqueó una ceja.— ¿Qué es lo que tienes? Traes un semblante distinto esta mañana, no es el habitual.—No tuve buena noche. —confesé.— ¿Tú? —sonó sarcástica.—Sí, yo. —solté un bufido.—Por cierto, ¿Para que querías la foto de la tatarabuela?—Me dio curios