Ariel contempla con los ojos entonados el cuadro que tiene frente así, apretando los labios intenta hallarle alguna forma a las gruesas pinceladas azules, negras y violetas que componen la pintura. En la mañana había creído que esa exposición de arte podría ser un buen entretenimiento para despejar su mente después de la última junta del día, pero lo cierto es que nunca ha sido amante de lo abstracto. Simplemente no puede entender que se pueda hallar belleza en algo tan caótico y carente de sentido, quizás solo se deba a su ignorancia en el arte, pero para él las cosas resultan mucho mejor cuando están claras y son comprensibles.
—Parece que el cuadro “Frialdad” lo ha cautivado, señor. Me ha parecido una de las pinturas más maravillosas de toda la exposición —comenta una bella mujer de vestido azul ligeramente ajustado a las curvas de su esbelto cuerpo parándose al lado del hombre al que reconoce rápidamente por haber leído de él en algunas revistas.—Cautivado no sería el término correcto, solo intento hallarle sentido, lo cual me está dando más trabajo del que creo debería llevar —responde Ariel con sinceridad sin apartar la vista de la pintura para mirar la compañía que no ha pedido.—Creo que el arte no depende de hallarle sentido, sino más bien de transmitir sentimientos. Aquí yo veo la frialdad de una noche de invierno, la soledad de alguien incomprendido, o incluso hasta podría ser el reflejo de un corazón carente de amor y pasión —replica la mujer jugueteando con el cabello de su trenza rubia que cae sobre su hombro.—Me sorprende escuchar que se puedan ver tantas cosas en ese cuadro, para mí no son más que pinceladas sin sentido. Aunque suena a un mensaje deprimente —sostiene el hombre haciendo caso omiso al intento de la mujer por ligar con él.—Eso es lo que yo veo al menos, aunque claro que la visión de uno también depende de sus propios sentimientos. Eso es lo maravilloso del arte abstracto que cada uno pude ver algo diferente —comenta la mujer aprovechando para arrimarse más al hombre.—¿Así que ha visto eso porque en se siente fría, sola, y carente de amor? —cuestiona Ariel mirando a la mujer fijamente a los ojos.—No es eso exactamente a lo que me refería —murmura la mujer con incomodidad tratando de esbozar una sonrisa.—Asumo que esos sentimientos se deben a una decepción amorosa o incluso un divorcio, o puede que ambas. Si ese el caso, debo anunciarle que no estoy abierto a la posibilidad de una relación, por lo que no debería perder el tiempo conmigo —espeta el empresario con el rostro inmutable.—Me habían dicho quera un hombre agradable, señor Steinberg. Pero está sin duda está entre las personas más arrogante y desagradable que he conocido —reclama la mujer con las mejillas enrojecidas por el enojo. —A mí parecer, ser sincero para no provocarle vanas esperanzas es lo más agradable que puedo hacer por usted, al menos a mí me gustan las cosas claras —afirma Ariel encogiéndose de hombros.La mujer ni siquiera se digna a responder, se siente humillada y furiosa por el rechazo, aunque una parte de su ser le dice que ese hombre tiene razón, y que en parte le está haciendo un favor. Por lo que alzando su rostro en alto y mirando a los lados para asegurarse de que nadie ha visto ese momento tan vergonzoso, pasa por al lado del empresario sin siquiera mirarlo, ignorándolo como si jamás le hubiese dirigido la palabra.—Sí sigues espantando a cada mujer que se te acerca jamás podré publicar una buena nota de romance en la revista —comenta un hombre canoso acercándose con una sonrisa divertida en los labios.—Dudo que te afecte en algo, siempre encuentras alguien a quien plasmar en la tapa de tu detestable revista, Marcelo —responde Ariel contemplando al hombre de traje azul con una cámara colgando de su cuello.—¿Qué puedo decir? La gente quiere saber sobre la vida secreta de los ricos y famosos, trabajas en la publicidad, así que sabes que a la gente hay que darle lo que quiere —se justifica el paparazzi alzando las manos en alto en señal de inocencia. —Siempre y cuando se haga con integridad, y no exhibiendo la privacidad de las personas solo para poder ganar dinero —replica el empresario que con el paso del tiempo ha desarrollado cierta aversión hacia todos los reporteros.