Diez años atrás
Hace unos cuantos meses que cumplí 15 años y en todo este tiempo he sido testigo de la gran adoración que mi padre siente por mi madre, es tanto el amor que se tienen que se puede ver en cada mirada, cada beso, cada palabra y en sus acciones día con día; acabo de regresar de la escuela cuando mis padres me mandan llamar, ambos están esperándome en el estudio en cuanto entro me doy cuenta de que el ambiente se siente un tanto tenso.
—¡Alex siéntate por favor! —Me dice mi madre con una tierna sonrisa la cual no llega hasta sus ojos los cuales están un poco rojos, veo como se retuerce las manos en un intento por tranquilizarse y por un momento temo lo peor, que me digan que han decidido separarse, lo cual no tendría lógica debido al amor que aún se aprecia en ambos.
—¿Sucede algo malo? —Pregunto con un ligero temblor en mi voz.
—No cariño, pero hay algo importante que debes de saber. —Se sienta a mi lado y toma mis manos entre las suyas.
—Como bien sabes hace años que nos mudamos de Italia para vivir aquí porque tu madre así lo quiso, y lo que te vamos a decir no es algo fácil de digerir. —Responde mi padre quien toma un poco de aire y mira a mi madre quien le asiente con la cabeza y prosigue con su relato—. Yo conocí a tu madre cuando tu tenías 6 meses de edad, tu verdadera madre se llamaba Katherina Carluccio ella fue mi primera esposa. —Mi cerebro tarda en procesar todo lo que me acaba de confesar mi padre, busco con la mirada a mi madre para cerciorarme de que lo que acabo de escuchar es verdad y cuando la miro a la cara veo sus ojos llenos de lágrimas e inmediatamente suelto sus manos.
—¿Cómo que ella no es mi verdadera madre?
—Mi amor yo te… —La interrumpo antes de que continúe, siento tanto rencor hacia mis padres en este momento que no deseo escuchar nada que tengan que decirme, odio saber que está mujer no es mi verdadera madre y también es injusto que solo Rachel y Brianna sean sus únicas hijas.
—¿Hasta cuándo planeaban mantener este secreto? —Grito enfadado, me duele en el alma saber que está mujer frente a mí no es mi madre biológica tanto así que no me siento con el derecho de volver a llamarla madre, ambos se miran y entiendo perfectamente lo que eso significa—. No quiero escucharlos, los odio a los dos por engañarme durante todo este tiempo, seguramente alguien los está obligando a hablar ¿cierto? O ¿es que mi verdadera madre me está buscando y por eso se decidieron a contarme todo?
—Por favor, mi amor, deja que te expliquemos todo, una vez que lo escuches nos entenderás.
—No quiero escuchar lo que tenga que decirme señora. —Contesto con todo el odio del que soy capaz.
—¡No le hables así a tu madre Alexandre! —Levanta la voz mi padre al cual miro con profundo rencor, salgo del estudio escuchando detrás de mí como la madre de mis hermanas llora con tal desesperación que le desgarraría a uno el alma, salgo de la casa y corro hasta la casa del tío Palmieri; toco a la puerta y en cuestión de segundos sale la tía Mia con un delantal puesto.
—¿Está todo bien cariño? —Pregunta en cuanto se percata de mi semblante, solo niego y me refugio en sus brazos hasta que me siento completamente seguro de que no lloraré me separo de ella.
—Ya sé que Lilibeth no es mi madre. —Ella lanza un pequeño suspiro y después entramos a su casa, no me pregunta nada más y comienzo a ayudarla a poner la mesa hasta que llegan mis primos y comemos en completo silencio. Después de algunas horas llega el tío Palmieri quien no se sorprende de verme en su casa, por lo que supongo mi tía le informo que me encontraba aquí y el motivo de mi visita.
—¿Puedo quedarme aquí unos días? —Pregunto en cuanto mis primos suben a terminar sus deberes, mi tío me mira un tanto sorprendido, pero logra mudar la expresión de su rostro antes de responder.
—Claro, el tiempo que gustes. —Luego subo a la habitación de visitas y me tumbo en la cama pensando en todo lo que sucedió esta tarde, sin poder evitarlo las lágrimas acuden a mis ojos es injusto lo que me está sucediendo todo lo que creí tener solo era un espejismo, ni siquiera sé quién es mi verdadera madre, puede que tal vez me esté buscando ¿sería mi padre capaz de arrebatarme de mi verdadera madre para entregarme a otra mujer que no es nada mío? Me duele tanto la cabeza que sin darme cuenta me quedo profundamente dormido.
Al día siguiente me despierto y miro mi celular tengo demasiadas llamadas perdidas tanto de mi padre, como de Rachel y Lilibeth, justo cuando estoy por dejarlo en la mesita de noche entra una llamada de Rachel.
