Definitivamente no debí ir a ese bar.Debí hacerle caso a mi conciencia y regresar a casa, así nada de esto estaría pasando. No me habría acostado con un desconocido, no estaría de los nervios todos los días, mi corazón no se volvería loco cada vez que lo viera y definitivamente no habría pagado mi rabia interna conmigo misma con alguien que era el único sustento de su familia, según me había dicho mi padre.Definitivamente me sentiría menos basura.Todo esto gracias a una decepción amorosa que me hizo terminar en los brazos del chico que se había convertido en mi nuevo guardaespaldas.Después de que papá me dijera que el culpable de lo que había pasado era él y no Alex, ya que él había notificado con tiempo su ausencia, me quedé sin ningún argumento válido para seguir discutiendo. Peor quedé cuando descubrí que la razón por la que había faltado fue porque tuvo que llevar de emergencia a su madre al hospital, y yo, segundos atrás, lo estuve tachando de irresponsable y bueno para nada.
¿Qué hago aquí? Esto es tan incómodo. Si Alex no está, no tiene sentido que me quede aquí. Además, su novia está sentada a mi lado y ella no sabe que Alex y yo... Dios mío, qué bajo he caído. Para empeorar aún más la situación, la madre de Alex estaba sentada frente a nosotras con una taza de té que le había preparado Micaela, quien me había ofrecido una a mí, pero yo me había negado. Apenas podía respirar correctamente. Me siento tan incómoda. —Ehh... Señora Green, creo que debería retirarme. No quisiera seguir importunando. —Intento levantarme, pero ella me hace un gesto con la mano y niega con la cabeza. —No seas tontita, cariño. —Sonríe con dulzura y, por alguna razón, eso me llena de paz. Sentía que estaba viendo a… Olvídalo, Liv— Alex ya debe estar cerca. Eres la señorita Walker, ¿cierto? ¿Eh? ¿Cómo lo sabe? ¿Alex le había hablado de mí? ¡Qué vergüenza! —Sí. —Finalmente digo la verdad y la chica a mi lado se tensa un poco, ya que a ella sí le había mentido. Mierda— ¿Cóm
—Deberías follártelo. —¡Mónica! —Tanto Amara como yo chillamos escandalizadas mientras salíamos de los baños del gimnasio. Habíamos terminado nuestros ejercicios del día y estábamos cansadas y sudadas. Habían pasado tres días desde que fui a visitar la casa de Alex y todo estaba tan raro entre nosotros. Una vez más, el castaño había fingido que nada había pasado, como si fuera un robot sin sentimientos dispuesto a atacar a quien se acercara de más. Él parecía completamente normal, pero yo… Después de sentirme prisionera en sus brazos, no podía sacarme esa escena de la cabeza todos estos días. Mi cuerpo me pedía a gritos acercarme de nuevo a él y hacerlo enojar a tal punto que me volviera a encender, justo como lo hizo aquella vez. Estás loca, Liv. Loca, loca, loca. De todos los hombres... ¿por qué él? ¿Qué es lo que tiene que lo deseo tanto? —¿Qué? Solo estoy diciendo la verdad. —La pelirroja se encoge de hombros y sonríe divertida. Ella sí que disfrutaba todo este dilema que
El silencio se había apoderado nuevamente de nosotros. Alex me miraba como si no entendiera mi necesidad de saber la verdad; él no tenía ni idea de lo mucho que significaba esto para mí. Además, probablemente le parecía extraño que ahora quisiera hablar de eso cuando en las últimas semanas había estado reacia a tocar el tema. Pero ya no podía más. Me volvería loca si seguía esquivando la situación e imaginando todo tipo de escenarios que probablemente ni siquiera fueran verdad... Porque, en el fondo, yo lo sentía. Él no me había forzado a nada; yo había dicho que sí. Mi corazón lo sabía, pero mi cabeza se negaba a aceptar aquello. No comprendía cómo con Alex sí fui capaz de entregarme aunque no lo conocía, pero con el chico que me gustaba tuve una crisis de pánico cuando apenas me tocó. Era absurdo, pero así había sucedido. Me sentía un mar de emociones en esos momentos. —Creí que no querías hablar de eso. —Las palabras de Alex me sacan de mis oscuros y distorsionados pensamien
