Me apresuro a llegar a mi casa y toco el timbre, en cuanto la puerta se abre veo a la abuela Marion quien me mira con el entrecejo fruncido, es evidente que también está molesta conmigo por la actitud que tome con mamá.
—¿Dónde está ma… mamá? —No entiendo porque ahora me cuesta tanto trabajo llamarla mamá cuando antes se me hacía de lo más normal.
—En su habitación llorando, no ha querido salir de allí desde que te fuiste. —Solo asiento y subo hasta su habitación, toco la puerta y quién me abre es mi padre, quien a diferencia de la abuela me mira con evidente desilusión, lo cual me hace tragar saliva y sentirme avergonzado por mi actitud.
—Pasa Alexandre. —En cuanto mamá escucha mi nombre se da la vuelta y veo sus ojos inyectados en sangre de tanto llanto y tan hinchados que me parece increíble que pueda verme a través de sus párpados, me acerco lentamente hasta ella con la cabeza baja.
—¡Mi bebé! No sabes cuánto te he extrañado. —Y sin más me toma entre sus brazos y comienza a besar mis mejillas.
—¡Basta mamá! Estoy bien no me ha pasado nada, yo me fui por mi voluntad. Perdóname por ser grosero contigo, yo te quiero mucho, aunque no seas mi madre. —Dicho esto comienzo a llorar.
—Mi amor, aunque yo no te tuve en mi vientre por 9 meses, tú eres mi hijo y siempre te amaré como tal, para mí tus hermanas y tú son lo más importante que tengo en la vida.
—¡¿Y yo dónde quedo Lilibeth?! —Le reprocha mi padre.
—Sabes que es diferente el amor que les tengo a mis hijos que el que siento por ti Massimo, no seas infantil. Cariño debes de saber que, sí, en efecto no teníamos planeado contarte la verdad sobre tu madre biológica hasta que tuvieses la suficiente edad para aceptarlo, pero es mejor que te enteres por nosotros a que alguien más venga y quiera hacerte daño aprovechándose de esa verdad. —Solo asiento y veo como busca un momento en el cajón de su mesita de noche, cuando vuelve trae con ella un pequeño cuadro con el retrato de una hermosa mujer de ojos verdes, me lo tiende y yo lo tomo entre mis manos, mientras con su otra mano sostiene una pequeña cajita de terciopelo negro la cual también me tiende, la abro y encuentro una cadena de plata de la cual pende un anillo de oro junto a un medallón con forma de corazón adornado con pequeños diamantes los cuales forman una "K".
—Ella era tu verdadera madre, Katherina Carluccio mi primera esposa, pero perdió la vida en un atentado que sufrió cuando iba de regreso a su nuevo hogar después de que firmamos el divorcio, ese día Lilibeth se cruzó en su camino y gracias a que tu madre te entrego con ella es que sigues con vida, si no la hubiese encontrado yo las personas que estaban detrás de ustedes no se habrían tentado el corazón para asesinarlos.
—¿Y por qué querían asesinarnos?
—La mejor amiga de tu madre se obsesiono con tu padre, debido a esto armo todo un plan para poder quedarse con él, por lo que decidió asesinar a Katherina y a ti. —Terminan con su relato y me quedo viendo fijamente el cuadro de la mujer que me dio la vida, la acaricio con mis dedos sintiéndome extraño de saber que está otra mujer es también mi madre, mi verdadera madre, después me acerco hasta mamá y la abrazo muy fuerte; si bien Katherina me dio la vida, Lilibeth la única madre que he conocido, me devolvió la vida y por fin entiendo lo que tío Palmieri quiso decir con que mamá arriesgo su vida para salvarme.
—¡Te amo mamá!
—Yo también te amo mi bebé.
Tiempo actual
Le devuelvo la mirada al hombre que me ha abierto los ojos en cuanto a una de las tantas verdades las cuales se me han ocultado durante años, este me mira sin bajar la mirada sintiéndose victorioso al percatarse del dolor que me está infligiendo, sin embargo, no se lo demuestro, en cambio lo miro con una mezcla de fastidio y diversión.
—Bellini que alguien lo lleve a las mazmorras de la mansión del abuelo. —Este asiente y antes de que se lo lleven, Bellini lo amenaza.
—Creo que los siguientes días nuestros hombres se divertirán bastante contigo, sabes que les encanta cuando se las ponen difícil, sacan su lado más sanguinario. —Sonríe maliciosamente mientras Giulio traga saliva, en cuanto quedamos solos tomó rápidamente el teléfono que se encuentra en la oficina y marco el número de mi padre sin importarme la hora que sea en México, después de algunos timbrazos escucho su voz.
—¡Hola! —Se escucha un tanto somnoliento.
