Llegamos al antro El bajo mundo y para pasar desapercibidos nos separamos para que no me vean junto a Bellini, ya que esto podría desatar ciertas sospechas sobre quién soy yo y por el momento es mejor que no se sepa mi verdadera identidad.
Bellini se dirige a la oficina del abuelo donde al parecer ya se ha instalado “el nuevo dueño” de todos los negocios de mi abuelo, de acuerdo a lo que hemos planeado cuando sus hombres me den señal debo dirigirme hasta allí; según lo que me ha dicho Flavio en todo este tiempo, hay varios capos de mediana categoría reunidos en una de las salas VIP recibiendo órdenes del supuesto dueño, me dedico a observar todo a mi alrededor y me doy cuenta de que nuestros hombres superan en número al de todos los traidores por lo que sonrío satisfecho ante los cuidadosos arreglos de Bellini, ahora entiendo porque ha sido la mano derecha de mi abuelo por tanto tiempo.
En cuanto Flavio aprieta mi hombro comprendo que es la señal que estábamos esperando, me dirijo hacia la oficina de mi abuelo donde ya tenemos todo despejado gracias a la competencia de nuestros hombres, me siento en la silla que por tantos años ha ocupado mi abuelo en espera de que todos sigan al nuevo jefe a su guarida, estoy de espaldas cuando escuchamos la puerta abrirse, me giro y todos los hombres que esperan para entrar se quedan sorprendidos por mi presencia.
—¿Qué diantres haces aquí niño? —Me pregunta él que al parecer es el nuevo jefe, le dedico una sonrisa maliciosa antes de responderle.
—Mi nombre es Alexandre Carluccio El hijo de la reina de la mafia. —Veo como al principio, todos tienen una expresión de desconcierto hasta que logran encajar todas las piezas del rompecabezas en su minúsculo cerebro y cuando caen en cuenta de quien soy realmente es demasiado tarde, ya que he levantado mi arma y le disparo en la pierna al imbécil que intentaba usurpar el lugar de mi abuelo—. Ahora que me he presentado como se debe ¿Quién eres tú? —El tipo se encuentra tumbado en el piso llorando de dolor—. Responde que no tengo tu tiempo, digamos que no soy tan paciente, es una cualidad que herede de mi madre. —Me mira con sus ojos llorosos antes de responder.
—Soy… soy Giulio Farina y soy el nuevo Il grande capo. —Niego con la cabeza y me acerco lentamente a todos esos bastardos que ahora están rodeados por mis hombres y por como los veo, tiemblan como una hoja de papel, siendo conscientes desde este momento el futuro que les depara al salir de aquí.
—Creo que ese disparo te ha dejado idiota, ahora yo me haré cargo de todos los negocios de mi abuelo y para que les quede claro a todos ustedes que con Alexandre Carluccio nadie juega, les permitiré vivir si son capaces de saciar mi curiosidad. —Dicho esto se miran entre ellos con el terror reflejado en sus ancianos rostros—. ¿Quién fue el hijo de p**a que planeo asesinar a mi abuelo?
—Nosotros no sabemos nada. —Responde uno de ellos el cual siento que en cualquier momento se desmayará debido al miedo.
—Respuesta incorrecta. —Acto seguido levanto mi arma y le doy un tiro en el hombro, arrancándole un gran chillido de dolor—. Vuelvo a preguntar lo mismo ¿Quién fue el responsable de lo que le sucedió a mi abuelo? —Suelto en un susurro bajo, pero bastante peligroso para quien sepa reconocer cuando estoy furioso.
—Solo sabemos que el ruso seguía ordenes de… —Antes de que pueda continuar con su relato Giulio saca una navaja de su calcetín y se lo entierra en la garganta, la sangre comienza a emanar a chorros y veo como el hombre comienza a perder la vida frente a mis ojos, sin siquiera haber saciado mi curiosidad.
—¡Eres un grandísimo soplón! —Escupe Giulio aun presa del dolor, mis hombres lo toman por los brazos y le quitan la navaja con la cual acaba de asesinar al hombre a mis pies, levanto mi puño y se lo estrello en la cara para descargar parte de mi frustración.
—¿Alguien más va a hablar? —Pregunto a los otros 3 hombres que se encuentran frente a mí, los cuales niegan de inmediato presas del miedo a sufrir el mismo destino que su compañero—. Bellini que alguien los lleve a las bodegas especiales del abuelo, mañana me encargaré de ellos.
