—Estás loca, ni queriendo nos dejarán entrar. —Amara miraba al enorme gorila que custodiaba la entrada de aquel club nocturno al que nos había traído Mónica.
Al otro lado de la ciudad. —Confía en mí, no es la primera vez que vengo. —¿Acaso no te da miedo que nos atrapen? —Vuelve a preguntar la morena, y la pelirroja niega con una sonrisa de superioridad. —Nuestros padres no van a decir nada, no te preocupes. —Los suyos no, pero los míos sí. Si papá lo descubre, jamás me dejará salir de nuevo sin protección. Estaría en serios problemas. —Ay, niñas, ya estamos aquí. De nada nos servirá conducir hora y media a casa... Vamos, vinimos a divertirnos. —Intenta una vez más, y yo suspiro derrotada. En fin, ya estoy en problemas. Al menos me divertiré un poco. —¡Esa es mi diosa! —Exclama Mónica, y luego Amara se une. Las tres caminamos hacia la entrada, donde había demasiadas personas haciendo fila y un enorme custodio esperando que le diéramos nuestras identificaciones. Pero ni siquiera necesitamos hacerlo. La puerta se abre de inmediato, mostrando a un nuevo hombre de traje y lentes oscuros dándole la orden al gigante de que nos dejara pasar— Hola, Fausto. Oh… —MonMon, siempre es un placer verte... aunque esté arriesgando el mantenimiento de mi bar. —Aquel hombre, visiblemente mayor que ella, parecía conocerla demasiado bien. Demasiado bien. —Sabes que conmigo no tienes de qué arrepentirte. —Le responde ella con una sonrisa coqueta, y entonces Amara y yo lo tenemos muy claro. Estos dos estaban liados. —Y veo que trajiste amigas... —El hombre nos miraba de arriba a abajo, pero sus ojos siempre fijos en la pelirroja— Que obviamente tienen dieciocho. —Así es... —En un bar donde la edad mínima para entrar es de veintiún años. Rayos. —Sé que tú me darás una buena solución, ¿verdad, Fausto? —Mónica camina hacia él y toma parte de su traje para atraerlo más hacia ella. Esa mirada y su hermosa sonrisa eran sus armas más mortales. Siempre conseguía lo que quería. Así es Mon. Al final, y como era de esperarse, el hombre cae en sus encantos y nos permite pasar a las tres. Primero por un pasillo exageradamente oscuro, donde solo se escuchaba la música en pleno apogeo. Luego, cientos de luces parpadeantes iluminaban un enorme salón abarrotado de gente bailando y bebiendo como si no existiera un mañana. Guau… —Bienvenidas al paraíso, chicas... MonMon, te llamaré. —Cuenta con eso, Fausto. —Asiente, y entonces quedamos las tres en medio de un increíble ambiente que jamás había experimentado en mi vida. ¡Esto es increíble! —¡Vayamos por unos tragos, yo invito! —Hablo fuerte por la música tan alta y nos acercamos a la barra. Allí pedimos tres potentes cócteles y disfrutamos del ambiente. Esos cócteles luego se multiplicaron y más tarde se triplicaron. Yo ya me sentía en el cielo y apenas podía pensar en algo coherente; mis amigas estaban igual, pero aún así seguíamos bailando y bebiendo cócteles. Quién sabe cuándo podré vivir esto de nuevo. Mi cerebro terminó de hacerse papilla en el momento en que mis ojos divisaron a un par de chicos a unos metros de distancia, esperando sus propios tragos. Sin embargo, mis ojos quedaron eclipsados por uno en particular. ¡Dios mío! ¡Qué hombre tan ardiente! Cabello castaño claro, corto, casi tipo militar, ojos grises, muy alto y parecía tener un cuerpo bastante trabajado. Se veía comestible. Su amigo tampoco estaba mal, pero no me interesaba como el otro. Mmm, debería acercarme un momento. —Chicas... ¿Ven a ese chico de allá? —Señalo al espécimen divino, y ellas me miran divertidas— Esta noche será mío. Oh, claro que sí. Miau. —¡Vamos, diosa Walker! Nosotras te cubrimos. —Es lo último que escucho antes de caminar tambaleante hacia mi sexy objetivo, quien se había quedado un momento a solas. Se veía incluso mejor de cerca. —Hola. —Hablo fuerte por todo el ruido, y él me mira directamente a los ojos. Oh… Aquella mirada derrumba cada gota de seguridad que tenía anteriormente. Nunca