Tres copas ya se encontraban en el cesto de los desechos. Los nervios que sentía Lía después que toparse con aquel hombre la dejaron tensa. ¿Porque se sentía así? Jamás había experimentado una sensación como esa con ningún vampiro. ¡Era extraño!
Continuaba sirviendo tragos pero no se quitaba de la cabeza a ese sujeto.
—Vamos chica, mueve ese bonito trasero. Le apremió la morena a su lado.
—Si. Si. ¡Voy!
El bar cerraba unas horas antes del alba. Lia recogía sus cosas para regresar a casa, luego de alimentarse salió del bar. Y en cuanto lo hizo ese hombre que habia visto en el bar se encontraba recostado de un súper coche negro, su expresión era mucho más intimidante con ese arete en la oreja y el piercing debajo de su labio en forma de púa.
La observaba solo a ella, a pesar de la cantidad de chicas que salían detrás suyo. Su corazón comenzó a palpitar como un loco en cuando el se dispuso a caminar en su dirección. ¡Mierda! Venía hacia ella…
—¡Hola! Alessio le sonríe seductoramente a Lía.
—¿Nos conocemos? Pregunta ella sin saber que otra cosa más decir.
—No. Éste la mira divertido introduciendo las manos en sus bolsillos. —Pero me gustaría. ¿Quieres ir a por algo de beber?
—¿Estás de coña? Esta por amanecer, lo siento pero no deseo morir tan joven.
—¿Qué tal mañana? Insiste.
—¡Trabajo!
Con los nervios de punta está pasa a un lado de él encaminándose hasta su casa. Ese tío la ponía nerviosa.
—¿No aceptaras mi invitación, Lia? Responde a su espaldas. ¡Joder! Sabía su maldito nombre se dijo para sí misma.
—No.
Ella seguía caminando dejando atrás aquel sujeto, que ni sabía cómo se llamaba. Entonces él pareció a su lado rápidamente, algo que no le sorprendió. Ella también podía hacer lo mismo.
—No dejare de insistir.
—Y yo no dejare de decirte que no.
Luego de eso Lía desapareció de su lado dejando solo una brisa fría a su paso. Biachi sonríe por como actuó esa joven, ni tiempo tuvo de decirle su nombre. Pero estaba seguro que la volvería a ver.
[...]
Lia cerró la puerta del pequeño apartamento donde vivía no era de lujo, pero era mejor que nada. Estaba muerta del sueño. A esas horas Noah dormía en su habitación, lo veria ese mismo día por la tarde. Así que de inmediato se metió en el baño para darse una ducha y meterse en la oscuridad de lo que era su recámara.
La joven se tumbo en la cama boca abajo. Cerró los ojos un momento y de la nada esa mirada plateada atropello todos sus deseos de dormir. Los volvió abrir enseguida recordando aquella mirada... aquella sonrisa… aquel olor… el olía diferente ¿Quien era?
Abofeteó esos pensamientos absurdos de su cabeza ¿Porque pensaría en un completo extraño? Decidió que lo mejor sería dormir, y olvidarse del encuentro con ese tío.
[...]
El italiano condujo el Ferrari dentro de su mansión. Ya no faltaba nada para que el sol se asomara. Al entrar en la casa el mayordomo lo recibió en la entrada atraviado con su habitual traje de pingüino.
—Buenas noches señor Biachi. Hace una pequeña reverencia. —Ha venido solo esta noche, ¿desea que le envié a una joven a su recámara?
—¡No! Me iré a dormir ya, Mike.
—Muy bien señor, su habitación está lista.
—¡Perfecto!
—El joven Dante llegó hace un hora.
—Bien… que nadie me moleste.
—Si señor. Vuelve a inclinarse.
Biachi pasa de largo directamente hasta las escaleras de caracol que lo llevarían hasta su habitación. A pesar de que no tuvo suerte con el inepto de Matteo por la compra del bar, al menos algo bueno salió de aquella visita.
