Capítulo 8 – Acaba de ponerte precio
Narrador:Brenda se encontraba desayunando pacíficamente en el comedor, disfrutando de la soledad, cuando Mateo interrumpió‒ Buenos días Brenda, ¿cómo pasaste la noche?‒ ¿Acaso eso importa o lo que importa es si fui o no visitada por el donador de esperma?‒ Estas un poco punzante hoy, mi querida esposa‒ ¿Miento?‒ Fíjate que sí, bueno, no es que mientas, solo que estás equivocada, me preocupo por tu bienestar y el dormir bien forma parte de eso‒ Dormí como un bebé – y se llevó la mano a la boca – perdón, no quise ser alusiva con lo del bebé – acotó sonrojada‒ Descuida, lo sé – y le sonrió – luego de desayunar el chofer te llevará al banco y luego de compras, yo no te podré acompañar, hoy no me siento muy bien, espero no te moleste ir sola‒ En realidad sí me molesta – vio como brillaron los ojos de Mateo – ¡Oh!, pero descuide que no esperaba su compañía ni la quiero‒ ¿Entonces? – preguntó un poco decepcionado‒ Ema‒ ¿Ema?‒ Sí, Ema, la hija de la cocinera, me gustaría ir con ella‒ ¿Y ustedes desde cuando son amigas?‒ No sabía que tenía que reportar a cada persona que conozca‒ No, no es eso Brenda, solo me llama la atención‒ Pues que no le llame – hizo una pausa – ¿puede acompañarme o no?‒ Sí, por supuesto, ella ni siquiera es empleada mía, solo viene cuando está de vacaciones a pasar con su madre y la ayuda en la cocina, cuando se va le doy una recompensa como gratitud, pero no trabaja para mi‒ Bien, iré a decirle entoncesY sin esperar respuesta salió corriendo a la cocina para pedirle a Ema que la acompañara‒ Ema – Dijo al entrar‒ Brenda, ¿qué tal le fue con el té?‒ Si te refieres a que si dormí bien, pues como un angelito, aunque… - pero no culminó su frase‒ ¿Aunque?‒ Nada, una tontería, no me hagas caso – respondió risueña tratando de quitarle importancia al hecho de que había estado a punto de contarle lo que acontecía, eso la hizo dudar de si era o no buena idea entablar una amistad con ella – por eso he venido a agradecerte, hacía mucho tiempo que no dormía tan bien, tal vez ésta noche te vuelva a pedir uno‒ El té está bien, todos los que quiera, pero de las pastillas no debería abusar, puede ser peligroso‒ Descuida, no te pediré más. Muchas gracias Ema – y se retiróFue a su dormitorio para recoger un abrigo, ya que el verano se estaba despidiendo y comenzaba a refrescar. Al pasar por el comedor de camino al coche, encontró con que Mateo seguía allí‒ ¿No ibas a ir con Ema?‒ Decidí que no, creo que, dada mi situación, no sería bueno fraternizar con la servidumbre‒ ¡Wow!, ya estás hablando como toda una dama de sociedad, me gusta‒ ¿Le gusta?‒ Sí, me agrada esa faceta nueva de Brenda‒ Como quiera, me voy – y se marchóSubió al coche y el chofer la llevó de inmediato al banco‒ Señora Amery, la estaba esperando, mi nombre es Alberto Mancuso, soy el gerente del banco, su esposo, el Señor Amery, me dijo que iba a venir y que le preparara todo lo que necesita‒ Encantada Señor Mancuso – y estrechó la mano que el hombre le ofrecía‒ Le ruego que lea estos documentos y luego los firmeBrenda leyó los documentos haciendo gestos como que entendía lo que estaba leyendo, cuando no era así, lo único por lo que se preocupó, era de que su nombre y número dedocumento estuvieran bien escritos y ver cuánto era la suma de dinero que estaba depositada, al ver la cifra casi se desmaya, en su vida había visto tanto dinero junto. Y los firmó‒ Sírvase Señor Mancuso – se los devolvió firmados‒ Muy bien Señora Amery, lo único que falta es imprimir su tarjeta, si me aguarda unos instantes iré a dar la orden y volveré con ella – se puso de pie – ¿desea que le traigan algo de beber, un té, un café, un refresco?, este proceso puede demorar un poco, así que le sugiero se ponga cómoda‒ Descuide, estaré bien, aunque sí le acepto un café‒ Haré que se lo traigan de inmediato – y salió de la oficinaUnos minutos más tarde Brenda escuchó abrirse y cerrarse la puerta detrás de ella, no volteó, pues seguramente era el café que le habían ofrecido. De pronto sintió una mano en su nuca‒ No mires atrás – escuchó decir a alguien. Sintió que su cuerpo temblaba y su piel hormigueaba. Fue el sonido de su voz, ese sonido que la paralizó. Los latidos de su corazón se aceleraron incontrolablemente. Intentó levantarse y salir corriendo, pero sus piernas no respondían. Sintió el roce de sus labios en la oreja y en susurro continuó – Te