Capitulo 4

El silencio reinaba en la oficina, solo se escuchaba el sonido que hacía Jazmín, abrir el sobre y sacar la hoja donde estaría la respuesta a todas las preguntas de Benjamín. Valentina estaba completamente nerviosa, solo ver a Benjamín le daba un escalofrío en todo su cuerpo.

Jazmín terminó de abrir el sobre y puso su mejor cara sería para leer el contenido. Su mirada se posó en la hoja y su expresión cambió de seriedad a sorpresa.

—¿Qué dice? —Preguntó Benjamín, impaciente.

Jazmín levantó la vista y se dirigió a su hermano.

—El resultado de la prueba de ADN… hizo una pausa para crear suspense—. Indica que hay un…

—Ya basta, jazmín. —Reclamó Martina.

—Es de un 99,9% de probabilidad de que el pequeño Valerio sea tu hijo, hermano — Termino de decir jazmín, cerrando la hoja con una sonrisa.

—No lo creo —dijo Benjamín arrancando de las manos de jazmín la hoja para asegurarse.

—Papá, felicidades, se te cumplió tu sueño de ser abuelo —abrazo jazmín a su padre.

Mientras que Martina buscaba la mirada de su esposo, quien le sonrió a su hija y no la volvió a ver a ella.

La habitación se quedó en silencio. Valentina se sintió como si le hubieran quitado el aire de los pulmones. Benjamín se levantó de su silla, su rostro pálido y su mirada fija en Valentina.

—¿Es cierto? —preguntó Benjamín, su voz baja y amenazante—. ¿Soy el padre de ese niño?

—¿No acabas de ver lo que dice la prueba de ADN que tú mismo decidiste hacer sin mi consentimiento? —exclamó Valentina, molesta por su pregunta.

—No lo acepto, no puedo tener un hijo…

—¿Quién te dice que vas a ser parte de la vida de mi hijo? —replicó Valentina dejando a todos en silencio.

—Señorita Figueroa…

—Ahórrese sus palabras, Valerio no tendrá un padre tan imbécil como este —recalco saliendo de una vez de esa oficina azotando la puerta.

Llegó al ascensor y sentía que el aire se escapaba de sus pulmones completamente, sus dedos temblorosos presionaba los botones del ascensor para que abriera rápido y así marcharse de esa empresa y no volver jamás.

Las puertas se abrieron y ella entró apresuradamente, deseando que nadie la siguiera y le pidiera una oportunidad de conocer al pequeño, no, no estaba dispuesta a ceder a eso, a que le arrebataran el amor de su hijo.

Valentina se sintió abrumada. No podía creer que esto estuviera sucediendo. No podía creer que Benjamín fuera el padre de su hijo.

Mientras ella huía de la empresa, en la oficina, Gabriel observaba a su familia en busca de una disculpa, sobre todo de su amada esposa.

—Me deben una disculpa —mencionó Gabriel.

—Siempre creo en ti, papá. Sabía que ese niño es de mi hermano, el pequeño solamente heredó los genes de su guapo abuelo —halago jazmín a su padre, besando sus mejillas.

—¿Quién no desconfía así? —se defendió Martina.

—Necesito salir —habló Benjamín.

—La disculpa para papá —lo freno Jazmín.

—Perdón papá —dijo saliendo de la oficina disparado.

Buscaba entender y aceptar que era el padre de un pequeño de cinco años.

Jazmín se levantó de la silla donde estaba y suspiró con una sonrisa.

—Los dejo para que resuelvan sus problemas —dijo Jazmín dando las mejillas de sus padres.

Gabriel se aclaró la garganta, esperando unas palabras de su esposa.

—Entiende que tú eres un hombre muy guapo, muchas mujeres jóvenes van detrás de ti y ver a un niño idéntico a ti…

Gabriel se acercó y la abrazó, besando su cabeza y luego sus labios.

—Eres mi esposa y la mujer de mi vida, contigo lo tengo todo —aseguró Gabriel.

—Perdón amor —musitó ella con sus ojos aguados.

—No tengo nada que perdonarte, gracias a este malentendido, hemos descubierto que somos abuelos —habló Gabriel muy contento.

—Será muy difícil conseguir que esa chica nos permita verlo y aún más, que tenga el apellido —se preocupó martina.

—De eso se encargará Benjamín, esperemos un par de días —dijo Gabriel.

—Solo quedan días para el año nuevo —recordó Martina.

—Logramos tenerlo junto a nosotros ese día —habló muy seguro de sus palabras.

Por otro lado, lejos de la hermosa ciudad, Valentina llegaba a casa, abrazando a su hijo con lágrimas en sus ojos. Su madre inmediatamente llegó a su lado buscando entender lo que le pasaba a su hija, ya que estaba asustando a su hijo.

