Benjamín es un hombre de 34 años de edad y el CEO de todas las propiedades de su padre. En su lista no estaba casarse aún. Aunque sus padres le venían insistiendo que debería ya de rehacer su vida y tener sus hijos.
Él sacaba el tema de que su hermana ya estaba en sus 27 y debería casarse también, pero eso para Gabriel no era una opción. Su hija aún no le presentaba al hombre que deseaba como esposo y no la obligaría a nada. Volviendo al tema de la mujer y el pequeño, Benjamín se encontraba conduciendo su auto por las calles de la ciudad, cerca de la boutique de tu madre. Tenía la esperanza de verla y así facilitarle el trabajo de buscarla. Su mano derecha en el volante y su izquierda en su mentón, observando cada calle, cada persona que caminaba en busca de un niño con sus mismos rasgos aunque con sus ojos grises. Se distrajo al ver hacia el parque, donde vio a una hermosa mujer, su cabello negro con ondas, el sol que iluminaba en su cara, sus labios no tan carnosos. Detuvo el auto y siguió la mirada de la hermosa mujer hasta observar al pequeño. El vivo retrato de su padre, en ese momento, cayó en cuenta que la mujer era la madre del pequeño. Frunció el ceño y apagó el auto. —Aquí estás. —Musitó antes de bajar el auto para acercarse. Llegó a la banca donde se encontraba Valentina sentada. Dispuesto a enfrentarla y exigirle que le dijera la verdad. —La he estado buscando. —Dijo Benjamín Valentina frunció el ceño y se quedó viendo de pies a cabeza al desconocido. Su cabello perfectamente peinado hacia atrás, un suéter cuello tortuga y unos pantalones ajustados. Sus ojos marrones acompañados de unas cejas no tan pobladas, su nariz perfilada y unos labios no muy carnosos, finalizando con una barba apenas visible que le daban un aire egocéntrico. Valentina no lo estaba viendo porque había quedado cautivada, sino por él parecido a su pequeño. Sintió nervios al darse cuenta de que ese hombre tenía mucho parecido con su hijo. —Si ya terminaste, ¿puedes responderme un par de preguntas? —Le habló Benjamín, dejando a un lado la corriente eléctrica que le provocaba la mirada escaneadora de Valentina. —No tengo nada que hablar con usted —Respondió nerviosa en busca de su hijo con su mirada. —¿Eres amante de mi padre? —El ceño de Valentina se volvió a fruncir. Su rabia reflejada en su mirada no le hacía nada a Benjamín, quien solo deseaba saber rápido la verdad. —¿No piensas responder? —Reclamó Benjamín. —No soy amante de nadie —Rechinó Valentina ofendida. —Mamá, ¿Quién es este señor? —Preguntó Valerio acercándose a su madre de manera protectora. Benjamín al verlo más de cerca quedó impresionado, no había un rasgo en el pequeño que no definiera a su padre. Valentina le sonrió acariciando su mejilla. —Un desconocido que desea un poco de agua mi amor, pero ya se va —Aseguró Valentina dirigiéndole una mirada fulminante a Benjamín. —No me voy a ir. Tu madre y tú me acompañarán a un lugar —Afirmó Benjamín. Se agachó a la altura de Valerio, pasó su mano derecha por su cabello entrelazando sus dedos Para acariciar su cuero cabelludo por unos instantes, se levantó y metió su mano en el bolsillo acariciando sus mejillas con su mano izquierda. El pequeño tenía todos sus rasgos, que eran los mismos que su padre, a diferencia que el pequeño tenía sus hermosos ojos grises rayados. No cabía duda de que ese niño era su hijo y solo una prueba de ADN lo demostraría. —¿Cree usted que pienso subirme a un auto con un desconocido? —Habló Valentina de brazos cruzados. —Si todo resulta cómo parece, ya no seremos desconocidos. —Aseguró Benjamín. —O explica lo que trata de decir o no iremos a ningún lado con usted. —Replicó Valentina, molesta por la actitud de Benjamín hacia ella. Su mirada acusadora le molestaba de una manera inexplicable. Benjamín la tomó por el brazo alejándose un poco de Valerio, cerca de su oído le habló amenazante. —Ese niño se parece mucho a mi padre, Estoy seguro de que eres su amante y pretendes esconderlo. —Acusó Benjamín. Valentina se soltó bruscamente de él y le dio una cachetada, la mejilla de Benjamín quedó totalmente roja de la fuerza que usó Valentina. —¡Ya te dije que no soy amante de nadie y no iré a ningún lado con un idiota como tú! —Replicó molesta acercándose a su hijo. —Esto no se queda así. —Amenazó Benjamín apretando