Capítulo 7 – El tilo y la pastilla
Brenda:Luego de beber el té y tener una conversación amena con la joven, quien resultó ser hija de la cocinera, que estudiaba en la Universidad pero estaba pasando con su madre las vacaciones en la mansión, volví a mi dormitorio. Mi cuerpo no dejaba de temblar, así que decidí darme un baño caliente y meterme en la cama. De todas formas no dejé de temblar, tenía pánico de lo que se avecinaba. Las palabras “tenemos una cita mañana” con esa voz grave y profunda que tenía mi agresor, retumbaron durante todo el día en mi cabeza, pero al llegar la noche era lo único que escuchaba. Era imposible que tratara de evitar lo que se avecinaba, así que decidí acostarme completamente desnuda, de esa forma vendría haría lo suyo y se iría sin demasiada demora, con un poco de suerte el té haría su trabajo y yo permanecería dormida mientras eso pasaba. El tilo y una pastilla para dormir, que me facilitó Ema, hicieron su efecto, casi arrastrándome llegué a la cama y ni bien tocó mi cabeza la almohada, caí en un profundo sueño. Al despertarme pude notar un hilo de luz que se colaba por las persianas que, claramente, habían quedado mal cerradas. Estiré mis brazos para desperezarme, pero me senté de golpe en la cama, otra vez temblando de miedo. Levanté las sábanas con cuidado, seguía desnuda, entonces exploré un poco mi cuerpo en busca de alguna prueba de haber sido visitada por Izan, pero la única prueba que encontré fue una rosa roja sobre la almohada, en mi cuerpo no encontré ningún indicio. ¿Acaso no había abusado de mí?, iba a ser que no, eso era imposible, ese hombre era un desgraciado sin alma, no dejaría pasar ni un día. Tomé la rosa y la llevé a mi nariz para oler su fragancia, pero me horroricé con lo que estaba haciendo, así que la arrojé con fuerza lejos de la cama. Levanté mis rodillas, me abracé de ellas y comencé a llorar desconsoladamente. Increíblemente el desalmado había sido muy delicado conmigo ya que no sufría de ningún dolor, yo había escuchado muchas historias sobre la pérdida de la virginidad, pero ninguna parecía adecuarse a este momento. Aunque no pude hallar ningún rastro de su visita a excepción de la rosa en la almohada, me levanté y corriendo me metí debajo de la ducha. Y, luego de vestirme, bajé a desayunarIzan:Estuve todo el día pensando en esa mocosa y como me había dejado de excitado en la noche, no podía sacarla de mi cabeza, intentaba concentrarme en mi trabajo o inclusive distraerme con alguna otra cosa, pero era imposible, estaba deseoso de que volviera la noche y así poder escabullirme a su dormitorio. La noche al fin llegó, mi corazón se sentía inusualmente agitado. Cuando llegué a su puerta, dudé en si entrar o no, me asustó ese pensamiento, ¿desde cuándo yo tenía tantos escrúpulos?, así que dejé escapar aire de mis pulmones y entré. Ella se había resistido la noche anterior, así que esperaba que su puerta estuviera con cerrojo o al menos una silla trancándola y así evitar que entrara. Sin embargo no fue así, estaba sin seguridad ni obstáculo alguno. Ella ya estaba acostada en la cama. Me acerqué lentamente, pues parecía dormir profundamente, al llegar hasta la cama comprobé que, efectivamente, dormía profundamente. Me senté y la observé largo rato, se veía serena, era seguro que había ingerido alguna cosa como para lograr sumirse tan placenteramente en el sueño. Le corrí con los dedos el cabello que le caía sobre el rostro. Se veía tan angelical e inocente que estremeció mi cuerpo, era hermosa por demás, perfecta. Deslicé la sábana y pude ver que se encontraba desnuda completamente. Eso me desconcertó. ¿Acaso estaba esperándome?, ¿era una invitación a poseerla?, pero de ser así, ¿por qué se había asegurado de dormir profundamente? Me quedé inmóvil observándola, esperaba que en cualquier momento abriera los ojos y se lanzara sobre mí como una fiera, tal vez hasta armada con algún objeto para hacerme daño defendiéndose, pero no, no fue así, dormía tranquilamente, ajena al mundo a su alrededor. Me generó ternura, un sentimiento al que no estaba acostumbrado, eso hizo que me llenara de rabia y quisiera poseerla sin miramiento alguno, dándole una primera estocada que haría que su grito retumbara en toda la mansión. Con ese pensamiento en mi mente, la puse boca arriba y abrí sus piernas, con la intención de hacer que se desesperara para luego embestirla. Pero en lugar de resistirse, su cuerpo estaba relajado y bajó