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Capítulo 3. Una entrevista

Ava se miró en el espejo, estaba indecisa en si llevar el cabello suelto o recogido, se había puesto el único pantalón negro de vestir que tenía, los zapatos más elegantes con un diminuto tacón y una blusa lisa en color blanco con un listón delgado y negro amarrado en un moño a punto de desbaratarse, se puso solo un poco de rubor en sus pálidas mejillas, y rímel en sus largas pestañas, optó entonces por llevar suelto su cabello de último momento. Creía que así su rostro redondo, no se notaría mucho.

― ¿Ya? ―escuchó decir impaciente a su amiga afuera del baño. Ava tomó aire y lo soltó lentamente entre dientes sin dejar de mirarse en el reflejo del espejo. Notó esas ojeras que apenas el maquillaje cubrió, ¿Por qué estaba nerviosa? Solo era una entrevista para un mejor trabajo, tendría más dinero para enviar a su familia, así Frank iría a la universidad, así como ella. ―Tenemos que estar unos minutos antes de que llegue el chofer.

―Voy, ya terminé. ―anunció Ava, tomó su bolso y salió del baño, Alice la observó.

―Te ves muy bien. ―Alice le guiñó el ojo. Después de unos minutos, habían salido del diminuto departamento de Ava, luego siguieron hasta llegar al chófer que esperaba por el nuevo personal que estaba llegando a la ciudad, era una camioneta negra y era blindada, al subir el interior estaba refrigerado, si esos sillones que miró estaban cómodos, sin duda se quedaría dormida como un oso en pleno invierno.

Dos horas y media después, llegaron al hotel Seasons, la fachada del lugar era impresionante, tenía una fuente muy grande tirando chorros de agua por lo alto, demasiado alto, los jardines eran hermosos y cuando llegaron a una entrada que no era la principal del hotel, el chófer anunció la llegada y que podían bajar.

―La señora Laurent los espera. ―anunció el hombre al volante, eran seis personas aparte de Ava y Alice, bajaron y se dirigieron a la puerta de personal del hotel, al abrirse la puerta, apareció una hermosa rubia, alta, delgada, y tenía un conjunto azul marino –falda estilo lápiz, blusa blanca y encima un saco del mismo color de la falda, zapatillas de tacón de aguja que le hacían ver muy pero muy elegante. Les hizo señas de que cruzaran hasta al final del pasillo y que dieran vuelta a la derecha, le sonó el celular y comenzó a hablar en francés, Ava se quedó embelesada con el idioma en el que la rubia hablaba. “Dicen que el francés es el idioma del romance” definitivamente estaba de acuerdo, el tono que empleaba y como el sonido se desenvolvía en su oído, le hizo suspirar.

―Me encanta escuchar hablar francés, se me hace tan sexy…―confesó Alice a Ava quien estaba igual que ella, otra mujer les mostró dónde debían tomar lugar, Ava era la última. ―Yo te dejo aquí, tengo que ir al conjunto a cambiarme por el uniforme, entro en una hora, al terminar la entrevista, llámame. ―se emocionó Alice de que Ava, su amiga de años del pueblo, estuviera ahí, ya que no se sentiría tan sola en un mundo de tanto lujo como era el hotel. Al irse, Ava le afloró de inmediato los nervios en el centro de su estómago, intentó hacer ejercicios de respiración para poder tranquilizar su mente, pensaba que si pasaba la entrevista, podría ahorrar finalmente, no se preocuparía por las facturas a final de mes, podría no preocuparse por la comida y ayudaría más a su familia. “Por favor, dame la oportunidad de trabajar aquí…” rezó en su interior.

Christine había recibido de nuevo una llamada de la cocina en el club, había problemas y no la dejaban hacer su trabajo, el último joven que entrevistó sería el último para ir de inmediato a solucionarlo a como diera lugar, al salir, se dio cuenta que faltaba una, pero al darle una revisada sutilmente de pies a cabeza, sabía que sería descartada de inmediato.

Ava al verla, se puso de pie, pero Christine levantó una mano.

―Tengo que salir, las entrevistas se han terminado. ―Ava arqueó una ceja, ¿Tanto tiempo de viaje para no entrevistarla? ―Te llamaremos, deja tu información con mi asistente. ―la rubia que estaba en un escritorio a unos cuantos metros de la puerta de la oficina de Laurent, se puso de pie, hasta pensó la asistente que su jefa estaba siendo muy grosera. Antes de que dijera algo, Christine se retiró dejándola de pie sin dejarle dar replica. La rubia y Ava se quedaron observando por unos segundos más.

