Me levanté para entrar a la casa y evitar oír lo que tuviera para decirme, pues no quería pelear con ella, quería evitar problemas.—Eres una perra barata.Alcé la cara, la miré de forma fija, mi cuerpo se tensó.—¿Disculpa?—Sabía que a eso venías, lo supe desde el primer día que te vi, vi como le coqueteabas al señor de la casa, a mí no me engañas, eres una mosquita muerta.—No voy a responder a insultos, Valentina, eres la que educa a los niños, no voy a discutir contigo.—¿A los niños?, no, a la hija del dueño de la casa.—Está bien, sí, solo a ella, de mis hermanos me ocupo yo, y en adelante, de verdad, no importa lo que diga Romeo, yo me ocupo de ellos, y de su tarea.—Me parece bien, acostarte con el dueño de la casa, no es trabajo suficiente, eres una puta cara, al menos ocúpate de tus huérfanos.Apreté los puños y las lágrimas comenzaron a recorrer mi cara, me dolió que se expresara así de mí, pero mucho más que hablara así de mis hermanos.—¿Cómo te atreves a hablar así de
Vestido de seda azul, sandalias en tacón alto, pulseras de plata y accesorios para el cabello, no podía dejar de mirarlos mientras lo metía en la maleta, qué también era nueva y elegante.—Me siento como una vividora —confesé a Esmeralda qué me visitó.Ni a ella podía contarle del contrato con Romeo. Ella se echó a reír. —Eres una sugar baby, mira todo esto, mira como vives, mira como viven tus hermanos, ¿Hay más de donde sacaste a este? —¿Sugar baby?—Claro, que él es tu suggar daddy, es el que te da dinero por ya sabes qué, con quien tienes una relación así, interesante.—No, Esmeralda, no es así.—No te preocupes, no tiene nada de malo.—No, pero no es así, no me acuesto con él por dinero, eso me haría una prostituta.Me horroricé, tampoco le iba a aclarar que seguía siendo virgen, que no habíamos hecho nada. Se rio más fuerte y negó moviendo la cabeza.—Espero que no te haga daño, solo espero que no se aproveche de ti y te lastime, porque te juro que no me va a importar que sea
Me puse el vestido color plata en color seda, de tiras y con escote discreto al frente, el vestido era amplio en su falda, y ceñido hasta la cintura, dejé mi cabello suelto, me puse el perfume que me compraron como me dijeron que lo hiciera, me puse usas sandalias plateadas muy lindas, bajé por las largas escaleras, Romeo puso tiras de colores por el camino para que no perdiera el camino y no me equivocara, reí de eso recordando mi torpeza al usar su baño, y ahora dormiría en su habitación.Él vestía traje y me miró de arriba abajo cuando aparecí por las escaleras, pasé saliva, su mirada me hizo sentir emociones en mi cuerpo, unas emociones que nunca había experimentado, seguí bajando como me indicaron sin mirar los escalones, cuando estuve abajo, él se me acercó, me tomó de la mano y me repasó de nuevo con la mirada.—Estás bellísima. —Gracias.Me agarró por la cintura, acercó su rostro y besó mis labios, correspondí, mi corazón comenzó a latir, sus manos calientes recorriendo mi es
Me puse el vestido color plata en color seda, de tiras y con escote discreto al frente, el vestido era amplio en su falda, y ceñido hasta la cintura, dejé mi cabello suelto, me puse el perfume que me compraron como me dijeron que lo hiciera, me puse usas sandalias plateadas muy lindas, bajé por las largas escaleras, Romeo puso tiras de colores por el camino para que no perdiera el camino y no me equivocara, reí de eso recordando mi torpeza al usar su baño, y ahora dormiría en su habitación.Él vestía traje y me miró de arriba abajo cuando aparecí por las escaleras, pasé saliva, su mirada me hizo sentir emociones en mi cuerpo, unas emociones que nunca había experimentado, seguí bajando como me indicaron sin mirar los escalones, cuando estuve abajo, él se me acercó, me tomó de la mano y me repasó de nuevo con la mirada.—Estás bellísima. —Gracias.Me agarró por la cintura, acercó su rostro y besó mis labios, correspondí, mi corazón comenzó a latir, sus manos calientes recorriendo mi es
