Sus labios acariciaban mi cuello con una suavidad extrema mientras sorteábamos a las personas que querían entrar al bar. Apenas había podido hacerle señas a mis amigas, diciéndoles que me iba con el chico cuyo nombre apenas recordaba. Obviamente se preocuparon un poco al verme en ese plan, pero luego lo dejaron pasar y me mostraron sus celulares, diciéndome por señas que las llamara si algo llegara a pasar.
No creo que lo necesitaré. No con este espécimen de hombre. Y así fue como llegué a esta situación, caminando tomada de la cintura en una calle oscura por un hombre al que apenas conocía, rumbo al primer motel que se nos apareciera. Estaba ebria, demasiado ebria, porque en otras circunstancias jamás me habría prestado para algo así. Sin embargo, lo que mi mente racional pensara no me importaba en esos momentos. Este hombre estaba buenísimo y, por primera vez en muchos años, ese líbido sexual que se había mantenido en la oscuridad ahora brillaba como si fuera la estrella más grande del universo. Deseosa de estallar, iluminar y destrozar toda una galaxia entera. Solo caminamos un par de calles cuando un viejo y algo descuidado edificio se nos presenta. Tenía un antiguo y poco iluminado cartel con un nombre que apenas podía visualizar, pero para lo que teníamos en mente, era perfecto. Alex me miraba pidiendo mi permiso, sus ojos grises oscurecidos por la lujuria, y eso me prendía aún más. Él me desea. Me quiere. Y yo lo deseo a él. Encima de mí. Después de darle mi consentimiento, entramos en silencio y subimos unas pequeñas escaleras. Una señora de unos cincuenta años, con el cabello rubio muy maltratado y una cinta roja de adorno, vestida con ropa demasiado sugerente y masticando chicle, nos da la bienvenida. Sin embargo, sus ojos se clavan en mi ardiente compañero, desnudándolo con la mirada. No podía juzgarla; con esa camiseta blanca de mangas cortas, dejando a la vista sus brazos bien trabajados y esos jeans oscuros, solo te provocaba arrancarle la ropa con los dientes. Y eso es lo que haré. Él la saluda y pide una habitación sencilla. Estoy por sacar mi tarjeta de crédito, pero Alex niega al ver mi acción y me informa que pagaría la habitación. Pero como odiaba no tener parte del control, accedo, aunque aparte pago por un servicio de licores de muy mala calidad que curiosamente estaban ofreciendo en el establecimiento. Al final, ambos quedamos complacidos y recibimos nuestra llave. —¿Lista? —Pregunta con voz ronca, y yo asiento con una sonrisa. Oh, claro que sí... —¿Alguna vez me has visto dudar? Después de eso, nadie habla y subimos las escaleras hasta el segundo piso, para luego caminar por un pasillo hasta llegar a nuestra habitación al final de este. No voy a negar que se sintió raro escuchar a varias personas gritando y gimiendo mientras pasábamos por las demás puertas, pero cuando Alex me volvió a tomar de la cintura, atrayéndome hacia él una vez más, cualquier ápice de duda desapareció por completo. La puerta se abre y una diminuta y poco iluminada habitación nos daba la bienvenida. Estaba segura de que, estando sobria, jamás habría accedido a entrar a este lugar digno de una película de terror, pero realmente no me importaba. En esos momentos, no me importaba nada. —Sé que no está tan bonito, pero... —Shh, silencio... —Coloco mi dedo índice en su boca y luego sonrío. Le doy la espalda, escuchando el sonido de la puerta cerrándose y, sin tener ni una gota de vergüenza, tomo el cierre de mi vestido y con agilidad lo bajo por la espalda, dejando que el pedazo de tela brillante cayera sobre mi ardiente piel. Me giro para volver a ver al hombre frente a mí, dándole una vista de primera plana