—¡No puedo creer que lo hayas conseguido! ¡Eres un maldito suertudo! —exclama con entusiasmo un hombre joven entrando en una oficina.
—Tendrás ser más especifico, Daniel, aunque estoy seguro que sea lo que sea a lo que te refieres, no tiene que ver con la suerte —responde el joven detrás del escritorio sin levantar la mirada del monitor de su computadora.—Hablo de que conseguiste hacerte cargo de la publicidad para Juegar, esa marca de ropa está recibiendo dinero de todos lados, hasta dicen que podría llegar a París —informa Daniel sentándose en el sillón frente a su amigo.—Oh, eso —responde Ariel sin darle mucha importancia—. De todas maneras el futuro de esa compañía dependerá del resultado de nuestra publicidad, que es en lo que estoy trabajando, si logramos el éxito que esperan nos abrirá muchas puertas.—¿Y lo dices con la misma emoción que tendría un muerto? Amigo, me preocupas cada vez más, si no fuera porque respiras ya te habría enterrado hace rato —se burla el joven de cabello castaño despeinado.—No molestes, tengo mucho trabajo que hacer, esta compañía no se dirige solo, y como gerente creo que debes de saberlo bien —replica Ariel dedicándole una mirada de reclamo a su amigo.—Trabajo, trabajo, trabajo. Es el mismo discurso en tu boca desde que fundaste esta empresa hace ya diez años, diez años que solo pasas de esta oficina a tu casa, no tienes vida, amigo, y eso es algo deprimente —reclama Daniel endureciendo su voz para hacer notar su genuina preocupación.—No me pesa en nada, sabía que seria así cuando decidí fundar mi propia empresa en vez de aceptar dirigir la de mi padre. Y me ha ido bien porque he trabajado duro, y de todas formas no hay nada más en lo que me interesa ocuparme —responde el empresario encogiendo los hombros con una total ausencia de sentimiento.—Sí, lo sé. Un niño rico que quiere empezar de cero en vez de usar la fortuna de papi, es admirable, y has conseguido hacerlo, has posicionado tu agencia de publicidad entre las diez mejores del país. Ósea, ya has logrado demostrar a tu familia que puedes valerte por ti mismo, que no dependes de ellos, pero creo que ahora tienes que empezar a dedicarte a tu vida personal, ya has pasado los treinta, amigo —advierte el amigo que ha estado presente desde el momento en el que se inició ese emprendimiento.—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué comience a andar de fiesta en fiesta, o pasando de mujer a mujer? No me interesó hacerlo cuando era un adolescente, y mucho menos ahora que ya casi tengo treinta —determina Ariel recostándose en su sillón masajeándose la sien.—O simplemente encontrar una buena mujer que traiga un poco de vida a tu amargada existencia —espeta Daniel con una media sonrisa en los labios.—Lo dices como si fuera algo fácil… —murmura el empresario soltando un suspiro de pesadez.—¿No lo es? Dudo que a un joven empresario soltero le cueste trabajo hallar pretendientes, ¿No crees? —cuestiona el amigo soltando una risa divertida.—Ese es el problema, puede haber demasiadas interesadas, pero solo en el dinero. No quiero una mujer solo para lucirla como si fuera una Ferrari, deseo una compañera, una mujer dispuesta a estar a mi lado sea cual sea la circunstancia que esté enfrentando, que sea incondicional, una mujer como… —comienza a decir Ariel hasta interrumpirse al sentir un nudo en la garganta.—¿Una mujer como Esmeralda? —pregunta Daniel sabiendo la respuesta de antemano.—Sí, nunca he conocido una mujer como ella, y no creo hallar a alguien que posea su belleza, su vivacidad, su… su inocencia… ella simplemente parecía no pertenecer a este mundo —reconoce el empresario con una sonrisa de ensueño en los labios ante los gratos recuerdos que acuden a su mente.—Tuvo que haber sido una mujer muy especial como para lograr que incluso diez años después sigas igual de enamorado —comenta el amigo cruzando los brazos sobre su pecho.—Ella marcó mi vida, fue capaz de mostrarme lo poco que se necesita para ser feliz, capaz de inspirarme a seguir mi propio camino. Ya podía imaginarme mi vida junto a ella, al menos hasta que mis padres aparecieron —relata el joven con una expresión de tristeza en su rostro moreno.