Alexandre
Observo a mi madre mientras sube a ese jet donde finalmente estará a salvo, si bien es cierto que hace años ella logró cosas increíbles, en este momento no deseo que nada malo le suceda, me observa desde la ventanilla con una pequeña sonrisa la cual no llega hasta sus bellos ojos, levanto la mano y me despido de ella.
—¿Tienes alguna información sobre el atentado del abuelo? —Pregunto a Flavio en cuanto me giro.
—Conseguí información de un tipo, al parecer hay alguien en un bar llamado el Passione Proibita que podría darnos algo de información.
—Entonces vamos, no perdamos tiempo. —Corto a Flavio.
—No es tan sencillo como crees, ese lugar es bastante peligroso, no entra en nuestro territorio, ese pertenece a Stefano. —Comenta con cierto recelo.
—¿Y se supone que ese nombre debería de sonarme? —Inquiero con indiferencia.
—A veces olvido que no creciste aquí, Stefano es un mafioso bastante poderoso, incluso fue un maldito con su propia mujer, pero bueno el tema aquí es que te puedo asegurar nuestra entrada más no salir con vida de él.
—Muchas veces uno se debe de arriesgar con tal conseguir lo que se desea, mi madre no consiguió las cosas tan fácil, tuvo que arriesgarse demasiado, así que yo no seré diferente de ella ni del abuelo.
—Como gustes, pero en ese caso debemos planear bien nuestros movimientos en ese lugar y lo más importante no podemos ir esta misma noche, debemos de llevar varios hombres y creo que esto lo deberías de comentar con Bellini.
—Perfecto, hoy mismo se lo comunicaré. —Subimos a la camioneta y nos alejamos del aeropuerto, ahora que mi madre se encuentra lejos de aquí, me siento nuevamente tranquilo sin la preocupación de que le pueda suceder algo malo, cosa que le comenté antes de su viaje y comenzó a reír sin parar.
Flashback
—¡Por Dios madre!, ayer me dijiste que si volverías a México y ahora de la nada me sales con que mejor te quedas aquí. —Espeto furioso dando vueltas en su habitación.
—No soy ninguna niña a la que puedas regañar Alexandre, soy tu madre. —Responde con los ojos crispados llenos de furia.
—¿No te das cuenta de que me preocupo por ti? No deseo que nada malo te suceda, tengo miedo por ti, todo el tiempo la paso fuera de casa y si algo te llegase a suceder nunca me lo perdonaré.
—Alexandre cariño, sé muy bien cómo manejar este tipo de situaciones, ¿recuerdas que hace veinte años yo hice algo similar? —Me recuerda gentilmente.
—Claro que lo sé, es solo que ahora yo debo protegerte a ti y al abuelo, ya has hecho demasiado, además no quiero que ni mi padre ni mis hermanas se expongan a venir aquí al enterarse que deseas quedarte conmigo, por favor te lo suplico regresa a casa, me sentiré más tranquilo si estas lejos de aquí. —Me acerco a ella y acaricio su mejilla donde deposito un beso.
—Bien tu ganas, solo déjame decirte que soy bastante apta para defenderme yo sola, no por algo tu abuelo me dejo al cuidado del tío Palmieri, como te lo he dicho antes es el mejor francotirador, aunque bueno eso lo sabes de sobra. —Después comenzó a reírse por mi paranoia.
—Lo sé madre, claro que lo sé, pero está vez es diferente, tu sabías quienes eran los traidores, en esta ocasión el maldito infeliz no ha dado la cara.
Fin de flashback
—Eso es demasiado peligroso Alexandre, tu no conoces a Stefano es un maldito el canalla. —Espeta furioso Bellini en cuanto le cuento mi plan.
—¿Y qué más da si es en su territorio? No es que vaya a presentarme frente a él como el heredero de Giuseppe Lombardi, simplemente me reuniré con un tipo allí.
—No sabemos si ese tipo en verdad sabe algo, es más ni siquiera estamos seguros de que ese hombre exista en verdad, puede ser que todo sea una trampa para acabar contigo.
—Debo arriesgarme Bellini, no estamos ni cerca de dar con ese maldito y así tenga que arriesgar mi vida lo haré, porque de otra forma una vez que el abuelo se recupere, volverá a atacarlo y será algo de nunca acabar, en este caso es él o soy yo, y déjame decirte que yo no soy alguien que se da por vencido tan fácilmente.
—¡Eres un testarudo! —Exclama furioso, como ve que no pienso cambiar de opinión lanza un sonoro suspiro—. Bien tu ganas, Giuseppe va a matarme si se entera que te deje ir, así como si nada y tu madre ni se diga es capaz de regresar y sacarme las entrañas, lo que si es que debemos redoblar tu seguridad y no acepto un no por respuesta, simplemente pueden ir como cualquier civil, así podré estar más tranquilo, yo me quedaré con tu abuelo, en caso de que sea una trampa y deseen hacerle algo estando tu lejos de aquí.