su mandíbula. —Vámonos, mi amor. —Le habló a Valerio, quien estaba entretenido con otro amiguito, y no se dio cuenta de lo sucedido. Benjamín se estaba tocando la mejilla que ardía por la mano plasmada de Valentina, su mandíbula estaba visiblemente apretada. Solo le quedó ver cómo ella se marchaba con su hijo, volteando hacia atrás con una mirada fulminante llena de resentimiento y odio. —Esto no se queda así mujer. —Musitó molesto. Metió su mano derecha a su bolsillo y sacó dos cabellos que logró obtener del pequeño. Sin dudarlo se dirigió directamente a la clínica que pertenecía a su familia. Estaba dispuesto a saber la verdad lo más antes posible. Al llegar fue directamente al especialista de genética, necesitaba los resultados de esa prueba lo más pronto posible. —Necesitaremos un cabello o sangre de la otra persona —Pidió el especialista. —Haga la prueba conmigo —pidió Benjamín. No quería que nadie se enterara de que su padre podría tener un hijo ilegítimo. Eso destrozaría a su madre si se llegase a decir cosas y llegase a la prensa, volviéndolo un chisme. Una vez hicieron el procedimiento, Benjamín salió de la clínica suspirando profundo, su teléfono sonaba a cada instante, quien llamaba insistentemente era su padre buscando saber si había encontrado a ese pequeño y esa mujer. Mientras la familia Milano se debatía entre el dolor de una decepción y la desesperación de encontrar la verdad, Valentina llegaba a casa con su pequeño olvidando la molestia que le había causado Benjamín, decidió disfrutar de su querida abuela; aunque no olvidaba el parecido de Benjamín con su hijo y el miedo que le causaba encontrarse con la persona que engendró a su hijo y quisiera quitárselo. Su madre y su abuela estuvieron un buen rato bromeando con Valerio hasta que el pequeño bostezó indicando a todas que ya estaba cansado y necesitaba dormir. —Ya vuelvo, iré a arreglar a Valerio —dijo Valentina. Subió, le dio un baño a su hijo, mientras acariciaba sus mejillas y le decía lo mucho que lo amaba, le colocó su pijama y esperó a que se durmiera. Una vez bajó a la sala, su abuela, una señora de 75 años, sonreía junto a su madre, quien solo tenía 53 años. Ambas voltearon al sentir la presencia de Valentina, la invitaron a sentarse al verla que bajaba con un puchero y su cara llena de preocupación. —¿Nos dirás qué te sucedió? —Habló Laura, mamá de Valentina. —Nos encontramos con un hombre acusándome de ser la amante de su padre y aseguró que mi hijo es de ese hombre —Resumió Valentina sorprendiendo a ambas mujeres. —¿Preguntaste su nombre?, ¿Podría ser el padre de Valerio? —dijo Laura. —Sentí mucho miedo al ver sus rasgos, muy parecidos a los de mi hijo. —No te estoy entendiendo, hija. ¿Te viste con el hombre, el cual piensan que es el padre de Valerio? —preguntó Laura confundida. —Quién me ofendió, vendría siendo hermano de mi hijo, un hombre de mi edad o un poco más, ¿te imaginas la edad de quién podría ser el padre de mi hijo? —habló Valentina, sintiéndose frustrada y nerviosa por esa situación. Laura se acercó a su hija y la abrazó, dándole un poco de ánimo y apoyo. —Ya deja de pensar en eso. —No pienso seguir pensando en ese hombre, mañana tengo una entrevista muy importante. El señor Sevilla me recomendó y no le puedo fallar —dijo Valentina besando las mejillas de sus dos mujeres más relevantes y alejándose a su habitación. Mientras se tomaba un baño e iba a su cama, no dejaba de pensar en todo lo que había pasado en cuanto llegó a la ciudad. El miedo que le causaba saber que ya habían visto a su hijo y había llamado tanto la atención como para querer verlo y salir de dudas.Aún no había amanecido en su totalidad y Valentina se encontraba preparada para esa entrevista. Mientras tomaba un delicioso café junto a unas tostadas con huevo revuelto, jamón y mantequilla blanca. Observaba su hoja de vida en busca de algún error que no le permitiera obtener el cargo de asistente o secretaria de las empresas Milano.Al otro lado de la ciudad, en una hermosa mansión, llegaba una hermosa mujer de cabello cobrizo, ojos marrones, piel blanca y una sonrisa que reflejaban sus hermosos hoyuelos. La noticia de que su padre tenía una amante y un hijo, lograron que la chica viaje desde Italia a su hogar en busca de conocer la verdad de todo. Estaba tan segura de que era una gran mentira, su padre reflejaba el amor hacia su madre, el respeto y el compromiso de fidelidad.Se le hacía muy difícil creer que su amado padre había engañado a su amada esposa, la mujer a quien siempre halagaba y presumía en todos los eventos a los cuales asistían juntos. Logró convencer a su madre