de mi ropa interior de encaje negro— La atracción principal no es la habitación, sino nosotros, ¿no? Y eso es lo único que necesita el hombre para sonreír como si le hubiera gustado mi respuesta y estampar sus labios contra los míos en un beso largo y descuidado. Suelto un largo suspiro de satisfacción al sentir sus movimientos dentro de mi boca; su lengua exploraba con total libertad mi cavidad bucal mientras sus manos estaban clavadas en mis mejillas, manteniéndome en un mismo lugar mientras él lideraba el beso. Cuando nos separamos un poco para poder tomar aire, una de sus manos comienza a bajar seductoramente por mi mentón, luego por el largo de mi cuello, hasta llegar al valle de mis senos, ocultos por aquel encaje. Tantea un poco por encima de la tela y yo cierro los ojos, llena de gusto y expectativas. Dios… —Tu cuerpo es... —Intenta decir, pero luego su mano continúa bajando hacia mi abdomen completamente plano y se detiene en el bajo de mis delicadas braguitas— Eres una diosa... Eres hermosa. En estos momentos le agradecía tanto a mis padres por haberme metido en gimnasia rítmica. Mi cuerpo era algo de lo que estaba muy orgullosa. —Puedes ver mucho de mi cuerpo, pero yo no veo nada del tuyo. —Me quejo y hago un pequeño puchero antes de que mis manos vayan directamente al bajo de su camiseta blanca y meta mis manos dentro. Mi boca se vuelve agua al sentir aquel músculo duro y bien trabajado— No es justo, déjame ver. —¿Quieres ver debajo de mi ropa? —Pregunta lleno de lujuria y yo asiento como si fuera una niña— Hazlo entonces, Liv... Quita cada capa que hay en mí. Esta noche soy solo tuyo. Mmm, solo mío. Me gustaba cómo sonaba eso... Además, escucharle decir mi nombre me había prendido una vez más. Sin decir nada más, muerdo mi labio inferior y tomo el bajo de su camisa, sacándola por encima de su cabeza, dejando a la vista su pecho y su abdomen bien trabajado. Mis manos comienzan un recorrido por todo su pecho hasta llegar a sus pantalones. Sin decir nada, tomo el broche de su cinturón y lo suelto, también desabrocho sus pantalones y los bajo, dándome una buena vista de su paquete envuelto en unos boxers negros. Todo mío. Alex, como puede, se saca los pantalones y los lanza por ahí para luego volver a conectar nuestros labios y, de un solo brinco, enrollar mis piernas alrededor de sus caderas. Dios, puedo sentir su miembro rozar mis nalgas. Estaba tan mojada y necesitada. Nunca antes me había sentido así. Mientras él continuaba besándome, siento cómo me llevaba hacia la pared fría, usándola de soporte para poder manosear y tocar mis pechos a su gusto, mientras yo enterraba mis manos en su corto cabello castaño e incluso algunas veces arañaba su espalda cuando tocaba algún punto sensible de mi cuerpo. Estamos así un rato, hasta que Alex no parece soportarlo más y me separa de la pared para luego acostarme con brusquedad contra la cama, colocándose arriba de mí. De nuevo iniciamos un viaje de besos, esta vez por todo mi cuerpo. Alex, como puede, se deshace de mi sujetador y su lengua inicia un tortuoso masaje por mis senos. Mis pezones, que estaban erguidos por la deliciosa atención que les estaban brindando, pedían más y más. Mis manos seguían haciendo estragos en su cabello y espalda; estaba a punto de estallar y eso que solo me había besado y manoseado un poco. Es increíblemente bueno. —Qué hermosa eres... Eres la mujer más malditamente hermosa que he visto en mi vida. —Suspiraba con la voz acelerada, se separa un poco de mí y de pronto su mano toquetea levemente mi zona íntima, causandome una descarga eléctrica por todo el cuerpo. Luego se deshace de sus boxers y, por primera vez, puedo ver