—¿Te hicieron daño, mamá? —preguntó Valerio.

—No mi vida, solo te extrañé mucho —mintió Valentina.

Su pequeño le dio un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, reconfortando el miedo y dolor que sentía Valentina en esos momentos.

Después de sentir un poco de tranquilidad, besó las mejillas de su bebé hasta hacerlo reír de cosquillas.

—Ve un momento a cuidar de tu abuela mi amor —pidió Laura a su nieto.

El niño salió contento, deseoso de mostrarle a su abuelita las cosas que podía pintar.

Mientras que Laura se cruzó de brazos y esperó a que su hija le dijera lo que le pasaba, porque había llegado llorando.

—Apareció el padre de Valerio, mamá —musitó Valentina con sus lágrimas rodando por sus mejillas.

Laura se acercó y la abrazó sintiendo su corazón latir fuertemente.

—¿Quién es? —Preguntó aun abrazándola.

—Benjamín Milano, el primogénito de Gabriel Milano —soltó Valentina.

Laura apartó a su hija ipso facto, muy sorprendida por sus palabras. Era él menos en el que ella pensó. Jamás en su vida imaginó que compartiría a un familiar con esa familia.

—¿Estás segura? —Preguntó.

—La prueba de ADN que le hicieron a mi niño resultó positivo, mamá —Dijo Valentina casi sollozando.

Laura la volvió a abrazar acariciando su espalda y su cabello, podía sentir el miedo que sentía su hija en esos momentos.

Ambas imaginando que ellos eran capaces de quitarle al niño usando su poder.

—Todo va a salir bien mi amor.

—No puedo quedarme aquí, mamá.

—Será peor si te escondes

—Aseguró Laura

—Pero tengo miedo que lo aparten de mi lado —musito Valentina.

—No lo harán mi amor. No lo permitiremos —Aseguró Laura.

Valentina decidió confiar en las palabras de su madre y calmarse un poco. Disfrutar de su familia y su pequeño y esperar que vendría días después.

Mientras que Benjamín Milano se encontraba bebiendo directamente de una botella de whisky mientras su mirada estaba en otro lugar que no era el club All yours (Todo tuyo).

Trataba de pensar en esa noche, en la mujer con la que se había acostado y que decidió huir al día siguiente sin siquiera esperar el pago.

Ahora entendía por qué. No se había acostado con una dama de compañía sino con una chica que había ido a disfrutar de su fiesta y terminó en su cama.

Flashback

Benjamín entraba a la habitación dónde se encontraría con la mujer que le quitaron las ganas esa noche, vio a una chica de espalda. Sin esperar mucho se acercó y besó su cuello, se adentraron por su falta buscando tocar sus muslos hasta llegar a su intimidad.

—¿Qué haces? —Habló la mujer jadeando.

—Tú sabes lo que estoy haciendo —gruñó mientras pintaba la pequeña prenda de arriba.

La mujer que no estaba preparada para eso se dejó llevar, sintiendo cada vez y cada caricia en su cuerpo como una corriente eléctrica. Algo caliente que quemaba su piel, pero que al mismo tiempo la llenaba de placer.

Los fuertes brazos de Benjamín la tomaron con sus caderas subiéndose a su cintura y pegándola a la pared.

—Aahh… —gimió ella.

—Aún no entró en ti y ya gimes —susurro en su oído lamiendo su lóbulo.

La mujer se aferró a su largo cabello, sintiendo como Benjamín metía en su boca sus erectos pezones.

Eso causó espasmos en ella, buscando su boca para saciar el deseo de poder calmar su calentura.

Benjamín decidió llevarla a la cama donde terminó de quitar todo lo que cubría su cuerpo y decidió probarla hasta saciarse.

—Quiero más… —suplicaba ella.

—Te daré lo que quieras —susurro ladino, con su cabello cubriendo gran parte de su cara, pero no su hermosa sonrisa.

Se fue adentrando a su centro y sintió lo apretado que estaba, ambos ebrios, solo estaban pensando en apagar el fuego que iniciaron.

Benjamín invadió su centro rompiendo toda barrera, disfrutando lo apretada que estaba y lo mucho que lo excitaba.

Sus movimientos eran lentos y con sin dejar de besarla y acariciar su cuerpo hasta que ambos terminaron en un explosivo orgasmo, dejándolos exhaustos.

Fin del flashback.

Los ojos de Benjamín se abrieron de golpe al finalizar con el recuerdo que había tenido de esa noche. La curiosidad de saber más sobre Valentina, lo estaba llenando de frustración al saber que debía aceptar que tenía un hijo y con una mujer que no era para nada sumisa.

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