El silencio reinaba en la oficina, solo se escuchaba el sonido que hacía Jazmín, abrir el sobre y sacar la hoja donde estaría la respuesta a todas las preguntas de Benjamín. Valentina estaba completamente nerviosa, solo ver a Benjamín le daba un escalofrío en todo su cuerpo.Jazmín terminó de abrir el sobre y puso su mejor cara sería para leer el contenido. Su mirada se posó en la hoja y su expresión cambió de seriedad a sorpresa.—¿Qué dice? —Preguntó Benjamín, impaciente.Jazmín levantó la vista y se dirigió a su hermano.—El resultado de la prueba de ADN… hizo una pausa para crear suspense—. Indica que hay un…—Ya basta, jazmín. —Reclamó Martina.—Es de un 99,9% de probabilidad de que el pequeño Valerio sea tu hijo, hermano — Termino de decir jazmín, cerrando la hoja con una sonrisa.—No lo creo —dijo Benjamín arrancando de las manos de jazmín la hoja para asegurarse.—Papá, felicidades, se te cumplió tu sueño de ser abuelo —abrazo jazmín a su padre.Mientras que Martina buscaba la
El sol salía y se ocultaba dando indicios de que habían pasado ya un par de días en Benjamín seguía sin poder aceptar que ya era padre. Jazmín y había regresado a Italia a finalizar unos asuntos allá.Mientras que Valentina se prevenía de los venideros e iba hablando con su pequeño de la posible llegada de su padre. La mentira de que él había estado de viaje en otro país por muchos años y que no había podido regresar y mucho menos haber estado en comunicación ya había llegado a su fin. Su meta era poder lograr que su pequeño se olvidara de un padre y solo se conformará con ella.Pero algo estaba a punto de cambiarlo todo, la llegada del antiguo jefe de Valentina, quien para ella era un hombre que le había tomado mucho cariño, ayudándola en todo con el nacimiento de su hijo y dándole trabajo, convirtiéndola en la mejor asistente financiera. En el hermoso edificio donde se encontraban las empresas Milano. Tres camionetas negras blindadas se estacionaban bajando de unas del magnate Ra
La noche fue la más pesada y complicada para Benjamín, su vida seguía recibiendo noticias impactantes, cambiando totalmente sus planes de seguir viviendo la vida de CEO soltero.Seguía despertando y sin poder creer que ya era padre. Su pecho se oprimía de miedo, no quería hacer las cosas mal con él. No cuando tenía el mejor ejemplo de padre y hombre de familia.También la idea de Rafael, que fue apoyada por su padre, lo tenía algo atormentado, ¿pero a quién le mentía?, Valentina estaba metida en su cabeza, su mirada escaneando su cuerpo y el poco interés en él.Por otro lado, Valentina estaba un poco calmada de que la familia Milano no apareciera frente a ella en busca de compartir o tal vez exigir la custodia completa de su hijo. Aún no se atrevía a decirle a su pequeño que su padre estaba cerca, que ya podía jugar y salir al parque de inversiones con él, como tanto lo ha estado soñando.Dejó de pensar y decidió compartir nuevamente en el parque con su pequeño, quien disfrutaba corr
Italia.Jazmín llegaba a la empresa donde estaba terminando su especialización y su cuerpo se tensó al coincidir con alguien en el ascensor. Ignorando totalmente a la persona que no dejaba de observar con sus ojos llenos de amor y admiración. Sus manos se tocaron al coincidir cuando intentaban presionar el botón al piso al que deseaban ir. Jazmín quitó su mano inmediatamente y le permitió a él que presionara el botón. Berlín castillo, presionó el botón y volvió a la parte de atrás para seguir observando a Jazmín, quien lo ignoró completamente. Al llegar al piso, Jazmín salió sin voltear atrás y así evitar que él se diera cuenta lo nerviosa que la ponía. —No es necesario que huyas, no pienso comerte aquí — Le habló Berlín con una sonrisa.El cuerpo de Jazmín sintió ondas que golpean todo su ser, esa voz tan ronca y varonil, terminaba de embriagarla, los pasos de Jazmín se detuvieron y su cuerpo sintió la cercanía de él.Jazmín tomó una bocanada de aire y volteó con toda seguridad.
