Elizabeth WesternAeropuerto John F. KennedyAmal detuvo el auto en la entrada del aeropuerto, él dijo algo de buscar un lugar y que luego me alcanzaría, entré marcando el celular de Ezra, pero este no contestó.—Contesta, por favor…—susurré mientras intenté marcar de nuevo, mi mirada vagó entre toda la gente que pasaba por todos lados, Ezra finalmente contestó. — ¿Dónde estás? Estoy en el lado norte del edificio…—Voy para allá—y luego colgó. Hice una llamada al hombre que trabajaba para mi padre, era su mano derecha y el que le investigaba todo, un tono, dos tonos y contestó.—Señorita Western, tengo lo que me ha pedido. —sentí un escalofrío recorrerme de pies a cabeza.—Te escucho…—dije apenas.—Están a punto de abordar el vuelo de New York, a Berlín en…—abrí mis ojos de par en par, con razón Ezra no las ha encontrado, no van a Londres. Cuando me dio toda la información, le pedí que llamara a seguridad del aeropuerto para poder detener su huida del país con la hija de Ezra, aunque
Tiempo después… Se dice que hace años atrás, había un hombre que vivió alejado de la sociedad, de la familia, de todo aquello que le recordara que seguía existiendo. Abrumado, desconsolado, con una enfermedad frente a su puerta, entró en un tramo oscuro, donde se había refugiado en el alcohol y quizás así, adelantar su paso por esa vida. Pero, el destino tenía algo para él, le demostraría que aunque no siempre se ganaba, él lucharía para seguir teniendo más tiempo y disfrutar lo que la vida le había mostrado. Dos hijos, una mujer incondicional que se mantuvo a su lado hasta el último aliento con quien había dejado un gran legado, uno que ayudaría a muchos necesitados que así como él, necesitaban más tiempo para vivir con sus familias… Los siguientes años desde aquel primer hospital de ayuda gratuita para aquellos que no podían costear, se habían creado más en el país, luego se expandieron por lo largo del mundo. Un legado que había marcado el alma de las personas que conocían desde
George Mi padre repetía que sin presión, no se obtendría el éxito en la vida, así que vivió respirándonos la nuca a mi hermana, Marie y a mí, hasta que nos volvimos como él, solo que con nuestros negocios familiares, aun no teníamos a nuestros propios hijos para que nos odiaran como nosotros lo hicimos años atrás con él. — ¿Sigues con el diseño? —Marie entró a mi taller privado que tenía en mi casa, su largo cabello rubio montado en lo alto de su cabeza, se movió de un lado a otro conforme daba un paso hacia a mí. Me enderecé y me retiré mis lentes para mirarla sentarse del otro lado de la mesa donde estaba trabajando. — ¿Qué es lo que quieres, Marie? —ella presionó sus labios, pero no dijo nada por un momento, entrecerré mis ojos y la contemplé hasta que decidió finalmente hablar. —Bryan está en camino. —arqueé una ceja, Bryan era el novio de Marie y era de familia importante, hombre de negocios pero de los rebeldes, de los que nadie podía reclamar sobre sus pensamientos, no se c
VictoriaCerré los ojos al sentir como el tibio té se deslizó por mi garganta, en este momento estaba disfrutando un poco de mi tiempo a solas antes de ir a recoger a Elizabeth de su práctica de soccer, al abrirlos, miré desde la isla el jardín trasero de la casa, eso me hizo recordar el pasado, soñaba con tener una casa y una hermosa familia. Y finalmente estaba aquí. Pero con una historia distinta.Entonces mi paz interior fue interrumpida por el sonido del correo electrónico, solté un largo suspiro, deslicé el dedo en la pantalla de mi IPad y entré, mis ojos se abrieron un poco más al darme cuenta de que era de Pipper, el titulo me tensó: “Información pendiente” hace días atrás me había encontrado con parte de mi pasado frente a frente, y esperaba que solo fuera con Marie. Solo nos saludamos por educación y cortesía, para que cada quien saliera por su camino sin girar la mirada hacia a atrás. Abrí finalmente el correo y leí que me habían investigado, pero no arrojaba con precisión
