—Estoy realmente molesta contigo Alexandre además de bastante decepcionada de ti. —Me remuevo incómodo en mi asiento sin apartar la mirada de ella.
—Supongo que es por lo de mi padre, déjame decirte que yo estoy más decepcionado de él, no entiendo cómo puedes seguir a su lado después de lo que te hizo. —Grito sin poder contenerme, al igual que me levanto de mi asiento y le doy la espalda bastante furioso.
—Tú padre nunca me ha obligado a estar con él durante todos estos años Alexandre, fuiste muy injusto en acusarlo sin saber realmente que sucedió.
—¿Por qué no me contaron la verdad hace 10 años? Tuve que enterarme por una tercera persona lo que realmente te sucedió, supongo que te viste obligada a quererme, si no hubiese sido por mí, tú estarías con alguien más y tendrías otros hijos, es mi culpa todo el sufrimiento por el que has pasado a lo largo de estos años, tal vez hasta te arrepientes de haberme salvado hace años. —Confieso en voz alta todo aquello que me ha estado consumiendo desde que me entere de su secuestro.
—Mi bebé, yo no me vi obligada a amarte, de eso debes de estar completamente seguro y no me imagino con alguien más, en verdad amo profundamente a tu padre, a tus hermanas y a ti, y créeme que no me arrepiento de salvarte hace años cuando eras un bebé. —Se acerca hasta donde me encuentro y me abraza muy fuerte—. Vamos siéntate hay otras cosas que debes de saber.
La miro a los ojos y estos se encuentran humedecidos por las lágrimas que han escapado por la comisura de ellos, levanto mi mano y se las limpio, no me gusta verla llorar.
—¿Hay más verdades que nos han ocultado a mis hermanas y a mí?
—Debes de comprender Alexandre que esto es algo de lo cual tu padre y yo no teníamos intención de hablar, pero dadas las circunstancias no nos quedó más remedio, tus hermanas ya saben la verdad quienes, por cierto, también están bastante molestas con tu padre lo han juzgado injustamente. Tu padre y yo nos vimos por primera vez días antes del asesinato de tu madre, aún recuerdo cuando lo vi en esa cafetería, nuestras miradas se cruzaron y fue como si al vernos a los ojos nuestros corazones se reconocieran, me quede sin habla y durante días no pude arrancarme la mirada de tu padre, no te sabría decir si fue amor a primera vista o tal vez fue nuestro destino, que ya estaba escrito de cierta forma.
La observo detenidamente y sus ojos brillan ante ese recuerdo.
—Después como bien sabes fue el atentado que sufrieron, tu madre te entrego a mí y en un intento por protegerte corrí contigo en brazos, cuando tu padre y sus hombres nos encontraron por un momento pensé que era nuestro fin, sin embargo, no fue así, gracias a que él hablo con el traidor de Moretti es que llego hasta donde me encontraba contigo en ese momento y es que seguimos con vida, él nos salvó de un final horrible, no quiero ni imaginar lo que Maritza hubiese sido capaz de hacernos. —Acaricia mi rostro y me mira con tanto amor que no dudo de sus palabras.
—Sigo sin entender ¿Por qué no nos dijeron esto hace años? Tal vez cuando nos contaron el pasado de papá hubiese sido buen momento.
—Cariño, te aseguro que si en ese entonces hubiésemos hablado al respecto de cómo fue que tu padre y yo nos conocimos, ustedes hubiesen juzgado a tu padre justo como lo están haciendo en este momento o incluso tal vez peor, eran muy jóvenes en ese entonces. No te diré que cuando me privó de mi libertad estaba muy contenta que digamos, créeme que intente huir, pero me fue imposible y sí, sé que tu padre actuó con egoísmo ya que tu parecías ser muy apegado a mí y también el sintió lo mismo que yo cuando me vio por primera vez; permanecer a lado de tu padre al inicio fue difícil, en varias ocasiones intentaron asesinarme, pero él siempre me salvó, después cuando me di cuenta la forma en que se preocupaba por mí es que comencé a enamorarme de él, no te sabría decir en qué momento ocurrió, solo sé que se dio en el momento justo.
—¿En verdad no te arrepientes de haberme salvado ese día? —Pregunto con duda y miedo a que me confiese que muy en el fondo si se arrepiente.
—No cariño, ten por seguro que si en éste momento fuese capaz de retroceder el tiempo y tuviese que vivir lo mismo sin dudarlo te volvería a salvar, es más, hasta un millón de veces lo haría sin importar que tuviese que pasar por todo lo que vivimos, como cuando creí que tu padre en verdad estaba muerto, todo con tal de estar juntos de nuevo; para serte sincera en esa época la verdad es que en el fondo si odiaba a tu padre, pero levantarme todos los días y ver cómo me sonreías, como me dabas tus bracitos para que te cargará, sentir el cariño o amor que sentías por mí y sobre todo hacerme compañía fue lo que me motivo a seguir con vida y creo que tu uniste nuestro destino, algo de lo cual ninguno de los dos se arrepiente.