en vivo y directo su miembro bien dotado y listo para conocer mi interior— Y ahora voy a hacer que tu mundo se ponga de cabeza. Sí, por favor. Asiento deseosa y, como si fuera una gata en celo, abro mis piernas, dándole acceso a mi pequeña y nunca utilizada entrada. Alex se ríe y niega con la cabeza; se separa una vez más en busca de su pantalón y saca de su bolsillo trasero un condón, lo rasga y se lo coloca, para después quitarme mis bragas y dejarme expuesta por completo ante él. —Estás tan mojada, ni siquiera tengo que prepararte. —Murmura con la voz apretada y luego puedo sentir la punta de su miembro en mi entrada, listo para hacerme volar la cabeza— ¿Lista? Levanto una de mis manos y la paso por su mejilla con suavidad, grabándome su hermosa y penetrante mirada en mi mente, y con una sonrisa en los labios, asiento. —Sí, estoy lista... Hazme volar esta noche, Alex. [...] Cuando abro los ojos, una pequeña ráfaga de luz me molestaba en los ojos, por lo que los cierro al instante, intentando conciliar el sueño una vez más. Sin embargo, al sentir la rigidez de la cama, abro los ojos una vez más y mi cuerpo entra en pánico al notar que no estaba en mi habitación. ¡Mierda! Me siento de golpe en la cama y un intenso dolor de cabeza me invade. Cierro los ojos una vez más, tratando de tranquilizarme, y con el corazón acelerado. Cuando me siento más tranquila, vuelvo a abrirlos y visualizo el lugar donde estaba, solo para sentir más escalofríos que antes. ¿Esto...? ¿Estoy en una habitación? ¡¿Qué m****a?! Trataba de recordar lo que había pasado la noche anterior, pero todo estaba demasiado distorsionado en mi mente. Esos malditos cócteles me habían hecho terminar en un motel de mala muerte y, de paso, sola. No había nadie conmigo. ¡Dios! ¡¿Qué m****a fue lo que hice?! —Ay, Liv... —Me doy un golpe en la cabeza con la mano, regañándome a mí misma, pero me arrepiento cuando el dolor de cabeza incrementa— ¡Eres una tonta! ¿Cómo le explicarás esto a las chicas? ¡Las chicas! ¿Acaso no saben dónde estoy? A ver, Liv... Trata de recordar. Estuve con mis amigas en la fiesta, luego vi a Jared con Emi y me marché enojada. Vinimos al bar, bebimos, bailamos y entonces... Lo vi. Hablé con él, bebimos, coqueteamos e incluso bailamos y entonces... Abro los ojos como platos al recordar que yo había sido la que le propuso venir a un motel. —¡Estás loca, Liv! ¡Loca! —Exclamo sin podermelo creer. Y cuando estoy a punto de lanzarme por la ventana, se me ocurre bajar la mirada y casi me echo a llorar al verme completamente desnuda; mi estómago apenas estaba cubierto con una rígida sábana blanca de dudosa procedencia. Me quiero morir. ¡Me acosté con un desconocido! ¡Tuve sexo con alguien a quien no conozco y quién me dejó tirada y sola en un motel! ¡TUVE MI PRIMERA VEZ CON UN DESCONOCIDO! Maldiciendo mis pésimas decisiones, me apresuro a salir de la cama y recoger mi ropa interior del suelo, para luego tomar mi vestido rojo y vestirme a toda velocidad. Casi me muero una vez más al fijar la vista en la papelera a un lado de la cama y ver en la orilla un condón usado. ¡Maldita sea, Liv! Tratando de ignorar aquello, continúo vistiéndome y, cuando estoy a punto de tomar mis tacones, la puerta de la habitación se abre y yo pego un brinco por el susto. Me giro y mi corazón vuelve a dar un vuelco. Ahí está él... El chico que había conocido en el bar y con quien había tenido sexo estaba parado frente a mí, con una bolsa de papel en las manos, mirándome como si fuera una completa lunática, pero luego parece darse cuenta de la situación y ahora me miraba como si fuera un animal enjaulado. Esperando a que lo atacara. —Despertaste... —Afirma como si no fuera obvio y yo solo lo miro, todavía paralizada— Si te duele la cabeza, aquí hay unos analgésicos. También te compré algo para desayunar. No es mucho, pero supuse que despertarías hambrienta. Su voz... ¡Esa m*****a voz! ¿Por qué seguía poniéndome los pelos de punta? Peor... ¡¿Por qué no podía recordar con claridad lo que habíamos hecho anoche?! —No... —Cierro los ojos, frustrada por haber sonado como una idiota nerviosa. ¡Tonta Liv!