Recogía su largo cabello negro en una coleta alta. Era una molestia mientras ejercitaba su cuerpo en el gimnasio dentro de su propia casa. Todas los días al ocultarse el sol, Alessio Biachi entrenaba un poco antes de pasarse el resto de la noche en uno de sus antros.
Alessio descubrió qué, el mundo de los negocios era muy provechoso. No había mejor manera de conseguir alimento fresco que haciéndose el dueño de todos los antros nocturnos de Italia.
Ya qué, estos se volvían muy concurridos por las noches, llenándose de jóvenes humanos de todas las edades. Y eso equivaldría a mucha sangre nueva.
Desde luego que a él no le hacía falta tener que trabajar o llevar las riendas de todos esos antros… el dinero no era un problema para su bolsillo, siendo el rey de los vampiros poseia grandes fortunas. Sobre todo cuando asesinó a su propio padre, era una molestia para sus planes de convertirse en el líder.
Por ende, una noche lo enfrentó… llevándose la vida del hombre que le dio la vida. Total, si no lo hacia, él viejo lo hubiera hecho tarde o temprano. Y dado que no albergaba ningún tipo de sentimientos por el anciano, lo asesinó sin contemplaciones.
Algunos vampiros carecían de sentimientos hacia la familia, la única empatía que podían sentir realmente era cuando encontraban a su alma. Su otra mitad, con quién compartirían el resto de sus años de inmortalidad con una sola y única mujer. Al encontrarla ya no abría otra más en su vida.
Desde luego ese no había sido su caso, dados todos sus años de vida en soledad. Y no es que estuviera ancioso por encontrarla, pero ya estaba aburrido de todas esas chicas con las que se acostaba. No se saciaba con ninguna, para variar sería bueno que su alma apareciera de una vez por todas.
Al terminar los ejercicios se dispuso a darse un baño y salir de casa. Condujo un Ferrari negro por las desoladas calles de Bérgamo, no le extrañaba que pocos sean los que vagaran por las calles. Algunos habitantes conocían la verdadera naturaleza que ocultaba la noche.
Muchos pagaban altas cantidades de dinero solo para mantenerse seguros de no ser asesinados. Para poder ser indentificados llevaban un sello hecho con sangre en el dedo anular, los vampiros exclusivos se los hacían a ciertos humanos con buena estabilidad económica. De esta forma eran protegidos de cualquier otro vampiro.
Alessio no estaba interesado en ofrecer esos servicios, a él no le importaban los humanos… solo eran su alimento además, nunca le había dado de su sangre a nadie. Aparcó el coche delante del antro que solía frecuentar. Era muy lujoso, las letras del nombre del mismo eran hechas con luces de neón rojo. Bastante llamativo.
Biachi entra al antro atraviado con un traje negro y camisa escarlata. El cabello lo llevaba recogido en una coleta llamando la atención de mujeres y hombres del lugar. El sitio estaba a reventar, tanto de humanos como de vampiros.
El hombre encaminó sus pasos directamente hasta la oficina en la parte de atrás. Primero se ocuparía de los negocios, y luego buscaría alimentarse con una hermosa humana.
—¡Alessio! Le sonríe Dante.
Éste chico cataño era el mejor amigo de Alessio… a parte de eso, también su mano derecha y admistrador de (Biachi's) era el nombre que utilizaba para todos sus antros. Dante también era un vampiro, no nacido… este joven había sido atacado en la calle por un lacayo de un exclusivo, era nuevo en Bérgamo y no estaba al tanto de los movimientos nocturno.
Alessio lo encontró arrastrándose en la oscuridad de la noche bañado en sangre, estaba al filo de la muerte. El vampiro que lo atacó le había drenado casi todo el líquido de su cuerpo. Así que el magnate optó por salvarle la vida. Al final, se convirtió en su mano derecha. Y hasta los momentos le había servido bien.
—Es raro verte aquí, y no allá abajo buscando a una humana a quien drenarle la sangre. Responde Alessio.
—¡Lo haré! La noche es joven. Sonríe el muchacho. —Solo qué, he recibido la respuesta de Matteo sobre tu oferta.
—¿Y que ha dicho el muy infeliz?
—Lo mismo de siempre. ¡No! Responde serio.