No encendí las luces, dejé que la iluminación tenue del lugar fuera la protagonista, tampoco quería que quedáramos a oscuras, pues su cuerpo era una delicia que quería ver por completo en su esplendor, estaba muy excitada, pero estaba más interesado en su placer, en su descubrimiento del sexo que en mi propia necesidad de poseerla, lo cual igualmente iba a pasar.La detuve frente a la cama, la desvestí con cuidado, se mantuvo quieta mirándome mientras me quité la camisa blanca que llevaba, el cinturón y el pantalón de vestir, me miró de arriba abajo con una mirada llena de curiosidad y deseo, mi ego estaba por las nubes, la forma en la que hice que se retorciera de placer debajo de mi boca me tenía el ego elevado.Me quedé en ropa interior, allí estábamos frente a frente, puse mis manos sobre sus caderas, admiré sus pechos, subí el rostro para apreciar el suyo, besé sus labios, la cargué sobre mi cuerpo, lo que hizo que soltar a un grito, reímos los dos, nos besamos mientras la deposi
Un hombre viudo y rico con una hija, se cruza con una huérfana que cuida a sus dos hermanos menores, él es importante e imponente, ella una chica harapienta, pero sus vidas se cruzarán irremediablemente.Caroline.Desperté tras haber dormido solo dos horas, no podía dormir pensando en que el día lunes era la fecha límite para inscribir a mis hermanos en la escuela y que ya era sábado, pasé saliva y cerré los ojos a punto de llorar, solo tenía granos blancos en la nevera preparados para darles y en lo que el contenido de esa olla se acabara no tendría más comida para ellos.Ya no tenía a quien más pedirle dinero prestado, había pedido mucho y había quedado mal porque no conseguía trabajo, limpié mis lágrimas y me exigí levantarme, debía ir a la calle y conseguir algo de dinero para la comida, ya vería como haría para inscribirlos en el colegio, aunque ya nadie me quería prestar más dinero.Limpié mis dientes sin pasta dental y corrí a la cocina a calentar y remojar el poco pan que queda
Romeo Scavo.Bajé del auto y entré al pretencioso edificio de mi indeseable socio, el mal gusto hacía presencia en cada esquina, tomé el ascensor y mis hombres se quedaron abajo, crucé la puerta principal y llegué hasta su oficina.—Romeo ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu viaje de regreso?—Todo bien. —Lamento lo de tu padre, ahora somos socios, te explicaré todo sobre el negocio. A tu padre le habría encantado verte por fin trabajando en el negocio familiar.—No es lo que pretendo. Quiero vender mi parte y adiós.—No, no, así no se hacen las cosas, date una oportunidad.Lo que quería era la fama de mi nombre en el mundo de los negocios para levantar el muerto que tenían como empresa. Me senté para escucharlo, pero yo tenía una decisión tomada.—¿Es todo? Mi abogado te contactará.—Romeo, Romeo, acompáñame esta noche para una fiesta en un club muy exclusivo, tengamos conversaciones de negocios como las tienen los hombres en esta ciudad.—No salgo de fiestas, nunca.—Por negocios.—Precio ¿Cuán
Romeo Scavo.Miré de arriba abajo a la mujer.—¡Torpe! —grité.—Lo siento, no sabía que había alguien aquí, por aquí lanzo el agua sucia.Me volví a ver la pequeña terraza, la miré de nuevo.—¿Cómo eres tan torpe? Esto es una terraza, no es para lanzar esa agua, debes lanzarla por un desagüe ¿Es que vives en una alcantarilla?Abrió mucho los ojos y negó repetidas veces, noté su maquillaje barato y mal puesto, su ropa que le quedaba demasiado ajustada como si fuera ropa de niña, se veía ridícula. Me quité la chaqueta, ella se quedó paralizada viéndome.—Qué noche de m****a, no soporto al imbécil de Ricardo, la niñera es incapaz de cuidar a mi hija, voy a tener que correrla y ahora tú me lanzas esta porquería encima ¿Qué nadie puede simplemente hacer su trabajo?—Yo puedo ocuparme de eso. Déjeme compensarlo —pidió.La miré de arriba abajo, no se parecía al resto de las chicas que vi adentro del lugar, no era fea, pero era la única que se veía natural, no me gustaba pagar por sexo, pero o