—Supe que no estuvieron muy de acuerdo con esa relación —murmura Daniel sabiendo que es un tema delicado para su amigo, pero deseando saber sobre esa mujer de la que solo ha oído rumores.—¿Que si no estuvieron muy de acuerdo? Se negaron rotundamente a que tuviera lago que ver con ella, la humillaron públicamente llamándola cazafortunas, acusándola de ser una pobre interesada que intentaba salir de la miseria. Y lo peor es que yo fui incapaz de defenderla, solo pude verla salir llorando de esa cena en casa de mis padres en donde la había llevado para presentarla ante ellos y nuestras amistades —cuenta Ariel con la voz empañada por el arrepentimiento de no haber sido capaz de comportarse como un hombre.—Oh, amigo, eso debió ser un golpe terrible para ella. Pero luego de eso debiste haber ido a buscarla, ¿Verdad? —pregunta el amigo abriendo los ojos como platos por la expectación.—No en el momento, simplemente no tuve el valor de luchar por ella —reconoce el joven cerrando los ojos con nostalgia—, para cuando fui a buscarla por la mañana, decidido a renunciar incluso a mi apellido con tal de estar a su lado, ya no estaba; supe por una amiga en común que Esmeralda había decidido volver a su pueblo natal en Mendoza, aunque claro que antes de marcharse dejó en claro que no quería volver a verme nunca más en la vida.—Pudo haberlo dicho solo por el mal momento que vivió, pero si estaban tan enamorados podrían haberlo superado juntos —afirma Daniel mirando fijamente a su amigo.—No, esa noche cuando demostré apreciar más a mi familia y mi reputación que el amor que le había confesado pude ver la decepción en sus ojos. Creo que en parte sentí cierto alivio al no encontrarla, se me hubiese caído la cara de vergüenza al tenerla delante de mí después de haberme comportado como un cobarde —reconoce Ariel volviendo a tomar una postura firme en su sillón.—¿Así que solo decidiste dejarla ir? —cuestiona el amigo con cierta exasperación.—Quise respetar su decisión, además de que le había demostrado no ser digno de ella, esa noche le fallé, y nada podía enmendarlo. Aunque a pesar de no tenerla a mi lado, me decidí a seguir mi propio camino, corté todo lazo con mi familia y me dispuse a comenzar de cero, fue duro, sobre todo porque mis padres movieron todos los contactos posibles para estorbar, para que tuviera que volver a ellos. Pero con orgullo hoy puedo decir que he logrado tener éxito sin su ayuda, sin necesitar siquiera un centavo de ellos —comenta el empresario con una mirada de triunfo por ser esa una especie de venganza por lo mucho que le costó el cinismo de sus progenitores.—¿Y no has considerado ir a buscarla habiendo pasado tanto tiempo de eso? —interroga el amigo al ser capaz de percibir el dolor de esa pérdida.—Lo he considerado una que otra vez, pero me he inclinado a creer que si debemos estar juntos, la vida se encargará de volvernos a reunir —determina el empresario consciente de que cada día que pasa sin volver a encontrarla es una decepción.—¡Pues no puedes pasarte la vida esperando, creo que diez años ha sido más que suficiente! Si pudiste enamorarte una vez significa que tu corazón no es del todo un pedazo de hielo, solo hay que encontrar a la chica capaz de derretirlo —anuncia Daniel dispuesto a no permitir que su amigo se siga sumiendo en la pena de un amor que no pudo ser.—O simplemente puedes dejarme en paz y vivir tranquilamente como hasta ahora —responde Ariel agradecido de que su amigo ya no insista más en indagar sobre Esmeralda.—¿Qué clase de amigo sería si lo hiciera? De hecho, creo que este trabajo nos ha venido como anillo al dedo, conocerás a varias modelos, mujeres bellas y simpáticas —alienta Daniel dispuesto a conseguir a alguien capaz de lograr que Esmeralda sea olvidada.—Respecto a las modelos, quiero tener una figura central. Esta es una marca que surge de Latinoamérica hacia el mundo, algo que a Guillermo Juárez le ha costado sudor y lágrimas, por lo que esa figura central deberá dar la imagen de una mujer fuerte, capaz de emerger sin importar la lucha que esté pasando — anuncia el empresario con entusiasmo al visualizar las imágenes en su mente.