veías hermosa anocheSi la rosa no era suficiente prueba de que Izan había estado en su habitación, esta confesión lo era. Su cuerpo comenzó a temblar de manera descontrolada, no era capaz de dominarlo. Cuando al fin pudo despegar sus labios en casi un murmullo le dijo‒ Se lo ruego…‒ No tienes que pedirme nada, cerré la puerta cuando entré y quiero hacerte el amor en esta mesa mientras froto tu trasero contra estos papeles donde mi hermano acaba de ponerte un precio – Brenda cada vez temblaba más‒ Yo no…‒ Shhh, mejor no digas nada o voy a arrepentirme de dejarte en paz aquí e irme, pero esta noche volveré por lo que me corresponde, espero que te encuentres tan dispuesta como anoche‒ Yo no recuerdo nada de anoche‒ No te hagas la tonta, bien que lo disfrutaste, si hasta rogaste por más‒ Eso es imposible, yo‒ ¡Izan!, que placer verte por aquí – interrumpió el gerente al entrar a la oficina‒ Alberto, ¿qué tal estás?‒ ¿Qué te trae a mi oficina? ¿necesitas algo?‒ No, nada, solo supe que mi cuñada venía y quise pasar a saludarla – se inclinó sobre ella y le propinó un beso en la mejilla – me alegra haberte visto Brenda, dale mis saludos a MateoBrenda seguía de espaldas a él, inmóvil‒ Se los haré llegar‒ Muchas gracias cuñada – hasta ahí la despedida parecía normal, pero él tenía que perturbarla nuevamente – nos vemos a la nocheQué situación la de la pobre Brenda, es un descarado, ¿qué piensan?, dejen sus comentariosCapítulo 9 – Tú y yo tenemos un trabajo que hacerBrenda:¡Madre mía!, ese hombre me dejó temblando, no creía que fuera capaz de hacer lo que había dicho; “No tienes que pedirme nada, cerré la puerta cuando entré y quiero hacerte el amor en esta mesa mientras froto tu trasero contra estos papeles donde mi hermano acaba de ponerte un precio” y luego su promesa para la noche; “Shhh, mejor no digas nada o voy a arrepentirme de dejarte en paz aquí e irme, pero esta noche volveré por lo que me corresponde, espero que te encuentres tan dispuesta como anoche”, junto con la insinuación de que algo había pasado que yo no recordaba, eso hacía que mi cuerpo se estremeciera y no quisiera responderme‒ Sírvase, Señora Amery, aquí tiene su tarjeta de crédito ya lista para que pueda usarla donde y como le plazca. No tiene límite, ya que en el caso de exceder lo que tiene en su cuenta, de manera automática se le transferirá el monto original directo de la cuenta de su esposo, el Señor Amery – por sue
Capítulo 10 – Eres muy afortunadaNarrador:Luego de su encuentro tanto en el banco como en el coche con Izan, Brenda había quedado muy perturbada y buscando la manera de terminar con ese trato, el cual la estaba volviendo loca, le solicitó al chófer que la llevara a casa de su abuela.‒ Brenda, pero ¿qué carajos haces aquí?‒ Abuela – y se lanzó a los brazos de la anciana a llorar‒ ¿Pero qué sucede?, ya suéltame – y se quitó a su nieta de encima – no puedes estar aquí Brenda, el trato fue que tú y yo no volviéramos a mantener contacto nunca más‒ ¿Por eso es que cambiaste de número telefónico?‒ Exacto y me hubiera mudado si no estuviera segura de que no vendrías jamás – frunció el ceño – pero parece que me equivoqué, pues aquí está
Capítulo 11 – Tendrás que provocarlo tú mismaNarrador:Luego de la tensa conversación con Mateo, Brenda se dirigió a su dormitorio sin detenerse por nada más en el camino. Al entrar cerró la puerta tras de sí y recostó su espalda a la misma, dejó escapar un largo y profundo suspiro, redondeó los ojos y pensó “hoy ya nada puede ser peor”, sin embargo observó que había algo sobre su cama, parecía ropa. Se acercó lentamente pensando que tal vez Clara la hubiera dejado allí para que se la pusiera luego de darse una ducha, pero su corazón se detuvo y sus ojos se abrieron hasta casi saltarse de sus cuencas. No eran prendas comunes, era un conjunto de ropa interior muy sexy de encaje ne*gro, también había una rosa roja y debajo de ella lo que parecía ser una nota. La tomó con la punta de los dedos tratando de no mover la rosa como si se tratara de una bomba que podría estallar si se movía. Abrió el papel y la leyó“Estabas muy sexy hoy en el banco y me dejaste con ganas de ti, no he dejado