Bellini les hace señas a nuestros hombres, quienes sacan a rastras a los hombres que casi se orinan en la oficina antes de salir hacia un rumbo desconocido al menos para ellos, me dirijo a la silla que abandone hace unos minutos y observo al hombre que se encuentra custodiado por mis hombres, el cual parece bastante tranquilo ahora que sabe que los otros traidores no hablaran.
—Creo que tú y yo nos divertiremos toda la noche. —Le comento a Giulio mientras lo observo con mi barbilla apoyada en mis manos.
—Lamento decepcionarte niñito, creo que después de lo que estoy por contarte terminaras orinándote y llorando. —Me mira con suficiencia como si supiese un gran secreto del cual no soy participe.
—En ese caso sorpréndeme, una escoria como tú ¿Qué puede decirme para hacer llorar a este niñito como tú me llamas?
—Hace un rato te presentaste como El hijo de la reina de la mafia y según tú heredaste algunas cosas de tu madre, pero dime ¿sabes que en realidad Lilibeth Carluccio no es tu madre biológica? —Sonríe en cuanto suelta está bomba según él.
—Para tu información eso ya lo sabía, ¿creíste que mis padres nunca me lo contarían? —Suelto una carcajada cargada de ironía—. Justo lo hicieron para prevenir que alguien tan malnacido como tú quisiera sacar provecho de ese tipo de información.
—No esperaba que tuvieses conocimiento de esa información, pero creo que lo siguiente que te diré destrozará el gran altar en el cual debes de tener a tus padres, ¿sabías que tu santo padre el gran Massimo Carluccio secuestro a la que ahora se hace llamar tu madre para que cuidase de ti? —Lo miro atónito por unos segundos antes de cambiar la expresión de mi rostro—. Lo sabía eso es algo que no te han dicho, yo te contaré toda la verdad resulta que tu queridísimo padre secuestro a tu madre cuando te salvo de ese atentado dado que quedaste sin madre, ahora sabes que por tu culpa tu madre fue una víctima de tu padre y que gracias a eso es que están juntos, a decir verdad, no creo que se amen de verdad creo que tu madre desarrollo el síndrome de Estocolmo o simplemente se ha visto obligada a permanecer junto a tu padre contra su voluntad. —Sonríe triunfal mientras yo siento que toda mi vida es una gran mentira la cual comienza a derrumbarse.
Diez años atrás Hace unos cuantos meses que cumplí 15 años y en todo este tiempo he sido testigo de la gran adoración que mi padre siente por mi madre, es tanto el amor que se tienen que se puede ver en cada mirada, cada beso, cada palabra y en sus acciones día con día; acabo de regresar de la escuela cuando mis padres me mandan llamar, ambos están esperándome en el estudio en cuanto entro me doy cuenta de que el ambiente se siente un tanto tenso.—¡Alex siéntate por favor! —Me dice mi madre con una tierna sonrisa la cual no llega hasta sus ojos los cuales están un poco rojos, veo como se retuerce las manos en un intento por tranquilizarse y por un momento temo lo peor, que me digan que han decidido separarse, lo cual no tendría lógica debido al amor que aún se aprecia en ambos.—¿Sucede algo malo? —Pregunto con un lige
Me apresuro a llegar a mi casa y toco el timbre, en cuanto la puerta se abre veo a la abuela Marion quien me mira con el entrecejo fruncido, es evidente que también está molesta conmigo por la actitud que tome con mamá.—¿Dónde está ma… mamá? —No entiendo porque ahora me cuesta tanto trabajo llamarla mamá cuando antes se me hacía de lo más normal.—En su habitación llorando, no ha querido salir de allí desde que te fuiste. —Solo asiento y subo hasta su habitación, toco la puerta y quién me abre es mi padre, quien a diferencia de la abuela me mira con evidente desilusión, lo cual me hace tragar saliva y sentirme avergonzado por mi actitud.—Pasa Alexandre. —En cuanto mamá escucha mi nombre se da la vuelta y veo sus ojos inyectados en sangre de tanto llanto y tan hinchados que me parece increíble que pued
Han pasado cinco días desde que llegue a Italia y en todo este tiempo he comenzado a tomar el control de todos los negocios de mi abuelo, al principio los socios con los cuales trabajaba no parecían tan convencidos de que yo me hiciera cargo, sin embargo, les demostré que soy tan apto como mi abuelo para estar al frente de todo, aunque, a decir verdad, no me importaba si estaban en desacuerdo, simplemente tomaría lo que por derecho me corresponde según palabras de Bellini. También he ido a visitar a mi abuelo quien permanece en estado crítico como desde el primer día en que llegue, por otro lado, Giulio se ha mantenido callado durante todo este tiempo no dejándome otra alternativa que deshacerme de él.—Ya estoy cansado de que ese maldito no hable, hagámosle una última visita. —Les comento a Bellini y Flavio una vez que llegó de resolver unos cuantos problemas con unos revol
