—Vale, ya… No llores, cariño. —me separa de su cuerpo y comienza a darme besos por toda la cara—. ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer?Niego con la cabeza y sonrío al ver a papá, quien apenas me había dirigido la mirada. Él seguía furioso conmigo y no podía culparlo.—No, el tío Thomas me llevó algo de comer más temprano. —Le digo y ella me mira dudosa, pero no dice nada—. Quisiera ir al hospital, mamá.—Olivia...—Papá, sé que estoy en graves problemas, pero por favor... Solo por un momento, déjame seguir como si nada hubiera pasado. —Le pido y él suelta un gruñido lleno de molestia—. Aceptaré cualquier castigo, papá. Solo... déjame verlo. Me estoy muriendo por dentro, solo un momento.No mentía en lo que decía. Con cada segundo que pasaba, sentía que me estaba muriendo en vida.Necesitaba ver con mis propios ojos que Alex estaba bien.—Bien, iremos. —Finalmente acepta y yo suelto todo el aire que tenía contenido en mis pulmones.Esta era la manera fácil de hacer las cosas. Sin embargo, s
[Un mes después]—¿Papá, cuándo me devolverás a mi guardaespaldas? —preguntaba con los brazos cruzados.Estaba sentada frente a su escritorio en la empresa, mientras el pelinegro me observaba divertido desde su enorme sillón. Nuestras discusiones se habían reducido a plantear y negociar sobre este tema, pero yo aún no había logrado ganar ni una sola batalla. Era casi imposible ganarle a Logan Walker.—¿Quién sabe? Descubrí que es muy competente en lo que hace. —me dice con la misma sonrisa en sus labios y yo ruedo los ojos. Eso ya lo sé, papá—. Creo que me quedaré con Frank y con él.¡¿Qué?!Jamás.—Papá... —le advierto, porque aunque lo había intentado, me había negado muchas veces. Aún así, había logrado quitarme a mi protector y novio desde hace tres días.Sabía los verdaderos motivos por los cuales quería a Alex tan cerca de él, a mí no me engañaba.—Te dejaré que escojas a cualquiera de los chicos en casa, son buenos en su trabajo y...—No quiero a alguien bueno, quiero a Alex.
—¡Espera! —suelto una carcajada cuando Alex me levanta por encima de su hombro como si fuera un costal de papas, subiendo las escaleras y entrando a nuestra habitación. Y digo "nuestra" porque no había dejado que Alex se quedara en otra habitación y había sobornado a mi hermano para que me guardara el secreto—. No me dejas cumplir mis fantasías.Hago un puchero fingiendo estar triste, lo que lo hace reír tan fuerte como a mí. Por fortuna, Lucian dormía varias habitaciones lejos de nosotros, por lo que no sería capaz de escucharnos ni queriendo; aún así, debíamos tener cuidado. Después de todo, eran las dos de la madrugada.—¿Follarte en la cocina arriesgándonos a que tu hermano despierte y nos vea? —me encojo de hombros y sonrío pícara. En realidad, no me apetecía aquel escenario, pero ver las expresiones de sorpresa en el rostro de Alex era un deleite para mí—. He creado a un monstruo.—Tu monstruo favorito.—Mi sexy y suculento tiranosaurio favorito. —termina muy cerca de mi rostro,
El sonido monótono del monitor junto a la cama de mi madre resonaba en mis oídos. Era un ruido que odiaba, que me atravesaba y me quemaba por dentro.Cada vez que nos encontrábamos en esta situación, mi corazón se desbocaba al imaginar o pensar en todo lo que podría estar sucediendo. A veces solo eran recaídas normales por las quimioterapias; otras, porque el tratamiento no estaba funcionando; y otras veces... porque la situación estaba empeorando.Mamá... Cuánto daría por ser yo quien estuviera acostado en esa maldita cama.No mereces esto.¡Nadie merece sufrir con esta maldita enfermedad!Estábamos en el hospital una vez más. Mamá se había desmayado mientras preparaba un postre que se le había antojado. Sin importar cuántas veces le dije que no lo hiciera, ella no me hizo caso, agotó sus fuerzas y se desvaneció. Como pude, le pedí prestado el auto al vecino —que seguro me cobraría por el favor— y la traje para que la examinaran. Ahora estaba esperando el diagnóstico del doctor.Ella
