Capítulo 6 – Las bragas que le gustarán a Izan
Narrador:Brenda volvió a recluirse en su dormitorio, pero la paz le duraría muy poco‒ ¿Qué haces aquí? – le preguntó a Mateo cuando abrió la puerta y entró‒ Necesito que hablemos‒ Ya hemos hablado y lo único que me ha quedado en claro es que soy tu prisionera y la esclava de tu hermano, del cual, no puedo ni decir su nombre‒ Creo que hay cosas que debemos aclarar y pautas que debemos establecerBrenda se sentó en la cama a escuchar lo que Mateo tenía para decirle ya que era evidente que ese hombre no se marcharía de su habitación hasta que lo hiciera.‒ Bien, te escucho‒ Primero que nada, no eres mi prisionera, eres mi esposa y segundo no eres la esclava de Izan, tu interacción con él será por poco tiempo, hasta que quedes en cinta, luego no lo volverás a ver, tienes mi palabra‒ Entenderás si te digo que me es un poco difícil confiar en tu palabra, luego de que le diste carta blanca a tu hermano para que abusara de mí, con tal de conseguir tu fin‒ Sí, lo entiendo, pero soy un hombre de palabra y lo comprobarás con el tiempo – se acercó a ella, pero ella se puso de pie y se alejó – lamento mucho en las circunstancias en que nos conocimos, de ser otras sabrías que clase de hombre soyElla lo miraba indignada, ¿realmente estaba tratando de convencerla que era una buena persona, cuando la había puesto en semejante situación?‒ No lo sé, yo no sé ni que decir ante eso‒ No tienes que decir nada, solo escúchame – hizo una pausa – eres mi esposa y como tal tendrás ciertos beneficios, como por ejemplo una cuenta bancaria con una alta suma de dinero, que no dejaré que baje, con una tarjeta de crédito asociada a ella, para que gastes en lo que quieras. También tendrás un coche con chofer a tu disposición, para que te lleve donde quieras. Como verás yo ocupo una habitación diferente a la tuya y alejada, para no incomodarte. Si quieres estudiar, podrás hacerlo, como te dije no eres mi prisionera, eres mi esposa‒ Comprada – interrumpió‒ Y aun así, lo eres. Por lo tanto pretendo que te comportes como tal en público‒ ¿Acaso pretendes que me siente en tu falda y me lleves a pasear en tu silla como hacen en las películas? – la pregunta era retórica – eso no sucederá ni en tus mejores sueños – rezongó‒ No es a eso a lo que me refiero, pareces una chiquilla‒ Pero no lo soy‒ Entonces no te comportes como tal – su tono de voz dejó de ser el cordial de un principio y eso hizo que Brenda se estremeciera, pues era la voz exacta de su hermano – las cosas son como son Brenda, en ti está aceptarlas y tener una cómoda vida a mi lado con muchas más libertades de las que te daba tu abuela o la puedo convertir en un calvario y si eso pasa, créeme cuando te digo, que desearías no haber nacido – el corazón de la joven se agitó y se le dificultó la respiración – Lo que pretendo de ti es muy simple, cuando haya gente presente te comportarás como mi esposa e incluso me acompañarás a todos los eventos que te diga y, a menos que te estés muriendo, lo harás de buena gana – volvió a suavizar su voz – ya, cuando estemos solos, puedes no dirigirme la palabra si eso te hace sentir mejor – ella le observaba pero en silencio – ¿has comprendido? – solo asintió con su cabeza – Brenda necesito escucharlo salir de tu boca, así que volveré a preguntar, ¿me has comprendido?‒ Sí, te he comprendido‒ Bien, mañana el chofer te llevará al banco para que firmes los papeles de la cuenta y te entreguen la tarjeta de crédito, a partir de allí, serás independiente económicamente. También necesitaré que te compres algunas ropas, sobre todo algo para un cóctel que tendremos el lunes para inaugurar una planta de procesamiento de desechos industriales en una de las empresas, en la que dirige Jordan, para ser más específico.‒ ¿Algo en particular o puedo elegir?