—Privacidad, es uno de las cosas que uno tiene que estar dispuesto a sacrificar cuando alcanza la fama. Aunque claro que hay algunos como tú que son demasiados cuidadosos o por alguna razón parecen disfrutar de la soledad, y no puedo usarlos más que para una lista de solteros codiciados —se queja Marcelo torciendo la boca en una expresión de disgusto.—No puedo decir que me pese que no puedas ganar dinero a costilla mía, de hecho hasta creo que me siento satisfecho de ese logro —comenta Ariel con una sonrisa burlona en los labios.—Confío en que ya llegará alguna muchacha que logre atraparte, y cuando eso suceda puedo asegurarte que estaré ahí para tener la primicia —afirma el reportero con una mirada desafiante.—¿Así que te tendré detrás mío como un perrito faldero? —cuestiona el empresario con malicia.—Pegado a ti como si fuera tu sombra hasta que consiga esa primicia. Puede que incluso hasta le haga un regalo a la dichosa mujer que logre conquistar al Ceo de hielo —determina el periodista con una mirada arrogante.—Suerte con eso —murmura no deseando seguir perdiendo su tiempo allí.Ariel suelta un largo suspiro al doblar en un pasillo de la galería en donde hay menos personas, espera poder disfrutar finalmente de un poco de tranquilidad. No le parece que sea mucho pedir que lo dejen disfrutar de ese lugar sin interrupciones, no es que sea un soberbio que crea estar por encima de los demás, sino que al igual que cualquier otra persona solo desea un poco de paz luego de un largo día de trabajo. Aunque a pesar de todo no puede evitar esbozar una sonrisa divertida al recordar el apodo que le han dado, “El Ceo de Hielo", lo han tildado de ser el empresario con el corazón tan frío como si estuviese hecho de hielo de la Antártida, y no lo han tildado de esa manera solo por ser implacable para los negocios, sino especialmente porque ninguna mujer ha sido capaz de llegar a su corazón.—Es difícil que alguien pueda llegar a tu corazón cuando ya le pertenece a alguien más —murmura el hombre torciendo las comisuras de los labios al tener que recordar una vez su amor fallido, desde que Esmeralda apareció en su vida hasta ese día, ninguna otra mujer ha sido capaz de siquiera llamar su atención. Han pasado algunas mujeres por su cama, pero solo por una noche, ninguna fue capaz de acariciar si alma de la manera que Esmeralda lo logró, y con el paso del tiempo comienza a hacerse a la idea de que quizás jamás aparezca otra mujer como ella. El empresario va tan concentrado en sus pensamientos que ni siquiera ve a la mujer que viene hacia él concentrada en las pinturas de la pared, ambos se chocan casi provocando que ella caiga de bruces al suelo, pero la rápida reacción de Ariel que la toma por la cintura impide que eso suceda. Por unos segundos ambos se quedan estáticos mirándose el uno al otro con sorpresa, el hombre incluso puede oler el dulce perfume que emana de la mujer provocándole que un extraño estremecimiento le recorra el cuerpo.—¿Piensa soltarme o estamos posando para que el artista haga un retrato? —pregunta Julieta arqueando una ceja.—Oh, sí, lo siento. ¿Se encuentra bien? Yo… yo no la vi —se excusa Ariel soltándola y tratando de recomponerse de la vergüenza que siente por el incidente.—No se preocupe, ese choque es lo más emocionante que me ha ocurrido desde que llegué a esta exposición —comenta la modelo con una sonrisa bromista observando de reojo al apuesto extraños que tiene delante.—Eso suena a que lleva una noche muy decepcionante —responde Ariel sintiéndose obligado a entablar una charla con ella por el atropello.—He tenido noches mucho peores, digamos que simplemente esta no cumplió con mis expectativas, eso es todo —afirma Julieta sin mucho interés en seguir por mucho tiempo esa conversación, probablemente si Malena la viera la obligaría a permanecer pegada a ese guapo hombre, pero ella se ha propuesto alejarse de cualquier hombre o posible amorío, al menos por un largo periodo.—Puedo imaginarlo, sí —murmura Ariel desviando desinteresadamente la mirada hacia una de las pinturas, esperando que ese pueda llegar a ser el fin de la conversación.—¿Qué significa eso de que puede imaginarlo? —cuestiona la mujer recelosa al creer comprender lo que le ha querido decir.—Nada, simplemente no pareces del tipo de mujer que frecuente lugares tan… cultos —responde el empresario al observar la falda ligeramente corta y la blusa que lleva la mujer.—¡No suelo frecuentar estos lugares porque aquí se suelen reunir los seres más arrogantes del planetas, ricos que creen ser el ombligo del mundo! —replica Julieta apretando los puños con furia al ser juzgada como si fuese una cualquiera.