Capítulo 12 – Izan es muy bueno en esas cuestionesNarrador:Brenda lloró durante toda la noche eso hizo que no lograra dormir. Cuando llegó la mañana, como todas ellas, Clara irrumpió en la habitación y abrió las persianas, dejando así que todo el dormitorio se iluminara por la entrada del astro rey en su plenitud‒ Señora Amery, el señor la espera en el comedor para desayunar‒ ¡Una vez, Clara, solo por una vez!, ¿podrías ser amable conmigo y no solo no abrir las persianas para provocarme poco menos que una ceguera, sino que además harías el esfuerzo de saludarme como si me consideraras una persona real?‒ Yo la considero una persona real, créame, la veo muy real, y si no interactúo más con usted es a pedido del Señor Amery, él ha sido muy específico en cuanto al relacionamiento que debemos tener la servidu
Capítulo 13 – El vestido para la galaNarrador:Al fin había llegado el lunes, día en que, Mateo y Brenda, se presentarían por primera vez en un evento como un matrimonio ante la sociedad. La inauguración con su correspondiente apertura y puesta en marcha de la planta de procesamiento de desechos químicos en la fábrica de la cual Jordan era el gerente. Desde la noche en la cual Izan había castigado a Brenda, haciendo que ella tuviera que satisfacerse a sí misma, no había vuelto a colarse en su habitación. Eso provocaba en Brenda, sentimientos enfrentados, por un lado le odiaba por lo que le hacía y por el otro estaba expectante a que viniera y le hiciera sentir las cosas que solo él le había hecho sentir. De pronto algo la sacó de sus pensamientos, era Clara, que venía, como todos los días, a despertarla‒ Buenos días Señora Amery
Capítulo 14 – La galaNarrador:Mateo y Brenda se dirigieron a la gala. Ella mantuvo el vestido, se sentía cómoda con él y sobre todo hermosa. Al llegar todos se acercaron a la pareja algunos para saludarlos, otros para felicitarlos ante la reciente boda, pero la mayoría por la curiosidad que les despertaba la tan hermosa jovencita que acompañaba a Mateo Amery. Como era de esperarse, él la presentó con toda formalidad y lleno de orgullo. A la hora de cortar la cinta de inauguración, Mateo, quien era el que debía hacerlo, le solicitó a Brenda que lo hiciera por él ya que el lugar, donde se encontraba dicha cinta, era un poco dificultoso para que él pudiera acercarse en la silla de ruedas.‒ Anda Brenda, hazlo por mí – le habría pedido Mateo‒ ¿Se ha vuelto loco, como se supone que lo haga? – le murmuró muy cerca de su oído‒ No me vas a decir que nunca jugaste con tijeras – eso heló la sangre de la joven, ¿acaso él sabía algo?‒ ¿Qué fue lo que dijo?‒ Simplemente toma las tijeras, cor
Capítulo 15 – La borracheraNarrador:Brenda ya se encontraba en el coche cuando llegó Mateo.‒ ¿Se puede saber en qué carajos estabas pensando Brenda, cuando te emborrachaste en la primera gala en sociedad que nos ven juntos como un matrimonio? – le inquirió al subir‒ Ah, no es para tanto – dijo en un balbuceo tratando de quitarle importancia‒ Pues fíjate que lo es – rezongó – Menos mal que nadie te vio, solo Jordan – Brenda le miró fijamente‒ No tienes por qué ponerte así Izan, tú me has hecho cosas peores‒ ¡Por Dios Brenda!, yo no soy Izan‒ No te hagas, te conozco hasta por el perfume – se acercó a él muy lentamente mientras su corazón no dejaba de palpitar con rapidez – anda, si sé que te mueres por meterte dentro de mí, lo que no sé ¿es porque no lo haces y ya?‒ Brenda…‒ Brenda nada – y le estampó un profundo beso, tan profundo que él no pudo más que abrir sus labios y dejar que Brenda jugara con la lengua dentro de su boca, cuando sintió que se le estaba yendo de las mano
Capítulo 16 – Vientos de libertadBrenda:Luego de hablar con Mateo en su despacho subí corriendo a mi habitación. Aún no había tenido tiempo de analizar lo que había, o mejor dicho lo que me había sucedido, ¿por qué me lancé sobre Mateo para besarlo?, lo que sí estaba más que claro es que no pensaba en él cuando lo hacía, sino que pensaba en Izan, y eso me espantó, ¿cómo era capaz de desear a mi abusador, al punto de querer besarle con esas ganas?, yo tenía que odiarle, era mi obligación, no podía darme el lujo de que me gustara, ni siquiera un poco. Pero solo recordar las cosas que me había hecho sentir en solo dos noches y con una visita fugaz en ambas, aunque la última había sido una tortura, una dulce tortura, hacía que mi intimidad se sintiera incómoda y algo húmeda, eso me escandalizaba. Por suerte me iría unos días a la casa de campo. Yo había escuchado hablar mucho de ella y lo hermosa que era, Ema, la hija de la cocinera, siempre me contaba que había pasado largas temporadas