Bajaba del coche armado solo con un par de catanas en las manos. La noche era muy oscura, más de lo normal. No había luna, y era cuando está se volvía más peligrosa para cualquier transeúnte que desconociera la verdadera naturaleza de Bérgamo.
Camino por las calles en busca de su presa, gracias al entrenamiento que tuvo con Lía esa tarde todo su cuerpo estaba caliente y listo para eliminar algunas ratas de la ciudad.
Como siempre lo hacía cada que no encontraba engendros del demonio, Noah saco un frasco de vidrio con su propia sangre. La lanzó contra el suelo dejando que el líquido escarlata se espaciera por el lugar. Solo quedaba esperar que aparecieran esos miserables chupa sangre.
Y no tuvo que esperar mucho, en pocos minutos se vio rode
Mejor conocidos como la santa orden. Una organización de monjes dedicados al exterminio de vampiros. Habían comenzado siendo ellos mismos los exterminadores, pero dado que eran eliminados rápidamente dejando casi extinta a la iglesia de estos cazadores… y dada su condición de servír al señor les tenía prohibido tener hijos.Los túnica marrones se vieron obligados a reclutar a jóvenes fuertes y valientes los cuales entrenaron arduamente. Enseñándoles todo lo referente como ser un cazador, en cuanto estos chicos alcazaran la mayoría de edad los monjes les exigían que tuvieran hijos, e hicieran con ellos lo mismo que ellos hicieron.Era una tarea que debía ser heredada por si el padre fallaba, la generación siguiente cumpliría con la misión. Por
Lía limpiaba algunas copas para luego ser vueltas a usar. Realmente no se había alimentado en dos días, y era tan cabezotas que no deseaba ir a cazar. Desde luego que ahora se estaba arrepintiendo de ello, ya que no podía estarse en pie sin que tuviera que sostenerse de la barra.—Deberias ir a tomar un descanso, no pintas nada bien. Sabina le dice sirviendo tragos.— Aún no es mi turno. Además, no quiero que me despidan.—¡Que tanto! al final estarás despedida de un momento a otro.—¡Qué sinceridad! Responde Lía sin verle a la cara.
Después de aquel arrebato de beso, Alessio dejo respirar a Lía separandose de ella quien parecía querer más de él. Había tenido que utilizar su poder de sumisión contra ella, siendo un vampiro nacido tenia ese poder. No creyó que funcionara con ella, ya que solo servía con con los de bajo nivel.Al parecer se había equivocado, ella había caído redonda logrando aplacar su ira. Si tan solo no hubiera funcionado se hubiera visto envuelto en una pelea innecesaria contra ella. Quería que fuera su esposa, no su enemiga.—¿Qué es lo que me pasa contigo? Le decía la joven susurrando contra su cuello.—Entiendelo de una vez, debemos estar juntos. ¿Has pensando en mi propuesta?&n
De regreso a la mansión, Alessio entraba en la residencia. Al bajar del coche, detrás de él, el automóvil de Dante también aparcaba. Este joven decendia con dos rubias gemelas humanas muy sonrientes. Lo que llevo a pensar a Alessio (pobres chicas) desconocían su destino.—¡Alessio! Le dice el joven libertino.—¡Dante! Responde serio.—¿Quieres una? Le ofrece a unas de las mujeres. Quienes esperaban recostadas del coche.—¡No me interesa! Le responde caminando en dirección a la casa.—Como gustes. Éste se encoge de hombros mientras las rubias se acercan a él.
La castaña solo podía jadear ante aquella invasion a su cuerpo… pero no se podía quejar, la sensación era demasiado buena para quejarse. Aferró las uñas en aquella sedosa sábana, esperando el momento para explotar por completo.Alessio chupaba la protuberancia de su amada, mientras se aferra a sus caderas. La escuchaba gemir y jadear casi fuera de control, pero aún así no se detuvo. Continúo chupando y metiendo la lengua por la estrecha cavidad de ésta.Luego utilizo uno de sus dedos para estimularla el doble de lo que ya estaba… mientras lamía su sexo, con el dedo la masturbaba poco a poco. Entrando y saliendo de ella lentamente, eso la estaba enloqueciendo.—¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Jadeaba la casta&ntil
—¿Rey? Repite con expresión de confusión.—¿De qué hablas? ¿Acaso desconoces la historia Antigua de los vampiros? ¿Desconoces tus propias raíces, Lía?—La verdad es que no sé mucho del tema.Hizo amago de separarse de él, pero Alessio la sujeto con fuerza para que no se fuera a ningún lado. Ella lo entendió, quedándose donde estaba.—Existimos hace muchos siglos, somos los creadores.—¿Somos? ¿Pero cuántos más hay? Pregunto abriendo los ojos como platos.Último capítulo