—Madre, en verdad no sabes cómo me dolió enterarme por ese maldito todo por lo que pasaste, por un momento en verdad creí que mi padre te había forzado todos estos años a permanecer a su lado. —Respondo mientras la abrazo y depósito un beso en su mejilla.
—El sufrimiento es parte de la vida Alex, no siempre todo es felicidad y hablado de tu padre quiero que le hables en este momento y te disculpes con él, no sabes lo que ha estado sufriendo desde que le hablaste ese día, ya con tus hermanas es suficiente con quienes, por cierto, ya he hablado y quiero que dejen de portarse fríamente con tu padre, en todos estos años solo nos ha demostrado el amor que nos tiene.
—Bien lo haré enseguida. —Tomo el celular y espero pacientemente a que mi padre responda.
—¡Alexandre! Hijo déjame exp…
—Por favor papá déjame hablar primero, mamá ya me explico todo y lamento haberte juzgado sin saber la verdad, es solo que estaba molesto al pensar que en verdad mamá estaba a tú lado por obligación, no estoy avergonzado de ser tu hijo al contrario estoy orgulloso, porque dejaste esa vida a la que estabas acostumbrado aquí en Italia con tal de seguir a tu familia hasta México y no perdernos. —Alcanzo a escuchar como mi madre susurra en voz baja «aunque al principio le costó darse cuenta».
—Me alegra que Lilibeth te haya contado toda la verdad, y en verdad no estoy orgulloso de lo que le hice a tu madre, pero me enamoré perdidamente de ella, que después no fui capaz de dejarla marchar; por cierto, dile que si escuché lo que dijo. —Suelto una pequeña carcajada y hago caso omiso a su comentario.
—Debo colgar, pero estaré hablando con ustedes para informarles todo lo que suceda aquí, hasta luego.
—Hasta luego hijo y dile a tu madre que ya la extraño y que le mando un beso. —Corto la llamada y me siento más tranquilo al haber arreglado las cosas con mi padre.
—Vamos debes de estar cansada por el viaje, será mejor que descanses; por cierto, ahora entiendo a que se refería el tío Palmieri cuando decía que tenías un excelente tino.
—Aprendí del mejor, en cuanto pueda deseo visitar a Giuseppe. —Comenta con tristeza, sé que mamá le tomó mucho cariño por todo lo que el abuelo hizo por nosotros hace años.
—Claro madre, mañana te llevaré a verlo, ahora es mejor que descanses también pediré que alguien te suba la cena. —La acompaño hasta su habitación y antes de marcharme beso su mejilla, tenerla en este momento me da más fuerza para seguir adelante y vengar al abuelo.
Al día siguiente cuando bajo a desayunar me encuentro a mi madre conversando con Bellini, el cual la ha puesto al tanto de todo lo sucedido, así como del estado de salud de mi abuelo.—Cariño por fin despertaste, en cuanto terminemos nuestro desayuno deseo ver a tu abuelo.—Claro madre, además estoy seguro de que hay otra persona que estará encantado de volver a verte.—¿Quién? —Pregunta de inmediato.—Lo sabrás en cuanto lleguemos. —Me acercó a ella y le doy un beso, en cuanto terminamos nuestro desayuno nos encaminamos al hospital donde se encuentra el abuelo, durante el trayecto me doy cuenta de que Flavio muestra bastante interés en mi madre a lo que no puedo evitar ponerle mala cara.Una vez que llegamos al hospital, mi madre observa a todos los hombres que están custodiando el piso donde se encuentra el abuelo y veo como su mirada
Alexandre Observo a mi madre mientras sube a ese jet donde finalmente estará a salvo, si bien es cierto que hace años ella logró cosas increíbles, en este momento no deseo que nada malo le suceda, me observa desde la ventanilla con una pequeña sonrisa la cual no llega hasta sus bellos ojos, levanto la mano y me despido de ella.—¿Tienes alguna información sobre el atentado del abuelo? —Pregunto a Flavio en cuanto me giro.—Conseguí información de un tipo, al parecer hay alguien en un bar llamado el Passione Proibita que podría darnos algo de información.—Entonces vamos, no perdamos tiempo. —Corto a Flavio.—No es tan sencillo como crees, ese lugar es bastante peligroso, no entra en nuestro territorio, ese pertenece a Stefano. —Comenta con cierto recelo.—¿Y se supone que ese nombre debería de s
Cuando logramos entrar al lugar, observo todo a mi alrededor, caminamos por un pasillo iluminado con luces neón, en cuanto llegamos al final de éste me quedo impresionado de lo enorme que es por dentro, me abro paso a través de todo el gentío que inunda el lugar y subo una pequeña escalera, siguiendo al tipo que nos llevará al lugar reservado donde hemos quedado de vernos.Abre la puerta y me permite pasar con Flavio pegado a mis talones, dentro de esta veo todo el lugar el cual está adornado con unos enormes espejos, un sillón en L en color vino y unas pequeñas mesitas donde ya reposan unas cubiteras con champagne, así como unas botellas de whisky, al final mi mirada se detiene en un hombre algo mayor, bastante canoso esperando por mí y con una amplia sonrisa en su rostro, el cual va acompañado por otros dos hombres quienes nos miran con suspicacia, esperando un movimiento en falso por nuestr
