Capítulo 2 Enemigo

—Llegas tarde Lia. ¡Joder! ¿Hasta cuándo? 

—¡Lo lamento! 

La joven de cabello color miel, ojos azul oscuro mira en dirección al piso, mientras es reprendida por su jefe… aquel vampiro era muy cruel para con sus empleados. No toleraba faltas, y eso que solo se había retrasado 5 minutos. 

—No me digas que lo sientes, con un demonio. ¡Me tienes harto!

—No volveré a llegar tarde, se lo prometo señor Matteo.

—Estupida, vete a trabajar. ¡Eres una idiota! Masculla.

Le gritó… e inmediatamente Lia sale de la oficina del hombre encaminándose hasta la barra para empezar a servir tragos. 

Lia Cárter, trabajaba en un antro nocturno en el área de tragos… a ella no le gustaba que le gritaran o insultaran, pero el trabajar alli le proporcionaba  algo que ella necesitaba a diario (sangre). 

Esta joven de 20 años nació siendo un vampiro diferente, se había infectado estando en el vientre de su madre. A medida que iba creciendo se habia dado cuenta que la sangre de humano la enfermaba a tal punto de matarla. Tampoco toleraba la comida ordinaria, era un vampiro como cualquier otro. Lo único diferente en ella era que… solo bebía sangre de otros vampiros.

La chica no entendía porque era distinta a los demás, era un maldito vampiro. Poseía colmillos y no toleraba la luz del día. Por suerte la ración de sangre que le tocaba cada noche en el bar como forma de pago, la terminaba cambiando por sangre de vampiro de sus colegas.

Unos que por fortuna no le hacían pregunta al respecto del porque la cambiaba. Claro, su jefe no estaba al tanto de ese asunto y rogaba que no lo descubriera porque sino estaría de patitas en la calle. En lo personal,  Lia tampoco le había contado a nadie como fue que ella se convirtió en vampiro. 

Lo mantenía oculto de todos, y era lo mejor… porque si la echaban de aquel lugar por ser distinta, se vería obligada a buscar alimento en las calles, y aún siendo vampiro con el poder sobrenatural que llevaba  corriendo por sus venas cualquiera podría  asesinarla. Bueno, si llegara el caso de toparse con un vampiro exclusivo (como su jefe)

Algunos vampiros tenían trabajos como el de ella, para recibir sangre y evitar asesinar a humanos. 

—Chica, llegando tarde… no sé cómo Matteo te tolera. La joven a su lado la saca de sus pensamientos.

—Si. Responde sería. 

—Eres muy seria Lia… se más social.

La joven se la da vuelta para servir unos tragos, Lia hace lo propio y comienza su trabajo. ¿Ser más social? Se dijo internamente… ella no estaba interesada en serlo, mientras menos amistades hiciera era mejor. No quería amigos, no quería relaciones… no quería nada. 

Desde que supo cómo su madre había fallecido ella decidió no confiar en nadie. Bueno excepto por una persona, Noah. El hombre que la rescató y crío desde que era una bebé.

El hombre envejecido era como un abuelo para ella, aunque este le insistía en que no albergará sentimientos hacia él. Eso solo la haría débil en un mundo cruel y lleno de vampiros. Para sorpresa de Lía, Noah era humano. Y aún no se explicaba cómo era que un humano habia logrado asesinar a un vampiro, por le agradecía internamente por haberla rescatado.

Sacudio sus pensamientos, no iba a seguir perdiendo el tiempo en eso, tenía que ponerse a trabajar. La noche era larga, y el bar cada vez se llenaba más. Comenzó a servir tragos tanto a vampiros como a humanos.

[...]

Alessio se bajó del coche, aparcó frente al bar de Matteo. Esa noche estaba dispuesto hacerle entender a ese idiota que debía venderle el bar, era el único establecimiento que no era de su propiedad. Pero más tarde que temprano pensaba cambiar esa situación.

