Al día siguiente que Alfa lo rechazara por… quién sabe, ¿la vaquillonésima vez? Matías está haciendo una ronda preventiva con su compañero, el oficial Booth.
-Anoche tenía ganas de irme de fiesta, pero mi novia no me dejó. A veces extraño la soltería.
-No te quejes – le dice Matías dando la vuelta por la calle y mirando a todos lados -. Algunos desearíamos tener una mujer que nos controle y seríamos más felices.
-Entonces te la regalo, ¡llévatela! – Matías se ríe, pero la actitud sospechosa de un hombre lo hace detenerse -. ¿Ya?
-Sí.
Booth sabe reconocer cuando Matías encuentra a un sospechoso y muy rara vez se equivoca, es como si tuviera el olfato desarrollado para los criminales. Booth toma la radio y avisa a la central.
-Atento central, aquí oficial Booth, tenemos un 10-10, cambio.
-Aquí central, en espera de más información. Cambio.
Matías se estaciona entre dos autos, uno de ellos es una camioneta bastante grande, que oculta la patrulla de la vista del sospechoso. Hace que Booth se baje por su lado y él hace lo mismo, para vigilar al hombre.
No pasan dos minutos, cuando ven que el hombre mira a todos lados, rompe el cristal de un auto y saca un bolso, para luego salir huyendo de ahí.
-¡Avisa a la central y corre! – le grita Matías a su compañero y sale corriendo detrás del ladrón -.
El tipo al verse descubierto, comienza a correr más rápido y en cierto punto, deja tirado el bolso. Matías le grita a Booth que lo tome, mientras sigue corriendo tras el sujeto, esquivando personas y vehículos, hasta que llegan a una zona poco concurrida.
El hombre va corriendo por las calles con todas las fuerzas que le quedan, en la desesperación, olvida por completo aquella ruta que ha tomado, un callejón sin salida.
Llega al final y mira hacia la única entrada… y la única salida, no pasan muchos segundos hasta que la figura de Matías, aquel hombre de brazos fuertes, ascendencia latina y ojos oscuros llega hasta él, como si la carrera no lo hubiese afectado.
-Por favor… yo no… yo no hice nada.
-Lo es lo mismo que dirá el dueño del auto al que le robaste – Matías se acerca lentamente y se acerca la radio -. Aquí Méndez, tengo al sujeto.
Alguien dice algo por la radio y Matías camina lento hacia el hombre.
-Escucha, yo no hice nada… - el hombre trata de levantar las manos -. Ese bolso en realidad era mío y alguien más me lo robó.
-Eso lo aclararás en la jefatura – el oficial Méndez saca las esposas y se las muestra al delincuente, quien al verse acorralado, saca un arma y le apunta al oficial, pero este es más rápido y le apunta con la suya -. Baja el arma.
-No, yo no volveré a la cárcel, no robé nada… ¡solo recuperé lo que es mío!
-Si no bajas el arma, irás a la cárcel de todas maneras – escucha los pasos tras él y levanta una mano para que no se acerquen -. Ponla en el suelo y diré que cooperaste con tu arresto.
-¡No entiendes! – grita desesperado, sin dejar de apuntar a Matías -. ¡Ese bolso es mío! ¡¡Lo necesito!!
-Muy bien, entonces solo deberás responder por los daños del auto, ahora baja el arma.
De pronto, tras el hombre y sobre el muro, ve el rostro de Booth aparecer. Debe buscar la manera de que el hombre baje el arma, así que en un acto totalmente arriesgado, él guarda la suya.
-Muy bien, yo ya no tengo arma, así que guarda la tuya para conversar.
-N-no, quiero – Matías ve que Booth ya está sentado en la pared, listo para lanzarse sobre el hombre, así que lo distrae -.
-¡Cuidado! – le dice apuntando a una esquina del callejón -.
El hombre mira hacia donde Matías le apunta y Booth aprovecha ese momento para caerle encima. Lo reduce, mientras Matías se acerca a él y lo esposa.
Luego de decirle sus derechos, se lo llevan a una de las patrullas que se han estacionado cerca, mientras el hombre no deja de gritar que ese bolso es suyo.
Booth se acerca a Matías, le coloca una mano en el hombro y le da unos golpecitos.
-Te odio, esta es la tercera vez que me tengo que trepar a ese muro este mes, te encanta acorralarlos.
