22. Hermana.

Beso a Rhett, quiero creerle, voy a tomar sus palabras como la absoluta verdad, ya no me interesa, no sé en que momento me perdí, no sé en qué momento empecé a ver a Rhett como algo inevitable, no puedo detenernos y tampoco quiero hacerlo.

Solo hay una sola cosa en todo esto que me hace dudar, pero he decidido ignorarla por ahora, me concentro en los besos que reparte en mi cuello, le acaricio la espalda desnuda.

—Bésame, bésame hasta que ya no pueda respirar, hasta que me olvide quién soy y de quien eres —le digo y me besa.

Entrelazo los dedos de nuestras manos, nuestros cuerpos chocan, pienso en todo lo que hablamos, de todo lo que dijimos que haríamos, nada es bueno, todo es malo, puedo perder.

Pero ya lo he perdido todo, solo tengo esta enfermedad que Rhett me causó, que solo él puede curar.

—Eres la única culpable de mi mal Erys, pero no lo pares —Me besa. —Lo arreglaré para ti, lo prometo, buscaré la forma, mi sol.

Dice en un susurro, se de lo que habla, no le d
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