Alessio sonríe sentándose en un cómodo sofá rojo de terciopelo que hay en la oficina. Hecha la cabeza hacia atrás pensando que Matteo era el único que se interponian en sus planes de ser el dueño global de todos los antros de Italia. Le había sido muy fácil apoderarse de todos los bares y antros, pero ese tío… si que era molesto el capullo.
El vampiro no quería venderle la propiedad en la que estaba interesado, aunque este le ofreciera las mejores ofertas. Llevaba muchos años queriendo adueñarse de ese lugar, pero el muy maldito siempre lo rechazaba. Y a decir verdad, ya se estaba cansando de sus rechazos. Tan solo si pudiera arrancar la maldita cabeza de ese cuerpo, las cosas terminarían bien. Pensó éste.
Ser un vampiro no era tan fácil, al menos para uno exclusivo. Habían reglas que se debían cumplir, y una de estas era que estaba prohibido que un vampiro asesinara a otro (si el caso de que el enemigo fuese un vampiro exclusivo o nacido) para el resto, sus vidas eran inciertas. Propensos a ser asesinados en cualquier momento.
Se le decía vampiros exclusivos aquellos que eran elegidos directamente por un vampiro nacido y mordidos para convertirlos en vampiros semi poderosos… el caso de Alessio era distinto, el era un nacido… y era el último que quedaba de su especie.
Desde luego qué, esta regla no aplicaba para Biachi, el era el Rey podía asesinar a quien le viniera en gana. Solo que había un pequeño detalle, hace muchos siglos el optó por mantener ocultó su verdadero ser. Para el resto de los vampiros solo era un vampiro más. Por tal motivo las ganas que tenía de arrancarle la cabeza a Matteo le era imposible. Ya que el muy maldito era exclusivo.
Al hacerlo… se daría a descubrir quién era. Y no estaba dispuesto a ello.
Ya que unos siglos atrás, Alessio era acosado por cazadores humanos que intentaron por todos los medios eliminarlo. Por más que este acabará con cada uno de ellos cada vez que lo encontraban, seguían apareciendo más y más. Las generaciones de estos siempre lo terminaban por encontrar.
Era agotador para Alessio lidiar con esos cazadores, no por temerles, sino por la molestia de tener que acabar con sus patéticas vidas. Desde luego que aún existían quienes intentaban eliminarlo, ya que había encontrado a muchos vampiros muertos en la calle, sin cabeza y con un oyó en el corazón.
Para su mala fortuna, el último cazador descubrió su oscuro secreto.
Por ende, Biachi decidió ocultar quien era. Volviéndose un vampiro exclusivo pero de nombre. Hasta los momentos había funcionado su plan, hacía mucho que ningún entrometido humano lo había descubierto. Llevando una vida prácticamente normal. Pero bien que sabía que ellos continuaban allí afuera, esperando a por él.
Un desliz… y tendría a todos esos capullos detrás de él.
—¿Qué piensas hacer? La pregunta de Dante lo saca de sus cavilaciones.
—¡Iré a visitarlo! Sonríe.
—Llegas tarde Lia. ¡Joder! ¿Hasta cuándo?—¡Lo lamento!La joven de cabello color miel, ojos azul oscuro mira en dirección al piso, mientras es reprendida por su jefe… aquel vampiro era muy cruel para con sus empleados. No toleraba faltas, y eso que solo se había retrasado 5 minutos.—No me digas que lo sientes, con un demonio. ¡Me tienes harto!—No volveré a llegar tarde, se lo prometo señor Matteo.—Estupida, vete a trabajar. ¡Eres una idiota! Masculla.