—Conozco a la mujer perfecta para eso, aunque lamento que ya esté comprometida, podría haber sido una buena candidata —murmura Daniel guiñándole un ojo a su amigo que menea la cabeza exasperado al saber que no logrará librarse de esa búsqueda de una pareja para él.Ariel contempla con los ojos entonados el cuadro que tiene frente así, apretando los labios intenta hallarle alguna forma a las gruesas pinceladas azules, negras y violetas que componen la pintura. En la mañana había creído que esa exposición de arte podría ser un buen entretenimiento para despejar su mente después de la última junta del día, pero lo cierto es que nunca ha sido amante de lo abstracto. Simplemente no puede entender que se pueda hallar belleza en algo tan caótico y carente de sentido, quizás solo se deba a su ignorancia en el arte, pero para él las cosas resultan mucho mejor cuando están claras y son comprensibles.—Parece que el cuadro “Frialdad” lo ha cautivado, señor. Me ha parecido una de las pinturas más maravillosas de toda la exposición —comenta una bella mujer de vestido azul ligeramente ajustado a las curvas de su esbelto cuerpo parándose al lado del hombre al que reconoce rápidamente por haber leído de él en algunas revistas.—Cautivado n
Julieta estaciona su auto frente al café en el que su agente la ha citado, mirándose en el retrovisor se asegura de que el poco maquillaje que lleva puesto no necesite un retoque. Fijándose puntualmente en el que ha usado para tapar sus ojeras, pues aunque la noche anterior volvió a su casa temprano, no fue capaz de dormirse hasta muy tarde al pensar en el cretino que había conocido en la galería. Probablemente debería haberlo olvidado desde el momento en el que salió de ese lugar, pero por alguna razón no ha podido quitárselo de la mente, esa frialdad e indiferencia con que la trató simplemente le resulta inaceptable, humillante, y ella no es de las personas que permiten que alguien la pase por arriba. Por lo que hasta desea ser capaz de volver a encontrarlo para poder decirle un par de cosas que esa noche no se atrevió para no armar un escándalo.—¡Julieta, eres tú! —exclaman emocionadas un par de muchachas al ver a la modelo bajar del vehículo.—Sí, soy yo, ch
—¿Así que te encargarte de espantar a dos bellas mujeres con las que podrías haber pasado una gran noche? ¡Mi amigo tú no tienes remedio! —resopla Daniel con molestia caminando junto a su compañero por los pasillo de la Agencia.—Solo fui sincero con ellas, no creo que alguien debiera reaccionar de esa manera solo por escuchar la verdad —se excusa Ariel encogiéndose de hombros con indiferencia.—¿Sincero? ¡Ellas no quieren sinceridad, amigo, solo desean que le digan lo que quieren escuchar! Los políticos lo saben y por eso llegan a ser presidentes —reclama el amigo tomando un sorbo del vaso de café que lleva en la mano.—Y gracias a eso tenemos el mundo a punto de colapsar, siempre seré partidario de que la verdad debe ser dicha, aun cuando no quiera ser escuchada —afirma el empresario abriendo la puerta de su oficina.—Podrías intentar que fuesen verdades más sutiles, no hay necesidad de psicoanalizarlas, no las necesitas en un diván como si
—¿No crees que este vestido te quedará espectacular? —pregunta una mujer rubia tomando un hermoso vestido de noche negro.—¡No! ¡No quiero parecer una viuda, Stella, quiero algo más vivo, que nadie pueda quitar su mirada de mí! —responde Carolina arrugando la nariz con disgusto ante la propuesta de su amiga.—Ya hemos recorrido seis tiendas, amiga, sé que estás interesada en ser el centro de atención, pero aunque te pusieras una cortina quedarías hermosa. Tú eres de esas mujeres a las que todo les queda bien —insiste Stella que si bien le encanta ir de compras no quiere perder más tiempo considerando todo los que les resta para estar preparadas para el evento.—Gracias, amiga. Pero no me interesa tanto ser el centro de atención, solo me interesa la mirada de una persona, es por eso que tengo que encontrar el vestido perfecto. Es la primera oportunidad que tengo de estar en una especie de cita con él, y no pienso desaprovechar esta oportunidad —determina