—Se puede saber, ¿por qué fuiste tan desgraciado e infeliz como para secuestrar a mi madre para que cuidase de mí cuando era un bebé? ¿Todo este tiempo ha estado a tu lado mediante amenazas? —Grito fuera de mis cabales.
—¡Alexandre! —Responde después de algunos segundos en los que logra procesar todo lo que está sucediendo.
—Responde, ¿tan poco hombre eres como para caer tan bajo en secuestrar a una mujer?, déjame decirte que eres de lo peor Massimo Carluccio y en este momento me avergüenzo de ser hijo tuyo. —Y sin darle tiempo a que se explique le cuelgo el teléfono, mi respiración se encuentra agitada, veo a Bellini y Flavio quienes me miran bastante sorprendidos por lo que acabo de hacer.
—Creo que deberías de escuchar a tus padres antes de juzgarlos.
—¿Qué podría decirme para hacerme cambiar de opinión? Todo este tiempo mi madre solo me ha amado porque se vio obligada por mi padre. —Rebato furioso.
—Es mejor que ha…
—No quiero hablar con ellos, vamos ha sido una larga noche. —Y sin darle tiempo salgo de la oficina con Flavio detrás mío.
De camino a casa del abuelo me quedo pensando en todo lo que ese hombre dijo, nunca creí que mi padre fuese capaz de hacer algo tan bajo como secuestrar a mi madre con tal de que ella me cuidase como hijo suyo, en cuanto llegamos a nuestro destino subo rápidamente a mi habitación, decido tomar una ducha para relajarme y poder pensar con claridad, dentro de esta no puedo evitar golpear los azulejos una y otra vez hasta que mi puño comienza a sangrar, no puedo ni imaginar todo lo que mi madre ha tenido que sufrir por culpa del egoísmo de mi padre, ella sólo ha sido una víctima más.
Antes de salir de la ducha limpio mi mano con el botiquín que encuentro en un pequeño mueble, me visto y trato de conciliar el sueño, así permanezco alrededor de dos horas hasta que no puedo más y tomó mi celular donde comienzo a ver las fotos de mi familia, encuentro una en específico donde mamá y papá están en su boda y se ven realmente felices, por lo que trato de convencerme a mí mismo que ellos en verdad se aman y que no están juntos solamente porque mi padre la ha estado obligando a permanecer a su lado durante todos estos años, después de un rato el sueño me comienza a vencer y caigo rendido.
Han pasado cinco días desde que llegue a Italia y en todo este tiempo he comenzado a tomar el control de todos los negocios de mi abuelo, al principio los socios con los cuales trabajaba no parecían tan convencidos de que yo me hiciera cargo, sin embargo, les demostré que soy tan apto como mi abuelo para estar al frente de todo, aunque, a decir verdad, no me importaba si estaban en desacuerdo, simplemente tomaría lo que por derecho me corresponde según palabras de Bellini. También he ido a visitar a mi abuelo quien permanece en estado crítico como desde el primer día en que llegue, por otro lado, Giulio se ha mantenido callado durante todo este tiempo no dejándome otra alternativa que deshacerme de él.—Ya estoy cansado de que ese maldito no hable, hagámosle una última visita. —Les comento a Bellini y Flavio una vez que llegó de resolver unos cuantos problemas con unos revol
—Estoy realmente molesta contigo Alexandre además de bastante decepcionada de ti. —Me remuevo incómodo en mi asiento sin apartar la mirada de ella.—Supongo que es por lo de mi padre, déjame decirte que yo estoy más decepcionado de él, no entiendo cómo puedes seguir a su lado después de lo que te hizo. —Grito sin poder contenerme, al igual que me levanto de mi asiento y le doy la espalda bastante furioso.—Tú padre nunca me ha obligado a estar con él durante todos estos años Alexandre, fuiste muy injusto en acusarlo sin saber realmente que sucedió.—¿Por qué no me contaron la verdad hace 10 años? Tuve que enterarme por una tercera persona lo que realmente te sucedió, supongo que te viste obligada a quererme, si no hubiese sido por mí, tú estarías con alguien más y tendrías otros hijos, es
Al día siguiente cuando bajo a desayunar me encuentro a mi madre conversando con Bellini, el cual la ha puesto al tanto de todo lo sucedido, así como del estado de salud de mi abuelo.—Cariño por fin despertaste, en cuanto terminemos nuestro desayuno deseo ver a tu abuelo.—Claro madre, además estoy seguro de que hay otra persona que estará encantado de volver a verte.—¿Quién? —Pregunta de inmediato.—Lo sabrás en cuanto lleguemos. —Me acercó a ella y le doy un beso, en cuanto terminamos nuestro desayuno nos encaminamos al hospital donde se encuentra el abuelo, durante el trayecto me doy cuenta de que Flavio muestra bastante interés en mi madre a lo que no puedo evitar ponerle mala cara.Una vez que llegamos al hospital, mi madre observa a todos los hombres que están custodiando el piso donde se encuentra el abuelo y veo como su mirada