Tres copas ya se encontraban en el cesto de los desechos. Los nervios que sentía Lía después que toparse con aquel hombre la dejaron tensa. ¿Porque se sentía así? Jamás había experimentado una sensación como esa con ningún vampiro. ¡Era extraño!Continuaba sirviendo tragos pero no se quitaba de la cabeza a ese sujeto.—Vamos chica, mueve ese bonito trasero. Le apremió la morena a su lado.—Si. Si. ¡Voy!El bar cerraba unas horas antes del alba. Lia recogía sus cosas para regresar a casa, luego de alimentarse salió del bar. Y en cuanto lo hizo ese hombre que habia visto en el bar se encontraba reco
Sus colegas exterminaron a muchos vampiros nacido y exclusivos. Creadores de humanos malditos… pero ninguno de estos era en rey. Era muy astuto como para dejarse atrapar. Y dada su desaparición, a Noah se le estaba terminando la energía y vitalidad para darle caza. Ya no era el mismo crío de hace 30 años…Necesitaba encontrarlo pronto, antes de que sus días terminarán. Muerto del sueño se tumbo en la cama, Lía despertaría en algunas horas. Eso le daba tiempo para descansar.[...]La tarde llegó, arrazando rápidamente con la luz del día… Lía se levantó de la cama al escuchar pasos y ruidos fuera de su habitación. Al salir al corredor del pasillo se topó con un apestoso o
—¿Qué haces estúpida perra? Vocifera el tío.Intento quitarse a Lia de encima, pero ésta enrrollo sus piernas en la cintura del sujeto por la parte de atrás mientras se alimentaba de él. Para ella era difícil de controlar su sed de sangre, sobre todo cuando mordía directamente a un vampiro.En el trabajo tomaba sangre en vasos, no era lo mismo que succionarla directamente de un cuello. A parte que no comprendía porque no lograba saciarse, y cuando se lo mencionó a Noah este no le respondió. Solo la evadió. ¿Quien era ella?La castaña soltó a su atacante quien cayó al suelo. Lia respiraba agitadamente, sus manos y parte de su cuello estaban salpicados en sangre. Observó al suj
Lía trago saliva en seco. ¿Qué querría decir con eso? Se pregunto. Su corazón no paraba de latir como loco. Mientras ese hombre la mantenía acorralada como un servatillo cuando esta siendo cazado por un depredador… ¡Ay por todos los demonios! También eres un maldito depredador se reprendió la joven.—¿Me quieres lastimar? Pregunto con cautela.—¡No! Pero si tú me lo permites, lo haría gustoso. Sonríe con malicia.Los ojos plateados de él se volvieron más brillantes, casi blancos. Llevaba el cabello suelto y su altura la intimidaba.—¿Quien eres? ¿Cuál es tu nombre?—
Alessio regresaba a casa justo a tiempo. El sol ya estaba por ponerse. Como todos los días el mayordomo lo esperaba en la entrada, pero ese día Dante también lo acompañaba.—¿Donde te has metido?—He estado ocupándome de un asunto.—Sobre mujeres, seguro. Sonríe el joven.—¿Porque no te has ido a dormir? Ya está por amanecer.—Te espere mucho rato en el antro y nunca apareciste, tengo noticias de Matteo.—¿Y que quiere ahora? ¿A cambiado de parecer?—No lo se… Solo quiere verte a por la n
Alessio pillo que Lía se acercaba a la mesa con más tragos. No le quitaba los ojos de encima cuando ella comenzó a dejar las copas sobre la mesa. De pronto el italiano sintió como la pelirroja a su lado introdujo la mano debajo de sus pantalones tomando su pene sin pudor alguno. Eso sí que no se lo esperaba.Y de la nada…Un líquido helado cayó sobre él y la tía pelirroja que tenía casi encima.—Pero bueno estúpida, ¿Qué coño crees que haces cabrona? Le grita la mujer quitándose los hielos de encima.—Se me ha caído la bebida. Responde inocente una Lía pero con ojos de malicia.
Bajaba del coche armado solo con un par de catanas en las manos. La noche era muy oscura, más de lo normal. No había luna, y era cuando está se volvía más peligrosa para cualquier transeúnte que desconociera la verdadera naturaleza de Bérgamo.Camino por las calles en busca de su presa, gracias al entrenamiento que tuvo con Lía esa tarde todo su cuerpo estaba caliente y listo para eliminar algunas ratas de la ciudad.Como siempre lo hacía cada que no encontraba engendros del demonio, Noah saco un frasco de vidrio con su propia sangre. La lanzó contra el suelo dejando que el líquido escarlata se espaciera por el lugar. Solo quedaba esperar que aparecieran esos miserables chupa sangre.Y no tuvo que esperar mucho, en pocos minutos se vio rode