Ocho meses después…
Dan está en la oficina, revisando un caso bastante importante contra una empresa que no pagó las prestaciones a sus empleados por dos años, acusando problemas económicos, mientras que las utilidades dieron cuenta de lo contrario.
Con una mano va revisando los antecedentes, mientras que con la otra sostiene a su pequeña Diane Kate Abbot, su nena que tiene poco más de un mes de nacida. Keylen ha ido a la consulta médica, para comprobar que todo va bien con ella luego del parto.
Daniel está asistiendo a la guardería, la misma a la que Ethan va con las gemelas de John. Se han hecho amigos inseparables, pero ha quedado claro que Ethan será el esposo de Victoria y Daniel se quedará con Amelia, a como dé lugar, porque esa niña al único hombre que permite cerca es a su padre, a los demás les huye como el ácido.
El bus escolar se detiene en la parada y la chica camina animada a su casa, donde su madre y su hermano mayor la esperan.Su padre llegará más tarde, como cada día. Su trabajo a veces le demanda más tiempo de lo normal y a veces suele perderse por varios días, pero a su familia no le falta nada. Nadie se queja por eso y cuando consigue algún día libre, lo disfrutan en familia con cualquier actividad recreativa.Saca las llaves de su bolsillo, pero se da cuenta que la puerta de la casa está abierta, arruga el ceño porque eso no es usual. Entra con cierto recelo, escucha el sonido de un cuerpo caer seco al suelo y eso le activa todas las alarmas.Se esconde en el espacio oscuro que hay bajo la escalera, dirige su mirada a la sala donde se reúnen a ver alguna película cada fin de semana, pero esta vez la escena que allí se desarrolla es mil veces peor que la película de terro
Dan Abbot para ella era solo un cliente más, pero uno de los que mejor pagaba, así que si el tipo le pedía que saltara en bungee desde la estatua de la libertad, ella estaba más que dispuesta a hacerlo, ya que gracias a trabajos como esos ella podía pagar a su gente.-¡Díaz! – grita en cuando llega a su oficina y un hombre de metro ochenta, corpulento y con cara de pocos amigos se para en la puerta -. Hay trabajo – el hombre asiente y ella sube los pies al escritorio -. Tenemos que averiguar si alguien estuvo pasando droga en el centro Jackson anoche.“Es muy importante que metas a los mejores en esto, porque ya sabes quién está a cargo de la mayor distribución de dr0ga en la ciudad y no quiero meter a los chicos en la boca del lobo.-¿Algún síntoma de esa basura?-Deja a la víctima consciente, pero sin voluntad. No es anestésico, ni a
Al día siguiente que Alfa lo rechazara por… quién sabe, ¿la vaquillonésima vez? Matías está haciendo una ronda preventiva con su compañero, el oficial Booth.-Anoche tenía ganas de irme de fiesta, pero mi novia no me dejó. A veces extraño la soltería.-No te quejes – le dice Matías dando la vuelta por la calle y mirando a todos lados -. Algunos desearíamos tener una mujer que nos controle y seríamos más felices.-Entonces te la regalo, ¡llévatela! – Matías se ríe, pero la actitud sospechosa de un hombre lo hace detenerse -. ¿Ya?-Sí.Booth sabe reconocer cuando Matías encuentra a un sospechoso y muy rara vez se equivoca, es como si tuviera el olfato desarrollado para los criminales. Booth toma la radio y avisa a la central.-Atento central, aquí oficial Booth, tenem
Al llegar a la estación de policía, Matías y su compañero entran riendo por las ocurrencias de Booth, porque nada habla en serio y siempre termina metido en problemas con su novia.-Un día de estos vas a llegar a casa y pasará una de dos: o ella ya se fue o tu maleta en la puerta.-¡Toco madera! – dice golpeando la puerta -. Puede ser una bruja celosa y descontrolada, pero es la mujer que amo… si se va, yo me voy con ella.-Si se va, es precisamente porque ya no quiere estar contigo… ¡Bruto! – le dice la oficial Wilson riendo -.-Oye, Wilson – le dice Booth -. Tú eres mujer.-Oh… por dios… Llamen al comisionado para que te suba de puesto – le dice ella con sarcasmo, mientras cubre su rostro como si fuera sorpresa -.-¿Por qué una mujer se molesta cuando un hombre que trabaja todo el día, se queda dormido mient
Unos días después, a unos kilómetros de allí, Dan mira por la ventana, pensando en las penas que su amigo está pasando, todo por su culpa.Mira el cielo de la ciudad y se le antoja un café.Se mete las manos a los bolsillos y le pide a la señora Dorothy que avise que saldrá un momento. Se va directo a su auto y conduce en dirección a la cafetería donde sirven ese café que le gusta, con un toque de naranja.Por la hora, no hay muchas personas, así que entra sin problemas y encuentra una mesa disponible. Pide su café favorito y un par de donuts. Mira por la ventana del lugar y ve a varias personas pasar por allí, hasta que entra una mujer con una larga cabellera castaña, unas gafas de color azul y una bellísima sonrisa.Ocupa la mesa que está frente a él y por un instante sus ojos se cruzan, cuando se acercan a tomarle el pedido, Dan
-¿Y ahora qué harás? – le pregunta Díaz al ver su expresión sombría, esa que le dice todo lo que su mente está tramando -.-Llamar a Abbot, quiero saber si dejará todo hasta aquí o si puedo contar con él.-¿Le pedirás ayuda para borrar a Bowman?-Díaz… sabes que yo no confío en los abogados y ni de chiste le pediría ayuda a uno, mucho menos a Abbot.-Junto a Finnick, son los mejores abogados de la ciudad.-Puede ser el mejor del mundo, pero un hombre que gusta enredarse con una mujer diferente casa día no me inspira confianza.-Aun así, le dirás lo que encontraste – le dice el hombre y ella lanza un bufido -. No lo harías si no confiaras en él.-No me queda de otra, además, trabaja con Finnick y ese sí que es de confianza, se quedó viudo y nunca más s
Los días han ido pasando y la información que Alfa está consiguiendo acerca de Henry, su familia, sus negocios y su gente es en verdad muy interesante.Pero todo eso se fue por el drenaje cuando Díaz le dijo que Matías había pedido el traslado a Nueva York.Alfa creía que era por ella, para estar más cerca y conquistarla, porque últimamente Matías estaba más insistente que nunca, pero nosotros no sabemos de eso, porque ella no respondió el teléfono ni una sola vez.Lo cierto es que no es del todo correcto, porque en el momento en que Matías supo que sería tío y que las circunstancias en que su hermana quedó embarazada no eran las mejores, sin duda supo que debía estar con ella lo más cerca posible.Y esa cercanía con su hermana, podía ayudar a acercarse a Alfa.No se la podía sacar de la mente, so
Decir que no le estaba gustando aquel contacto sería mentira, pero decir que le gustó la manera en que Matías se aprovechó de aquel desafío, era una equivocación.Una que corrigió en cuanto el chico se separó de ella un poco y le estampó una sonora cachetada en el rostro, la misma que le dejó la mano enrojecida y adolorida unos segundos.-Yo no te dije que me besaras… - siseó mirándolo con fiereza -. No tienes mi permiso para hacerlo.-Creí que tu coqueteo constante me lo había dado, en especial aquel del último entrenamiento.-Te equivocas. Soy una mujer que sabe lo que quiere. Si quiero un beso – se pone de pie y se para frente a él -. Te tomaré de la camisa así… - aferra sus manos a la tela y lo acerca a su rostro -. Y luego…Nada.Matías traga en seco cuando Alfa se queda a unos e