―No te preocupes, así es ella, ¿Quieres dejarme tu información? ―Ava se sintió molesta.

―Eso es una falta de respeto. ―susurró, pero la asistente asintió.

―Me disculpo por ella, suele ser así.

Björn estaba llegando a la sala de seguridad dónde se encontraba las cámaras de ambos lugares: El hotel y el club. El jefe de seguridad se sorprendió al verlo entrar sin ser anunciado, se levantó de un movimiento brusco.

―Señor Hoffmann, ―se aclaró de inmediato la garganta y se tensó, ningún Hoffmann entraba a ese lugar así que si estaba sorprendido. 

―Solo estoy revisando. ―contestó Björn despreocupado mirando las cámaras frente a él. ― ¿Esa es la oficina de la señora Laurent?

El hombre al ver que le señaló la pantalla. 

―Sí, es la oficina. ―Björn notó a Christine que había salido de su oficina, cuando levantó la mano hacia a una mujer que estaba a una distancia de ella, no se mostró el rostro pero su cabello castaño era evidente. El de seguridad notó la escena que estaba observando su jefe. ―Debe de estar con las entrevistas, hace una hora han llegado de la ciudad con posibles prospectos. 

Björn notó que Christine se retiró dejando a la mujer ahí de pie, luego una rubia acercándose a la castaña. 

―Llama y pregunta si ya terminó las entrevistas. ―ordenó Björn al jefe de seguridad, este tomó el teléfono y llamó a la asistente de Christine, después de preguntar, tapó la bocina, miró a su jefe y le contó.

―Acaba de decir la asistente de la señora Laurent que tuvo que cancelar la última entrevista por un problema en la cocina del club. ―Björn torció su labio. ―La asistente dice que ella era la última. 

―Qué la envíe a la oficina central, yo terminaré el trabajo de la señora Laurent. ―el hombre asintió y le informó a la asistente lo que había ordenado el señor Hoffmann. 

Björn había decidido ayudar por última vez a Bruno, esta misma mañana él se había ido del país por seis meses, aparte de que lo amenazó con develar a su padre un error de él del pasado, no veía mal quedarse una temporada, pero lo que le huía, era encontrarse con su padre, quién al igual que su hermano sacaban lo peor de él, uno de los motivos por el cual había puesto tierra y mar de por medio para poder controlar esa ira que llevaba en su interior. 

Cruzó el largo pasillo y le informó a la secretaria que cuando llegara una mujer castaña, le hiciera pasar. La secretaria asintió, luego entró y tomó lugar en aquella majestuosa mesa de cristal, se recargó en la silla de cuero y suspiró. La secretaria anunció la llegada y luego una de las puertas dobles de cristal se abrió para dar paso a una joven mujer, Björn entrecerró su mirada y luego se levantó. 

―Buenos días, ―anunció Ava de manera educada. 

―Buenos días, tome asiento. ―Ava hizo caso y Björn levantó su mano en señal de que le entregara la carpeta que tenía en su mano, Ava se la entregó y luego tomó lugar en la silla frente al gran escritorio. Björn notó molestia en la mirada de Ava, había abierto la carpeta pero luego la cerró, Ava y Björn se quedaron observándose en silencio por unos breves segundos. ― ¿Está molestándole algo, señorita Gray? ―Björn había alcanzado a ver su apellido antes de dirigirse a ella. 

―No. ―contestó en un tono serio, pero Ava estaba molesta por la actitud de la mujer francesa, ¿Creía que no había notado como la había visto de pies a cabeza? ¿Acaso por qué no era como Alice o la asistente la descartaba sin antes leer su solicitud? 

―Está molesta. ―confirmó Björn. 

Ava lo miró detenidamente, intentó controlar su lengua, ya había tenido este tipo de situaciones de decir lo que pensaba y muchas veces, terminaba mal. Quería ahora con más ganas ese trabajo, de lo que sea, pero regresar a seguir pasando lo mismo y que su hermano no fuese a la universidad, se negaba rotundamente irse sin ese empleo. 

―No lo estoy, ―y luego puso una sonrisa fingida, pero Björn no era tonto, dejó a un lado la carpeta y se inclinó sobre el escritorio de cristal. 

―Puedo ver que es mala intentando mentir. ¿Qué es lo que le ha molestado? 

―Que no estoy molesta y no estoy intentando mentir. ―respondió irritada sin poderlo controlar. 

