Capítulo 2

Encontrar un empleo bien pagado era difícil, nunca imaginó que terminaría de mesera en una cafetería como su madre pero, sin un título universitario no podría trabajar en un bufete de abogados o al menos no sin ninguna "palanca" para mínimo ser asistente.

Con ahorros de casi tres semanas estaba lista para buscar un apartamento que se ajustara a sus posibilidades.

Esther y Lizzie se sentaron en una banca en el patio de la universidad - ¿Porque éste departamento es tan económico? - Dijo mientras miraba un anuncio en su móvil.

La mejor amiga tomó el celular y observó cada foto del edificio - Míralo, es bastante viejo. Seguro es por eso -

- Bueno la colonia tampoco es de abolengo, pero al menos es mejor que dónde crecí - Ambas rieron.

A lo lejos un par de jóvenes las escucharon reír llamando su atención. La mirada de Lizzie con la de uno de los chicos se cruzó, el joven tomó sus cosas y se marchó junto a su compañero - ¿Aún no te habla? - Preguntó Esther al escuchar a su amiga dar un largo suspiro.

- No, pero la verdad lo entiendo. Creí que era buena idea llevar a Max a comer a casa en vacaciones pero carajo, mi madre empezó a interrogarlo como si fuera una trabajadora social haciendo un estudio socio económico y Randy se comportó como si fuera novio mío, no de mi madre. Hijo de puta me celó tanto y lo trato tan mal que me disculpé mil veces con Max -

- Y aún así no volvió a llamarte. Año y medio de relación se fueron a la basura gracias a que no comprendió que tú familia apesta. Lo siento mucho, amiga -

- Bueno - La chica sonrió para intentar verse optimista - Una preocupación menos. Seguro me iba a engañaba con Olivia y yo sin asistir a la universidad, no me enteraría -

- Sabes que yo te mantendría al tanto - Sonrieron.

Había hecho varias citas para ver algunos cuartos pequeños de una sola pieza, en barrios peligrosos. La mayoría tenían humedad en las paredes, el techo goteaba, uno infestado de ratas y el último compartía casa con vendedores de drogas.

Recordó aquel edificio viejo con rentas económicas, un poco más elevado al precio de los pequeños cuartos, pero tampoco era tanto, tan solo unos 25 dólares más y la zona era un poco más tranquila - No pierdo nada con ir a verlos - Se dijo a sí misma.

Envío un mensaje al W******p que venía en el anuncio esperando ver el lugar al día siguiente cuando respondieran, pero casi de inmediato fué contactada por llamada por la agencia. Era una mujer madura la que le daba el aviso de que podía verla en una hora para mostrar el lugar disponible - Wow que rápido. Bien, creo que iré a comer mientras tanto -

Al cominar por las calles vió en un bar un letrero donde buscaban mesera para fines de semana, únicamente sábado y domingo, justo el par de días que le sobraban. Lo pensó un instante, volteó a ver a todas direcciones, rascó su nuca y entró solo por curiosidad.

- El horario es de 6 horas, menos de lo que marca la ley - Explicaba el viejo bartender, dueño del local - De 8pm a 2 am. La paga es de 30 dólares por noche más propinas que, bueno eso ya depende de ti -

- Ammm... - La chica observó el lugar - ¿Solo es atender mesas cierto? -

El hombre la miró de pies a cabeza - Asi es. Solo es llevar en las charolas - Señaló la barra - Cervezas o botellas, vasos, botana y ya. No tienes que sentarte en las piernas de nadie, ni nada de eso. Esas cosas no se hacen aquí, los clientes ya traen sus putas de afuera - Carcajeó el viejo.

- Bien. Pues, muchas gracias - Dio media vuelta.

- Si te animas, el empleo es tuyo cuando quieras - Mencionó el hombre antes de que la chica saliera por la puerta.

Miró el reloj, tenía solo 30 minutos para llegar al edificio. Pasó rápidamente por un puesto ambulante y compró un par de tacos, los comió mientras caminaba a su encuentro con la mujer de la agencia.

Antes de cruzar la calle vió a una mujer peliroja de traje sastre, un portafolios y algunos papeles en sus manos esperando fuera del complejo - ¡Diablos! - Corrió al cruzar la calle - Lo siento, se me hizo un poco tarde. Es que me detuve a comprar algo de comer y... -

- Tranquila, tiene solo 2 minutos que llegué. Ven, te enseñaré el departamento - Abrió la puerta del zaguán - Está en el segundo piso -

El edificio solo era de 3 pisos. La planta baja tenía un departamento grande donde vivía una familia con 3 hijos. Una pelota y un triciclo adornaban el pequeño patio con tragaluz. Subieron. El segundo y el tercer piso eran para dos departamentos cada nivel. Cada departamento contenía espacio para sala de estar, una cocina con área de lavado y una recámara con baño. Al fondo de la sala había una puerta que llevaba a un enorme balcón que estaba al frente del edificio.

Esa última cosa había llamado totalmente su atención. Comenzó a recordar cuando era una pequeña niña de solo 4 años. Sus padres aún vivían juntos y la pasaban peleando y gritándose, no era tan diferente como lo hace su madre con sus novios, pero con su padre eran peleas dolorosas. Él estaba listo para madurar y Concepción, su madre, solo quería ir de fiesta y beber hasta perder la conciencia. Ella miraba por la ventana cada vez que escuchaba las discusiones, veía el edificio de enfrente, era bonito, moderno y lleno de luces en cada balcón que reflejaban en los grandes ventanales familias felices.

- ¿Que te parece? -

- ¡Wow! es lindo pero ¿El precio del anuncio es correcto? Bueno, en las fotos el edificio se ve viejo pero ahora que lo veo en persona, me parece que el precio es un error -

La mujer interrumpió - Oh si, lo siento. No he podido corregir el anuncio -

- Era tan bello para ser real - Pensó Lizzie.

- Esas fotos son de hace unos meses atrás. El edificio fué vendido y el actual dueño lo renovó por dentro y por fuera, dejando el lindo color amarillo en su fachada. También dejó la renta al precio que tenía antes de ser mejorado. Entonces, dime ¿te quedas con el último departamento disponible? -

- Por supuesto - Respondió la chica con una enorme sonrisa. Caminó hasta aquella puerta del fondo, la abrió y salió a respirar el aire húmedo gracias al clima nublado de la ciudad. Miró el piso de arriba, el balcón estaba lleno de masetas y plantas, señal de que ahí vivía gente mayor. Su mirada pasó por el balcón del segundo piso, justo afuera de la puerta de a un lado. Había una mesa de jardín con medio cigarrillo a fumar sobre un cenicero, al lado una lata de cerveza vacía - Vaya eso parece -

- ¿Firmamos el contrato? - Preguntó la mujer interrumpiendo sus ideas.

Ya nada la haría retroceder. Había encontrado el lugar perfecto - Si, claro -

Volvió a la universidad y con una enorme sonrisa le dió la increíble noticia a su mejor amiga - ¿Y cuando te mudas? -

- Mañana mismo. Compraré una cama con un cómodo colchón y listo, por el momento seran mis primeros muebles -

Ambas chicas se abrazaron, sería su última noche como compañeras de habitación pero prometieron no dejar de verse, aunque sea en ocasiones especiales.

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