Un beso, puede generar miles de sensaciones, significar para ti demostrar amor o tal vez deseo. Para Benjamín Milano. Valentina se estaba convirtiendo en un deseo incontrolable de saciar. Sus rechazos le daban en su ego no aceptando que ella fuera inmune a su encanto, al ser la madre de su hijo y él su primer hombre imaginaba que caería a sus brazos nuevamente permitiéndole recordar esa noche con más claridad. Sus ojos se cerraron y el peso de su cuerpo estaba sobre su silla de CEO. Una sonrisa salió de sus labios mientras su mano nos tocaba recordando ese pequeño toque el cual había despertado un sinfín de emociones y deseos por querer cumplir. En la misma situación se encontraba Berlín aunque él sí pudo saborear cada centímetro de la boca de jazmín, acostado en su cama suspiraba con gran emoción y deseo por tenerla nuevamente entre sus brazos, poder tocar su hermosa piel mientras escuchaba su voz suplicarle que la hiciera suya. Había sido un largo año el cual se había aguantado
Valerio se quedó en silencio, con los ojos fijos en Benjamín, mientras que Valentina se levantó, ya que estaba agachada a la altura de su hijo y se cruzó de brazos viendo a Benjamín. Laura suspiró, su hija seguía sin decirle algo a Benjamín y sin explicarle a su hijo la presencia de Benjamín.—Valerio mi vida. Él es el señor Benjamín Milano. Es tu padre cariño —decidió hablar Laura porque ambos estaban en una guerra de miradas. —Mamá, ¿él es el señor que vimos en el parque? —preguntó Valerio con su carita y sus ojitos iluminados.—Ese mismo soy yo campeón —Habló Benjamín agachándose a su altura. Acarició sus pequeñas mejillas, arregló un poco su cabello y se quedó observando al mismo tiempo que Valerio también lo hacía. Valerio llevó su pequeña mano a la cara de su papá, ese gesto que hizo el niño llenó el alma de Benjamín. El calor de su mano lo hizo cerrar los ojos y disfrutar de esa sensación tan maravillosa que le producía.—¿Eres mi papá? —preguntó Valerio, viéndolo con sus h
Para Berlín castillo, dejar a Jazmín, tranquila, no era una opción. El beso que le había correspondido fue suficiente razón para ir tras ella y demostrarle que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para ganarse su perdón. Mientras conducía el auto que lo llevaba al edificio donde se estaba quedando jazmín, pensaba en que hacer para que ella le diera la oportunidad de hablar y arreglar las cosas entre ellos. Suspiro llegando al edificio, mientras que Jazmín se tocaba los labios pensando en El beso que se había dado con Berlín, le gustaba, no lo podía negar, seguía Amando a Berlín aunque le había roto el corazón. Pero no estaba dispuesta a caer en su juego y que nuevamente le dijera que no siente nada por ella. Dejó al lado sus pensamientos y continuó empacando sus cosas para marcharse ese mismo día. La diferencia de horario complicaba todo.Temía encontrarse en cualquier parte con Berlín, fue un largo año en el que él se mantuvo en Inglaterra lejos de todos, preparándose aún más p