—Es lo justo, en ese caso debemos de planear que hacer si todo resulta ser una trampa. —Cuando me escucha decirle esto, los ojos casi se le salen de las orbitas—. Vamos Bellini tú mismo lo dijiste puede ser una trampa.
—Sí, pero tampoco es para que seas tan pesimista y pienses en el peor escenario.
—Sí como tu digas, obviamente Flavio debe de ir conmigo. —Comento a lo que este solo asiente.
—Permíteme debo de tener un plano de ese bar. —Se levanta Bellini, mientras rebusca en uno de los cajones del abuelo—. Debemos de tener hombres en cada una de las salidas por cualquier eventualidad. —Comenta una vez que nos muestra todos los lugares estratégicos a los cuales se refiere.
—¿Cómo es que tienes este plano? —Inquiero frunciendo el ceño.
—Tú abuelo conoció al padre de Stefano, hicieron algunos negocios juntos y este bar fue uno de ellos, pero bueno debido a la repentina muerte de este, ese negocio paso a manos de otro hasta que al final regreso a su verdadero dueño, Stefano.
Aunque Bellini no lo diga sé que este asunto es más interesante de lo que me quiere hacer creer, pero dado que sucedió hace mucho tiempo y no es de mi incumbencia no comento nada, tengo cosas más importantes por las cuales preocuparme que chismes de antaño.
Después de tres días de intensos planes, y confirmar que el tipo ese estará esperando por mí, salimos de Porto Venere y nos dirigimos a Cinque Terre, después de una hora de viaje, bajamos de la camioneta y miro todo a mi alrededor.
—Para ser el bar de un mafioso es bastante colorido. —Le comento a Flavio quien se ha colocado a mi lado, sin dejar de mirar a su alrededor, pero su mirada no es igual a la mía, él simplemente observa que nadie desee atacarnos.
—Digamos que la mujer de Stefano hizo unos cuantos arreglos, antes no era un antro como lo que ves hoy.
—¿No dijiste que fue un maldito con su propia mujer? ¿Cómo es posible que ella haya hecho esto o es que se casó nuevamente?
—Lo fue, pero simplemente lo perdono. —Mueve la cabeza en señal de negación y pone los ojos en blanco.
—¿Qué le hizo ese tipo?
—Que no le hizo el infeliz, pero simplemente el amor te convierte en idiota es lo único que te puedo decir, aunque bueno con la mujer que le toco, me sorprende que no lo haya asesinado ella desde antes. Solo te diré que es muy parecido a lo que sucedió con tus padres, el mafioso resulto doblegado por una pequeña mujer. —Comienza a reír y mi risa se une a la de él, porque sé que es verdad mi madre para ser tan pequeña de estatura con solo una mirada manda callar a mi padre.
Cuando logramos entrar al lugar, observo todo a mi alrededor, caminamos por un pasillo iluminado con luces neón, en cuanto llegamos al final de éste me quedo impresionado de lo enorme que es por dentro, me abro paso a través de todo el gentío que inunda el lugar y subo una pequeña escalera, siguiendo al tipo que nos llevará al lugar reservado donde hemos quedado de vernos.Abre la puerta y me permite pasar con Flavio pegado a mis talones, dentro de esta veo todo el lugar el cual está adornado con unos enormes espejos, un sillón en L en color vino y unas pequeñas mesitas donde ya reposan unas cubiteras con champagne, así como unas botellas de whisky, al final mi mirada se detiene en un hombre algo mayor, bastante canoso esperando por mí y con una amplia sonrisa en su rostro, el cual va acompañado por otros dos hombres quienes nos miran con suspicacia, esperando un movimiento en falso por nuestr
—Sabía que esto no era buena idea, pero no, tenías que ser tan testarudo y arriesgarte a venir. —Explota furioso Flavio, quien mira hacia atrás y veo como nos siguen dos camionetas las cuales no pertenecen a mis hombres—. ¡No te detengas! —Le grita al chofer, mientras baja el vidrio de su lado, toma una de las armas que se encontraban aquí y comienza a disparar, cuando una de las camionetas está a nuestro nivel, comienzan a empujarnos para desviarnos de nuestro camino.—¿Qué intentan hacer? —Pregunto cortando cartucho de mi arma.—Nos quieren llevar hacia esa parte de la autopista que esta desolada. —Comenta el chofer—. Hay un túnel, una vez allí temo lo peor.Y justo como lo dijo llegamos a una parte bastante desolada, a lo lejos se vislumbran unas pequeñas luces procedentes de ese túnel, por lo demás todo está a
