Dan Abbot para ella era solo un cliente más, pero uno de los que mejor pagaba, así que si el tipo le pedía que saltara en bungee desde la estatua de la libertad, ella estaba más que dispuesta a hacerlo, ya que gracias a trabajos como esos ella podía pagar a su gente.
-¡Díaz! – grita en cuando llega a su oficina y un hombre de metro ochenta, corpulento y con cara de pocos amigos se para en la puerta -. Hay trabajo – el hombre asiente y ella sube los pies al escritorio -. Tenemos que averiguar si alguien estuvo pasando droga en el centro Jackson anoche.
“Es muy importante que metas a los mejores en esto, porque ya sabes quién está a cargo de la mayor distribución de dr0ga en la ciudad y no quiero meter a los chicos en la boca del lobo.
-¿Algún síntoma de esa basura?
-Deja a la víctima consciente, pero sin voluntad. No es anestésico, ni alucinógeno.
-Ya me imagino para qué lo pueden usar – dice el hombre con desprecio -. Me encargaré de m****r a los mejores. Por cierto, tienes visitas.
-¿Yo? pero si ni siquiera tengo amigos.
-Es uno de los chicos, dice que necesita hablar contigo sobre tu padre.
-Que entre de inmediato – le dice ella poniéndose de pie y acercándose a la mesita donde reposa una bandeja con cuchillos -.
Toma uno de los cuchillos y lo lanza a la pared, algo que hace cada vez que alguien le dice que tiene información acerca de su padre, porque siempre es algo que no le sirve.
Esta vez le corresponde a Gamma, uno de los líderes de su organización que se encarga de espiar para ella. Ella ni siquiera lo mira, pero en cuanto ve que toma uno de los cuchillos y revisa el filo de la hoja, el hombre comienza a hablar.
-Llegamos a uno de los soplones que tenían la organización donde estaba tu padre, me dijo que ese día nadie estaba en sus puestos, por un…
-Supuesto llamado de ataque de la policía a la base – le dice ella terminando por él -. No me estás diciendo nada que no sepa, Gamma y eso no me gusta – le dice acariciando el cuchillo, para después lanzarlo a la pared -.
-Sí, pero este hombre me dijo quién hizo esa llamada – ella solo levanta una ceja y vuelve a tomar otro cuchillo -. La llamada la hizo Peter Barrick…
-¿El compañero de mi padre? – dice ella con sorpresa -. Eso es imposible.
-Lo es. Al parecer, tu padre ese día se iba a reunir con alguien importante, pero esa llamada hizo que se replegaran en la base. Cuando se dio cuenta que faltaban miembros indispensables, el jefe lo mandó a buscarlos, pero al parecer tu madre lo llamó.
-Sí, lo poco que habló mi madre aquel día fue que había unos hombres rondando la casa y que le avisó a mi padre. En ocho años, no dijo una palabra más de eso – ni de nada -.
La madre de Alfa, luego de perder a su esposo y su hijo, se quedó en un estado de fuga casi eterno. Solo hace dos años volvió a comunicarse, pero de aquel día no ha mencionado nada.
Alfa toma otro cuchillo, dejando uno en cada mano y los lanza a la pared. Uno le atina al blanco y el otro cae al suelo.
-Nunca consigo atinarle a los dos juntos – dice ella con molestia -.
-Es porque no eres lo suficientemente buena – eso la hace enfurecer y lanza uno de los cuchillos sin mirar hacia Gamma, rozándole la parte superior de la oreja -. ¡Estás loca!
Alfa toma un cuchillo en cada mano y los lanza en su dirección, uno le engancha la chaqueta de cuero y la otra una parte del pantalón.
-Al parecer soy muy buena, solo me falta algo más de motivación – le dice con la voz calmada, pero todo en ella le da alerta de peligro a Gamma -. Nunca digas que no soy buena en algo ni mucho menos me vuelvas a faltar el respeto – se acerca a él y quita los tres cuchillos de la pared -. Loca estoy, es cierto, pero no sabes cuánto y eso es muy peligroso.