las rodillas quedando en pose de mariposa, totalmente entregada a mí. No podía despegar mis ojos de su rostro, alumbrado por la luz de la luna que se metía por una rendija de la persiana que yo había abierto para que hubiera una leve claridad. Apoyé mis labios sobre los suyos y los abrió para dejarme entrar, juraría que me correspondió el beso. Me separé bruscamente y pareció quejarse. Yo estaba cada vez más confundido, ¿se estaba entregando a mí?, no quería eso, mi juego era que ella se resistiera y tuviera que someterla, eso era lo que lograba excitarme, pero esta actitud tan sumisa de su parte no terminaba de gustarme. La dejé destapada y me senté en una silla que estaba un poco más lejos de la cama, el rayo de luziluminaba su cuerpo como si fuera un reflector de cine. Ella la virgen desvalida a punto de ser devorada por su depredador, que era claramente yo. Me sonreí de forma espontánea. Seguía causándome ternura. Había llevado una rosa roja, no como un galante caballero, tenía unos planes muy depravados para el uso de esa rosa, pero quedarían para otro momento. Me puse de pie y me acerqué nuevamente a su cama, volví a acomodarla de lado y la cubrí con la sábana. No la había tocado, pero era algo que ella nunca sabría con seguridad, así que dejé la rosa sobre la otra almohada, para que supiera que estuve allí, a su lado, viéndola desnuda y pudiendo hacer con ella lo que me viniera en gana. No lo hice, pero yo no se lo diría.Un poco depravado resultó Izan… ¿ustedes que creen?, dejen en los comentarios su opiniónCapítulo 8 – Acaba de ponerte precioNarrador:Brenda se encontraba desayunando pacíficamente en el comedor, disfrutando de la soledad, cuando Mateo interrumpió‒ Buenos días Brenda, ¿cómo pasaste la noche?‒ ¿Acaso eso importa o lo que importa es si fui o no visitada por el donador de esperma?‒ Estas un poco punzante hoy, mi querida esposa‒ ¿Miento?‒ Fíjate que sí, bueno, no es que mientas, solo que estás equivocada, me preocupo por tu bienestar y el dormir bien forma parte de eso‒ Dormí como un bebé – y se llevó la mano a la boca – perdón, no quise ser alusiva con lo del bebé – acotó sonrojada‒ Descuida, lo sé – y le sonrió – luego de desayunar el chofer te llevará al banco y luego de compras, yo no te podré acompañar, hoy no me siento muy bien, espero no te moleste ir sola‒ En realidad sí me molesta – vio como brillaron los ojos de Mateo – ¡Oh!, pero descuide que no esperaba su compañía ni la quiero‒ ¿Entonces? – preguntó un poco decepcionado‒ Ema‒ ¿Ema?‒ Sí, Ema, la hija
Capítulo 9 – Tú y yo tenemos un trabajo que hacerBrenda:¡Madre mía!, ese hombre me dejó temblando, no creía que fuera capaz de hacer lo que había dicho; “No tienes que pedirme nada, cerré la puerta cuando entré y quiero hacerte el amor en esta mesa mientras froto tu trasero contra estos papeles donde mi hermano acaba de ponerte un precio” y luego su promesa para la noche; “Shhh, mejor no digas nada o voy a arrepentirme de dejarte en paz aquí e irme, pero esta noche volveré por lo que me corresponde, espero que te encuentres tan dispuesta como anoche”, junto con la insinuación de que algo había pasado que yo no recordaba, eso hacía que mi cuerpo se estremeciera y no quisiera responderme‒ Sírvase, Señora Amery, aquí tiene su tarjeta de crédito ya lista para que pueda usarla donde y como le plazca. No tiene límite, ya que en el caso de exceder lo que tiene en su cuenta, de manera automática se le transferirá el monto original directo de la cuenta de su esposo, el Señor Amery – por sue
Capítulo 10 – Eres muy afortunadaNarrador:Luego de su encuentro tanto en el banco como en el coche con Izan, Brenda había quedado muy perturbada y buscando la manera de terminar con ese trato, el cual la estaba volviendo loca, le solicitó al chófer que la llevara a casa de su abuela.‒ Brenda, pero ¿qué carajos haces aquí?‒ Abuela – y se lanzó a los brazos de la anciana a llorar‒ ¿Pero qué sucede?, ya suéltame – y se quitó a su nieta de encima – no puedes estar aquí Brenda, el trato fue que tú y yo no volviéramos a mantener contacto nunca más‒ ¿Por eso es que cambiaste de número telefónico?‒ Exacto y me hubiera mudado si no estuviera segura de que no vendrías jamás – frunció el ceño – pero parece que me equivoqué, pues aquí está
