Capítulo 226
Federico estaba tan contento que casi se le salían los dientes de la boca.

—¡Maldita sea, Lisy es una inútil! ¡Ni siquiera pudo derrotar a ese bastardo! ¡Qué inútil! ¡Dejó que ese hijo de puta de Faustino se pavoneara de nuevo!

Faustino estaba a punto de irse cuando escuchó las murmuraciones de Nacho y Yolanda entre la multitud. Inmediatamente se detuvo y les preguntó:

—¿Qué dicen ustedes dos? Si tienen agallas, díganlo en mi cara. ¡Vengan aquí!

Nacho y Yolanda habían presenciado la brutalidad de Faustino y no se atrevían a hablar mal de él en su presencia.

—No hemos dicho nada.

Nacho y Yolanda respondieron nerviosamente y se dieron la vuelta para irse a casa.

Faustino, aunque no iba a discutir con ellos, Federico señaló a Nacho y Yolanda:

—Faustino, ¡no los dejes ir! Muchos aldeanos querían ayudar, pero estos dos idiotas los detuvieron.

—¡Sí, Faustino, tienes que darles una buena lección a estos dos para que aprendan! ¡Si no, no podré tragarme esta humillación!

Lara también intervino
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