—¿Por qué no contestabas Alexandre? ¿Dónde estás? Mamá la ha pasado llorando desde ayer por la tarde, por favor ven a …
—No me interesa lo que suceda con tu madre Rachel. —Después termino la llamada y apago mi celular, así pasan dos días hasta que al tercer día por la tarde cuando llega el tío Palmieri me encuentro por bajar las escaleras cuando lo escucho hablar con la tía Mia.
—Lilibeth no ha querido salir de casa, Massimo me contó que sigue llorando en su habitación desde que ese mocoso la rechazo. —Responde enojado a la pregunta que no alcance a escuchar por parte de la tía Mia.
—Palmieri no seas así, Alexandre es solo un niño y debes de comprender que es difícil para él entender que todo lo que creía cierto no lo es, ¿Cómo te sentirías al saber que la mujer que te crio desde bebé no es tu madre?
—Lilibeth arriesgo su vida por salvarlo, pero él ni siquiera les dio oportunidad de que le contarán toda la historia, solo sabe una verdad a medias. ¡Trae tu trasero de inmediato aquí Alexandre! Sé que estas escuchando a hurtadillas. —Me sobresalto en cuanto me pide bajar, por lo que al verme descubierto bajo arrastrando los pies.
—¿Qué sucede? —Pregunto desafiante y por la expresión de mi tío sé que muere de ganas por darme un buen coscorrón por ser tan testarudo.
—Que en este preciso instante mueves ese trasero tuyo y vas y le pides una disculpa a tu madre. —Estoy por responderle que esa mujer no es mi madre cuando levanta la mano haciendo un gesto para que guarde silencio—. Claro que es tu madre, aunque no te dio la vida es tu madre, dime ¿Quién ha estado cuidando de ti cada vez que enfermas? ¿Quién acude a todos tus festivales? ¿Quién da la cara cuando cometes alguna falta? ¿Quién te ha brindado todo su amor sin hacer alguna diferencia entre tus hermanas y tú?
—¡Palmieri! —Lo reprende mi tía.
—Nada de Palmieri, es un malagradecido; tú qué sabes todo lo que tu madre ha sufrido, si hubieses tenido la paciencia de escucharlos comprenderías porque guardaron silencio por tanto tiempo, ahora largo de aquí no quiero verte hasta que hables con tu madre quien está sufriendo profundamente por tu rechazo.
—¡Palmieri!, No le hagas caso Alexandre.
—No tía, mi tío tiene razón ma… mamá nunca me ha tratado diferente de como trata a mis hermanas. —Respondo avergonzado por mi actitud, ya que hasta ahora que mi tío me dijo todo esto me doy cuenta de que es verdad, mi madre siempre nos ha brindado el mismo amor, atención y cariño a mis hermanas y a mí, para ella yo soy tan hijo suyo como mis hermanas, lo cual es fácil de adivinar ya que sus ojos siempre han mostrado el mismo amor por mis hermanas y por mí.
Me apresuro a llegar a mi casa y toco el timbre, en cuanto la puerta se abre veo a la abuela Marion quien me mira con el entrecejo fruncido, es evidente que también está molesta conmigo por la actitud que tome con mamá.—¿Dónde está ma… mamá? —No entiendo porque ahora me cuesta tanto trabajo llamarla mamá cuando antes se me hacía de lo más normal.—En su habitación llorando, no ha querido salir de allí desde que te fuiste. —Solo asiento y subo hasta su habitación, toco la puerta y quién me abre es mi padre, quien a diferencia de la abuela me mira con evidente desilusión, lo cual me hace tragar saliva y sentirme avergonzado por mi actitud.—Pasa Alexandre. —En cuanto mamá escucha mi nombre se da la vuelta y veo sus ojos inyectados en sangre de tanto llanto y tan hinchados que me parece increíble que pued
Han pasado cinco días desde que llegue a Italia y en todo este tiempo he comenzado a tomar el control de todos los negocios de mi abuelo, al principio los socios con los cuales trabajaba no parecían tan convencidos de que yo me hiciera cargo, sin embargo, les demostré que soy tan apto como mi abuelo para estar al frente de todo, aunque, a decir verdad, no me importaba si estaban en desacuerdo, simplemente tomaría lo que por derecho me corresponde según palabras de Bellini. También he ido a visitar a mi abuelo quien permanece en estado crítico como desde el primer día en que llegue, por otro lado, Giulio se ha mantenido callado durante todo este tiempo no dejándome otra alternativa que deshacerme de él.—Ya estoy cansado de que ese maldito no hable, hagámosle una última visita. —Les comento a Bellini y Flavio una vez que llegó de resolver unos cuantos problemas con unos revol