Capítulo 11 – Tendrás que provocarlo tú mismaNarrador:Luego de la tensa conversación con Mateo, Brenda se dirigió a su dormitorio sin detenerse por nada más en el camino. Al entrar cerró la puerta tras de sí y recostó su espalda a la misma, dejó escapar un largo y profundo suspiro, redondeó los ojos y pensó “hoy ya nada puede ser peor”, sin embargo observó que había algo sobre su cama, parecía ropa. Se acercó lentamente pensando que tal vez Clara la hubiera dejado allí para que se la pusiera luego de darse una ducha, pero su corazón se detuvo y sus ojos se abrieron hasta casi saltarse de sus cuencas. No eran prendas comunes, era un conjunto de ropa interior muy sexy de encaje ne*gro, también había una rosa roja y debajo de ella lo que parecía ser una nota. La tomó con la punta de los dedos tratando de no mover la rosa como si se tratara de una bomba que podría estallar si se movía. Abrió el papel y la leyó“Estabas muy sexy hoy en el banco y me dejaste con ganas de ti, no he dejado
Capítulo 12 – Izan es muy bueno en esas cuestionesNarrador:Brenda lloró durante toda la noche eso hizo que no lograra dormir. Cuando llegó la mañana, como todas ellas, Clara irrumpió en la habitación y abrió las persianas, dejando así que todo el dormitorio se iluminara por la entrada del astro rey en su plenitud‒ Señora Amery, el señor la espera en el comedor para desayunar‒ ¡Una vez, Clara, solo por una vez!, ¿podrías ser amable conmigo y no solo no abrir las persianas para provocarme poco menos que una ceguera, sino que además harías el esfuerzo de saludarme como si me consideraras una persona real?‒ Yo la considero una persona real, créame, la veo muy real, y si no interactúo más con usted es a pedido del Señor Amery, él ha sido muy específico en cuanto al relacionamiento que debemos tener la servidu
Capítulo 13 – El vestido para la galaNarrador:Al fin había llegado el lunes, día en que, Mateo y Brenda, se presentarían por primera vez en un evento como un matrimonio ante la sociedad. La inauguración con su correspondiente apertura y puesta en marcha de la planta de procesamiento de desechos químicos en la fábrica de la cual Jordan era el gerente. Desde la noche en la cual Izan había castigado a Brenda, haciendo que ella tuviera que satisfacerse a sí misma, no había vuelto a colarse en su habitación. Eso provocaba en Brenda, sentimientos enfrentados, por un lado le odiaba por lo que le hacía y por el otro estaba expectante a que viniera y le hiciera sentir las cosas que solo él le había hecho sentir. De pronto algo la sacó de sus pensamientos, era Clara, que venía, como todos los días, a despertarla‒ Buenos días Señora Amery
Capítulo 14 – La galaNarrador:Mateo y Brenda se dirigieron a la gala. Ella mantuvo el vestido, se sentía cómoda con él y sobre todo hermosa. Al llegar todos se acercaron a la pareja algunos para saludarlos, otros para felicitarlos ante la reciente boda, pero la mayoría por la curiosidad que les despertaba la tan hermosa jovencita que acompañaba a Mateo Amery. Como era de esperarse, él la presentó con toda formalidad y lleno de orgullo. A la hora de cortar la cinta de inauguración, Mateo, quien era el que debía hacerlo, le solicitó a Brenda que lo hiciera por él ya que el lugar, donde se encontraba dicha cinta, era un poco dificultoso para que él pudiera acercarse en la silla de ruedas.‒ Anda Brenda, hazlo por mí – le habría pedido Mateo‒ ¿Se ha vuelto loco, como se supone que lo haga? – le murmuró muy cerca de su oído‒ No me vas a decir que nunca jugaste con tijeras – eso heló la sangre de la joven, ¿acaso él sabía algo?‒ ¿Qué fue lo que dijo?‒ Simplemente toma las tijeras, cor
Capítulo 15 – La borracheraNarrador:Brenda ya se encontraba en el coche cuando llegó Mateo.‒ ¿Se puede saber en qué carajos estabas pensando Brenda, cuando te emborrachaste en la primera gala en sociedad que nos ven juntos como un matrimonio? – le inquirió al subir‒ Ah, no es para tanto – dijo en un balbuceo tratando de quitarle importancia‒ Pues fíjate que lo es – rezongó – Menos mal que nadie te vio, solo Jordan – Brenda le miró fijamente‒ No tienes por qué ponerte así Izan, tú me has hecho cosas peores‒ ¡Por Dios Brenda!, yo no soy Izan‒ No te hagas, te conozco hasta por el perfume – se acercó a él muy lentamente mientras su corazón no dejaba de palpitar con rapidez – anda, si sé que te mueres por meterte dentro de mí, lo que no sé ¿es porque no lo haces y ya?‒ Brenda…‒ Brenda nada – y le estampó un profundo beso, tan profundo que él no pudo más que abrir sus labios y dejar que Brenda jugara con la lengua dentro de su boca, cuando sintió que se le estaba yendo de las mano