No se como lo hice, pero convencí a Rhett de ir al mercado nocturno, le acomodo la capa para que no se le vea mucho el rostro, me ato el cabello.—No hagas eso —demanda. —No quiero ir con los cabellos sueltos, solo es en lo que volvemos.Me acomodo la capa, tomo de la mano a Rhett, salimos del castillo sin que nadie nos vea, Rhett se pone detrás de mí, me toma por la cintura empujándome para que caminemos.—Tu deberías de ir adelante, eres el príncipe—le susurro.Y el hombre, si nos atacan el sabrá defendernos. —Yo no sé llegar al mercado Erys y fuiste tú la que me dijo que me olvidara de ser príncipe por una noche. Caminamos, es algo incómodo caminar de la manera en la que lo hacemos, por lo que le tomo la mano y hago caminar a mi lado, entramos al mercado.—Ten cuidado con lo que respiras, suelen aventar polvos mágicos para que compres. —Erys, estuve en la guerra por más de un año, creo que puedo cuidarme solo. —Aún así. Caminamos juntos, la gente nos mira de reojo, Rhett es d
Paso el jabón por una de mis piernas alzándola, Rhett pasa mi cabello hacia un lado, me besa el cuello, aprieta uno de mis pechos y me quejo, pero no le importa, me besa el hombro. Estas dos últimas semanas han sido básicamente esto, veo a mis amigas y voy al mercado, pero la mayoría del tiempo estoy encerrada con Rhett, fundiéndonos uno con el otro, ya ni siquiera me preocupo por preguntarme qué pasa, solo me concentro en él. Aprieta ambos pechos, succionando la piel de mi cuello, muevo la cabeza para verlo. —No hagas eso, hay gente afuera y puedes escucharnos. —¿Tú qué piensas que creen que estamos haciendo? —No me gusta pensar en que saben lo que estamos haciendo, es vergonzoso. —No lo es —Me besa el cuello. —Y no tiene porque importarles. Muevo la cabeza, lo beso, le paso el jabón por los brazos y los hombros, me separo de él, poniéndome de frente, paso el jabón por su pecho y la espalda, me toma de la cintura y cambia nuestras posiciones quedando medio encima de
El príncipe me acaricia la cara erizándome la piel, pienso en las noches anteriores, lo bien que se siente tenerlo encima, lo bien que encajan nuestros cuerpos, la piel me arde, me muerdo el labio y suspiro. —Vince dice que eres buena con el arco, tu dices que no, sinceramente no sé a quién creerle, así que hagamos una apuesta, Make ¿tú quién crees que tenga razón mi doncella o Sir Willis? —Aunque es malo dudar de un compañero de guerra, yo pienso que la doncella tiene razón. —Si, ¿verdad? Mi dama es muy dulce y delicada para ser buena en algo tan atroz como apuntar a alguien y matarlo —Me acaricia el dorso de la mano. —Por eso, llevaremos a Camelia al salón de tiro, nos demostrará su habilidad o la falta de esta, si es Sir Willis el que miente, tendré que despedirme de esta hermosa cabeza —Me acaricia el cuello. Sonríe, de nuevo, me amenaza de muerte, estupida de mi, que se me empezaba a olvidar que está loco. —Y si es mi doncella la que miente, ya veré que castigo le impondr
Durante el camino no me dice nada más, llegamos casi al anochecer, me jala del brazo como hace un momento, varios ven la escena, pero solo se limitan a hacer reverencias, subimos hasta su habitación y me empuja dentro, cierra la puerta a su espalda. —Estoy jodidamente enojado contigo, ¿cómo lo vas a solucionar? —Me toma por la cara. Lo ignoro, volteando la cara. —Respóndeme, ¿cómo me vas quitar la ira Erys? Estoy tan furioso que podría matarte, pero no será placentero para ninguno de los dos. —Me besa el cuello. Baja las manos a mi cadera y me pega a él con fuerza, intento zafarme, pero su agarre se hace más fuerte. —Soluciónalo Erys, es la única forma en la que podremos vivir, te lo dije y aceptaste. —Te odio. —Lo sé. Me besa, quisiera que las ganas de alejarme fueran igual de grandes que el deseo que siento por él, ojalá. Me hace caminar en reversa, dejándome sobre la cama, me aferro a sus brazos sin romper el beso, abro las piernas, enredándolas en su cadera, me besa el