—No entiendo la razón de su… enfado, yo solo he hecho una observación, puedo llegar a pecar de ser demasiado franco, pero créame que no ha sido con la intención de ofenderla —se apresura a aclarar Ariel a quien su filosa sinceridad suele meterlo en más de un malentendido.—¡Lo mío también ha sido una observación con toda la franqueza del mundo, así que no de ofenda si pienso que es solo otro nariz parada de los que sobran en este mundo. La próxima vez en vez de estar con la cabeza en su burbuja de superioridad, intente poner los pies sobre la tierra y la mirada hacia adelante para no darle a nadie más el gran disgusto de toparse con usted! —reclama la modelo soltando un gruñido de furia y comenzando a alejarse de ese hombre.—Que… intensa —murmura el empresario sin ser capaz de comprender la reacción desmedida de la mujer, no cree haber dicho algo que no fuera verdad, aunque reconoce que quizás debería haber modulado un poco sus palabras.Julieta estaciona su auto frente al café en el que su agente la ha citado, mirándose en el retrovisor se asegura de que el poco maquillaje que lleva puesto no necesite un retoque. Fijándose puntualmente en el que ha usado para tapar sus ojeras, pues aunque la noche anterior volvió a su casa temprano, no fue capaz de dormirse hasta muy tarde al pensar en el cretino que había conocido en la galería. Probablemente debería haberlo olvidado desde el momento en el que salió de ese lugar, pero por alguna razón no ha podido quitárselo de la mente, esa frialdad e indiferencia con que la trató simplemente le resulta inaceptable, humillante, y ella no es de las personas que permiten que alguien la pase por arriba. Por lo que hasta desea ser capaz de volver a encontrarlo para poder decirle un par de cosas que esa noche no se atrevió para no armar un escándalo.—¡Julieta, eres tú! —exclaman emocionadas un par de muchachas al ver a la modelo bajar del vehículo.—Sí, soy yo, ch
—¿Así que te encargarte de espantar a dos bellas mujeres con las que podrías haber pasado una gran noche? ¡Mi amigo tú no tienes remedio! —resopla Daniel con molestia caminando junto a su compañero por los pasillo de la Agencia.—Solo fui sincero con ellas, no creo que alguien debiera reaccionar de esa manera solo por escuchar la verdad —se excusa Ariel encogiéndose de hombros con indiferencia.—¿Sincero? ¡Ellas no quieren sinceridad, amigo, solo desean que le digan lo que quieren escuchar! Los políticos lo saben y por eso llegan a ser presidentes —reclama el amigo tomando un sorbo del vaso de café que lleva en la mano.—Y gracias a eso tenemos el mundo a punto de colapsar, siempre seré partidario de que la verdad debe ser dicha, aun cuando no quiera ser escuchada —afirma el empresario abriendo la puerta de su oficina.—Podrías intentar que fuesen verdades más sutiles, no hay necesidad de psicoanalizarlas, no las necesitas en un diván como si
—¿No crees que este vestido te quedará espectacular? —pregunta una mujer rubia tomando un hermoso vestido de noche negro.—¡No! ¡No quiero parecer una viuda, Stella, quiero algo más vivo, que nadie pueda quitar su mirada de mí! —responde Carolina arrugando la nariz con disgusto ante la propuesta de su amiga.—Ya hemos recorrido seis tiendas, amiga, sé que estás interesada en ser el centro de atención, pero aunque te pusieras una cortina quedarías hermosa. Tú eres de esas mujeres a las que todo les queda bien —insiste Stella que si bien le encanta ir de compras no quiere perder más tiempo considerando todo los que les resta para estar preparadas para el evento.—Gracias, amiga. Pero no me interesa tanto ser el centro de atención, solo me interesa la mirada de una persona, es por eso que tengo que encontrar el vestido perfecto. Es la primera oportunidad que tengo de estar en una especie de cita con él, y no pienso desaprovechar esta oportunidad —determina