—Estoy realmente molesta contigo Alexandre además de bastante decepcionada de ti. —Me remuevo incómodo en mi asiento sin apartar la mirada de ella.—Supongo que es por lo de mi padre, déjame decirte que yo estoy más decepcionado de él, no entiendo cómo puedes seguir a su lado después de lo que te hizo. —Grito sin poder contenerme, al igual que me levanto de mi asiento y le doy la espalda bastante furioso.—Tú padre nunca me ha obligado a estar con él durante todos estos años Alexandre, fuiste muy injusto en acusarlo sin saber realmente que sucedió.—¿Por qué no me contaron la verdad hace 10 años? Tuve que enterarme por una tercera persona lo que realmente te sucedió, supongo que te viste obligada a quererme, si no hubiese sido por mí, tú estarías con alguien más y tendrías otros hijos, es
Al día siguiente cuando bajo a desayunar me encuentro a mi madre conversando con Bellini, el cual la ha puesto al tanto de todo lo sucedido, así como del estado de salud de mi abuelo.—Cariño por fin despertaste, en cuanto terminemos nuestro desayuno deseo ver a tu abuelo.—Claro madre, además estoy seguro de que hay otra persona que estará encantado de volver a verte.—¿Quién? —Pregunta de inmediato.—Lo sabrás en cuanto lleguemos. —Me acercó a ella y le doy un beso, en cuanto terminamos nuestro desayuno nos encaminamos al hospital donde se encuentra el abuelo, durante el trayecto me doy cuenta de que Flavio muestra bastante interés en mi madre a lo que no puedo evitar ponerle mala cara.Una vez que llegamos al hospital, mi madre observa a todos los hombres que están custodiando el piso donde se encuentra el abuelo y veo como su mirada
Alexandre Observo a mi madre mientras sube a ese jet donde finalmente estará a salvo, si bien es cierto que hace años ella logró cosas increíbles, en este momento no deseo que nada malo le suceda, me observa desde la ventanilla con una pequeña sonrisa la cual no llega hasta sus bellos ojos, levanto la mano y me despido de ella.—¿Tienes alguna información sobre el atentado del abuelo? —Pregunto a Flavio en cuanto me giro.—Conseguí información de un tipo, al parecer hay alguien en un bar llamado el Passione Proibita que podría darnos algo de información.—Entonces vamos, no perdamos tiempo. —Corto a Flavio.—No es tan sencillo como crees, ese lugar es bastante peligroso, no entra en nuestro territorio, ese pertenece a Stefano. —Comenta con cierto recelo.—¿Y se supone que ese nombre debería de s
Cuando logramos entrar al lugar, observo todo a mi alrededor, caminamos por un pasillo iluminado con luces neón, en cuanto llegamos al final de éste me quedo impresionado de lo enorme que es por dentro, me abro paso a través de todo el gentío que inunda el lugar y subo una pequeña escalera, siguiendo al tipo que nos llevará al lugar reservado donde hemos quedado de vernos.Abre la puerta y me permite pasar con Flavio pegado a mis talones, dentro de esta veo todo el lugar el cual está adornado con unos enormes espejos, un sillón en L en color vino y unas pequeñas mesitas donde ya reposan unas cubiteras con champagne, así como unas botellas de whisky, al final mi mirada se detiene en un hombre algo mayor, bastante canoso esperando por mí y con una amplia sonrisa en su rostro, el cual va acompañado por otros dos hombres quienes nos miran con suspicacia, esperando un movimiento en falso por nuestr
—Sabía que esto no era buena idea, pero no, tenías que ser tan testarudo y arriesgarte a venir. —Explota furioso Flavio, quien mira hacia atrás y veo como nos siguen dos camionetas las cuales no pertenecen a mis hombres—. ¡No te detengas! —Le grita al chofer, mientras baja el vidrio de su lado, toma una de las armas que se encontraban aquí y comienza a disparar, cuando una de las camionetas está a nuestro nivel, comienzan a empujarnos para desviarnos de nuestro camino.—¿Qué intentan hacer? —Pregunto cortando cartucho de mi arma.—Nos quieren llevar hacia esa parte de la autopista que esta desolada. —Comenta el chofer—. Hay un túnel, una vez allí temo lo peor.Y justo como lo dijo llegamos a una parte bastante desolada, a lo lejos se vislumbran unas pequeñas luces procedentes de ese túnel, por lo demás todo está a
Yelizaveta Belucci Después de dejar al bombón en su casa, regreso a la mía. En cuanto llegó donde se encuentran los guardias veo todo un caos, hombres corriendo de un lado para el otro gritándose instrucciones como si estuviesen esperando algo de lo cual aún no soy participe. —Hola Bill, ¿Sucede algo malo? —Pregunto al hombre que está apostando en las rejas. —Buenas noches, señorita Belucci. Creo que es mejor que entre sus padres están esperándola. —Responde un tanto cansado, sigo mi camino y me sorprende ver tanta gente despierta a esta hora, sé que siempre debemos de tener cuidado por el tipo de negocios de mi padre, pero en todos estos años nunca vi algo semejante, gente corriendo como si fuesen a un batallón de guerra con armas por doquier. Una vez que entró, me dirijo a la sala que supongo es donde me deben de estar esperando mis padres. —¿Dónde estabas Yelizaveta? —Pregunta mi padre furioso una vez que entró en su campo de visió