Julieta suelta un largo suspiro cargado de nervios al estar frente a MarchetMax, el imponente edificio y lo que representa le provoca que las piernas le tiemblen. Ella es una mujer decidida que no le teme a nada, pero la trascendencia de este trabajo ha logrado hacerla sentir como la primera vez que recorrió una pasarela. Aunque sabe que debe tranquilizarse antes de cruzar la puerta giratoria y encontrarse con su nuevo jefe que le indicará lo que tiene planificado hacer, por lo que cerrando los ojos toma una gran bocanada de aire que luego exhala procurando volver a tener el control sobre sus emociones. Bajo ninguna circunstancia puede poner en peligro ese trabajo, no solo tendrá el efecto de una catapulta en su carrera, sino que podría llegar a opacar y finalmente hacer olvidar su ruptura con Pablo, si bien siempre habrá algún periodista atolondrado que lo sacará a relucir cuando hablen de ella, pero el efecto ya no sería el mismo.—Bienvenida señorita Berton, es un place
Carolina ingresa a la agencia dispuesta a encontrar a Ariel para ultimar los detalles del evento de esa noche, quiere asegurarse de que todo esté perfecto, tal y como le gusta. Ya ha conseguido el vestido con el que piensa impresionarlo, esperando que finalmente deje de verla solo como una mujer de negocios y pueda considerarla como su posible futura pareja. Pero al ingresar a la oficina se extraña de no encontrarlo allí., estaba segura de encontrarlo allí, sobre todo al saber que ella llegaría tarde por estar ocupada en los preparativos de vestuario ya que tiene que estar a la altura de lo que ese evento exige. Y más aun al estar trabajando en la publicidad de una marca de alta costura, ya que los ojos de todos estarán sobre ellos independientemente del trabajo de publicidad que estén realizando.—¿Dónde podrás estar? —murmura apretando los labios con cierta molestia, pensaba hablarle de su vestido, y del traje que había visto para él.Al husmear en los pa
—¿Y qué te parece? ¿Crees que será suficiente? —pregunta Carolina bajando por los escalones de la entrada de su casa con una gran sonrisa en su rostro casi sin maquillaje.—Sé ve bien —responde Ariel parado junto a su auto contemplando el hermoso vestido que marca sutilmente las curvas de la mujer, y que parece ser la combinación perfecta para su piel trigueña que parece brillar a la luz de los faroles de la calle.—¿Eso es todo lo que vas a decir? —reclama la mujer que lleva horas preparándose para impresionarlo.—De seguro serás de las mujeres mejor vestidas de la fiesta —acota el empresario a quien hacerle un cumplido le resulta extremadamente difícil.—Supongo que eso es el mayor halago que podría recibir de ti, tú también estás muy apuesto, solo espero que no las cazadoras de fortunas no hagan fila para intentar ligar a uno de los solteros más codiciados —replica Carolina con una sonrisa divertida en sus labios pintados de rojo.
Al levantar la vista, Julieta se sorprende de ver a su Jefe con la vista clavada en ella, una mirada que no puede descifrar, pero que al menos por unos segundos no parece ser la mirada fría que parece ser la única que tiene para todo el mundo. Por un momento intenta descifrar la razón de que la esté mirando de esa manera, pero al ver que él voltea el rostro al notar que ella la ha descubierto, el desprecio que siente por él vuelve a surgir con aún más fuerza. Probablemente la única razón por la que la ha mirado de esa manera es porque no considera que una simple modelo deba estar en ese evento donde los ricachones se cojean, lo cual sólo provoca en ella la decisión de ir hacia él y dejarle en claro que ella es tan digna de estar en ese lugar como cualquier otra persona.—Buenas noches señor Steinberg, al verlo he sentido la obligación de saludarlo, aunque tal vez sea una sorpresa verme en un lugar como este —consulta la modelo parándose firme delante del empresario que al