Capítulo 7

Los días siguientes Lizzie evadió a su vecino, el resto de la semana fingió no conocerlo. Estaba molesta.

El día sábado por la mañana encontró una nota bajo la puerta trasera que decía:

"Perdón por lo del otro día. Te hice el pay de limón, lo dejaré sobre la mesa de jardín. Espero que te guste, mi amor. Besos. Timothy".

Se sentó, sonrió y se comió el postre. En verdad estaba delicioso.

En la noche, al llegar al bar vió a varios carpinteros en una esquina trabajando. Se acercó a Mireya, una de sus compañeras meseras a preguntar - ¿Que está pasando? -

- El jefe dice que pondrán un escenario para música en vivo y un par de mesas de billar. Igual creo que cambiará la rockola por una más moderna y con música en general, no solo country y esas cumbias viejas -

- Que bueno, ya no atenderé mesas de manera aburrida - Ambas asentaron y rieron.

El día martes, después de trabajar en la cafetería y de darse un baño, la chica se sentó en su sofá, tomó la nota que había dejado el rizado días atrás. Ella sonrió al volver a leerla. De pronto la puerta trasera fue tocada. Escondió la nota entre uno de sus libros y después abrió la puerta.

- ¿Te gustó el pay? Fué mi mensaje de paz -

Ella se encogió de hombros - Mmm... - Ondeó su mano - Mas o menos -

El joven sonrió y negó con la cabeza - ¿Podemos seguir viendo la serie? -

- Tengo que ir a buscar mi estufa -

- Yo puedo acompañarte. Claro, solo si quieres -

La chica suspiró. En su cabeza recordaba que esa era su idea principal, antes de ver cómo a Tim se le había olvidado que habían quedado de pasar la tarde juntos la semana pasada - Esta bien. Voy por mi suéter y te veo en la entrada en 5 minutos - Cerró la puerta y después salió por enfrente.

Tardaron al menos 1 hora y media en la tienda viendo ropa, juguetes, videojuegos y al final por fin se dirigieron a la zona de electrodomésticos. Eligieron una pequeña y bonita estufa, subieron al camión junto a los cargadores y volvieron al apartamento. La chica abrió la puerta y dejó entrar a los trabajadores, Tim entró detrás de ella y se sentó en el sofá mientras ella les señalaba dónde conectar la estufa.

Los empleados se retiraron, cerró la puerta detrás de ellos y al girar lo vió ahí muy cómodo - Ven, te invito a tomar asiento en tu sofá -

Ella sonrió nerviosa - Gracias, que amable -

- Tienes un bonito sofá, es muy cómodo y suave -

- Lo es - Respondía mientras sus mejillas se tornaban carmesí.

El rizado sacó su celular y puso "Mount Everest" de Labrinth en Spotify. Ella quedó pensativa, pero en cuanto el chico puso sus manos sobre sus hombros lo miró con extrañeza, a lo que él respondió - Tranquila, solo voy a darte un masaje. Estás muy estresada -

La jovencita tragó saliva, lo pensó un momento y se dejó fluir. Sujeto su cabello en forma de chongo.

Timothy presionaba firme pero con delicadeza, tratando de no lastimarla. Bajó sus manos pasando la yema de sus dedos por su espalda hasta llegar a su cintura y de nueva cuenta subió hasta sujetar su cuello, eso erizó la piel de Lizzie y él pudo notarlo. Acercó su rostro hasta su cuello y dió un ligero beso, después tomó su rostro para que ella pudiera verlo a los ojos.