—Sabía que esto no era buena idea, pero no, tenías que ser tan testarudo y arriesgarte a venir. —Explota furioso Flavio, quien mira hacia atrás y veo como nos siguen dos camionetas las cuales no pertenecen a mis hombres—. ¡No te detengas! —Le grita al chofer, mientras baja el vidrio de su lado, toma una de las armas que se encontraban aquí y comienza a disparar, cuando una de las camionetas está a nuestro nivel, comienzan a empujarnos para desviarnos de nuestro camino.—¿Qué intentan hacer? —Pregunto cortando cartucho de mi arma.—Nos quieren llevar hacia esa parte de la autopista que esta desolada. —Comenta el chofer—. Hay un túnel, una vez allí temo lo peor.Y justo como lo dijo llegamos a una parte bastante desolada, a lo lejos se vislumbran unas pequeñas luces procedentes de ese túnel, por lo demás todo está a
Yelizaveta Belucci Después de dejar al bombón en su casa, regreso a la mía. En cuanto llegó donde se encuentran los guardias veo todo un caos, hombres corriendo de un lado para el otro gritándose instrucciones como si estuviesen esperando algo de lo cual aún no soy participe. —Hola Bill, ¿Sucede algo malo? —Pregunto al hombre que está apostando en las rejas. —Buenas noches, señorita Belucci. Creo que es mejor que entre sus padres están esperándola. —Responde un tanto cansado, sigo mi camino y me sorprende ver tanta gente despierta a esta hora, sé que siempre debemos de tener cuidado por el tipo de negocios de mi padre, pero en todos estos años nunca vi algo semejante, gente corriendo como si fuesen a un batallón de guerra con armas por doquier. Una vez que entró, me dirijo a la sala que supongo es donde me deben de estar esperando mis padres. —¿Dónde estabas Yelizaveta? —Pregunta mi padre furioso una vez que entró en su campo de visió
Días despuésMe encuentro en mi habitación donde he permanecido todos estos días enfurruñada por la paranoia de papá, sus malditos hombres no se me despegan ni cuando salgo a tomar el Sol, odio este maldito encierro y lo peor de todo es que tío Mich aun no me ha dicho nada del bombón, lo cual me tiene aún más inquieta, estoy mirando el techo de mi habitación cuando tocan a la puerta.—¡Adelante! —Les permito pasar.—Mi niña, ¿adivina qué? —Susurra tía Melike cuando cierra la puerta de mi habitación, me siento de inmediato y la miro sin comprender—. ¿No me digas que ya no quieres saber nada de Alexandre Carluccio? —Responde con tristeza, me levanto como resorte y corro hasta su lado.—Claro que quiero saber, pero ¿Cómo sabes que estoy interesada en él? —Inq
Miro por la ventanilla del avión como el cielo comienza a oscurecerse dejando a su paso una mezcla de colores violeta, azul y un pequeño rastro rojizo, si no estuviese tan preocupado me detendría a observar este magnífico atardecer, suspiro y trato de recordar algo de la última vez que estuve aquí, cosa que me es totalmente imposible era apenas un niño cuando dejé este lugar (el lugar donde nací) en compañía de mis padres.Hoy, sin embargo, aunque ellos no lo quieran decidí volver para vengarme de aquellos que intentaron lastimar a mi abuelo, ese gran hombre tan amable que siempre nos apapacha a mis hermanas y a mí, que sus ojos se llenan de bondad y amor cuando nos ve, pero que a la vez es tan temible que toda Italia respeta, Al grande capo Giuseppe Lombardi, ellos sabrán que con El hijo de la reina de la mafia nadie se mete.
Alexandre Carluccio Han pasado 20 años desde que mis padres nos llevaron a México, en todo este tiempo nunca volvimos a pisar Italia, en parte porque a mamá le daba miedo que alguien nos hiciera daño en cuanto se enterasen de nuestro regreso y por otro lado el abuelo también nos lo prohibió con el mismo argumento de mamá, de cierta forma él siempre la apoyo tanto en Italia como en México.Cuando se es niño uno no sabe bien este tipo de cosas, recuerdo que ya que tuvimos una edad considerable mis padres nos contaron la verdad sobre el pasado de papá, el gran Massimo Carluccio un mafioso bastante temido en Italia y mamá mejor conocida como La reina de la mafia (en realidad así es como el abuelo la apodo y a lo largo de los años el nombre de mamá también se hizo respetar debido a que fue gracias a su plan de venganza lo que acabo con los Salvatore, un