-No deberías tratar así a tu gente – le responde con la voz temblorosa, limpiándose la sangre -.
-Pues mi gente no debería dudar de mis capacidades – le dice ella muy cerca de su rostro -. Ahora vete, hay trabajo que hacer y Díaz tiene los detalles.
Alfa se gira para limpiar sus cuchillos, mientras el hombre la ve con desprecio antes de salir de allí.
El teléfono de Alfa indica un mensaje, al revisarlo ve que es Matías, invitándola por enésima vez a salir por la noche.
-Este niño bonito no se cansa de los rechazos – dice con un suspiro cansado -. Al final un día seré yo quien se canse – saca los otros cuchillos que estaban en la pared -. Y termine borrándolo de mi vida.
Pero ella no hace eso.
Solo borra a los traidores y a los enemigos, a esos hay que sacarlos de la faz de la tierra, para que sencillamente no vuelvan a hacer de las suyas y le dañen sus planes.
-Estoy aquí por una razón… no se me puede olvidar.
Con su mantra de cada día, se va a la ducha para quitarse el sudor del entrenamiento y luego ir a casa, a ver qué de bueno le entrega el cable.
Al día siguiente que Alfa lo rechazara por… quién sabe, ¿la vaquillonésima vez? Matías está haciendo una ronda preventiva con su compañero, el oficial Booth.-Anoche tenía ganas de irme de fiesta, pero mi novia no me dejó. A veces extraño la soltería.-No te quejes – le dice Matías dando la vuelta por la calle y mirando a todos lados -. Algunos desearíamos tener una mujer que nos controle y seríamos más felices.-Entonces te la regalo, ¡llévatela! – Matías se ríe, pero la actitud sospechosa de un hombre lo hace detenerse -. ¿Ya?-Sí.Booth sabe reconocer cuando Matías encuentra a un sospechoso y muy rara vez se equivoca, es como si tuviera el olfato desarrollado para los criminales. Booth toma la radio y avisa a la central.-Atento central, aquí oficial Booth, tenem
Al llegar a la estación de policía, Matías y su compañero entran riendo por las ocurrencias de Booth, porque nada habla en serio y siempre termina metido en problemas con su novia.-Un día de estos vas a llegar a casa y pasará una de dos: o ella ya se fue o tu maleta en la puerta.-¡Toco madera! – dice golpeando la puerta -. Puede ser una bruja celosa y descontrolada, pero es la mujer que amo… si se va, yo me voy con ella.-Si se va, es precisamente porque ya no quiere estar contigo… ¡Bruto! – le dice la oficial Wilson riendo -.-Oye, Wilson – le dice Booth -. Tú eres mujer.-Oh… por dios… Llamen al comisionado para que te suba de puesto – le dice ella con sarcasmo, mientras cubre su rostro como si fuera sorpresa -.-¿Por qué una mujer se molesta cuando un hombre que trabaja todo el día, se queda dormido mient
Unos días después, a unos kilómetros de allí, Dan mira por la ventana, pensando en las penas que su amigo está pasando, todo por su culpa.Mira el cielo de la ciudad y se le antoja un café.Se mete las manos a los bolsillos y le pide a la señora Dorothy que avise que saldrá un momento. Se va directo a su auto y conduce en dirección a la cafetería donde sirven ese café que le gusta, con un toque de naranja.Por la hora, no hay muchas personas, así que entra sin problemas y encuentra una mesa disponible. Pide su café favorito y un par de donuts. Mira por la ventana del lugar y ve a varias personas pasar por allí, hasta que entra una mujer con una larga cabellera castaña, unas gafas de color azul y una bellísima sonrisa.Ocupa la mesa que está frente a él y por un instante sus ojos se cruzan, cuando se acercan a tomarle el pedido, Dan