—Estoy realmente molesta contigo Alexandre además de bastante decepcionada de ti. —Me remuevo incómodo en mi asiento sin apartar la mirada de ella.—Supongo que es por lo de mi padre, déjame decirte que yo estoy más decepcionado de él, no entiendo cómo puedes seguir a su lado después de lo que te hizo. —Grito sin poder contenerme, al igual que me levanto de mi asiento y le doy la espalda bastante furioso.—Tú padre nunca me ha obligado a estar con él durante todos estos años Alexandre, fuiste muy injusto en acusarlo sin saber realmente que sucedió.—¿Por qué no me contaron la verdad hace 10 años? Tuve que enterarme por una tercera persona lo que realmente te sucedió, supongo que te viste obligada a quererme, si no hubiese sido por mí, tú estarías con alguien más y tendrías otros hijos, es
Al día siguiente cuando bajo a desayunar me encuentro a mi madre conversando con Bellini, el cual la ha puesto al tanto de todo lo sucedido, así como del estado de salud de mi abuelo.—Cariño por fin despertaste, en cuanto terminemos nuestro desayuno deseo ver a tu abuelo.—Claro madre, además estoy seguro de que hay otra persona que estará encantado de volver a verte.—¿Quién? —Pregunta de inmediato.—Lo sabrás en cuanto lleguemos. —Me acercó a ella y le doy un beso, en cuanto terminamos nuestro desayuno nos encaminamos al hospital donde se encuentra el abuelo, durante el trayecto me doy cuenta de que Flavio muestra bastante interés en mi madre a lo que no puedo evitar ponerle mala cara.Una vez que llegamos al hospital, mi madre observa a todos los hombres que están custodiando el piso donde se encuentra el abuelo y veo como su mirada
Alexandre Observo a mi madre mientras sube a ese jet donde finalmente estará a salvo, si bien es cierto que hace años ella logró cosas increíbles, en este momento no deseo que nada malo le suceda, me observa desde la ventanilla con una pequeña sonrisa la cual no llega hasta sus bellos ojos, levanto la mano y me despido de ella.—¿Tienes alguna información sobre el atentado del abuelo? —Pregunto a Flavio en cuanto me giro.—Conseguí información de un tipo, al parecer hay alguien en un bar llamado el Passione Proibita que podría darnos algo de información.—Entonces vamos, no perdamos tiempo. —Corto a Flavio.—No es tan sencillo como crees, ese lugar es bastante peligroso, no entra en nuestro territorio, ese pertenece a Stefano. —Comenta con cierto recelo.—¿Y se supone que ese nombre debería de s
Cuando logramos entrar al lugar, observo todo a mi alrededor, caminamos por un pasillo iluminado con luces neón, en cuanto llegamos al final de éste me quedo impresionado de lo enorme que es por dentro, me abro paso a través de todo el gentío que inunda el lugar y subo una pequeña escalera, siguiendo al tipo que nos llevará al lugar reservado donde hemos quedado de vernos.Abre la puerta y me permite pasar con Flavio pegado a mis talones, dentro de esta veo todo el lugar el cual está adornado con unos enormes espejos, un sillón en L en color vino y unas pequeñas mesitas donde ya reposan unas cubiteras con champagne, así como unas botellas de whisky, al final mi mirada se detiene en un hombre algo mayor, bastante canoso esperando por mí y con una amplia sonrisa en su rostro, el cual va acompañado por otros dos hombres quienes nos miran con suspicacia, esperando un movimiento en falso por nuestr
—Sabía que esto no era buena idea, pero no, tenías que ser tan testarudo y arriesgarte a venir. —Explota furioso Flavio, quien mira hacia atrás y veo como nos siguen dos camionetas las cuales no pertenecen a mis hombres—. ¡No te detengas! —Le grita al chofer, mientras baja el vidrio de su lado, toma una de las armas que se encontraban aquí y comienza a disparar, cuando una de las camionetas está a nuestro nivel, comienzan a empujarnos para desviarnos de nuestro camino.—¿Qué intentan hacer? —Pregunto cortando cartucho de mi arma.—Nos quieren llevar hacia esa parte de la autopista que esta desolada. —Comenta el chofer—. Hay un túnel, una vez allí temo lo peor.Y justo como lo dijo llegamos a una parte bastante desolada, a lo lejos se vislumbran unas pequeñas luces procedentes de ese túnel, por lo demás todo está a