Capítulo 231
Después de elegir la lencería, la noche ya estaba muy avanzada, y todos se fueron a dormir. A la mañana siguiente…

Faustino, satisfecho, yacía en la cama. A su izquierda, abrazaba la cintura de Lara; sus largas y suaves piernas descansaban sobre él. El rostro delicado de Lara reflejaba una satisfacción innegable. A su derecha, su mano cubría los glúteos firmes de Rosalba, cuyo rostro mostraba una mezcla de cansancio, satisfacción y felicidad. Rosalba aferraba con fuerza el brazo de Faustino, como si temiera no encontrarlo allí al despertar.

De repente, Faustino sintió algo extraño en su interior. Usando su visión penetrante, vio que la perla plateada en su abdomen había crecido, de ser del tamaño de una uña, ahora era del tamaño de una moneda. Además, el flujo de energía plateada que emanaba era más puro e intenso que antes. A medida que la perla giraba, la energía plateada fluía constantemente hacia todo su cuerpo, concentrándose especialmente en su cerebro y… en otras partes.

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