Me acuesto sobre el pecho de Rhett, me abraza por la cintura, entrelazó los dedos de su mano libre con los míos, le dejo un pequeño beso en la mandíbula y suspiro.—Es la primera vez que estamos en mi habitación —susurro.—Faltaba darle un uso a esta cama.—Yo sí le doy uso, a veces vengo a dormir en las tardes. —Un buen uso. —Dormir es un buen uso —Ruedo los ojos. —Te burlaste de Willis cuando te pidió que te escaparas con él. —¿Escuchaste eso? —Sí, pensaba entrar desde el momento en que te lo propuso, pero quise escuchar tu respuesta primero. No escucho la primera vez que lo hizo, menos mal. —Vince tiene una percepción alterada de las cosas, no se que le pasa.—Le gustas, te quiere para él —Juega con mi cabello. Echo atrás la cabeza para besarlo y le acaricio el cuello.—Tendré que matarlo, no ahora, lo necesito para ciertos asuntos, pero eventualmente, lo haré. —Vuelve a besarme.—No lo hagas, se va a casar con una de mis hermanas, nunca fueron buenas conmigo, pero tampoco
Rhett me cuenta el plan, niego con la cabeza, mientras habla. —Eso es lo que haremos —Me besa la mano. —Suena a que puede salir muy mal, ¿y si me descubren? —No lo harán, te prometo que no lo harán. —Besa la palma de mi mano y cierra mi puño. —Rhett, tengo miedo, yo no creo poder hacerlo, ni siquiera sé porque te dije que si podía, no estoy segura. —Es la segunda vez que te retractas, vas a practicar con William, empiezas la próxima semana, necesitas mejorar tu tiro, no solo por esto, si no porque lo que está por venir. —No me asustes más —Lo miro a los ojos. —Confió en ti Erys, en que podrás hacerlo. —Yo no… Me calla con un beso intenso, el corazón me late con fuerza, me aferro a sus brazos, no se que me pasa con él, pero estas últimas semanas, tenerlo es muy importante para mí, hablar con él, mirarlo, tocarlo, es extraño, pero lo necesito. Mi boca choca con la suya, varias veces en besos largos y cortos, suaves y salvajes. —Verás que después de esto, solo m
Beso a Rhett, quiero creerle, voy a tomar sus palabras como la absoluta verdad, ya no me interesa, no sé en que momento me perdí, no sé en qué momento empecé a ver a Rhett como algo inevitable, no puedo detenernos y tampoco quiero hacerlo. Solo hay una sola cosa en todo esto que me hace dudar, pero he decidido ignorarla por ahora, me concentro en los besos que reparte en mi cuello, le acaricio la espalda desnuda. —Bésame, bésame hasta que ya no pueda respirar, hasta que me olvide quién soy y de quien eres —le digo y me besa. Entrelazo los dedos de nuestras manos, nuestros cuerpos chocan, pienso en todo lo que hablamos, de todo lo que dijimos que haríamos, nada es bueno, todo es malo, puedo perder. Pero ya lo he perdido todo, solo tengo esta enfermedad que Rhett me causó, que solo él puede curar. —Eres la única culpable de mi mal Erys, pero no lo pares —Me besa. —Lo arreglaré para ti, lo prometo, buscaré la forma, mi sol. Dice en un susurro, se de lo que habla, no le d
William me entrega un arco, lo miro es negro y tiene detalles en dorado, me entrega una aljaba llena de flechas. Hoy empezaba mi entrenamiento. —El bastardo lo mandó a hacer para ti, seguro que le dio vergüenza dártelo, porque no quiere que sepamos lo coladito que está por ti. —No le digas así y no está coladito por mi, dices muchas boberas. Saco una flecha para verla, es negra con la punta dorada, antes de llegar a las plumas tiene grabado en letras doradas “ER” las letras están entrelazadas, sonrió. —Me pidió que practicarlos toda la mañana. —¿Dónde está? Cuando desperté esta mañana no estaba y no me dijo a dónde iría. —Fue a recoger a la reina Violet. La reina. Me había olvidado de su existencia, dejó la capital hace varios años, solo viene cuando es sumamente necesario, para la mayoría del reino es invisible, sin poder alguno, solo la respetan por el rey, a él lo quieren y alaban, de ella nadie se acuerda. —¿Qué? ¿Nerviosa por conocer a tu suegra?Deberías de