— Tengo que irme. Tomo mi bolso y, con todo el valor que tenía, me encamino hacia la puerta, pero apenas paso por su lado, soy detenida cuando toma mi muñeca. De inmediato siento una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo y un pequeño flashback de él acariciando mi cuello y mis senos con sus labios se instala en mi mente. Mi rostro se vuelve rojo de inmediato y, sin importarme nada, aparto mi muñeca de golpe, cortando así aquella conexión que me había hecho delirar anoche. Él se queda con la mano en el aire, pero luego carraspea y finge que nada había pasado. —Déjame llevarte a tu casa, aún es temprano y... —¡No! —¿A casa? ¡Papá me mataría!— No es necesario... Ya hablé con mis amigas y vienen por mí... Bien, tengo que irme... —Continúo caminando de espaldas hacia la salida, pero no calculo bien y mi espalda termina tropezando con el filo de la puerta— ¡Oh! Yo... Eh... ¡Adiós! Y tras verlo y perderme en su mirada una última vez, finalmente me giro y, aún con los tacones en las manos, corro descalza escaleras abajo hasta que finalmente llego a la salida de aquel motel tan horrible donde había pasado la noche. Todo mi cuerpo me dolía y eso me preocupaba porque solo Dios y ese hombre sabían las cosas que había hecho anoche en mi estado de ebriedad. ¡Dios, Liv! ¿Cómo llegaré a casa ahora? Ignorando la llamada de la mujer de la recepción, a la que vagamente recordaba, salgo aún descalza del edificio, cerrando mis ojos cuando la luz me da por completo en la cara. Todavía era temprano y, afortunadamente, no había personas transitando por ahí, pero el sol ya estaba iluminando con alegría. Yo, en cambio, me sentía cada vez más como en un oscuro agujero. Si papá se entera de esto, jamás me dejará salir sola. Sin perder más tiempo, busco en mi bolso de mano mi teléfono y, después de darme cuenta y casi echarme a llorar por las cientos de llamadas de mis amigas y algunas de mis padres, finalmente busco el número de Amara y la llamo. Ella me responde casi de inmediato, como si hubiera esperado mi llamada desde hace horas. —¡Jesús, Olivia! —Cierro los ojos cuando la escucho gritar mi nombre completo. Ella solo lo hacía cuando estaba enojada conmigo— ¿Qué rayos tienes en la cabeza? ¡No vuelvas a desaparecer así! Estábamos por ir a la policía. ¡No! —Estoy bien, Amara... ¿Dónde están ustedes? —Como no sabíamos dónde estabas, nos quedamos con el amigo de Mónica. —Cierro los ojos aliviada de que no le hubieran dicho nada a mi familia— ¿Dónde estás tú? ¿Estás bien? ¿Ese hombre te hizo daño? No... No lo sé. —Estoy bien, lo juro... Estoy a unas cuadras del bar... En un motel.Estúpida Liv.Estúpida.¡Eres una estúpida de liga mayor!¿Cómo pudiste rebajarte a ese nivel?¿Realmente me había acostado con un desconocido? ¿Tuve mi primera vez con un maldito desconocido?En la mañana, cuando mis amigas finalmente me recogieron, lo primero que hicieron fue correr a abrazarme. Realmente estaban preocupadas por mí, creían que algo malo me había pasado y tenían tanto miedo que estuvieron a punto de llamar a mis padres para contarles todo lo que había sucedido. Afortunadamente, decidieron esperarse un poco más; de lo contrario, en estos momentos estaría en camino a la morgue.Las tres nos sentíamos como unas idiotas por haberme ido con ese tipo. Sí, él no me había maltratado, ya que no tenía moretones ni rasguños, aunque sí me dolía mucho todo el cuerpo y las piernas. Suponía que era porque se trataba de mi primera vez, pero de resto me sentía como siempre. Así que, después de jurarnos jamás volver a hacer alguna tontería como esa, decidimos olvidar aquella noche, n
