Capítulo 232
También quería probar si el flujo de energía plateada tendría el mismo efecto en Lara. Inmediatamente tomó la mano blanca y suave de Lara y comenzó a transferirle la energía.

Poco después de que la energía entrara en el cuerpo de Lara, también se disipó. Al poco tiempo, Lara despertó radiante, su voz ya no era tan débil como el día anterior. Al notar la mirada de Faustino, se lanzó a su pecho.

— Faustino, ¿qué me miras tanto? —preguntó Lara—. ¿Es que quieres aprovechar que Rosalba está dormida para… ¡hacerlo otra vez!

Lara, a pesar de no tener ni treinta ni cuarenta años, era como una loba, ávida de estar con Faustino. Su pasión era ardiente, algo que la mayoría no podría soportar. Pero Faustino era diferente: cuanto más dormía, más fuerte se volvía. Dormía sin parar, lo que había provocado que Lara sufriera un cierto grado de deficiencia de energía. Esa situación no podía continuar indefinidamente.

— Lara, al fin y al cabo soy médico. El exceso de actividad sexual puede ser pe
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