- ¿Que haces? -

- Ya te dije, solo estoy dándote un masaje -

- ¿Con final feliz? - El chico sonrió - No soy una fan, recuérdalo -

- Lo sé - Pasó la yema de su pulgar por los carnosos labios de la chica, lentamente - Y es por eso que me gustas. Entre más me rechazas, más me dan ganas de estar contigo. Es como una adicción - La mirada de la chica apuntó a los labios de Timothy mientras relamía sus labios y él a su vez miró los labios de ella. Pronto el chico hizo el primer movimiento y se acercó lo suficiente como para sentir la respiración de su vecina, la cual sentía que su corazón se salía de su pecho, latía tan rápido que los dos podían escucharlo palpitar. Sus labios apenas se tocaron cuando el celular de Liz sonó. Ella retrocedió, sacó el móvil de su bolsillo y vió que la pantalla decía "Max". Él sabía bien quien era, ya habían hablado sobre él antes - ¿Vas a contestar? -

Ella suspiró - Lo siento, dame un minuto - Se levantó del sofá y caminó hacia la puerta trasera para salir al bralcón y contestar - ¿Max? -

Del otro lado de la línea el rubio habló - Hola Lizzie ¿Como estás? -

- Bien, gracias ¿Pasa algo? -

- Ah, bueno... En realidad yo... He estado pensando en ti estos días y quería saber si estás bien -

- Si, si estoy bien - La chica rascó su nuca.

Timothy caminó hasta la puerta y se recargó en el marco para poder escuchar la charla, la jovencita no se dió cuenta.

- Oye, quiero disculparme por lo que pasó. Yo, no supe cómo lidiar con la tensión. En verdad me arrepiento, soy un imbécil -

- Si bueno, te comprendo un poco. Sé que es difícil pero... Si eres un imbécil -

Al otro lado se escuchó la risa de Max - ¿Crees que haya una manera de poderlo remediar? -

- No lo sé, tu dime -

- ¿Puedo invitarte a comer? -

Ella lo pensó por un instante y después respondió - Solo si es comida china - Mordió su labio.

- Claro, ya se cual es tu lugar favorito ¿Mañana está bien? -

- A las 6 pm. Bien te veo afuera del restaurant. Bye -

Cuando ella giró vió al rizado ahí parado detrás de ella - Vaya, así que verás a tu ex -

- Bueno, solo quiere disculparse -

- Creí que ya salía con alguien -

- No es como que vayamos a volver -

Timothy caminó hasta su puerta - Espero no levantar tus pedazos cuando vuelva a lastimarte - Lanzó un beso mientras guiñaba un ojo - Aquí estaré cuando necesites un hombro para llorar, mi amor -

No es que ella esperara volver con Max, pero tampoco quería que aquello que estuviese pasando con su vecino escalara hasta enredarse en una situación confusa dónde podría salir con el corazón roto, aunque, salir con su ex novio era una situación similar.

Al día siguiente, en el restaurante de comida china, mientras comían, charlaban - ¿Una cafetería? - Preguntó el rubio.

- Si, por el centro. Y los fines de semana en un bar, el Hangar para ser exacta -

- ¿Un bar? ¿Acaso tu... -

La chica interrumpió de inmediato - No, solo soy una mesera ¿Okey? -

- No dije nada - Max la observó, su mirada era casi como juzgandola. Así era él, siempre pensando mal sobre los demás - Y ¿Que tal el departamento nuevo? -

El rostro de la chica se iluminó, estaba emocionada por hablar de su nuevo hogar - Es perfecto, me encanta. Aún me faltan muchas cosas por comprar pero el balcón es hermoso, eso compensa todo. Y en general, es muy tranquilo el edificio, la mayoría de los vecinos trabajan y he hecho un amigo, es divertido pasar el rato con él -

El rubio la miró fijo - Vaya, se nota que estás muy feliz -

- Lo estoy -

- ¿Y solo has hecho un amigo? -

- Si, es con el que he pasado más tiempo -

Al salir del restaurante, la chica caminó adelante de Max y él la abrazó por la cintura, girando su cuerpo - Te he extrañado mucho -

Ella le sonrió, sujetó el rostro del chico con ambas manos, lo miró a los ojos y le dió un ligero beso - Yo también he pensado en ti -

Rápidamente el rubio pasó su mano por la nuca de la chica y le regresó el beso, pero de una manera fuerte, llena de pasión y deseo. Sus lenguas peleaban salvajes en una batalla por llenar de lujuria a su ex novia. Al separarse, Max señaló con la mirada la acera de enfrente - ¿Entramos? -

Lizzie apuntó su mirada al edificio que su ex había señalado, era un hotel.

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