antes me había pasado— Un... gusto, soy... Liv. Aquel chico de cabello corto mira a mi alrededor, luego a mi copa casi vacía y sonríe divertido. —Liv... ¿Sabes que lo que estás tomando está considerado como un tranquilizante para caballos? Oh, su voz... ¡Me lo quiero comer! —¿Ah, sí? Pues creo que no me ha hecho ningún efecto. ¡Me siento de maravilla! —Sí, eso se nota. —El chico se ríe y cruza ambos brazos— Soy Alex. ¿Estás sola? —Así es... —Miento— ¿Tú? —Así es. —Me muestra una sonrisa coqueta y con eso termino de derretirme ante ese hermoso rostro. Te comeré, lo juro. —Mentiroso. —Canturreo por haberlo atrapado mintiendo— Te vi con tu amigo, así que estás acompañado. —Nop, ya no... —Ambos nos giramos para ver al amigo entregarle un trago al hermoso chico de ojos grises— Yo iré a divertirme por allá. ¡Adiós! Y entonces desaparece, dejándome a solas con él. Con mi dedo índice señalo la dirección por dónde había salido corriendo el chico y arqueo una ceja, divertida. —Tienes un amigo muy... —¿Raro? Sí, la gente suele decir eso. —Se ríe— Entonces, Liv... ¿quieres otro tranquilizante para caballos? —¿Me invitarás un trago? —Creo que me arrepentiré si no lo hago. —Suelta, y de pronto siento calor por todo mi cuerpo. No tenía ni un solo pensamiento coherente. Tampoco me interesaba tenerlo. Claro que no. —Adelante entonces. —Acepto, y el chico le pide un nuevo trago al barman. Y es ese primer trago lo que le da inicio a una increíble sensación de hablar, bailar y beber con alguien a quien jamás había visto, pero con quien extrañamente me sentía llena. Era extraño, pero placentero. Mucho. Poco a poco, el ambiente entre los dos se va haciendo mucho más intenso. Ya ni siquiera me interesaba dónde estaban las chicas; solo quería perderme en los ojos de ese chico que me desnudaba con su mirada, como nunca nadie lo había hecho. —¿No deberías volver a casa? Ya es algo tarde, no quiero que tengas problemas con tus padres... o novio. —Suelta de pronto, mucho más cerca de mí ahora, de manera que su aliento chocaba contra mis labios. Mi corazón se acelera al instante y mi boca se seca. Dios… —¿Y tú? ¿No te esperan en casa? —Pregunto con voz sugerente, dejando en el olvido mi trago y colocando mis manos detrás de su cuello en un acto de valentía— ¿Tus padres? ¿O... tu novia? —Nunca respondes a mis preguntas. Muerdo mi labio inferior y sonrío nerviosa, pero ansiosa. —Nadie me espera en casa. —Admito. —A mí tampoco. Y es lo último que dice antes de terminar de cortar el espacio entre nosotros y rozar sus labios contra los míos en un pequeño y casi imperceptible beso que me deja con ganas de más. Así que, haciendo uso de mis manos, lo atraigo una vez más a mis labios, y esta vez soy yo la que se atreve a darle un gran y necesitado beso que despierta zonas en mi cuerpo que tenían años dormidas y que comienzan a aullar pidiendo más sazón, más contacto... más de él. Mucho más. Pocos segundos después, es él quien comienza a liderar aquel beso, y juro que en mis cortos dieciocho años de vida, nadie jamás me había besado tan bien como él. Bueno, no es como que hubiera tenido mucha experiencia, pero era algo indescriptible. No podía definir esa sensación. ¡Estaba flotando en el aire! Quizás era lo indecoroso de la situación, o quizás porque cualquiera podría vernos, pero era un simple beso y ya me sentía volar por los cielos. Aunque eso no era suficiente. Y eso ambos lo sabíamos. Necesito más. —Vayamos a otro lugar. —Aunque lo crean, esas palabras habían salido de mis necesitados labios. Necesitaba tocar más, sentirlo más. Un simple beso no me bastaba. —¿Estás segura? No quiero que... —Shh... No soy una niña. —Lo callo besándolo una vez más— ¿Conoces algún lugar? No pienses, Liv... Simplemente no lo hagas. —Hay varios moteles cerca de aquí, si quieres... No tienes por qué pensar. No puedes tener miedo toda la vida. Solo esta noche... Seré libre esta noche. —Hagámoslo... Vayamos a un motel.Sus labios acariciaban