‒ Me gustaría algo elegante, un vestido, tal vez blanco o marfil, zapatos altos a juego y un bolso también a juego‒ ¿El señor quiere que las bragas también sean a juego? – preguntó irónica, pero su ironía se le pondría en contra‒ Eso deberías preguntárselo a Izan como es que le gustan – y se marchóBrenda quedó muy alterada, no por todo lo que tenía que cumplir como esposa de Mateo, sino por ese último comentario ya que la noche se aproximaba y con ella la visita indeseada.Brenda:‒ Eso deberías preguntárselo a Izan como es que le gustanEsa frase pegó de frente contra mi rostro y la muestra de mujer fuerte de hacía unos segundos, se desvanecía. No pude evitar comenzar a temblar. Mis fosas nasales se abrieron y sintieron el perfume dejado por Mateo en mi habitación, pues esos hombres, no solo eran idénticos, sino que se oían y hasta olían de igual forma. Esto iba a enloquecerme. De pensar en que se acercaba la hora de la tan desagradable visita hacía que mi estómago se revolviera, nunca había despreciado a nadie en mi vida, pero a estos dos hombres lo hacía desde lo más profundo de mis entrañas. Traté de calmarme, pues sentía que el corazón iba a saltar de mi pecho. Me dirigía a la cocina, necesitaba un té de alguna hierba que me calmara. Al entrar me encontré con una joven‒ Buenas tardes Señora Amery‒ Buenas tardes‒ ¿En qué le puedo ser de utilidad?‒ Necesito algún té que calme un poco mis nervios‒ Siéntese, ya le preparo uno con tilo, es lo mejor para eso – me sonrió de manera cálida‒ Muchas gracias, por cierto, llámame Brenda simplemente‒ Soy Ema, y no puedo llamarle así, el señor Amery se enfadaría‒ Puede ser nuestro pequeño secreto, Ema‒ Muy bien, Brenda, pero delante de otros tendré que llamarla Señora Amery‒ Como gustesY me dio una gran taza de té con tilo, lo necesitaba. Buscaba dormirme, tan profundamente, que cuando viniera mi abusador no sintiera lo que iba a hacerme.Capítulo 7 – El tilo y la pastillaBrenda:Luego de beber el té y tener una conversación amena con la joven, quien resultó ser hija de la cocinera, que estudiaba en la Universidad pero estaba pasando con su madre las vacaciones en la mansión, volví a mi dormitorio. Mi cuerpo no dejaba de temblar, así que decidí darme un baño caliente y meterme en la cama. De todas formas no dejé de temblar, tenía pánico de lo que se avecinaba. Las palabras “tenemos una cita mañana” con esa voz grave y profunda que tenía mi agresor, retumbaron durante todo el día en mi cabeza, pero al llegar la noche era lo único que escuchaba. Era imposible que tratara de evitar lo que se avecinaba, así que decidí acostarme completamente desnuda, de esa forma vendría haría lo suyo y se iría sin demasiada demora, con un poco de suerte el té haría su trabajo y yo permanecería dormida mientras eso pasaba. El tilo y una pastilla para dormir, que me facilitó Ema, hicieron su efecto, casi arrastrándome llegué a la cama y ni
Capítulo 8 – Acaba de ponerte precioNarrador:Brenda se encontraba desayunando pacíficamente en el comedor, disfrutando de la soledad, cuando Mateo interrumpió‒ Buenos días Brenda, ¿cómo pasaste la noche?‒ ¿Acaso eso importa o lo que importa es si fui o no visitada por el donador de esperma?‒ Estas un poco punzante hoy, mi querida esposa‒ ¿Miento?‒ Fíjate que sí, bueno, no es que mientas, solo que estás equivocada, me preocupo por tu bienestar y el dormir bien forma parte de eso‒ Dormí como un bebé – y se llevó la mano a la boca – perdón, no quise ser alusiva con lo del bebé – acotó sonrojada‒ Descuida, lo sé – y le sonrió – luego de desayunar el chofer te llevará al banco y luego de compras, yo no te podré acompañar, hoy no me siento muy bien, espero no te moleste ir sola‒ En realidad sí me molesta – vio como brillaron los ojos de Mateo – ¡Oh!, pero descuide que no esperaba su compañía ni la quiero‒ ¿Entonces? – preguntó un poco decepcionado‒ Ema‒ ¿Ema?‒ Sí, Ema, la hija
Capítulo 9 – Tú y yo tenemos un trabajo que hacerBrenda:¡Madre mía!, ese hombre me dejó temblando, no creía que fuera capaz de hacer lo que había dicho; “No tienes que pedirme nada, cerré la puerta cuando entré y quiero hacerte el amor en esta mesa mientras froto tu trasero contra estos papeles donde mi hermano acaba de ponerte un precio” y luego su promesa para la noche; “Shhh, mejor no digas nada o voy a arrepentirme de dejarte en paz aquí e irme, pero esta noche volveré por lo que me corresponde, espero que te encuentres tan dispuesta como anoche”, junto con la insinuación de que algo había pasado que yo no recordaba, eso hacía que mi cuerpo se estremeciera y no quisiera responderme‒ Sírvase, Señora Amery, aquí tiene su tarjeta de crédito ya lista para que pueda usarla donde y como le plazca. No tiene límite, ya que en el caso de exceder lo que tiene en su cuenta, de manera automática se le transferirá el monto original directo de la cuenta de su esposo, el Señor Amery – por sue