—¿No hicimos nada? —Todavía me parecía increíble de creer.¿Todo este tiempo estuve sufriendo en vano?¿Lo odié sin motivo?¿Realmente existía un hombre capaz de detenerse en un momento así?—Bueno, no diría que no hicimos nada, ya que... supongo que esa parte sí la recuerdas, pero me refiero a que jamás entré en ti. Estabas desmayada. —Confirma y mi rostro se pone rojo de inmediato.¡Qué vergüenza!—¡¿Por qué no me dijiste nada?! —Exclamo exaltada, pero luego trato de calmarme.Enojarme no iba a solucionar nada.—Lo intenté muchas veces, pero nunca me dejaste hablar. De hecho, asumiste que lo había planeado y que me había aprovechado de ti, ¿recuerdas? —Cierro la boca y me muerdo la lengua porque él tenía razón. ¡Pero no sabía nada de esto!— Yo realmente quisiera disculparme por lo que pasó. Sé que es tarde, pero si hubiera sabido por todo lo que habías pasado, jamás...No.—Por favor, no hagas eso, Alex.—¿Qué?—Hablarme como si me tuvieras lástima, no lo soporto. —Admito y camino d
—Te quiero así de concentrada en los últimos entrenamientos, Liv. —Me felicita la entrenadora y yo asiento, cansada pero feliz por haber logrado mi rutina completa— Maravillosa presentación a pesar de las últimas fallas que tuviste.Sí, obviamente me habían reñido por haber faltado al entrenamiento anterior.—Gracias, daré todo de mí para ofrecer una presentación digna. —Prometo y finalmente me despido de mi entrenadora y de los demás. Entro en los vestidores y aprovecho para tomar una ducha y cambiarme a una ropa más cómoda.Ya me había despedido de mis padres y mi hermano en casa, luego fui a clases y finalmente a mis entrenamientos. Las chicas ya se encontraban en la playa y me habían enviado varias fotos de ambas tomando el sol y disfrutando de la libertad, burlándose de que me quedara sudando durante unas horas más, pero yo les respondí que llevaba la mejor parte de la fiesta.Mi sexy guardaespaldas.Ninguna pudo refutar eso en el chat que compartíamos. Definitivamente, él sería
—¿Y se fue así sin más? —Mónica tomaba un raro cóctel mientras me miraba a través de sus lentes de sol. Asiento al mismo tiempo que me siento en la tumbona al lado de ella. Amara llega justo después y saca su botella con protector solar para ayudarme a aplicarlo en la espalda— Qué jodido todo esto, dejarte en llamas y luego escapar... ¿Qué? Eso fue lo que hizo.Amara y yo mirábamos a Mónica sin saber qué decir. A veces se nos olvidaba lo directa que era.—Las cosas están raras entre nosotros y, sinceramente, me siento rara. No debería estar pensando de esa manera en él. —Me confieso— Hasta hace unos días lo odiaba, no quería ni verlo, pero ahora...—¿Ahora...? —Me anima Mónica a continuar. Amara también había detenido sus masajes en mi espalda, atenta a mis palabras.¿Qué decirles? Ni yo misma sabía qué pasaba conmigo.—Por más que mi cabeza me dice que olvide toda esta tontería, el resto de mi cuerpo me grita que ni se me ocurra apartarme de su lado. —Confieso y la sonrisa llena de
Mi corazón quería salir corriendo lejos de mi cuerpo; no soportaba tantas sensaciones. Mis manos automáticamente rodeaban el cuello del alto y tuve que ponerme de puntillas para poder profundizar aquel beso que despertaba sensaciones que jamás pensé que volvería a vivir.Alex seguía liderando aquel toque tan necesitado con sus labios. Una de sus manos se posaba con delicadeza en mi cintura, acariciándome y atrayéndome hacia él, mientras la otra permanecía en mi mejilla, su dedo pulgar tocando con suavidad. Era una sensación de deseo y tranquilidad al mismo tiempo.Jamás me había sentido así y no quería detenerme tampoco.No ahora... No después de confirmarlo.Él me deseaba.—Olivia... —Mmm, adoraba cuando me llamaba por mi nombre completo. Siempre lo habían usado para reñirme o disciplinarme, pero él no me llamaba así con esa intención. Al contrario, su tono de voz denotaba deseo y... súplica— No me hagas esto... Yo...—Shh... —Me separo un poco y aprovecho para tomar aire. Nuestras r