Björn notó con más fuerza en sus palabras que realmente sí que estaba molesta, ¿Le habrá dicho algo Christine? 

― ¿Normalmente eres así de respondona?―preguntó demasiado curioso. Ella presionó sus labios mostrando unos hoyuelos demasiado marcados. Él se quedó hipnotizado por ese simple detalle en su rostro. 

― ¿Desde cuándo decir lo que uno piensa es ser respondona? ―Björn se sorprendió que le haya respondido con otra pregunta, ¿Acaso no se da cuenta de quién es? De él depende si saldrá de este hotel con trabajo. Se recargó en el respaldo de la silla de cuero, luego soltó el aire entre dientes de manera irritada. 

― ¿Qué es lo que te ha dicho la señora Laurent?―quería saber más. 

―Qué dejara mi información con la asistente y que me llamarían, pero creo que no sería así. ―esas últimas palabras lo dijo sin filtro a como la había visto, estaba segura que la descartaría sin parpadear. 

―Bueno, ella está solucionando un problema, y yo te entrevistaré. ―hizo una pausa. ―Bien, entonces dime por tus palabras quien eres, Ava Gray. ―Björn palmeó la carpeta, dándole a entender que no leería el contenido, que quería escucharlo de ella. Ava se tensó, luego intentó controlarse, ella podía hacerlo, era su oportunidad de mostrarle que podría ser parte de ese hotel. 

―Soy Ava Elizabeth Gray, trabajo en atención a clientes en un call center de A&T, vivo en la ciudad desde hace dos años, tengo una carrera en Marketing y Business Management. ―Björn se sorprendió, ¿Cómo es que está trabajando en un call center? imaginaba que la paga era bastante baja.   

― ¿Estudiaste en que universidad?―preguntó Björn más curioso por la joven mujer frente a él.

―Estudié la carrera a distancia en Harvard. ―Björn alzó sus cejas con mucha sorpresa, Ava se dio cuenta de su reacción. ―Tiene muy buenas carreras a distancia...―Ava se sonrojó por primera vez y lo notó Björn. 

― ¿Y por qué no ir a la universidad directamente?―preguntó Björn.

―No quería dejar a mi familia. 

Björn asintió lentamente, para la joven mujer, era primero la familia, algo que en su caso no existía. 

―Bien, ―se aclaró la garganta y la miró detenidamente unos segundos más en silencio. ―El puesto vacante es para ser mi asistente. ―Ava alzó sus cejas pero de inmediato se repuso. ―No confío en ningún personal actual de este hotel. Así que como eres nueva y yo voy instalándome, me va bien. El salario será bueno, las prestaciones igual que el resto del personal del club y del hotel, vivirás en el condominio junto a los demás y son doce horas de trabajo. ―Ava asintió, no importaba por el momento, haría lo que fuese para no perder este trabajo. ―Así que como aún tienes el otro trabajo, te daré el resto del día para que renuncies a tu otro empleo y empezarías mañana a primera hora, que será a las cinco de la mañana, te dejaré con la secretaria las instrucciones y lo que es tu trabajo en general. 

―Muchas gracias, señor...―no sabía ni cómo se llamaba. Björn se dio cuenta. 

―Hoffmann. Es mi apellido, solamente la gente cercana a mí y de confianza, me llama por mi nombre. Así que solo llámame Hoffmann. ―Ava asintió. Tocaron a la puerta y Björn se dio cuenta que era Christine, le hizo señas de que entrara, Christine no sabía que la mujer que le estaba dando la espalda, era la joven mujer que había despachado un rato atrás. 

―Señor Hoffmann, ¿Podemos hablar? Es urgente. ―Björn asintió, luego miró a Ava. 

―Espera unos minutos afuera, Christine te dará el recorrido breve y la información de la documentación que debes traer para armar tu carpeta de trabajo. ―Ava asintió y se levantó, al girarse se encontró con la mirada de sorpresa y algo más de Christine. Caminó a la salida y Christine no le quitó la mirada, luego miró a Björn. 

―Ella está descartada. No es necesario que...―Björn la interrumpió. 

― ¿Disculpa? ¿Quién la ha descartado?―sonó irónico, Christine no dijo nada. ―Aquí el jefe por seis meses soy yo, ahorita no estamos para descartar personal, se acerca la temporada alta y tú poniéndote los moños. 

―Ella no es la persona que normalmente se contrata. ―Björn enfureció en segundos al escuchar el tono que empleó. 

―Yo la he contratado y punto. 

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