mi cuello con una suavidad extrema mientras sorteábamos a las personas que querían entrar al bar. Apenas había podido hacerle señas a mis amigas, diciéndoles que me iba con el chico cuyo nombre apenas recordaba. Obviamente se preocuparon un poco al verme en ese plan, pero luego lo dejaron pasar y me mostraron sus celulares, diciéndome por señas que las llamara si algo llegara a pasar.No creo que lo necesitaré.No con este espécimen de hombre.Y así fue como llegué a esta situación, caminando tomada de la cintura en una calle oscura por un hombre al que apenas conocía, rumbo al primer motel que se nos apareciera. Estaba ebria, demasiado ebria, porque en otras circunstancias jamás me habría prestado para algo así. Sin embargo, lo que mi mente racional pensara no me importaba en esos momentos.Este hombre estaba buenísimo y, por primera vez en muchos años, ese líbido sexual que se había mantenido en la oscuridad ahora brillaba como si fuera la estrella más grande
Estúpida Liv.Estúpida.¡Eres una estúpida de liga mayor!¿Cómo pudiste rebajarte a ese nivel?¿Realmente me había acostado con un desconocido? ¿Tuve mi primera vez con un maldito desconocido?En la mañana, cuando mis amigas finalmente me recogieron, lo primero que hicieron fue correr a abrazarme. Realmente estaban preocupadas por mí, creían que algo malo me había pasado y tenían tanto miedo que estuvieron a punto de llamar a mis padres para contarles todo lo que había sucedido. Afortunadamente, decidieron esperarse un poco más; de lo contrario, en estos momentos estaría en camino a la morgue.Las tres nos sentíamos como unas idiotas por haberme ido con ese tipo. Sí, él no me había maltratado, ya que no tenía moretones ni rasguños, aunque sí me dolía mucho todo el cuerpo y las piernas. Suponía que era porque se trataba de mi primera vez, pero de resto me sentía como siempre. Así que, después de jurarnos jamás volver a hacer alguna tontería como esa, decidimos olvidar aquella noche, n
—Alex, acá está el horario de mi hija. —Abro los ojos sorprendida y, al mismo tiempo, indignada porque mi papá ya tenía todo planeado y yo no tenía ni idea. Los tres estábamos en su oficina y yo había decidido unirme a ellos solo para asegurarme que al tonto con el que me había acostado no se le ocurriera meter la pata— Cada cosa que hace Liv está escrito aquí, así que no habrá problema para que lo memorices y...—Y Liv tiene boca y pensamientos propios, papá. —Lo interrumpo un poco molesta. Digo, su intención era buena, pero el hecho de que ahora tendría al tal Alex vigilando cada paso que daba me tenía los pelos de punta y no podía hacer nada para evitarlo— ¿Cómo rayos pudiste crear un cronograma con mis movimientos diarios?Mi padre rueda los ojos y vuelve a tomar la carpeta en sus manos.—Si me dejaras terminar, podrías escuchar la información completa. —Me regaña y yo me cruzo de brazos— No son tus movimientos, son tus actividades. La universidad, tus prácticas de gimnasia, la be
—¡Liv, amiga! ¿Qué tal tu fin de...? Oh. —Mónica se detiene justo cuando corría a abrazarme. Frunce el ceño y mira al hombre que había abierto la puerta del auto para ayudarme a salir— ¿Él no es...? —No es nadie, vámonos. —Respondo de mal humor y empujo a mi amiga lejos de él. Obviamente, Alex no dice nada; eso es lo que había hecho durante todo el camino a la universidad y esperaba que se mantuviera así. Todavía me daba golpes en la cabeza por haberme metido en esta situación. A veces incluso quería ir a contar todo y así librarme de él, pero sabía que al final la peor parte me la llevaría yo, ya que papá me encerraría de por vida. Así que, por ahora, solo podía soportarlo y hacer que él mismo renunciara a ser mi guardaespaldas. Ojalá lo hiciera ahora mismo. —Ahora entiendo la razón por la que te desapareciste el resto del fin de semana. —Comenta Mon con la boca abierta, una enorme sonrisa y su energía al máximo— ¿Quieres explicarme por qué el candente hombre del bar al que
