Capítulo 224
Lisy, sintiéndose completamente inocente, comenzó a gritar:

—Jajajaja... ¿Ustedes se creen mis parientes? Al final, solo quieren dinero, ¿no?

Faustino, enfurecido, se rió con amargura. Su corazón hervía de rabia.

—Bien, ya que lo han dejado claro, seré directo. Solo iba a pedirte 300.000, para que siguieras construyendo la casa. Pero ahora, que has herido a Adrián y le has roto la pierna a tu tío, no se arreglará esto por menos de un millón.

Lisy abrió la boca como una leona.

—¿Un millón? ¿Te volviste loco? ¿Crees que la vida de toda nuestra familia vale un millón? ¡Qué descaro!

Lara, sin poder contenerse, salió en defensa:

—¡Eres una sinvergüenza! ¡No te metas, o te doy también a ti!

Lisy levantó el ladrillo, amenazante, aún manchado de sangre fresca.

—Si vuelves a tocar a Lara, te aseguro que terminarás como este ladrillo.

Faustino, al límite de su paciencia, explotó. Tomó el ladrillo y, con un ligero esfuerzo, lo pulverizó en sus manos.

—¡Tú... tú monstruo, ¡te atreves a amenaza
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