Capítulo 10 – Eres muy afortunadaNarrador:Luego de su encuentro tanto en el banco como en el coche con Izan, Brenda había quedado muy perturbada y buscando la manera de terminar con ese trato, el cual la estaba volviendo loca, le solicitó al chófer que la llevara a casa de su abuela.‒ Brenda, pero ¿qué carajos haces aquí?‒ Abuela – y se lanzó a los brazos de la anciana a llorar‒ ¿Pero qué sucede?, ya suéltame – y se quitó a su nieta de encima – no puedes estar aquí Brenda, el trato fue que tú y yo no volviéramos a mantener contacto nunca más‒ ¿Por eso es que cambiaste de número telefónico?‒ Exacto y me hubiera mudado si no estuviera segura de que no vendrías jamás – frunció el ceño – pero parece que me equivoqué, pues aquí está
Capítulo 11 – Tendrás que provocarlo tú mismaNarrador:Luego de la tensa conversación con Mateo, Brenda se dirigió a su dormitorio sin detenerse por nada más en el camino. Al entrar cerró la puerta tras de sí y recostó su espalda a la misma, dejó escapar un largo y profundo suspiro, redondeó los ojos y pensó “hoy ya nada puede ser peor”, sin embargo observó que había algo sobre su cama, parecía ropa. Se acercó lentamente pensando que tal vez Clara la hubiera dejado allí para que se la pusiera luego de darse una ducha, pero su corazón se detuvo y sus ojos se abrieron hasta casi saltarse de sus cuencas. No eran prendas comunes, era un conjunto de ropa interior muy sexy de encaje ne*gro, también había una rosa roja y debajo de ella lo que parecía ser una nota. La tomó con la punta de los dedos tratando de no mover la rosa como si se tratara de una bomba que podría estallar si se movía. Abrió el papel y la leyó“Estabas muy sexy hoy en el banco y me dejaste con ganas de ti, no he dejado
Capítulo 12 – Izan es muy bueno en esas cuestionesNarrador:Brenda lloró durante toda la noche eso hizo que no lograra dormir. Cuando llegó la mañana, como todas ellas, Clara irrumpió en la habitación y abrió las persianas, dejando así que todo el dormitorio se iluminara por la entrada del astro rey en su plenitud‒ Señora Amery, el señor la espera en el comedor para desayunar‒ ¡Una vez, Clara, solo por una vez!, ¿podrías ser amable conmigo y no solo no abrir las persianas para provocarme poco menos que una ceguera, sino que además harías el esfuerzo de saludarme como si me consideraras una persona real?‒ Yo la considero una persona real, créame, la veo muy real, y si no interactúo más con usted es a pedido del Señor Amery, él ha sido muy específico en cuanto al relacionamiento que debemos tener la servidu
Capítulo 13 – El vestido para la galaNarrador:Al fin había llegado el lunes, día en que, Mateo y Brenda, se presentarían por primera vez en un evento como un matrimonio ante la sociedad. La inauguración con su correspondiente apertura y puesta en marcha de la planta de procesamiento de desechos químicos en la fábrica de la cual Jordan era el gerente. Desde la noche en la cual Izan había castigado a Brenda, haciendo que ella tuviera que satisfacerse a sí misma, no había vuelto a colarse en su habitación. Eso provocaba en Brenda, sentimientos enfrentados, por un lado le odiaba por lo que le hacía y por el otro estaba expectante a que viniera y le hiciera sentir las cosas que solo él le había hecho sentir. De pronto algo la sacó de sus pensamientos, era Clara, que venía, como todos los días, a despertarla‒ Buenos días Señora Amery
Capítulo 14 – La galaNarrador:Mateo y Brenda se dirigieron a la gala. Ella mantuvo el vestido, se sentía cómoda con él y sobre todo hermosa. Al llegar todos se acercaron a la pareja algunos para saludarlos, otros para felicitarlos ante la reciente boda, pero la mayoría por la curiosidad que les despertaba la tan hermosa jovencita que acompañaba a Mateo Amery. Como era de esperarse, él la presentó con toda formalidad y lleno de orgullo. A la hora de cortar la cinta de inauguración, Mateo, quien era el que debía hacerlo, le solicitó a Brenda que lo hiciera por él ya que el lugar, donde se encontraba dicha cinta, era un poco dificultoso para que él pudiera acercarse en la silla de ruedas.‒ Anda Brenda, hazlo por mí – le habría pedido Mateo‒ ¿Se ha vuelto loco, como se supone que lo haga? – le murmuró muy cerca de su oído‒ No me vas a decir que nunca jugaste con tijeras – eso heló la sangre de la joven, ¿acaso él sabía algo?‒ ¿Qué fue lo que dijo?‒ Simplemente toma las tijeras, cor