-No es mi culpa que no conozcan su ciudad – comienzan a caminar hacia la patrulla, pero una llamada a su teléfono lo distrae -.
Al ver la pantalla, ve que es ella y contesta con una sonrisa.
-Vaya, es toda una sorpresa que sea tú quién me llama…
-¡Cállate! – lo interrumpe Alfa con un tono furioso que traspasa el móvil -. Ese hombre que acabas de detener… ¡Era mío!
-Bueno pues ahora es de la policía – le dice Matías con tono seco y bajo, haciéndole un gesto a Booth para que siga caminando -. Además, tu territorio es Nueva York.
-Mi territorio son los Estados Unidos, idiota y si digo que ese hombre era mío, pues lo es.
-Y qué, ¿ahora debo llamarte para saber si puedo atrapar a un ladrón?
-Eres un perfecto imbécil cuando quieres, lástima que seas tan lindo, pero con tan poco cerebro, Méndez.
Alfa corta la llamada y Matías no entiende de qué va todo eso que le ha dicho. Guarda el teléfono, frustrado y decide que luego de su turno, irá a desquitarse a un bar o a un gimnasio.
Camina para alcanzar a su compañero, pero este lo sorprende estacionando la patrulla.
-¿Acaso no me veo genial al volante? – le dice con cara de bobo y un codo en la ventana -.
-Mueve tu genial trasero al asiento de copiloto, yo soy el conductor – abre la puerta y al hombre no le queda más remedio que cambiarse de asiento -.
-No eres justo, tienes cuerpo de atleta en uniforme de oficial y para variar te quedas con el auto.
-Digamos que te hago un favor – Booth lo mira con el ceño fruncido y Matías se ríe -. Cuando tu novia te bote de la casa, ya tendrás experiencia en esas cosas.
-Ja. Ja. Ja… que gracioso.
Al final, los dos terminan riendo y conducen con dirección a la jefatura, para terminar con el proceso del ladrón. Matías quiere saber por qué ese hombre era importante para Alfa.
Al llegar a la estación de policía, Matías y su compañero entran riendo por las ocurrencias de Booth, porque nada habla en serio y siempre termina metido en problemas con su novia.-Un día de estos vas a llegar a casa y pasará una de dos: o ella ya se fue o tu maleta en la puerta.-¡Toco madera! – dice golpeando la puerta -. Puede ser una bruja celosa y descontrolada, pero es la mujer que amo… si se va, yo me voy con ella.-Si se va, es precisamente porque ya no quiere estar contigo… ¡Bruto! – le dice la oficial Wilson riendo -.-Oye, Wilson – le dice Booth -. Tú eres mujer.-Oh… por dios… Llamen al comisionado para que te suba de puesto – le dice ella con sarcasmo, mientras cubre su rostro como si fuera sorpresa -.-¿Por qué una mujer se molesta cuando un hombre que trabaja todo el día, se queda dormido mient
Unos días después, a unos kilómetros de allí, Dan mira por la ventana, pensando en las penas que su amigo está pasando, todo por su culpa.Mira el cielo de la ciudad y se le antoja un café.Se mete las manos a los bolsillos y le pide a la señora Dorothy que avise que saldrá un momento. Se va directo a su auto y conduce en dirección a la cafetería donde sirven ese café que le gusta, con un toque de naranja.Por la hora, no hay muchas personas, así que entra sin problemas y encuentra una mesa disponible. Pide su café favorito y un par de donuts. Mira por la ventana del lugar y ve a varias personas pasar por allí, hasta que entra una mujer con una larga cabellera castaña, unas gafas de color azul y una bellísima sonrisa.Ocupa la mesa que está frente a él y por un instante sus ojos se cruzan, cuando se acercan a tomarle el pedido, Dan
-¿Y ahora qué harás? – le pregunta Díaz al ver su expresión sombría, esa que le dice todo lo que su mente está tramando -.-Llamar a Abbot, quiero saber si dejará todo hasta aquí o si puedo contar con él.-¿Le pedirás ayuda para borrar a Bowman?-Díaz… sabes que yo no confío en los abogados y ni de chiste le pediría ayuda a uno, mucho menos a Abbot.-Junto a Finnick, son los mejores abogados de la ciudad.-Puede ser el mejor del mundo, pero un hombre que gusta enredarse con una mujer diferente casa día no me inspira confianza.-Aun así, le dirás lo que encontraste – le dice el hombre y ella lanza un bufido -. No lo harías si no confiaras en él.-No me queda de otra, además, trabaja con Finnick y ese sí que es de confianza, se quedó viudo y nunca más s
