Capítulo 229
¡Toc, toc, toc!

Justo cuando Faustino se disponía a hacerle travesura, unos golpes en la puerta de la clínica interrumpieron el momento.

— ¿Quién será a estas horas? —Gruñó Faustino, un poco molesto por la interrupción.

— Buenas noches, ¿es aquí la dirección del señor López? Le traemos la ropa que compró. ¡Por favor, confirme la recepción! —Una voz femenina se escuchó desde afuera. Era Valeria, la vendedora de la tienda de lencería, acompañada de un chofer de una camioneta.

— ¿Ya llegó la ropa? ¡Qué oportuno! Justo a tiempo para lo que se viene. —respondió Faustino. —Sí, soy yo. Esperen un momento, ya bajo.

Faustino acomodó su ropa revuelta, ocultando sus partes íntimas excitadas, y saltó de la cama. Gritó hacia el interior:

— ¡Faustino, qué ropa compraste que te la traen a estas horas a casa?! —preguntó Lara, rápidamente cubriéndose ella y a Rosalba con las sábanas. Estaban en ropa interior, y el alboroto de Faustino las había dejado bastante desprotegidas y alteradas.

— ¡Sí, Faus
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