—Alex, acá está el horario de mi hija. —Abro los ojos sorprendida y, al mismo tiempo, indignada porque mi papá ya tenía todo planeado y yo no tenía ni idea. Los tres estábamos en su oficina y yo había decidido unirme a ellos solo para asegurarme que al tonto con el que me había acostado no se le ocurriera meter la pata— Cada cosa que hace Liv está escrito aquí, así que no habrá problema para que lo memorices y...—Y Liv tiene boca y pensamientos propios, papá. —Lo interrumpo un poco molesta. Digo, su intención era buena, pero el hecho de que ahora tendría al tal Alex vigilando cada paso que daba me tenía los pelos de punta y no podía hacer nada para evitarlo— ¿Cómo rayos pudiste crear un cronograma con mis movimientos diarios?Mi padre rueda los ojos y vuelve a tomar la carpeta en sus manos.—Si me dejaras terminar, podrías escuchar la información completa. —Me regaña y yo me cruzo de brazos— No son tus movimientos, son tus actividades. La universidad, tus prácticas de gimnasia, la be
—¡Liv, amiga! ¿Qué tal tu fin de...? Oh. —Mónica se detiene justo cuando corría a abrazarme. Frunce el ceño y mira al hombre que había abierto la puerta del auto para ayudarme a salir— ¿Él no es...? —No es nadie, vámonos. —Respondo de mal humor y empujo a mi amiga lejos de él. Obviamente, Alex no dice nada; eso es lo que había hecho durante todo el camino a la universidad y esperaba que se mantuviera así. Todavía me daba golpes en la cabeza por haberme metido en esta situación. A veces incluso quería ir a contar todo y así librarme de él, pero sabía que al final la peor parte me la llevaría yo, ya que papá me encerraría de por vida. Así que, por ahora, solo podía soportarlo y hacer que él mismo renunciara a ser mi guardaespaldas. Ojalá lo hiciera ahora mismo. —Ahora entiendo la razón por la que te desapareciste el resto del fin de semana. —Comenta Mon con la boca abierta, una enorme sonrisa y su energía al máximo— ¿Quieres explicarme por qué el candente hombre del bar al que
—Eh... Señorita Walker, ¿está segura de que estamos en la dirección correcta?Ruedo los ojos al escuchar a Alex hablar. Durante todo el viaje se había mantenido en silencio, así que esperaba que se mantuviera así para siempre. Escuchar su voz me transportaba a ese viejo motel donde... ¡Ya basta, Liv!Estábamos frente a la casa de Amara y tenía el tiempo justo para saludar, pasar un rato con las chicas y luego correr a mi práctica. Era algo duro, pero ni loca dejaría sola a mi amiga hoy. Su abuela había recibido su último tratamiento contra un fuerte cáncer que la había atacado y ahora oficialmente era una mujer sana. Amara tendría a su abuela por muchos años más y eso me alegraba porque ella realmente se estaba esforzando por hacer sentir orgullosa a su familia.¿Quién no lo estaría?Amara era la mejor del mundo.—Si sabes seguir las indicaciones del GPS, te darás cuenta que estamos en el lugar correcto. —Escupo, recordando mi mal humor, y sin esperar, abro la puerta de la camioneta
