12. Mía.

-RHETT-

Erys me mira confundida.

—¿Un regalo?

—Sí, ya sabrás que es cuando lo veas.

El carruaje se detiene y se asoma por la ventana.

—Ya estamos en el rio —dice.

Nos abren la puerta y bajo del carruaje, la tomo de la cintura cargándola para ayudarla a bajar del carruaje.

—Gracias —dice cuando la dejo en el suelo.

Los caballeros se empiezan a quitar las armaduras, lavándose la cara y el cuerpo.

—Vamos al otro lado.

Asiente con la cabeza, la jaló del brazo, caminó delante de ella, tomándola de la mano, nos alejamos de los demás soldados.

—No deberíamos de alejarnos tanto, su alteza, puede ser peligroso.

Me quito la camisa, ignorando su comentario, me desamarro la espada dejándola caer en el suelo, me desamarro el pantalón y Erys se voltea dándome la espalda, suelto una risa.

—Su alteza, debería de viajar con armadura.

Termino de quitarme el pantalón y me meto de lleno al río, me tallo la cara con las manos, observo la espalda de Erys, es bonita incluso de espaldas.

—Tu deberías de v
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