Lía trago saliva en seco. ¿Qué querría decir con eso? Se pregunto. Su corazón no paraba de latir como loco. Mientras ese hombre la mantenía acorralada como un servatillo cuando esta siendo cazado por un depredador… ¡Ay por todos los demonios! También eres un maldito depredador se reprendió la joven.
—¿Me quieres lastimar? Pregunto con cautela.
—¡No! Pero si tú me lo permites, lo haría gustoso. Sonríe con malicia.
Los ojos plateados de él se volvieron más brillantes, casi blancos. Llevaba el cabello suelto y su altura la intimidaba.
—¿Quien eres? ¿Cuál es tu nombre?
—
Alessio regresaba a casa justo a tiempo. El sol ya estaba por ponerse. Como todos los días el mayordomo lo esperaba en la entrada, pero ese día Dante también lo acompañaba.—¿Donde te has metido?—He estado ocupándome de un asunto.—Sobre mujeres, seguro. Sonríe el joven.—¿Porque no te has ido a dormir? Ya está por amanecer.—Te espere mucho rato en el antro y nunca apareciste, tengo noticias de Matteo.—¿Y que quiere ahora? ¿A cambiado de parecer?—No lo se… Solo quiere verte a por la n
Alessio pillo que Lía se acercaba a la mesa con más tragos. No le quitaba los ojos de encima cuando ella comenzó a dejar las copas sobre la mesa. De pronto el italiano sintió como la pelirroja a su lado introdujo la mano debajo de sus pantalones tomando su pene sin pudor alguno. Eso sí que no se lo esperaba.Y de la nada…Un líquido helado cayó sobre él y la tía pelirroja que tenía casi encima.—Pero bueno estúpida, ¿Qué coño crees que haces cabrona? Le grita la mujer quitándose los hielos de encima.—Se me ha caído la bebida. Responde inocente una Lía pero con ojos de malicia.
Bajaba del coche armado solo con un par de catanas en las manos. La noche era muy oscura, más de lo normal. No había luna, y era cuando está se volvía más peligrosa para cualquier transeúnte que desconociera la verdadera naturaleza de Bérgamo.Camino por las calles en busca de su presa, gracias al entrenamiento que tuvo con Lía esa tarde todo su cuerpo estaba caliente y listo para eliminar algunas ratas de la ciudad.Como siempre lo hacía cada que no encontraba engendros del demonio, Noah saco un frasco de vidrio con su propia sangre. La lanzó contra el suelo dejando que el líquido escarlata se espaciera por el lugar. Solo quedaba esperar que aparecieran esos miserables chupa sangre.Y no tuvo que esperar mucho, en pocos minutos se vio rode
Mejor conocidos como la santa orden. Una organización de monjes dedicados al exterminio de vampiros. Habían comenzado siendo ellos mismos los exterminadores, pero dado que eran eliminados rápidamente dejando casi extinta a la iglesia de estos cazadores… y dada su condición de servír al señor les tenía prohibido tener hijos.Los túnica marrones se vieron obligados a reclutar a jóvenes fuertes y valientes los cuales entrenaron arduamente. Enseñándoles todo lo referente como ser un cazador, en cuanto estos chicos alcazaran la mayoría de edad los monjes les exigían que tuvieran hijos, e hicieran con ellos lo mismo que ellos hicieron.Era una tarea que debía ser heredada por si el padre fallaba, la generación siguiente cumpliría con la misión. Por
Lía limpiaba algunas copas para luego ser vueltas a usar. Realmente no se había alimentado en dos días, y era tan cabezotas que no deseaba ir a cazar. Desde luego que ahora se estaba arrepintiendo de ello, ya que no podía estarse en pie sin que tuviera que sostenerse de la barra.—Deberias ir a tomar un descanso, no pintas nada bien. Sabina le dice sirviendo tragos.— Aún no es mi turno. Además, no quiero que me despidan.—¡Que tanto! al final estarás despedida de un momento a otro.—¡Qué sinceridad! Responde Lía sin verle a la cara. Después de aquel arrebato de beso, Alessio dejo respirar a Lía separandose de ella quien parecía querer más de él. Había tenido que utilizar su poder de sumisión contra ella, siendo un vampiro nacido tenia ese poder. No creyó que funcionara con ella, ya que solo servía con con los de bajo nivel.Al parecer se había equivocado, ella había caído redonda logrando aplacar su ira. Si tan solo no hubiera funcionado se hubiera visto envuelto en una pelea innecesaria contra ella. Quería que fuera su esposa, no su enemiga.—¿Qué es lo que me pasa contigo? Le decía la joven susurrando contra su cuello.—Entiendelo de una vez, debemos estar juntos. ¿Has pensando en mi propuesta?&nCapítulo 12 Pistas para el Cazador
De regreso a la mansión, Alessio entraba en la residencia. Al bajar del coche, detrás de él, el automóvil de Dante también aparcaba. Este joven decendia con dos rubias gemelas humanas muy sonrientes. Lo que llevo a pensar a Alessio (pobres chicas) desconocían su destino.—¡Alessio! Le dice el joven libertino.—¡Dante! Responde serio.—¿Quieres una? Le ofrece a unas de las mujeres. Quienes esperaban recostadas del coche.—¡No me interesa! Le responde caminando en dirección a la casa.—Como gustes. Éste se encoge de hombros mientras las rubias se acercan a él. Desde la barra de la planta de arriba del antro, Alessio observaba el bullicio de toda la gente que pasaba una buena noche. Llena de alcohol y sangre. Todas las noches era lo mismo, siempre estaba a reventar Biachi's. Lo cual era bastante productivo.De pronto unas manos delgadas con las uñas pintadas de negro se deslizaron por su traje zegna negro. Luego una cabellera negra se asoma por el borde de su hombro y con ella una sonrisa de una mujer.—¡Hola Alessio! ¿Porque tan solo?—¿Cómo subiste hasta acá? Le pregunta a la morena clara.—Tengo mis métodos. Sonríe pasando las uñas por su mejilla.Capítulo 14 Mostrándole su mansión