Julieta suelta un largo suspiro cargado de nervios al estar frente a MarchetMax, el imponente edificio y lo que representa le provoca que las piernas le tiemblen. Ella es una mujer decidida que no le teme a nada, pero la trascendencia de este trabajo ha logrado hacerla sentir como la primera vez que recorrió una pasarela. Aunque sabe que debe tranquilizarse antes de cruzar la puerta giratoria y encontrarse con su nuevo jefe que le indicará lo que tiene planificado hacer, por lo que cerrando los ojos toma una gran bocanada de aire que luego exhala procurando volver a tener el control sobre sus emociones. Bajo ninguna circunstancia puede poner en peligro ese trabajo, no solo tendrá el efecto de una catapulta en su carrera, sino que podría llegar a opacar y finalmente hacer olvidar su ruptura con Pablo, si bien siempre habrá algún periodista atolondrado que lo sacará a relucir cuando hablen de ella, pero el efecto ya no sería el mismo.—Bienvenida señorita Berton, es un place
Carolina ingresa a la agencia dispuesta a encontrar a Ariel para ultimar los detalles del evento de esa noche, quiere asegurarse de que todo esté perfecto, tal y como le gusta. Ya ha conseguido el vestido con el que piensa impresionarlo, esperando que finalmente deje de verla solo como una mujer de negocios y pueda considerarla como su posible futura pareja. Pero al ingresar a la oficina se extraña de no encontrarlo allí., estaba segura de encontrarlo allí, sobre todo al saber que ella llegaría tarde por estar ocupada en los preparativos de vestuario ya que tiene que estar a la altura de lo que ese evento exige. Y más aun al estar trabajando en la publicidad de una marca de alta costura, ya que los ojos de todos estarán sobre ellos independientemente del trabajo de publicidad que estén realizando.—¿Dónde podrás estar? —murmura apretando los labios con cierta molestia, pensaba hablarle de su vestido, y del traje que había visto para él.Al husmear en los pa
—¿Y qué te parece? ¿Crees que será suficiente? —pregunta Carolina bajando por los escalones de la entrada de su casa con una gran sonrisa en su rostro casi sin maquillaje.—Sé ve bien —responde Ariel parado junto a su auto contemplando el hermoso vestido que marca sutilmente las curvas de la mujer, y que parece ser la combinación perfecta para su piel trigueña que parece brillar a la luz de los faroles de la calle.—¿Eso es todo lo que vas a decir? —reclama la mujer que lleva horas preparándose para impresionarlo.—De seguro serás de las mujeres mejor vestidas de la fiesta —acota el empresario a quien hacerle un cumplido le resulta extremadamente difícil.—Supongo que eso es el mayor halago que podría recibir de ti, tú también estás muy apuesto, solo espero que no las cazadoras de fortunas no hagan fila para intentar ligar a uno de los solteros más codiciados —replica Carolina con una sonrisa divertida en sus labios pintados de rojo.
Al levantar la vista, Julieta se sorprende de ver a su Jefe con la vista clavada en ella, una mirada que no puede descifrar, pero que al menos por unos segundos no parece ser la mirada fría que parece ser la única que tiene para todo el mundo. Por un momento intenta descifrar la razón de que la esté mirando de esa manera, pero al ver que él voltea el rostro al notar que ella la ha descubierto, el desprecio que siente por él vuelve a surgir con aún más fuerza. Probablemente la única razón por la que la ha mirado de esa manera es porque no considera que una simple modelo deba estar en ese evento donde los ricachones se cojean, lo cual sólo provoca en ella la decisión de ir hacia él y dejarle en claro que ella es tan digna de estar en ese lugar como cualquier otra persona.—Buenas noches señor Steinberg, al verlo he sentido la obligación de saludarlo, aunque tal vez sea una sorpresa verme en un lugar como este —consulta la modelo parándose firme delante del empresario que al
—¿Y bien, fuiste capaz de hallar algo interesante sobre esa modelo de cuarta? —pregunta Carolina al ver entrar a su asistente en la oficina.—Verifique cada una de sus referencias y todos hablando maravillas de ella, incluso miré cada uno de esos trabajos, videos, fotos, revistas, y realmente ha hecho un gran trabajo —anuncia la joven asistente acomodándose con nerviosismo sus gafas al saber que su jefa estará muy contenta de recibir esa noticia.—¿Así que solo has venido a decirme que no has sido capaz de cumplir con el trabajo que te encargué? —reclama la empresaria apretando los labios con disgusto, le encargó a la muchacha encontrar información que comprometida a Julieta, y así poder idear una manera de sacársela de encima. No solo por atreverse a desafiarla, sino por haber echado a perder su estrategia para comenzar su conquista de Ariel.—Hay algo… aunque no sé si sea lo que busca —comenta la asistente desesperada por complacer a su Jefa.