Lía…
Esa mujer causó una extraña sensación dentro de él… le gustó, y le gustó mucho. Y no se estaría tranquilo hasta tenerla. Era distinta, muy diferente a las mujeres con las que solía acostarse. Tanto así, que esa noche no deseo tener a ninguna en su cama… solo la quería a ella.
Miro la soledad de su cama, las sábanas grises de seda estaban intactas… si tan solo compartiera esa cama con una mujer que lo esperara siempre las cosas serían muy distintas. Ahora que lo pensaba mejor, los 2000 mil años sin compañía le comenzaban a pasar factura. Ya era hora de cambiar esa situación.
Una vez acostado en la cama enfoco sus ojos en aquella cortina roja de terciopelo que colgaba del techo hasta arrastrarse por el piso. Esta impedía que el imponente sol se colase por la ventana, la alarma del reloj le indico que el sol había salido ya. Poco a poco sus ojos fueron cerrándose cayendo en un abismo oscuro.
[...]
Noah entraba en el apartamento al que decía llamarle hogar hace muchos años atrás… dejo las llaves a un lado, el sol brillaba en lo alto del cielo colándose por la ventana de la cocina. Y supo que Lía estaría durmiendo para ese entonces.
Condujo sus pasos hasta su recámara, depojandose de las prendas de ropa manchadas de sangre que tenía puesta. Esa noche había sido otro día perdido para Noah, porque aún no daba con el paradero de él. Solo se topó con unos idiotas vampiros de bajo nivel en busca de alimento.
Desde luego que no les dio la oportunidad de lastimar a nadie esa noche, porque para su mala suerte sus cabezas habían rodado primero y sus corazones atravezados. La luz del día haría el resto del trabajo, por la mañana sus cuerpos se encinerarian sin dejar rastro alguno.
Noah metió su cuerpo gastado y cansado bajo la ducha de agua fría. Cada vez el trabajo era más difícil, su misión se volvía más complicada de realizar. Y por como no consiguiera tener éxito terminaría muriendo de viejo… o bueno en una de sus tantas salidas nocturnas podría llegar a perder la vida.
El hombre inclinó la cabeza hacia atrás, dejando que el chorro de agua cayera por todo su cuerpo adolorido. Era el último… el último cazador de vampiros que quedaba con vida. Y su principal misión era terminar con el nacido, El Rey de Reyes. Pero este había desaparecido hace unas cuantas décadas, poniéndole difícil el seguimiento.
Sus colegas exterminaron a muchos vampiros nacido y exclusivos. Creadores de humanos malditos… pero ninguno de estos era en rey. Era muy astuto como para dejarse atrapar. Y dada su desaparición, a Noah se le estaba terminando la energía y vitalidad para darle caza. Ya no era el mismo crío de hace 30 años…Necesitaba encontrarlo pronto, antes de que sus días terminarán. Muerto del sueño se tumbo en la cama, Lía despertaría en algunas horas. Eso le daba tiempo para descansar.[...]La tarde llegó, arrazando rápidamente con la luz del día… Lía se levantó de la cama al escuchar pasos y ruidos fuera de su habitación. Al salir al corredor del pasillo se topó con un apestoso o
—¿Qué haces estúpida perra? Vocifera el tío.Intento quitarse a Lia de encima, pero ésta enrrollo sus piernas en la cintura del sujeto por la parte de atrás mientras se alimentaba de él. Para ella era difícil de controlar su sed de sangre, sobre todo cuando mordía directamente a un vampiro.En el trabajo tomaba sangre en vasos, no era lo mismo que succionarla directamente de un cuello. A parte que no comprendía porque no lograba saciarse, y cuando se lo mencionó a Noah este no le respondió. Solo la evadió. ¿Quien era ella?La castaña soltó a su atacante quien cayó al suelo. Lia respiraba agitadamente, sus manos y parte de su cuello estaban salpicados en sangre. Observó al suj