Alexandre Observo a mi madre mientras sube a ese jet donde finalmente estará a salvo, si bien es cierto que hace años ella logró cosas increíbles, en este momento no deseo que nada malo le suceda, me observa desde la ventanilla con una pequeña sonrisa la cual no llega hasta sus bellos ojos, levanto la mano y me despido de ella.—¿Tienes alguna información sobre el atentado del abuelo? —Pregunto a Flavio en cuanto me giro.—Conseguí información de un tipo, al parecer hay alguien en un bar llamado el Passione Proibita que podría darnos algo de información.—Entonces vamos, no perdamos tiempo. —Corto a Flavio.—No es tan sencillo como crees, ese lugar es bastante peligroso, no entra en nuestro territorio, ese pertenece a Stefano. —Comenta con cierto recelo.—¿Y se supone que ese nombre debería de s
Cuando logramos entrar al lugar, observo todo a mi alrededor, caminamos por un pasillo iluminado con luces neón, en cuanto llegamos al final de éste me quedo impresionado de lo enorme que es por dentro, me abro paso a través de todo el gentío que inunda el lugar y subo una pequeña escalera, siguiendo al tipo que nos llevará al lugar reservado donde hemos quedado de vernos.Abre la puerta y me permite pasar con Flavio pegado a mis talones, dentro de esta veo todo el lugar el cual está adornado con unos enormes espejos, un sillón en L en color vino y unas pequeñas mesitas donde ya reposan unas cubiteras con champagne, así como unas botellas de whisky, al final mi mirada se detiene en un hombre algo mayor, bastante canoso esperando por mí y con una amplia sonrisa en su rostro, el cual va acompañado por otros dos hombres quienes nos miran con suspicacia, esperando un movimiento en falso por nuestr
—Sabía que esto no era buena idea, pero no, tenías que ser tan testarudo y arriesgarte a venir. —Explota furioso Flavio, quien mira hacia atrás y veo como nos siguen dos camionetas las cuales no pertenecen a mis hombres—. ¡No te detengas! —Le grita al chofer, mientras baja el vidrio de su lado, toma una de las armas que se encontraban aquí y comienza a disparar, cuando una de las camionetas está a nuestro nivel, comienzan a empujarnos para desviarnos de nuestro camino.—¿Qué intentan hacer? —Pregunto cortando cartucho de mi arma.—Nos quieren llevar hacia esa parte de la autopista que esta desolada. —Comenta el chofer—. Hay un túnel, una vez allí temo lo peor.Y justo como lo dijo llegamos a una parte bastante desolada, a lo lejos se vislumbran unas pequeñas luces procedentes de ese túnel, por lo demás todo está a
Yelizaveta Belucci Después de dejar al bombón en su casa, regreso a la mía. En cuanto llegó donde se encuentran los guardias veo todo un caos, hombres corriendo de un lado para el otro gritándose instrucciones como si estuviesen esperando algo de lo cual aún no soy participe. —Hola Bill, ¿Sucede algo malo? —Pregunto al hombre que está apostando en las rejas. —Buenas noches, señorita Belucci. Creo que es mejor que entre sus padres están esperándola. —Responde un tanto cansado, sigo mi camino y me sorprende ver tanta gente despierta a esta hora, sé que siempre debemos de tener cuidado por el tipo de negocios de mi padre, pero en todos estos años nunca vi algo semejante, gente corriendo como si fuesen a un batallón de guerra con armas por doquier. Una vez que entró, me dirijo a la sala que supongo es donde me deben de estar esperando mis padres. —¿Dónde estabas Yelizaveta? —Pregunta mi padre furioso una vez que entró en su campo de visió
Días despuésMe encuentro en mi habitación donde he permanecido todos estos días enfurruñada por la paranoia de papá, sus malditos hombres no se me despegan ni cuando salgo a tomar el Sol, odio este maldito encierro y lo peor de todo es que tío Mich aun no me ha dicho nada del bombón, lo cual me tiene aún más inquieta, estoy mirando el techo de mi habitación cuando tocan a la puerta.—¡Adelante! —Les permito pasar.—Mi niña, ¿adivina qué? —Susurra tía Melike cuando cierra la puerta de mi habitación, me siento de inmediato y la miro sin comprender—. ¿No me digas que ya no quieres saber nada de Alexandre Carluccio? —Responde con tristeza, me levanto como resorte y corro hasta su lado.—Claro que quiero saber, pero ¿Cómo sabes que estoy interesada en él? —Inq