Los días han ido pasando y la información que Alfa está consiguiendo acerca de Henry, su familia, sus negocios y su gente es en verdad muy interesante.Pero todo eso se fue por el drenaje cuando Díaz le dijo que Matías había pedido el traslado a Nueva York.Alfa creía que era por ella, para estar más cerca y conquistarla, porque últimamente Matías estaba más insistente que nunca, pero nosotros no sabemos de eso, porque ella no respondió el teléfono ni una sola vez.Lo cierto es que no es del todo correcto, porque en el momento en que Matías supo que sería tío y que las circunstancias en que su hermana quedó embarazada no eran las mejores, sin duda supo que debía estar con ella lo más cerca posible.Y esa cercanía con su hermana, podía ayudar a acercarse a Alfa.No se la podía sacar de la mente, so
Decir que no le estaba gustando aquel contacto sería mentira, pero decir que le gustó la manera en que Matías se aprovechó de aquel desafío, era una equivocación.Una que corrigió en cuanto el chico se separó de ella un poco y le estampó una sonora cachetada en el rostro, la misma que le dejó la mano enrojecida y adolorida unos segundos.-Yo no te dije que me besaras… - siseó mirándolo con fiereza -. No tienes mi permiso para hacerlo.-Creí que tu coqueteo constante me lo había dado, en especial aquel del último entrenamiento.-Te equivocas. Soy una mujer que sabe lo que quiere. Si quiero un beso – se pone de pie y se para frente a él -. Te tomaré de la camisa así… - aferra sus manos a la tela y lo acerca a su rostro -. Y luego…Nada.Matías traga en seco cuando Alfa se queda a unos e
Alfa llega a “la cueva”, el nombre clave para su centro de operaciones. Al bajar del auto y caminar hacia su oficina, varios de los hombres se quedan con la boca abierta por la vestimenta de la mujer.-Es solo un vestido, señores, un cuerpo… seguro sus mujeres se ven igual que yo.Pero lo cierto es que nadie se ve como ella.Su estatura es la promedio para cualquier mujer, pero eso no consigue menoscabar su belleza. Su curvas bien pronunciadas y su seguridad al moverse, son dignas de una mujer fatal como ella.Al llegar a su oficina, Díaz la mira y se ríe, mientras ella se dirige a una puerta, que oculta un armario con varias cosas, entre ellas ropa. Es una precaución fundamental, para cuando quedan marcas en la ropa de los enfrentamientos y los interrogatorios, hay ciertos fluidos que no se pueden llevar a una cafetería o centro comercial.-Habla ya… me cortaste la velada con tremendo be
Tres ascensores tiene el edificio y aún así había que hacer cola para poder llegar a la fiesta.Alfa se dedicó a mirar a todos los presentes, era buena memorizando rostros y estos no eran particularmente difíciles.Una conversación le llama la atención y la obliga a mirar a Jake, que tiene cara de limón por los coqueteos de una mujer que va más adelante que ellos.-Escucha – le susurra ella -.“-Rickon nos prometió muestra gratis.-Si eso me sirve para meterle en la bebida a mi novia y c0gérmela de una vez… me apunto.-Lo mejor es que ni se enteran, al final es como si se hubiesen emborrachado…”Decir que Alfa les quería partir la cara, es poco. Bien podría aplicar el método Walton con estos miserables, pero no había venido a eso.Jake le da unos golpecitos en la mano para que no se la estrang
El sol la obliga a abrir los ojos y rezongar, tal como cuando no quería ir al colegio a los diez años porque un niño de su clase le tiraba el cabello. Eso se solucionó con un par de clases de su padre. Ahora, se soluciona con una taza de leche caliente que huele a gloria.-¿Dónde estoy? – pregunta Alfa sentándose en la cama y aceptando la taza que Díaz le extiende -.-En tu refugio – le dice él, tomando asiento un poco más cerca de ella, con una taza de café que huele a extra cargado -.-No me digas que me cuidaste toda la noche – bebe un poco y cierra los ojos para disfrutar ese sabor a chocolate y menta, la navidad en una taza -.-Quería ver con mis propios ojos lo que esa dr0ga hace. No podía irme sin saber que estarías bien.-¿Y qué más pasó?-Bueno, te demoraste al menos dos horas en dormirte de