GeorgeEstaba arriba del auto releyendo el correo en mi celular, ese correo que no había abierto en años. Cuando lo había leído, me había quedado sin palabras, muchas cosas pasaron por mi cabeza, y a consecuencia de eso, hice unos destrozos en mi taller, había hecho un par de llamadas y aquí estaba. Victoria, la mujer que había amado tan profundamente hace más de diez años atrás… hoy era una total desconocida para mí. Entonces todo encajaba con el informe de investigación y las situaciones en ese momento. Un día se terminado nuestro matrimonio y al parecer ella se había refugiado en Ronald Jones, el asistente del rector de nuestra universidad el último año, debió de quedar embarazada de él y ahora, eran la familia feliz que tanto soñamos un día ella y yo. Levanté la mirada y desde mi asiento podía ver a Victoria mirando por la ventana de manera distraída, la niña era idéntica a ella, no le notaba ningún parecido con su actual esposo, entonces mi mente había jugado cruelmente conmigo,
VictoriaPerdí la fuerza de mis piernas al sentarme en mi lugar, Ron estaba furioso, lo sabía por su quijada tensa, imaginé que estaba como loco por dentro, George había aparecido después de diez de años, ¿Era una casualidad? ¿O nos había seguido? Sabía el alcance de su poder así como también el de su familia.—No quiero que te vuelvas a acercar a él. —dijo entre dientes, arrugué mi ceño y me volví a él.—Ron, yo no me acerqué, él apareció y…—La niña. —advirtió, nos recordó que teníamos a Elizabeth sentada en la parte de atrás.—No peleen, por favor. —el tono de la niña era de súplica. Rara vez Ron y yo discutíamos, muy raro, por eso habíamos congeniado durante diez años en nuestro matrimonio a pesar de los años de diferencia.—No estamos peleando, pequeña. —susurré en su dirección, mi corazón se encogió al ver la reacción de mi hija, era de preocupación y extrañes, me acomodé en mi asiento mirando hacia el frente, a los autos y las faroles de las calles, el rostro de George era de a
GeorgeSentado en las sombras de mi taller, repasé todo mi pasado con Vicky, como hace años no me torturaba. Recordé el diseño a punto de terminar y que tenía que entregar en unas horas más, y no tenía cabeza para ello con esto del tema. La mirada de ella sobre mí diciendo: “¿Perturbarme? Para hacerlo, deberías en primer lugar importarme, pero no lo es así desde hace diez años para ser exactos.” Diez años desde que pusimos un punto final a nuestra historia, cerré los ojos y la ira corrió por mis venas al recordar la fecha de boda de ella con Ronald, solo habían pasado dos semanas cuando me pidió el divorcio exprés.— ¿Por qué estás a oscuras? —no me había percatado que la puerta se había abierto, hasta que escuché a mi hermana hablar, encendió la luz y jadeó al ver el destrozo del lugar. — ¿Pero qué es lo que ha pasado aquí?—Quisiera estar a solas. —le anuncié sin siquiera mirarla.— ¿Qué es lo que pasa, George? —se acercó y se sentó sobre sus talones a mi lado. — ¿Por qué has destro
VictoriaAl día siguiente del encuentro con George, no se volvió a tocar el tema con Ron. Seguimos nuestra rutina de todas las mañanas, un baño, desayuno con nuestra hija, ellos a la escuela, yo al taller. Mi empresa “Elizabeth Ward” se dedicaba a la confección de vestidos de noche, me apasionaba dibujar y crear diseños que podía hacer realidad, y gracias al arduo trabajo por años, me había posicionado entre los mejores diseños en el país.—Señora Jones, la producción ha empezado—Sarah sonrió, ya que sabía que al escuchar esas palabras me llenaba de felicidad, tenía que entregar vestidos de noche en la nueva sucursal de Miami, y dentro de una semana otros a Los Ángeles, ella se retiró dejándome a solas. Mi corazón revoloteaba ver cada día como la empresa crecía, miré mi IPad y pausé el diseño que tenía comenzado cuando tocaron a la puerta.—Adelante—contesté sin mirar.—Señora Jones, tiene un detalle, —levanté la mirada a una Sarah sonriente y al ver mi cara de confusión se hizo a un