Yelizaveta Belucci Después de dejar al bombón en su casa, regreso a la mía. En cuanto llegó donde se encuentran los guardias veo todo un caos, hombres corriendo de un lado para el otro gritándose instrucciones como si estuviesen esperando algo de lo cual aún no soy participe. —Hola Bill, ¿Sucede algo malo? —Pregunto al hombre que está apostando en las rejas. —Buenas noches, señorita Belucci. Creo que es mejor que entre sus padres están esperándola. —Responde un tanto cansado, sigo mi camino y me sorprende ver tanta gente despierta a esta hora, sé que siempre debemos de tener cuidado por el tipo de negocios de mi padre, pero en todos estos años nunca vi algo semejante, gente corriendo como si fuesen a un batallón de guerra con armas por doquier. Una vez que entró, me dirijo a la sala que supongo es donde me deben de estar esperando mis padres. —¿Dónde estabas Yelizaveta? —Pregunta mi padre furioso una vez que entró en su campo de visió
Días despuésMe encuentro en mi habitación donde he permanecido todos estos días enfurruñada por la paranoia de papá, sus malditos hombres no se me despegan ni cuando salgo a tomar el Sol, odio este maldito encierro y lo peor de todo es que tío Mich aun no me ha dicho nada del bombón, lo cual me tiene aún más inquieta, estoy mirando el techo de mi habitación cuando tocan a la puerta.—¡Adelante! —Les permito pasar.—Mi niña, ¿adivina qué? —Susurra tía Melike cuando cierra la puerta de mi habitación, me siento de inmediato y la miro sin comprender—. ¿No me digas que ya no quieres saber nada de Alexandre Carluccio? —Responde con tristeza, me levanto como resorte y corro hasta su lado.—Claro que quiero saber, pero ¿Cómo sabes que estoy interesada en él? —Inq
Miro por la ventanilla del avión como el cielo comienza a oscurecerse dejando a su paso una mezcla de colores violeta, azul y un pequeño rastro rojizo, si no estuviese tan preocupado me detendría a observar este magnífico atardecer, suspiro y trato de recordar algo de la última vez que estuve aquí, cosa que me es totalmente imposible era apenas un niño cuando dejé este lugar (el lugar donde nací) en compañía de mis padres.Hoy, sin embargo, aunque ellos no lo quieran decidí volver para vengarme de aquellos que intentaron lastimar a mi abuelo, ese gran hombre tan amable que siempre nos apapacha a mis hermanas y a mí, que sus ojos se llenan de bondad y amor cuando nos ve, pero que a la vez es tan temible que toda Italia respeta, Al grande capo Giuseppe Lombardi, ellos sabrán que con El hijo de la reina de la mafia nadie se mete.
Alexandre Carluccio Han pasado 20 años desde que mis padres nos llevaron a México, en todo este tiempo nunca volvimos a pisar Italia, en parte porque a mamá le daba miedo que alguien nos hiciera daño en cuanto se enterasen de nuestro regreso y por otro lado el abuelo también nos lo prohibió con el mismo argumento de mamá, de cierta forma él siempre la apoyo tanto en Italia como en México.Cuando se es niño uno no sabe bien este tipo de cosas, recuerdo que ya que tuvimos una edad considerable mis padres nos contaron la verdad sobre el pasado de papá, el gran Massimo Carluccio un mafioso bastante temido en Italia y mamá mejor conocida como La reina de la mafia (en realidad así es como el abuelo la apodo y a lo largo de los años el nombre de mamá también se hizo respetar debido a que fue gracias a su plan de venganza lo que acabo con los Salvatore, un
Llegamos al antro El bajo mundo y para pasar desapercibidos nos separamos para que no me vean junto a Bellini, ya que esto podría desatar ciertas sospechas sobre quién soy yo y por el momento es mejor que no se sepa mi verdadera identidad.Bellini se dirige a la oficina del abuelo donde al parecer ya se ha instalado “el nuevo dueño” de todos los negocios de mi abuelo, de acuerdo a lo que hemos planeado cuando sus hombres me den señal debo dirigirme hasta allí; según lo que me ha dicho Flavio en todo este tiempo, hay varios capos de mediana categoría reunidos en una de las salas VIP recibiendo órdenes del supuesto dueño, me dedico a observar todo a mi alrededor y me doy cuenta de que nuestros hombres superan en número al de todos los traidores por lo que sonrío satisfecho ante los cuidadosos arreglos de Bellini, ahora entiendo porque ha sido la mano derecha de mi abuelo por tanto tiempo.
Diez años atrás Hace unos cuantos meses que cumplí 15 años y en todo este tiempo he sido testigo de la gran adoración que mi padre siente por mi madre, es tanto el amor que se tienen que se puede ver en cada mirada, cada beso, cada palabra y en sus acciones día con día; acabo de regresar de la escuela cuando mis padres me mandan llamar, ambos están esperándome en el estudio en cuanto entro me doy cuenta de que el ambiente se siente un tanto tenso.—¡Alex siéntate por favor! —Me dice mi madre con una tierna sonrisa la cual no llega hasta sus ojos los cuales están un poco rojos, veo como se retuerce las manos en un intento por tranquilizarse y por un momento temo lo peor, que me digan que han decidido separarse, lo cual no tendría lógica debido al amor que aún se aprecia en ambos.—¿Sucede algo malo? —Pregunto con un lige