—Si quieres, puedes ir a comer algo. —No sabía por qué había dicho eso si se suponía que lo odiaba y quería que renunciara pronto, pero tampoco quería matarlo de hambre. Yo sí había almorzado— Tardaré un poco allí dentro, así que...Lo menos que quería era ser una exploradora laboral, por mucho que lo odiara. —No se preocupe, señorita Walker. Estoy bien. —¿Eh? ¿Había vuelto a ser la "señorita Walker"? Me sentía peor cada vez que me decía así.Desde nuestra conversación en el auto, se había comportado mucho más frío e indiferente de lo normal. ¿Acaso dije algo que le molestara?Solo di mi opinión.Además, ¿por qué me importa si está o no enojado?Si sigo así, definitivamente enloqueceré.—Bien, haz lo que quieras. —Tomo mi mochila con mis cosas para entrenar y decido dejar de ser amable. Aunque...— Si quieres, puedes entrar al gimnasio. Aquí hace mucho calor y dentro hay aire acondicionado.¿Por qué sigue importándome? Por mí que se desintegre del calor.—El señor Walker me dio órden
Es un tonto. Es un tonto. Es un tonto.No, corrijo.Eres una tonta, Liv... Tonta, tonta, tonta... ¡TONTA!Ya era muy tarde en la madrugada y no había logrado pegar un ojo en toda la noche, así que decidí ponerme a estudiar para ver si me daba algo de sueño, pero no. Gracias a ese tonto de ojos grises, no podía descansar en paz.¿Por qué tenía que afectarme?No es justo.Él definitivamente no era mi tipo; jamás estaría con un mujeriego como él. Era obvio que se la pasaba en ese bar buscando jóvenes indefensas como yo. Entonces, ¿por qué me afectaba tanto que me hubiera dicho que le parecía sexy?¿Por qué seguía pensando en la forma en la que me sostenía entre sus brazos en el gimnasio?¿Por qué su mirada se negaba a abandonar mi alma?¿Por qué seguía recordando aquella noche y la manera en que me acariciaba tan deliciosamente bien y...?¡¿Qué diablos estás pensando, Olivia Walker?!Niego con la cabeza y me regaño en un intento por sacarme de la cabeza esos pensamientos que solo acelera
Rayos... ¿Dónde demonios está Alex?Se suponía que estaría aquí apenas terminara mi clase. Había intentado llamarlo, pero por más que sonaba, él no contestaba. Mónica ya se había marchado y Amara no había tenido clases, así que estaba sola en medio del campus, esperando alguna señal de vida de mi guardaespaldas.Lo peor es que ya iba retrasada a mi entrenamiento de hoy y el bolso con mi uniforme y mis aparatos estaban en la camioneta. No podía hacer nada más que esperar.¡Esto es el colmo!Si llegaba tarde al entrenamiento, me iban a sancionar. La otra vez me habían regañado por mis equivocaciones tontas; no podía permitirme algo así. ¡¿Dónde diablos se había metido ese sujeto?!Tomo mi teléfono, intentando llamar una vez más, pero de nuevo caía al buzón de voz. Después del quinto intento, me detengo e intento llamar a mi padre para ver si podía venir por mí, ya que por lo general a esta hora siempre tiene un tiempo libre, pero tampoco me responde. Llamar a mamá no era una opción, ya
—¿Qué te pasó, Liv? —Mamá es la primera en verme entrar a la casa y, al notar mi maquillaje corrido, su rostro se pone pálido— ¿Estás bien? ¿Sucedió algo malo?Odiaba que mamá me viera de este modo. Lo único que ella había hecho en esta vida ha sido cuidarme, pero después de lo que me había pasado, se sentía culpable por no haber sido una mejor madre. Eso hacía que me odiara a mí misma, ya que lo que me pasó había sido únicamente mi culpa.Y ahora tenía que verme con el maquillaje corrido, sin saber qué decir.—Mamá, yo... —Se me corta la voz y mis ojos se llenan de lágrimas, eso era más que suficiente para que ella entrara en pánico y corriera a abrazarme.—¿Qué pasó, Liv? ¡Logan, ven aquí! —No, papá no... No quiero que me vea así.Al escuchar la voz desesperada de mi madre, papá aparece al segundo, entrando en pánico al ver a mamá abrazándome. Camina hacia mí y me observa de arriba a abajo.—¿Princesa, qué pasó? —Pregunta, pero yo no soy capaz de responderle. Luego su mirada se diri