—Recuerda ponerte más hermosa de lo normal, Liv. Te aseguro que Jared soltará la baba al verte con ese vestido. —Mónica, una de mis mejores amigas, agitaba sugestivamente el pedazo de tela brillante que usaría esta noche— No puede estar molesto toda la vida; es una tontería.Recordarlo solo me daba ganas de vomitar.Aún así, él no parecía entender mis razones.—No le prestes atención, Liv. Si el idiota de Jared no puede comprenderte, es problema de él. —Amara, mi otra mejor amiga, era la versión opuesta de Mónica, pero amaba tener sus opiniones presentes— No tienes porqué sentirte mal de algo que no es tu culpa.—Amara, comprendo que Jared no te cae bien, pero la forma en que lo dices suena como si realmente lo odiaras. —Mónica se burla de ella, y la mencionada rueda los ojos antes de lanzarle un cojín en la cara, lo que hace que ambas rían divertidas— Al menos tienes que admitir que está bueno. Liv tiene buenos gustos.—Podrá estar bueno, pero es un idiota. —Vuelve a rodar los ojos l
—Una vez más, somos tú y yo, Liv. —Se burla Amara, negando levemente con la cabeza. Toma mi mano y nos guía directo a la zona de bebidas, donde le pedimos al barman un par de cócteles y nos sentamos en unos enormes cojines a disfrutar del increíble ambiente que había. Sin embargo, mi mirada seguía buscando a una sola persona entre todo este mar de gente— Si estás buscando a Jared, lo vi pasar con sus amigos cuando llegamos; creo que están por la fuente. Mi rostro se vuelve rojo al instante. Amara me conocía demasiado bien, pero jamás la dejaría sola mientras yo iba a coquetear con alguien. En eso era muy diferente a Mónica. —Está bien, me atrapaste, pero no iré con él. De seguro sigue enojado conmigo, así que me quedaré contigo. —Si es por mí... —No es por ti, te lo juro. —Le sonrío a Amara y bebo lo último que me queda de mi bebida. Luego la tomo de la mano y la hago levantarse del sofá para ir a la pista de baile— Vamos, hoy no me interesa nada que tenga que ver con Jared.
—Estás loca, ni queriendo nos dejarán entrar. —Amara miraba al enorme gorila que custodiaba la entrada de aquel club nocturno al que nos había traído Mónica. Al otro lado de la ciudad. —Confía en mí, no es la primera vez que vengo. —¿Acaso no te da miedo que nos atrapen? —Vuelve a preguntar la morena, y la pelirroja niega con una sonrisa de superioridad. —Nuestros padres no van a decir nada, no te preocupes. —Los suyos no, pero los míos sí. Si papá lo descubre, jamás me dejará salir de nuevo sin protección. Estaría en serios problemas. —Ay, niñas, ya estamos aquí. De nada nos servirá conducir hora y media a casa... Vamos, vinimos a divertirnos. —Intenta una vez más, y yo suspiro derrotada. En fin, ya estoy en problemas. Al menos me divertiré un poco. —¡Esa es mi diosa! —Exclama Mónica, y luego Amara se une. Las tres caminamos hacia la entrada, donde había demasiadas personas haciendo fila y un enorme custodio esperando que le diéramos nuestras identificaciones. Pe
Sus labios acariciaban mi cuello con una suavidad extrema mientras sorteábamos a las personas que querían entrar al bar. Apenas había podido hacerle señas a mis amigas, diciéndoles que me iba con el chico cuyo nombre apenas recordaba. Obviamente se preocuparon un poco al verme en ese plan, pero luego lo dejaron pasar y me mostraron sus celulares, diciéndome por señas que las llamara si algo llegara a pasar.No creo que lo necesitaré.No con este espécimen de hombre.Y así fue como llegué a esta situación, caminando tomada de la cintura en una calle oscura por un hombre al que apenas conocía, rumbo al primer motel que se nos apareciera. Estaba ebria, demasiado ebria, porque en otras circunstancias jamás me habría prestado para algo así. Sin embargo, lo que mi mente racional pensara no me importaba en esos momentos.Este hombre estaba buenísimo y, por primera vez en muchos años, ese líbido sexual que se había mantenido en la oscuridad ahora brillaba como si fuera la estrella más grande