2. La aceptación.

La oficina se hizo pequeña para Gisselle, estar frente a ellos dos la hacía sentir diminuta y frágil, y no es que no lo fuese, pero nunca lo sintió tan fuerte.

—Yo… no entiendo nada —fue lo que salió de la boca de la mujer que seguía aferrándose al asa de su bolso.

—En primer lugar, necesito que me prometas que lo que se conversará aquí no será divulgado, necesito discreción de tu parte, tanto si aceptas como si no— ella subió y bajó la cabeza de manera apresurada confirmando su silencio—. Ahora. déjame te explico de una manera que no te sientas tan abrumada —Owen se sentó a su lado y tomándole una mano, la cual tenía fría como hielo procedió a calmarla para poder expresarse—. Sé que nos conocimos esta mañana, y a decir verdad, conozco un poco tu situación actual, más allá de tu hoja de vida —la chica lo miró extrañada y confundida—, sí, lo siento, pedí a Recursos Humanos tu información, y digamos que hice ciertas averiguaciones, leí que no eres casada, además vives sola sin compañeros, no ingresaste a ningún familiar en el seguro médico, así que suponemos estás por tu cuenta, también pido disculpas por investigarte fuera de la empresa…

—Es una manía de él —le habló el rubio que hasta ahora se mantuvo al margen—, no se lo tomes en cuenta, aunque debido a las excéntricas circunstancias... sí que era necesario.

—El caso es que, para hacerte el cuento corto, tengo cáncer y quiero tener un hijo lo antes posible.

—¡Owen!, no seas tan brusco, por favor, así no —Roy reprende al CEO, y esté voltea sus ojos con fastidio levantándose de la silla para darle espacio al rubio que es más sensible en cuestión de hablar—. Cariño, respira, lo que dijo Owen es cierto, sufre de linfoma de hodgkin y debe someterse a quimio y radioterapia, el asunto es que su sueño es ser papá y como puedes ver, yo soy su amigo casi hermano, pero no soy el candidato para cumplir con la tarea, eres la primera persona a la que le proponemos este alocado plan. Además, él no es mi tipo —concluyó el rubio en tono jocoso para destensar la situación.

Es imposible predecir el futuro, el más mínimo cambio en una decisión, puede llevarte hacia un lugar distinto. Para Owen, más que para Roy, todo dependía de la decisión de Gisselle, y para ella no será una de las fáciles, como lo es escoger que zapatos se pondrá hoy o si lleva el pelo suelto o recogido.

—Te estarás preguntando, ¿por qué no alquila un vientre de una persona que se dedica a eso? O buscan a alguien cercano a él para lograrlo… —Owen, quien se había levantado de la silla, hace rato, habló desde el vidrio de la ventana con vista al océano—. O quizá la opción más viable, ¿por qué no congela su esperma para esperar a la indicada? —el hombre se gira para enfrentar a la chica de mirada desconcertada y al rubio que lo ve con ojos de pena—. Quiero un hijo que sea mío, aunque parezca machista y retrógrado, de manera natural, quiero por lo menos uno que pueda decir sea sangre de mi sangre y que de alguna manera, esto sí lo hago de forma egoísta, si en un futuro vuelvo a recaer con esta m*****a enfermedad tener la posibilidad o la mera esperanza de salvarme a través de mi hijo, es por eso, que te ofrezco un millón de dólares.

La chica se llevó las manos a la boca con sorpresa, más que por la excesiva cantidad de dinero puesta en la mesa, fue por tan abrumadora verdad, para ella todo se resumió a convertirse en una incubadora de órganos para el tipo rico que no quiere morir. Roy como leyendo sus pensamientos se apresuró a explicar ciertas cosas de la declaración de Owen.

—No cariño, no pienses así, sé cómo se escuchó lo que dijo don gruñón, pero para serte sincero, tener un hijo es mucho más que eso para él, desde muy niño siempre deseó ser padre, y a pesar de una experiencia traumática en su juventud aún mantiene esa ilusión…

—Roy… —lo interrumpe Owen un poco ofuscado—, no creo que deberíamos contar todos nuestros secretos para que ella pueda tomar su decisión. Es simple, tu necesitas el dinero que te resolvería la vida entera, así no quedarte en la calle y poder pagar tus préstamos estudiantiles, o lo que sea y yo un hijo que, si medicamente estas bien, puedes proporcionármelo.

—N-No es así de fácil, tal vez para ustedes proponerle eso a alguien en mi situación les resulte igual a cambiarse de corbata —Owen endureció su expresión con el comentario de la chica e intentó hablar, mas, ella lo detiene con un gesto—, pero, aunque necesite el dinero de manera desesperada, es mi cuerpo, yo nunca… yo… —tenía demasiados pensamientos corriendo por su mente—, no creo poder, necesito un poco más detalle.

Roy se levantó para ofrecerle un poco de agua y darles un respiro, la tensión en la oficina podía cortarse con una hojilla.

—De acuerdo, haz las preguntas. —Owen, fue al grano, era un hombre que le gustaba resolver las cosas rápido y si complicaciones, un toma y dame y listo.

—Cómo se-sería el proceso, es decir, si-si acepto… ¿qué pasará a continuación…?

—Bueno, aún no hemos ideado nada más allá de la propuesta, pero de manera irrevocable estarás viviendo en casa de Owen, mientras puedes ir y venir a tu antojo, excepto los días en los que ya sabes, tu fábrica esté funcionando, cubriríamos todos tus gastos a parte del dinero que fijaremos por la subrogación, ya que al nacer firmarías los papeles de la patria potestad.

—¿Y e-el procedimiento? —con esta pregunta a Gisselle se le subieron los colores imaginándose escenas no aptas para menores.

—¿Procedimiento…? —inquirió Owen sin comprender en un principio a lo que se refería, no al menos hasta que vio sus mejillas arder como el fuego vivo.

—Owen, no la avergüences —lo reprendió el rubio notando también el rubor de la chica—, cariño, lamento decirte que en ese aspecto Owen sí es un macho retrógrado y quiere hacerlo a su manera, a la vieja usanza, pero en su defensa puedo asegurarte, que será por lo menos divertido —Roy se rió a carcajadas intentado una vez más relajar la situación con sus bromas.

La chica se levantó como accionada por un resorte al comprender que no sería una inseminación médica, sino todo lo contrario. En realidad, estaba sopesando la posibilidad de aceptar a pesar de nunca haber intimado con ningún hombre, pero, de paso, siendo así, el feto sería también su hijo.

—Y-Yo de-debo pensarlo…, ¿puedo pensarlo…?

—Claro que puedes, pero no tengo tiempo Gisselle, recuerda eso…

***

Pasó una semana, siete días en los cuales el dolor abdominal de Owen aumentó debido al estrés añadido por la espera, se encontraba irritable y mucho más gruñó de lo normal. Se prometió no ir a la cafetería de la empresa para que Gisselle no se sintiera presionada; sin embargo, de vez en cuando se encontró yendo en su dirección para robar pequeños vistazos de la chica, era hermosa, delicada y se le veía desenvuelta y tranquila, no iba a negar que esa aura fue lo que lo impulsó a hacerle la propuesta, en el fondo, la chica le gustaba.

Al final de la tarde de ese viernes, por fin el teléfono le sonó con la llamada que esperaba.

—¿Gisselle…?

—Sí, soy yo... y sí, acepto.

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