-¿Y ahora qué harás? – le pregunta Díaz al ver su expresión sombría, esa que le dice todo lo que su mente está tramando -.-Llamar a Abbot, quiero saber si dejará todo hasta aquí o si puedo contar con él.-¿Le pedirás ayuda para borrar a Bowman?-Díaz… sabes que yo no confío en los abogados y ni de chiste le pediría ayuda a uno, mucho menos a Abbot.-Junto a Finnick, son los mejores abogados de la ciudad.-Puede ser el mejor del mundo, pero un hombre que gusta enredarse con una mujer diferente casa día no me inspira confianza.-Aun así, le dirás lo que encontraste – le dice el hombre y ella lanza un bufido -. No lo harías si no confiaras en él.-No me queda de otra, además, trabaja con Finnick y ese sí que es de confianza, se quedó viudo y nunca más s
Los días han ido pasando y la información que Alfa está consiguiendo acerca de Henry, su familia, sus negocios y su gente es en verdad muy interesante.Pero todo eso se fue por el drenaje cuando Díaz le dijo que Matías había pedido el traslado a Nueva York.Alfa creía que era por ella, para estar más cerca y conquistarla, porque últimamente Matías estaba más insistente que nunca, pero nosotros no sabemos de eso, porque ella no respondió el teléfono ni una sola vez.Lo cierto es que no es del todo correcto, porque en el momento en que Matías supo que sería tío y que las circunstancias en que su hermana quedó embarazada no eran las mejores, sin duda supo que debía estar con ella lo más cerca posible.Y esa cercanía con su hermana, podía ayudar a acercarse a Alfa.No se la podía sacar de la mente, so
Decir que no le estaba gustando aquel contacto sería mentira, pero decir que le gustó la manera en que Matías se aprovechó de aquel desafío, era una equivocación.Una que corrigió en cuanto el chico se separó de ella un poco y le estampó una sonora cachetada en el rostro, la misma que le dejó la mano enrojecida y adolorida unos segundos.-Yo no te dije que me besaras… - siseó mirándolo con fiereza -. No tienes mi permiso para hacerlo.-Creí que tu coqueteo constante me lo había dado, en especial aquel del último entrenamiento.-Te equivocas. Soy una mujer que sabe lo que quiere. Si quiero un beso – se pone de pie y se para frente a él -. Te tomaré de la camisa así… - aferra sus manos a la tela y lo acerca a su rostro -. Y luego…Nada.Matías traga en seco cuando Alfa se queda a unos e
Alfa llega a “la cueva”, el nombre clave para su centro de operaciones. Al bajar del auto y caminar hacia su oficina, varios de los hombres se quedan con la boca abierta por la vestimenta de la mujer.-Es solo un vestido, señores, un cuerpo… seguro sus mujeres se ven igual que yo.Pero lo cierto es que nadie se ve como ella.Su estatura es la promedio para cualquier mujer, pero eso no consigue menoscabar su belleza. Su curvas bien pronunciadas y su seguridad al moverse, son dignas de una mujer fatal como ella.Al llegar a su oficina, Díaz la mira y se ríe, mientras ella se dirige a una puerta, que oculta un armario con varias cosas, entre ellas ropa. Es una precaución fundamental, para cuando quedan marcas en la ropa de los enfrentamientos y los interrogatorios, hay ciertos fluidos que no se pueden llevar a una cafetería o centro comercial.-Habla ya… me cortaste la velada con tremendo be
Tres ascensores tiene el edificio y aún así había que hacer cola para poder llegar a la fiesta.Alfa se dedicó a mirar a todos los presentes, era buena memorizando rostros y estos no eran particularmente difíciles.Una conversación le llama la atención y la obliga a mirar a Jake, que tiene cara de limón por los coqueteos de una mujer que va más adelante que ellos.-Escucha – le susurra ella -.“-Rickon nos prometió muestra gratis.-Si eso me sirve para meterle en la bebida a mi novia y c0gérmela de una vez… me apunto.-Lo mejor es que ni se enteran, al final es como si se hubiesen emborrachado…”Decir que Alfa les quería partir la cara, es poco. Bien podría aplicar el método Walton con estos miserables, pero no había venido a eso.Jake le da unos golpecitos en la mano para que no se la estrang