Al entrar al concurrido lugar, el aroma a sangre innundo sus fosas nasales. Le gustaba aquel lugar, el diseño del interior era moderno una parte del bar poseía un zona exclusiva, donde un vampiro podía llevar a una humana para alimentarse en privado sin que otros los observarán.

No había límites a la hora de alimentarse, podían llegar a drenarle todo líquido carmesí o simplemente dejar con vida al humano. Lo que si tenía prohibido un vampiro ordinario era convertir a un humano dentro del establecimiento. En la calle ya era otra cosa, no había control ni leyes.

Alessio camino con paso firme mientras la multitud se hacían aún lado. Sobre todo los vampiros, cualquiera de ellos conocia perfectamente a uno poderoso. Biachi se detiene delante de una mesa en la que se encuentra Matteo acompañado de algunas hembras humanas.

—¡Biachi! ¡Biachi! ¡Qué sorpresa tenerte en mis dominios! 

—No puedo decir lo mismo. Responde mortalmente serio.

—¿Qué te trae por aquí? No me digas que por lo mismo de siempre.

—Deberias reconsiderar mi propuesta Matteo. Le dice este echando a un lado su cabello suelto.

El vampiro sonríe mientras plata un beso en la mejilla de una mujer que no parecía querer estar allí.

—¡Ya te he dado mi respuesta, Alessio! Responde serio.

—Sabes bien que no desistire hasta que esté lugar sea mío. Lo mira con ojos afilados y asesinos.

—¿Y que vas hacer? Le reta esté. 

Pero justo en ese momento cuando la vena de la frente de Alessio se hizo notoria una joven de cabello miel rizado se acerca a la mesa.

—Su bebida señor Matteo. Dice la joven dejando varias copas en la mesa.

—¡Estúpida idiota! ¿Porque demonios has tardado tanto? 

—¡Hay mucha gente señor! 

—Imbecil. Escupe el vampiro. 

Alessio contempla el rostro de aquella muchacha quién está siendo humillada por el maldito de Matteo. Sin poder evitarlo Biachi no podía dejar de vela, tenía algo que llamaba su atención ¿Pero que?

Lia comienza a recoger los vasos vacíos, y en cuanto levanta la mirada lo primero que ven sus ojos azules son un par de ojos plateados que la escudriñaban de pies a cabeza. Lo que hizo que esa parte de su corazón humano latiera con fuerza, pero ¿Quien era ese tío? ¿Y porque la estaba mirando así?

—Con un demonio Lia, recoge toda esta porquería. Y sal de aquí, estúpida. La voz de su jefe la saco de su estupor.

—¡En seguida señor!

Desvío la mirada de ese misterioso hombre para enfocarse en su trabajo. Pero podía seguir sintiendo esa fiera mirada sobre ella que la ponía nerviosa. Al fin cuando terminó regreso a la barra, pero sin quitarle los ojos de encima a ese sujeto. 

—Y bien Biachi, ¿Te quedarás allí parado o seguirás viendo a esa puta de la barra?

La mandíbula del italiano se tenso al escuchar como ese tío hablaba de esa forma sobre esa joven.

—¡Regresare Matteo! Y espero que para mí próxima visita estés dispuesto a firmar.

—Pierdes el tiempo. Jamás te daré mi bar, y no podrás hacer nada al respecto. Sonríe mostrando sus colmillos afilados. 

Alessio solo sonríe, lleva un mechón de cabello detrás de su oreja. Suspira y se relaja. Levanta la mirada y mira de reojo a su enemigo. 

—Siempre hay formas de hacer cambiar a alguien. La sonrisa burlona de Matteo se borró en el acto. 

—¡Lárgate Biachi! Masculla el vampiro.

Éste se da la vuelta con aquella sonrisa de medio lado, en la que su colmillo blanquecieron puede notarse. Matteo al verlo alejarse toma bruscamente el cuello de la joven a su lado y la muerde salvajemente.

Unos segundos después, la mitad del cuerpo de la joven caen tendido sin vida en la mesa mientras que Matteo hace señas a sus guardias para que se deshagan del cadáver

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