Lía trago saliva en seco. ¿Qué querría decir con eso? Se pregunto. Su corazón no paraba de latir como loco. Mientras ese hombre la mantenía acorralada como un servatillo cuando esta siendo cazado por un depredador… ¡Ay por todos los demonios! También eres un maldito depredador se reprendió la joven.—¿Me quieres lastimar? Pregunto con cautela.—¡No! Pero si tú me lo permites, lo haría gustoso. Sonríe con malicia.Los ojos plateados de él se volvieron más brillantes, casi blancos. Llevaba el cabello suelto y su altura la intimidaba.—¿Quien eres? ¿Cuál es tu nombre?—
Alessio regresaba a casa justo a tiempo. El sol ya estaba por ponerse. Como todos los días el mayordomo lo esperaba en la entrada, pero ese día Dante también lo acompañaba.—¿Donde te has metido?—He estado ocupándome de un asunto.—Sobre mujeres, seguro. Sonríe el joven.—¿Porque no te has ido a dormir? Ya está por amanecer.—Te espere mucho rato en el antro y nunca apareciste, tengo noticias de Matteo.—¿Y que quiere ahora? ¿A cambiado de parecer?—No lo se… Solo quiere verte a por la n
Alessio pillo que Lía se acercaba a la mesa con más tragos. No le quitaba los ojos de encima cuando ella comenzó a dejar las copas sobre la mesa. De pronto el italiano sintió como la pelirroja a su lado introdujo la mano debajo de sus pantalones tomando su pene sin pudor alguno. Eso sí que no se lo esperaba.Y de la nada…Un líquido helado cayó sobre él y la tía pelirroja que tenía casi encima.—Pero bueno estúpida, ¿Qué coño crees que haces cabrona? Le grita la mujer quitándose los hielos de encima.—Se me ha caído la bebida. Responde inocente una Lía pero con ojos de malicia.
Bajaba del coche armado solo con un par de catanas en las manos. La noche era muy oscura, más de lo normal. No había luna, y era cuando está se volvía más peligrosa para cualquier transeúnte que desconociera la verdadera naturaleza de Bérgamo.Camino por las calles en busca de su presa, gracias al entrenamiento que tuvo con Lía esa tarde todo su cuerpo estaba caliente y listo para eliminar algunas ratas de la ciudad.Como siempre lo hacía cada que no encontraba engendros del demonio, Noah saco un frasco de vidrio con su propia sangre. La lanzó contra el suelo dejando que el líquido escarlata se espaciera por el lugar. Solo quedaba esperar que aparecieran esos miserables chupa sangre.Y no tuvo que esperar mucho, en pocos minutos se vio rode
Mejor conocidos como la santa orden. Una organización de monjes dedicados al exterminio de vampiros. Habían comenzado siendo ellos mismos los exterminadores, pero dado que eran eliminados rápidamente dejando casi extinta a la iglesia de estos cazadores… y dada su condición de servír al señor les tenía prohibido tener hijos.Los túnica marrones se vieron obligados a reclutar a jóvenes fuertes y valientes los cuales entrenaron arduamente. Enseñándoles todo lo referente como ser un cazador, en cuanto estos chicos alcazaran la mayoría de edad los monjes les exigían que tuvieran hijos, e hicieran con ellos lo mismo que ellos hicieron.Era una tarea que debía ser heredada por si el padre fallaba, la generación siguiente cumpliría con la misión. Por
Lía limpiaba algunas copas para luego ser vueltas a usar. Realmente no se había alimentado en dos días, y era tan cabezotas que no deseaba ir a cazar. Desde luego que ahora se estaba arrepintiendo de ello, ya que no podía estarse en pie sin que tuviera que sostenerse de la barra.—Deberias ir a tomar un descanso, no pintas nada bien. Sabina le dice sirviendo tragos.— Aún no es mi turno. Además, no quiero que me despidan.—¡Que tanto! al final estarás despedida de un momento a otro.—¡Qué sinceridad! Responde Lía sin verle a la cara.Último capítulo