—Eh... Señorita Walker, ¿está segura de que estamos en la dirección correcta?Ruedo los ojos al escuchar a Alex hablar. Durante todo el viaje se había mantenido en silencio, así que esperaba que se mantuviera así para siempre. Escuchar su voz me transportaba a ese viejo motel donde... ¡Ya basta, Liv!Estábamos frente a la casa de Amara y tenía el tiempo justo para saludar, pasar un rato con las chicas y luego correr a mi práctica. Era algo duro, pero ni loca dejaría sola a mi amiga hoy. Su abuela había recibido su último tratamiento contra un fuerte cáncer que la había atacado y ahora oficialmente era una mujer sana. Amara tendría a su abuela por muchos años más y eso me alegraba porque ella realmente se estaba esforzando por hacer sentir orgullosa a su familia.¿Quién no lo estaría?Amara era la mejor del mundo.—Si sabes seguir las indicaciones del GPS, te darás cuenta que estamos en el lugar correcto. —Escupo, recordando mi mal humor, y sin esperar, abro la puerta de la camioneta
—Si quieres, puedes ir a comer algo. —No sabía por qué había dicho eso si se suponía que lo odiaba y quería que renunciara pronto, pero tampoco quería matarlo de hambre. Yo sí había almorzado— Tardaré un poco allí dentro, así que...Lo menos que quería era ser una exploradora laboral, por mucho que lo odiara. —No se preocupe, señorita Walker. Estoy bien. —¿Eh? ¿Había vuelto a ser la "señorita Walker"? Me sentía peor cada vez que me decía así.Desde nuestra conversación en el auto, se había comportado mucho más frío e indiferente de lo normal. ¿Acaso dije algo que le molestara?Solo di mi opinión.Además, ¿por qué me importa si está o no enojado?Si sigo así, definitivamente enloqueceré.—Bien, haz lo que quieras. —Tomo mi mochila con mis cosas para entrenar y decido dejar de ser amable. Aunque...— Si quieres, puedes entrar al gimnasio. Aquí hace mucho calor y dentro hay aire acondicionado.¿Por qué sigue importándome? Por mí que se desintegre del calor.—El señor Walker me dio órden
Es un tonto. Es un tonto. Es un tonto.No, corrijo.Eres una tonta, Liv... Tonta, tonta, tonta... ¡TONTA!Ya era muy tarde en la madrugada y no había logrado pegar un ojo en toda la noche, así que decidí ponerme a estudiar para ver si me daba algo de sueño, pero no. Gracias a ese tonto de ojos grises, no podía descansar en paz.¿Por qué tenía que afectarme?No es justo.Él definitivamente no era mi tipo; jamás estaría con un mujeriego como él. Era obvio que se la pasaba en ese bar buscando jóvenes indefensas como yo. Entonces, ¿por qué me afectaba tanto que me hubiera dicho que le parecía sexy?¿Por qué seguía pensando en la forma en la que me sostenía entre sus brazos en el gimnasio?¿Por qué su mirada se negaba a abandonar mi alma?¿Por qué seguía recordando aquella noche y la manera en que me acariciaba tan deliciosamente bien y...?¡¿Qué diablos estás pensando, Olivia Walker?!Niego con la cabeza y me regaño en un intento por sacarme de la cabeza esos pensamientos que solo acelera
Rayos... ¿Dónde demonios está Alex?Se suponía que estaría aquí apenas terminara mi clase. Había intentado llamarlo, pero por más que sonaba, él no contestaba. Mónica ya se había marchado y Amara no había tenido clases, así que estaba sola en medio del campus, esperando alguna señal de vida de mi guardaespaldas.Lo peor es que ya iba retrasada a mi entrenamiento de hoy y el bolso con mi uniforme y mis aparatos estaban en la camioneta. No podía hacer nada más que esperar.¡Esto es el colmo!Si llegaba tarde al entrenamiento, me iban a sancionar. La otra vez me habían regañado por mis equivocaciones tontas; no podía permitirme algo así. ¡¿Dónde diablos se había metido ese sujeto?!Tomo mi teléfono, intentando llamar una vez más, pero de nuevo caía al buzón de voz. Después del quinto intento, me detengo e intento llamar a mi padre para ver si podía venir por mí, ya que por lo general a esta hora siempre tiene un tiempo libre, pero tampoco me responde. Llamar a mamá no era una opción, ya